NOTA DEL ADMINISTRADOR: Debido a un fallo en el antiguo servidor de imágenes habrá paginas en las que no se vean estas en su párrafo correspondiente, y ya que volverlas a poner todas en su sitio llevaría muchísimo tiempo se ha insertado al final de cada crónica un vídeo para poder verlas.
Marchamos de Bao Lac temprano, ya que nos espera un largo trayecto hasta Cao Bang de 175 km., por carreteras, que no son de las mejores.
No tardamos en sentir el frío en nuestras manos, cuando realizamos el ascenso a puertos de montaña, que llegan a los 1.500 metros. Aunque el paisaje, lo minimiza, a mi modo de ver, Maruxiña no es de la misma opinión, indicándome que pare un par de veces, para estirar las piernas, y dar saltos para entrar en calor, las mismas que aprovecho para hacer alguna foto desde un alto de montaña, aprovechando el descuido de la niebla, que no cesa de tapar las buenas vistas.
CARNE Y COL CONTRA EL FRÍO
Llegamos a Nguyen Binh, localidad, que ya sólo dista del destino 45 km., a la hora de comer. Decidimos hacerlo en un restaurante, que esté a cubierto del frío, haciéndolo, en uno cerca del mercado.
Probamos los mejores rollos de carne y hojas de col al vapor, que hemos comido en este país, junto con otros de arroz fritos, en compañía de un saltamontes, que se posa en los cubiertos.
Justo a la salida del pueblo, comienza lo que se va a convertir en todo un infierno de carretea, pues aún nos queda que pasar un puerto de montaña, y la carretera está en toda su extensión embarrada, por desprendimientos. Comenzamos el ascenso, y a los 15 km. tenemos una caída, no es nada grave, ni Maruxiña, ni la moto, ni el equipaje sufre daño, ya que lo amortiguo yo con mi codo y rodilla, los cuales sí sufren la rozadura del asfalto que hay bajo el barro . Maruxiña, en un primer momento, lejos de agobiarse, decide que hay que sacar una foto del momento, para tenerla de recuerdo.
Nos ponemos en pie, y apretando los dientes, continuamos camino, que cada vez es más duro para mí, ya que mi pantalón se ha rajado, y me escuecen las heridas.
REGATEANDO CON AYUDA ORIENTAL
Tres horas después, por fin llegamos a Cao Bang, con la noche ya encima, paramos en un café a la entrada de la ciudad. La chica que lo atiende, al ver el aspecto que tenemos, nos saca un barreño con agua caliente, para que por lo menos nos lavemos las manos, algo por lo que le estaré eternamente agradecido.
Posteriormente, marchamos, dejando a la chica del bar una generosa propina, por su amabilidad, a buscar hotel, en el primero al que nos dirigimos, Hoanh Anh Hotel, comprobamos, por las explicaciones del dueño, que la Lonely Planet, no la actualizan lo que deben, ya que sus precios son considerablemente más elevados que lo que la guía dice. Y nos explica, que esos precios son del año 2006.
Marchamos a otro, y preguntamos precio, son 10 $, y al preguntar por la lavandería, y viendo estas las pintas que llevábamos, nos indican que vayamos a otro hotel que está enfrente que es algo más caro, pero que nos sale mucho mas a cuenta, incluso llaman a la dueña de este, para indicarles que vamos. Atónitos, nos dirigimos al hotel Huong Sen, y comprobamos, que tienen razón, el hotel cuenta con ascensor, unas vistas fantásticas, y es increíblemente más limpio que el anterior, por 12 $ la noche.
GRACIAS BETADINE Y CREMA CICATRIZANTE
Ante la decepción de la encargada de la colada, les dejamos la ropa que esta manchada de barro, para que la limpie, y el resto la lavamos nosotros, aprovechando que la habitación se encuentra en la sexta planta, y tiene un gran balcón, por lo que secará pronto.
