Queshm, Hengam y Bandar Abas
La isla de Qeshm, está situada en el Golfo Pérsico. Es la mayor de las que pertenecen a Irán y la menos visitada, ya que la mayoría de viajeros van a Kish, menor pero llena de centros comerciales, acuarios, restaurantes y hoteles. Todas las islas son puertos francos habilitados como tal por el gobierno, para de esta manera favorecer el comercio.
Sin embargo me he decidido por Qeshm porque de todas es la más virgen.
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MUY SECA ISLA PERO ACOGEDORA
Cuando Pongo pie en el aeropuerto, aparte de la frase que siempre digo al bajar de un avión “¡Gibraltar Español!”, es; “Aquí hace al menos dos mil años que no riegan”.
Ya que la vegetación se resume a los pocos árboles que puede haber en los pueblos y alguno que incautamente ha crecido en medio del desierto.
La poca información que he encontrado sobre la isla, habla de que ya en el siglo II el viajero Ptolomeo la nombra como Alejandría, y sitúa allí el Edén.
A lo largo de la historia Qeshm ha sufrido invasiones por parte de ingleses, portugueses y piratas, debido a su localización estratégica en el Golfo Pérsico.
Hoy en día el mar que separa la isla del continente está lleno de cientos de petroleros.
La lengua de calor que azota la isla debido a su situación geográfica, hace que sea mayor al estar junto al mar y la temperatura es considerable. Aun así, inconsciente de la distancia que separa el aeropuerto de la ciudad principal de mismo nombre que la isla, hace que desista de coger un taxi a las dos de la tarde y eche a caminar con intención de llegar a pie.
Antes de salir a la carretera, un taxista, pasa a mi lado y me llama desde el coche. Cuando le digo que no tengo dinero para pagar un taxi (he decidido coger los menos posibles), insiste igualmente en que monte que no me cobrará.
– Un taxista que me lleva gratis; pienso extrañado mientras hacemos los cincuenta kilómetros que dista la ciudad y que agradezco enormemente realizarlos en vehículo y con aire acondicionado.
El taxista pensando que no llevo absolutamente nada de dinero, me deja en un parque a las afueras de la ciudad y me dice que puedo acampar en él gratis.
MUY ACEPTABLE HOSPEDAJE
Me río y le agradezco el trayecto con un fuerte apretón de manos. Regreso andando a la ciudad y encuentro un hotel, donde los precios para turistas son de 400.000 rials la noche.
En un regateo en el que el encargado del alojamiento no habla inglés, al final acabamos entendiéndonos y consigo rebajarla a 200.000 rials (5 €). Es una habitación para cuatro personas, pero me alojo yo sólo, con baño muy limpio y colchones muy duros.
El aire acondicionado es obligatorio en cualquier lugar de hospedaje de esta isla.
Por la noche (atardece a las cuatro y media de la tarde), la ciudad se llena de la vida que el calor la ha estado privando por el día. La localidad, está llena de centros comerciales en su lado este, pero nada interesantes, pues a pesar de no tener fiscalidad, los precios en comparación con otros países son caros.
También hago un recorrido por los diferentes alojamientos de la ciudad, comprobando que en esta ocasión he acertado de lleno en el hospedaje. Sin embargo, para bolsillos mas sueltos, hay dos hoteles de nueva construcción que son interesantes. El Apadana Hotel perteneciente a una cadena de hoteles iranís (700.000 Rials habitación individual) y el Samana Apartament Hotel (1.200.000 Rials habitación doble), los dos con estupendas habitaciones, baño interior y wiffi, este último además tiene el desayuno incluido.
El bazar está situado en el centro de la población, pero no tiene interés más que el de ver el trajín de las personas que lo visitan.
TURISMO EN TAXI
Allí en el bazar veo como hay mujeres que llevan una indumentaria diferente a las demás, pues debajo del Shador portan unos pantalones con colores llamativos y lentejuelas cosidas haciendo mosaicos. Sin duda alguna, lo primero que llama la atención es que además llevan unos antifaces.
No hago ninguna foto de esto, ya que sorprendentemente me da vergüenza porque se puedan sentir molestas, sin embargo esperaré cuando no se sientan miradas en los días venideros.
La isla de Qeshm tiene 132 kilómetros de largo por 15 de ancho, lo que hace difícil el recorrerla a pie. He decidido gastar lo menos posible y he desistido de hacer los pocos paquetes turísticos que ofertan en los lugares, que van desde 25 a 35 €, solo los trayectos.
Me dispongo a recorrer todo lo que pueda por Taxis que unen la ciudad con los pequeños pueblos pues son más baratos.
Mi primera intención es llegar a Laft, situada a 50 kilómetros de la ciudad, donde hay talleres que construyen barcos como lo hacían hace doscientos años y una antigua fortaleza portuguesa, en la que sólo quedan algunas murallas en pie como testigos de lo que fue el paso por esta isla de los lusos.