Después de una ducha interminable de agua caliente, y de curar mis heridas con el Betadine, y la milagrosa crema cicatrizante, marchamos a tomar un My To (sopa de fideos con huevo), que por fin nos quita el frío que aún tenemos en los huesos. De allí, al hotel, donde descansamos a pierna suelta, de lo que ha sido hasta el momento el día más duro que he tenido en moto, no por la caída, sino por el trayecto.
A la mañana siguiente, hace un sol espléndido, y aprovecho, para bajar a por el desayuno, y lavar mi moto, la cual parece sacada de un rally. Cuando la llevo a lavar, la cara del vietnamita, es similar a la de haberse comido dos kilos de limones, y no cesa de preguntarme, dónde me he metido con ella. Mientras la lavan por el doble de la tarifa (1,20 euros), pienso que las carreteras de Vietnam, son como los ajos, que no sabes cómo serán, hasta dos horas después de haberlas tomado.
Regreso al hotel con el desayuno, y Maruxiña, ya se encuentra levantada, y lavando las mochilas que se encontraban como la moto, con barro hasta en sus bolsillos más escondidos. Decidimos entonces que este día lo vamos a tomar de relax, ya que yo aún sigo algo maltrecho del cansancio del día anterior, y ella quiere aprovechar el sol que hace, para no hacer nada, sólo tomarlo.
MILAGROSA CREMA CHINA
Una vez finalizada toda la colada, y tendida la ropa, puestas la botas al sol, y las mochilas, bajamos a comer en el restaurante del hotel, ya que tiene una pinta excelente, como posteriormente comprobamos.
De allí, marchamos a una heladería para tomarnos el postre en la misma, y nos cobran por dos grandes copas de helado 1 euro, y luego a holgazanear en una terraza con café.
Pasamos el resto de la tarde allí, tomando el sol, hasta que éste decide que es hora de calentar gratis, y nos vamos al hotel, a llamar a los familiares, y a vernos un par de películas.
En esa misma noche, mientras me curo de nuevo, compruebo los efectos milagrosos de la crema cicatrizante china, que en menos de 36 horas, ya ha casi curado mi herida, programo lo que será el día siguiente, ya que se encuentran cerca mis dos objetivos de la semana, las cascadas de Ban Gioc (87 km.), y la frontera con China más perdida, la de Po Peo (92 km.).
Maruxiña me comenta, que si no le importa al día siguiente, si no hace sol, prefiere seguir descansando, pues no tiene demasiadas ganas de pasar frío, para un trayecto de ida y vuelta.
INCURSIÓN EN SOLITARIO
Por la mañana, después de una noche de lluvia, se encuentra la calzada mojada, por lo que se de sobra la respuesta de Maruxiña, a si quiere acompañarme. Además, me ha prometido, que se entretendrá en coserme los pantalones, mientras yo estoy fuera.
Pongo rumbo al norte, y la carretera, me hace pensar, que mi compañera se ha equivocado, ya que tiene un asfalto y unas curvas, dignas del mejor circuito de motociclismo.
Paso por puertos de montaña, y por picos kársticos, algunos de ellos comidos por improvisadas canteras, que poco a poco van limando su naturaleza.
El sueño se acaba a los 32 kilómetros, ya que la carretera que se ha de coger a continuación, además de tener barro, tiene baches y una gran cantidad de circulación de camiones que se dirigen al paso fronterizo de Ly Van.
Es tan malo el estado de la carretera , que soy testigo en directo de tres vuelcos de camiones , siendo el más grave, también el más gracioso, ya que un camión, se ha salido de la calzada, y ha dado una vuelta de campana, pero el conductor de este sale ileso de la cabina, por la ventana, sin dejar su termo de té, el móvil, y un cigarro encendido, y profiriendo insultos a su interlocutor.
Continúo camino, pensando en más de una ocasión, en volverme y que mi compañera, ha hecho bien en quedarse en camita bien caliente, mientras yo solo lucho contra camiones carretera, y climatología.
Paso por aldeas y continúo por lo que ya deja de ser una carretera y se ha convertido en camino .
MI PRIMERA GRAN REFLEXIÓN
De repente, al final del camino, veo una valla, con dos banderas a cada lado, y el camino se corta, al lado de la valla hay una caseta, y al otro lado un edificio, el paisaje son montes por los que solo deambulan ganado y su dueños.
Paro donde finaliza el camino, bajo de mi moto, y un cartel azul me indica que estoy en la frontera, que al otro lado está China. En ese momento tengo un subidón de alegría y moral, ya que tomo conciencia que he llegado al final de mi camino aquí, que he terminado Vietnam.
Sé que probablemente al lector, esto le puede sonar un tanto extraño, pero para mí el día que puse los pies en este país, fue todo un reto, el comenzar mi camino totalmente sólo, sabiendo cuatro palabras en inglés, y ninguna en vietnamita. Cogí una moto, y con más ganas que razón, comencé mi camino por unas carreteras intransitables, donde las leyes de circulación brillan por su ausencia. He tenido accidentes, de los que he salido con fortuna, he experimentado sensaciones, con las que sólo antes había soñado, he conocido a personas que han abierto mi mente, y otra cultura que ha dejado su rastro para siempre en mi manera de pensar.
Pero el primer día que cogí mi moto, me planteé firmemente el reto, de acabar este país en ella, ya que de hacerlo, sabía que tendría el arrojo y constancia necesaria para continuar mi camino.
No me voy a engañar, sé que aún me esperan mil y una aventuras que pasar, que probablemente, malos tragos que digerir, y buenos que saborear, nuevas gentes que conocer, y culturas de las que aprender. Pero lo que a partir de ahora tengo ya muy presente, es que he empezado a andar, y que muy pocas cosas me harían volverme atrás. Nunca antes había tenido este sentimiento, pero en ese momento, y sólo en ese momento, en plena soledad, en el lugar probablemente más apartado de todos donde he estado, allí donde no hay carretera para seguir, donde todo se acaba, y donde el paisaje es el más estéril que he visto de este país, estoy emocionado y lleno de felicidad, en la última y más perdida frontera con China.
A LAS CASCADAS CON GPS HUMANO
Una vez me repongo de mi emoción, vuelvo a montar en mi moto, y deshago mi camino, en busca de las cascadas de Ban Gioc. Debido a la ausencia de carteles indicadores, me tengo que parar en las aldeas, para preguntar a sus gentes, y en una de ellas, un hombre, con claros síntomas de intoxicación etílica, se decide a subirse a mi moto sin invitación por mi parte, para indicarme el camino. Me mete por caminos de tierra, hasta llegar a una cerca metálica, la cual levanta para que pase, yo sigo la corriente, y paso bajo ella, cogemos caminos distintos, y hacemos un par de kilómetros, hasta que llegamos a otra cerca, la cual también levanta. Al pasar por esta, miro a los lados, y me percato, que por dos kilómetros, he estado transitando por China, sin pasaporte, y mucho menos sin visado de entrada. Dejo en la primera aldea que encuentro al vietnamita, y decido continuar camino, dejándome llevar por otros lugareños, con más luces, y menos alcohol, no sin antes, darle 40 céntimos a este, por haberme hecho de cicerone por dos kilómetros en China.
Por fin después de varias aldeas , y varios interrogatorios a aldeanos, cojo una carretera, la cual me lleva hasta las cascadas. Estas, debido a que es la temporada seca, no son ni por asomo, lo que he visto en fotografías con anterioridad.
DECEPCIÓN EN LA CASCADA
Tienen unos 30 metros de alto, y 300 metros de ancho, caen sobre un lago, y los alrededores de este, llenos de campos de cultivo. En el lago, se encuentra un pequeño embarcadero, con barcas, donde con balsas de bambú, y por 4 euros, te acercan hasta las mismas, oferta que declino, ya que estoy seguro que veré de mucho más cerca cascadas de belleza más sublime .
Pongo de nuevo rumbo por la maldita carretera, hacia Cao Bang, donde Maruxiña me prometió que me esperaría para comer.
Cuando llego al hotel, sobre las cuatro de la tarde, mi compañera está hambrienta, al igual que yo, por lo que decidimos ir a comer, no sin antes explicarle mi experiencia en el viaje, y lo que he sentido al llegar a la frontera. En la comida, mientras degusta con ansias el cuenco de arroz, le explico la anécdota del guía eventual etílico, y lo bien que ha hecho en quedarse en el hotel, debido al mal estado de la carretera.
Finalizamos el día, dando un pequeño paseo, y tomando un café en las terrazas de los bares próximos a nuestro hotel, organizando el camino del día siguiente, donde viajaremos a Lang Son, la capital de provincia más cercana a China, pero sin mayor interés que unas pequeñas grutas, las cuales no tenemos demasiado interés en visitar.
ANÍS POR LOS SUELOS
Al día siguiente, ponemos rumbo a Lang Son, tal y como habíamos planeado, ciudad que se encuentra en la provincia de mismo nombre, la distancia entre Cao Bang y ella es de 130 km, y por los mapas, parece buena carretera, como al principio aparenta.
No tarda en mostrar su lado más amargo, aunque corto, ya que por al menos 40 km., se torna mala y con enormes agujeros, pero los grandes tráilers que circulan por la misma, nos hacen guardar un atisbo de esperanza, de que la cosa mejore, ya que de no ser así, no circularían por ella.
Llegando a la ciudad, la cosa ya ha cambiado, ya que es una carretera estupenda, y pasamos por alguna aldea, en la que secan anís estrellado en el suelo, para luego utilizarlo como medicina. Pero el frío está muy presente, en nuestros cuerpos, ya que la temperatura es de las más bajas que hemos sufrido en este país.
Al llegar a la ciudad, no escatimamos, y nos vamos directamente al mejor hotel, se llama Van Xuan, sus precios, reflejados en el mostrador de la recepción, reflejan una vez más la poca actualización que tiene la Lonely Planet, ya que en su última edición, refleja que el precio no llega a los 10 $, y en realidad es de 11,5$, a 21,5$, desde el año 2008.
Haciendo un inciso, quiero aconsejar al lector, que si tiene en mente el comprar esta guía, la cual sirve para orientar al viajero, no como vademécum del viaje, no se gaste la ingente cantidad de dinero que vale en su país natal, ya que en Vietnam, en las calles de Hanoi, su versión en inglés, se puede comprar por tan solo 2 $.
Después de dejar el equipaje en la habitación, que desde la puerta, tiene unas magníficas vistas al lago de la ciudad, nos vamos a tomar un Pho, bien caliente, que nos haga entrar en calor.
¡A LA PLAYA!
Al volver a la habitación, miramos el tiempo que va a hacer en la próxima semana, ya que al haber terminado mi viaje por este país, y teniendo aún por delante 12 días, hasta que lleguen nuestros nuevos acompañantes, en los cuales poco o nada tenemos por hacer. Vemos que el tiempo no mejorara en al menos 8 días, por lo que Maruxiña que tiene unas ganas locas de pasar calor, y tener el mar cerca, decide sacar unos billetes de avión para el sur, y disfrutar por esos días de las playas de Mui Ne.
En un primer momento, no acojo la idea con demasiado agrado, pero luego, pienso en que mi compañera, ha sido infatigable, por dos meses, apoyándome en todas mis decisiones, ha sido paciente y tolerable, en todas las incidencias que nos han surgido, además, de no poner pega alguna por el itinerario, que yo he decidido seguir, por lo que menos que puedo hacer por ella es tostarme al sol en un playa del sur de Vietnam, por al menos 10 días. Además, tengo otra ventaja, y con lo que ya no contaba, volveré a ver a mi enamorada Saigón, por lo que será un viaje placentero para las dos partes.
Al día siguiente, llegamos a Hanoi, en tan solo dos horas y media, ya que la distancia entre Lang Son y la capital es de 150 km., y con una buena carretera.
Entramos en la ciudad, por instinto, y por instinto encontramos el barrio francés, en esta ocasión, sólo nos quedaremos dos días y una noche, pero lo mejor de todo, es que he podido contactar con mi amiga Chang, y por la tarde hemos quedado con ella.
Después de la rutina de siempre de desembalar todo, ducharnos, y comer, nos acercamos a la tienda nueva de cuadros donde trabaja Chang, cuando la veo, me da mucha alegría, inmediatamente nos ponemos al día, y Maruxiña, comprueba lo buena chica que es.
Después del trabajo, quedamos con su novio, al cual por fin conozco, y tomamos unos cafés, en tertulia, mientras mi amiga me cuenta sus proyectos, y de que al final no se casará hasta el 2013, ya que en Vietnam, después de casarse, en el año siguiente, hay que tener los niños, algo para lo que ella aún no está preparada económicamente.
Posteriormente marchamos a cenar, donde continuamos con la conversación distendida de antes, y al finalizar, nos despedimos, y nos prometemos, que el 22 nos vemos.
Marchamos para el hotel, y nos vamos pronto a dormir, aunque Maruxiña, esta sobre excitada, por la ilusión que le hace que al día siguiente por la noche, nos desharemos de nuestros forros polares, y bienvenidas sean las prendas de verano.
En el día siguiente, realizamos todas las gestiones, necesarias, para que cuando regresemos a Hanoi, no tengamos demasiados problemas, en finalizar nuestro periplo por Vietnam, pero conociendo como conozco este país, eso es imposible.
EN AUTOBÚS AL AEROPUERTO
Sobre las seis y media de la tarde, cogemos el autobús al aeropuerto de Hanoi, la información que doy a continuación, puede ahorrarle un buen dinero al lector que quiera venir a Hanói, ya que los dos autobuses que realizan el total del recorrido, valen 20 céntimos uno, y 12 el otro, mientras que un taxi, cuesta 20 $ .
Se coge el autobús en Hoan Kien Lake, en el distrito francés, el número de autobús es el 14, cuesta 3.000 vnd (12 cent.), se baja uno en Long Bien, y allí se coge el número 17, que cuesta 5.000 vnd (20 cent), y su final de trayecto es Noi Bai, o sea el aeropuerto. El trayecto total dura sobre hora y media, contando el trasbordo, y los revisores del autobús, ya te indican dónde bajar. Para coger el autobús en el aeropuerto, basta con salir por la puerta de la segunda planta, ir hacia la izquierda, y siguiendo la carretera, se encuentra a 400 metros, vamos más sencillo imposible.
El viaje de Hanói a Saigón, lo sacó Maruxiña, por internet, en la compañía Jet Star Pacific, que es la compañía de bajo coste de Vietnam. Los dos billetes salieron por 187 euros ida y vuelta, sin facturar, pero si se lleva una bolsa o maleta pequeña, no te la pesan, ni te la miden, el peso máximo que puedes llevar son 7 kg., pero si ven que la bolsa la llevas en bandolera, ni se molestan en pesarla.
Llegamos a Saigón a las 12,30 de la noche, cogimos un taxi, ya por 6 euros, que por las horas no había autobús al distrito uno.
BOFETADA DE CALOR
A la salida del avión, la ciudad nos recibe con un cálido abrazo, hemos pasado de estar a 12 grados por la noche a 25 en solo dos horas, lo que acogemos con mucha alegría.
Llegamos al hotel rendidos, y no tardamos en caer dormidos, no sin antes tener que enfriar la habitación con el aire acondicionado.
Al día siguiente, me levanto muy temprano, ya que estoy muy excitado, por volver de nuevo a esta ciudad, y sobre las siete y media de la mañana, salgo del hotel, dejando a Maruxiña, haciendo una de las cosas con las que más disfruta, dormir.
Salgo a la calle, y todo el distrito bulle ya de gente, aunque se nota que apenas hay turistas a estas horas. Lo primero que hago, es tomar un café con hielo, en una de las calles que más me gusta, pues se puede disfrutar viendo el trajín de los habitantes. Lo segundo, ir a saludar a los dueños de mi antiguo Hotel, que no han podido hospedarme en esta ocasión, por la poca antelación con que les avisé, pero sí he reservado para mi vuelta de la playa.
Sobre las ocho y media, despierto de su letargo a Maruxiña, y nos vamos a tomar otro café, ella está encantada con el calor, y deseosa de sacar los billetes de autobús, para ir a la playa. Algo que hacemos inmediatamente después, en una agencia cercana. El precio del autobús-cama de Saigón a Mui Ne, de Mui Ne a Nha Trang, y la vuelta a Saigón durmiendo, nos sale por 22 $ cada uno. También reservamos el hotel de Nha Trang en la agencia por 15 $ con desayuno incluido, algo un poco caro, pero como ya estuve allí, sé que es un lugar no muy económico, el de Mui Ne, ya me encargo de hacerlo por mi cuenta, en mi antiguo hotel, que es de bungaló.
MERECIDO DESCANSO DE EL TARAVITAZO: voten por favor
En la semana que viene, poco aburriré al lector, contando de nuevo, lo que ya he visto. Por lo que El Taravitazo, estará una semana sin publicarse, y arrancará de nuevo, con la llegada de mi familia y amigos, el resumen del país, habitantes, y experiencias vividas en él, y el inicio de mi camino a Laos, un país que creo como de los más desconocidos para los lectores, pero de los más interesantes que hay en el Sudeste Asiático.
Ahora que finalizo Vietnam, a todos los lectores de El Taravitazo, quiero animarlos, a que dejen un comentario, sobre qué fotografía elegirían como más representativa de este país, y la crónica y fotografía que más le ha gustado, ya que los lectores, son tan partícipes de esta aventura como un servidor.
En esta semana, he experimentado buenas y malas sensaciones, la peor quizás, fue la del trayecto por el barro, y la mejor, la llegada a la frontera con China, y la excitación, por haberme recorrido ya todo el país.
El que no haya ni una sola provincia que me haya quedado por visitar, y el finalizar un proyecto que en su día fue una locura, y que con el tiempo, ha ido tomando forma, y con suerte, he podido terminar, en el lugar más inesperado que pude llegar a pensar.
Antonio, pero como es posible con la experiencia que tu tienes, que unos novatos te lien de esa manera para ir a Malasia a ver el Gran Premio de Fórmula 1, tu eres el veterano y eso por lo menos cuando yo hice la «mili» era un grado y los galones se respetaban.
Lo de la moto toda una odisea, con desprendimiento incluido, mas emoción imposible, aunque ya estás curtido en esas lides supongo que te llevarías un buen susto, de la moto dices que te costó 20$ pasarla en la frontera,casi pagas mas ahí que todos los gastos que te originó la misma en Vietnam.
Ana veo que hiciste viajes en autobús,¿ Ya te cansaste de la moto ? y los cambios tan bruscos de temperatura ¿Como los llevas? aquí el calor lo llevabas muy bien, pero el frío así, así. Veo que las diferencias entre ambos paises son enormes, pero con un maestro tan veterano como Antonio ya te enseñaría como adaptarte a todas las circunstancias : Frío,calor,comidas raras, viajes en moto etc.
Ya estamos deseando ver el nuevo comentario, para ver lo que disfrutasteis en la Fórmula 1 y las nuevas vivencias.
Abrazos.
Pedro y Marisel
Dear Antonio, aquí tu colega el Luisito no te olvida, mi mujer Paulina, se ha convertido en una fan tuya, le encantan tus aventuras, te reitero que estamos aquí para lo que haga falta. Pronto vas a hacer un año y veo que tu moral es difícil de machacar. Es cojonuda tu manera de escribir, con el tiempo espero que escribas un libro. Sigue pasándotelo bien y conociendo mundo en este viaje de tu vida. Un fuerte abrazo desde Castellón.
Bueno, Antonio veo que Vietnan le conoces mejor ya, que a La Victoria. Respecto a que elijamos una crónica y una foto es muy difícil. Con esta postura te ayudo poco, por qué tu intención es que elijamos una de cada. No va poder ser,son buenas todas las fotos y las crónicas.
Respecto a las crónicas, he sentido especial predilección por las que hablas de gastronomía, esta gente pone los pelos de punta a los que nos gustan los animales, se los comen todos.De pensar que se podrían comer a mi Charly con esos ojos marrones, me dan los siete males.
También, quieres que elijamos una foto, es imposible todas son igualmente muy buenas. Pero si hay que elegir una me decantaría por la foto de esta última crónica, en la que se ve tu pierna y brazo con heridas. Sería una muy buena foto, para que sirviese de modelo ( para la pierna y brazo de un Cristo) a Francisco Romero, ya sabes quién es, nuestro imaginiero más famoso de La Victoria.
Antonio, aunque la gente no escriba que sepas que te leen. De hecho, cuando vengas al pueblo te sorprenderás cuando te saluden y hablen de tu viaje.
Suerte en tu nueva andadura.
Besos y abrazos de toda la familia, en especial de la Rosalía…que me está llamando para comer.
Hola Antonio, aqui sigo semana tras semana leyendote aunque ahora hayas hecho un paron (pena para nosotros jejeje)pero ya esta bien que descanses y te relajes en la playita por unos dias.
La verdad que estoy de acuerdo con Yani Roque en cuanto a las crónicas anteriores que eran mas reflexivas que las de ahora pero pienso que al estar tan bien acompañado hace ver las cosas de distinta manera.
Mi foto preferida es un paisaje de la playa con las montañas de fondo aunque hay muchos mas paisajes con los que me quedo. Me llamó tambien la atencion la foto del mercallido flotante con todos los puestos sobre el agua y como no, cada foto en la que sales con una sonrisa ya que nos trasmites felicidad y significa que estas agusto.
Un beso enormeeeee!!
Yo tampoco sabria elegir, me gusta todo, un saludo y no sabes tu lo bonito que es Alvaro.
Hola Antonio,
Me alegro de que hayas completado tu recorrido por Vietnam,debió de ser una experiencia única el llegar hasta la frontera con China y saber que habías conseguido tu meta.
La verdad es que me han gustado todas las crónicas,es verdad que al principio eran más reflexivas que ahora(supongo que por tu estado de ánimo).
En cuanto a las fotos más auténticas para mí son las que estáis con gente local:en la boda,en el karaoke,en las tribus…en resumen,en todas las que reflejan el día a día de la gente vietnamita.
Me parecieron muy buenas fotos la que estás reflejado en las gafas de sol y la que está Maruxina asomando la cabeza por la ventanilla del tren,¡son muy chulas!
Bueno cuidaros mucho de las caídas de moto y que disfrutéis estos días de la playita,qué suerte!Saludos!!!!
Acabamos de ver las fotos y nos gustaron todas, ya os lo habíamos dicho el primer día, pero como se trata de escoger una, nos quedamos con la de la cueva y la señora lavando en el río, me encanta la cara de pícaros de los niños.
Me alegra que el «Barulleiro» llegue al fin de su primera etapa, eso dice mucho de su constancia ,y ahora a por la segunda, como me encanta viajar estoy deseando conocer Laos, además con la nueva cámara serán mejores las fotos, si es que se pueden mejorar.
Maruxiña veo que esas latitudes te sientan bien, ya que en la crónica cuenta que hasta has lavado, cosido etc. bueno a lo mejor es efecto del frio que pasaste que te afectó a las neuronas, esperaremos a ver que pasa.
Besos
Pedro y Marisel
Hola Lolailo,me alegro de que hayas superado con éxito el primer tramo de tu gran viaje,muy bueno el balance que haces de estos seis meses.Maruxiña tienes que estar orgullosa de haber logrado que el lolailo total se vaya a la playa unos días,él que no es muy playero.
Bueno Lolailo, en cuanto a tu petición para mí es muy complicado elegir una foto de tu viaje porque son todas geniales pero para mí las que mejor definen al país son una de la bahia de Halong(vista desde la gruta) otra de las «montañitas» con los campos de arroz y el delta en Tam coc y Van Lac y por supuesto para mí son especiales las puestas de sol en el mar.También elegiría las de los mercados ,las de los pescadores y por supuesto las de las etnias,y qué decir de la foto del camión lleno de perros.en cuanto al texto para mí son unas crónicas muy amenas,con las anécdotas y la parte de gastronomía,bodas,Tet pero yo me quedo con dos especialmente, una es la del relato de la superviviente de la guerra con los yankis que me dió toda una lección de cómo afrontar la vida sin rencor y cómo no con tu refexión de los primeros 100 días en la crónca XV del dia 24 de Diciembre.Bueno disfrutad de la playita y espero tu nueva crtònica con el club del «camping gas».Besos
Hola figura!!! Bueno…figuras…
Que te voy a decir que no esté escrito ya acerca del taravitazo.com??? sobran los piropos…
En las primeras crónicas hablabas de lo que tenías claro que no buscabas, tal y tal…pero a la vez, hablas del vivir el presente sin mirar demasiado al futuro…ves lo q t quiero decir??? La verdad es que mi frase estrella es que todo en esta vida es cuestión de prioridades (que incluyen las obligaciones y deberes), creo que has encontrado una magnífica compañera y eso queda patente en la redacción de las últimas crónicas (no lo digo por decir, ehhh….me he vuelto a releer TOOOODASSSS las crónicas).
Respecto a la visita…como he dicho antes…prioridades….ya sabes cual es la mía, y…aunque no digo que no me encantaría acompañaros en la aventura, me puede más el sentimiento negativo que tendría si así lo hiciera, abandonando lo que aquí prioriza mi camino.
Respecto al nuevo taravitazo que se os incorporará….NO, NO…que no le entre taravitazo…compañero de viaje por unos días…que quieres que te diga…Pues que como tu has dicho antes…valoramos las cosas cuando no las tenemos, así que eso espero de él, porque cada uno es como es y no se puede cambiar a las personas, pero las personas pueden aprender…yo no soy nadie para dar consejos (ade+, siempre he creído que lo fácil es aconsejar, lo realmente difícil es escuchar). Tengo claro lo que NO quiero, igual que tu tienes claro lo que NO buscas, pero…a veces las cosas no las buscas, te las encuentras o surgen y…por qué evitarlas??? Chicos…espero que sigais fieles a vuestras crónicas, que por estos lares y más allá hay fieles a vuestras lecturas, NO NOS FALLEIS!!!!!!!!
De verdad te digo que me encantaría acompañar al individuo que se os añade a la experiencia, peeeero….como dijo tu hermana en un comentario….C’est la vie…
Besossssss
vemos q os habeis pasado directamente a la aventura. dentro de poco, rappel, piraguismo y escalada.
a mi la foto q mas me gusto es la de ANA bailando ¿lambada? con una lugareña.
VAYA POR DIOS ….. A SI QUE OS CAISTEIS DE LA MOTO….PERO ASI ME GUSTA, FUERZA Y PARA ADELANTE, COMO RAMBO, NO HAY DOLOR…..AUNQUE NO SIENTAS LAS PIERNAS..
INCREIBLE, MI HERMANA COSIENDO UN PANTALON….POBRE PANTALON…
ESTAIS BIEN LOS DOS?? IMAGINO QUE SI PORQUE EL VIAJE CONTINUA.
FUERZA Y ANIMO
ESTAMOS DESEANDO VEROS EN OTRO PAIS.
YA CONOCEMOS VIETNAM COMO SI FUESE ESPAÑA(CASI CASI)
SUERTE CON LOS NUEVOS COMPAÑEROS.PASARLO BIEN
Hola chicos, enhorabuena a los dos,Ana por la playa y por su nuevo peinado, Antonio por su llegada a la frontera.
En cuanto a la votación, la foto que más me gustó fué la de la elefanta, con Ana, (perdón, Maruxiña) en plan amazona.
Las crónicas, me parecen todas estupendas, por lo que no tengo una favorita.
Seguid así, Animo