A la salida de la ciudad por el extremo noroeste, un taxi que va con más gente para y me pregunta si quiero montar en Farsi.
Sin mediar palabra monto y después de cinco minutos, sacando mi mapa le pregunto lo que me costaría llegar a Laft. 20.000 Rials (5 €) me responde con gestos.
Después de dejar a los demás ocupantes del taxi, quedo solo con el conductor, al que le digo mi intención agregando los demás lugares de interés de la isla.
Al final llegamos a un precio de 65.000 Rials (16,25 €) por recorrer las tres cuartas partes de la isla.
De esta manera llegamos a Laft, y allí ya se ven los barcos que construyen y después paramos en el pueblo, para ver la fortaleza en ruinas.
Luego vamos a Tabi, donde salen las lanchas para llevar a los turistas a recorrer el manglar situado allí.
HOTEL DE LUJO PARA LAS AVES
La isla de Qeshm aloja a más del 25 % de las aves que hay en Irán, ya que es paso obligatorio para las aves emigratorias. Al tener manglares y estar protegidos, hacen que en estos manglares se acumulen una gran cantidad, que harán las delicias del visitante.
Desisto de coger una lancha para recorrerlos, puesto que se sale del presupuesto totalmente 12 €.
Luego visitamos otro pueblo llamado Gurán, que no tiene demasiado que ver, si no fuera por el Geopark que hace que las piedras erosionadas por el agua y viento, tomen formas inverosímiles y bellas.
Después visitamos Gamvan y Naqashe, dos aldeas y desde donde salen los botes para llegar a la pequeña isla de Hengam.
Desisto de la visita a ésta, ya que permaneceré varios días y me dará tiempo a hacerlo todo por mi cuenta.
Ante la sorpresa del conductor, que ve como no realizo ningún tour para visitar los lugares que me muestra, simplemente me limito a fotografiarlos desde lejos, continuamos camino y llegamos a Suza, lugar en el que hay un cocodrilo park, que no es indispensable verlo.
Luego visitamos unas cuevas naturales hechas en una montaña cercana a la ciudad y en la cima una mezquita.
Finalizado el recorrido y habiendo tomado nota mentalmente de los lugares interesantes para volver, pago al taxista y paso la tarde en el bazar.
EN CHANCLAS Y A LO LOCO
Por la mañana, salgo decidido del hotel a recorrer la distancia que me sea posible andando y en autostop.
Llevo el bañador y las gafas con el tubo, para nadar, pues el día anterior vi unas playas y aguas muy apetecibles.
En mi primer baño, a unos tres kilómetros de la ciudad, a pesar de que la visibilidad es buena, no hay nada que merezca la pena.
Prosigo camino andando y después de media hora, ante el sol que cae, aunque nada exagerado (parecido al último verano que hemos tenido en Córdoba), decido protegerme la cabeza con mi sharon, toalla, sábana, manta y ahora sombrero.
Pienso mientras continuo que pocos pararán a recogerme con las pintas que debo de llevar.
Aún así, de cada 20 coches que pasan, me recoge 1, por lo que no debo de hacer más de 10 kilómetros andando.
De esta manera a tirones, llego a Suza, la segunda localidad más grande de la isla.
En absoluto llega a ciudad, sino más bien se acerca a lo que pudiera ser una aldea grande. Sin embargo tiene hermosas playas donde los camellos pasan diariamente a pastar en los alrededores.
La plaza con el calor que hace está casi desierta y sólo pasa alguna mujer con máscara a la que se le ha olvidado comprar algo en la noche anterior.
A la salida del pueblo, me recoge un chico, que no habla inglés, pero que me lleva a unos 25 kilómetros hasta un aparcamiento de maquinaria de construcción cercano al mar. Me ha dicho antes de parar, que me va a presentar a un amigo que si habla inglés.
NUEVAS AMISTADES, TORTUGAS INCLUIDAS
Conozco a Jahanshir, kurdo y que vive en el norte cerca de Turkmenistán, que está trabajando en la isla para una compañía que hace puertos.
Entablamos una alegre charla, que cuando llega al punto informativo de que justo al lado es posible nadar con tortugas, en solo cinco minutos, tengo mi bolsa en la oficina de Jahanshir y mi cuerpo en el agua.
Nado junto a varias tortugas, que hacen que esta experiencia sea inolvidable.
Una hora después, mi nuevo amigo, me llama desde la orilla y me ha traído una botella de agua, para que me quite el salitre de la piel, para después ir a comer.
Me ha encargado badenja (berenjena) y arroz. Comemos junto al amigo que me ha traído al lugar. En la sobremesa, me indica que debo de visitar la isla de Hengam, pues es bonita.
Cuando acepto, me para uno de los camiones que sale del aparcamiento y le indica que me lleve al puerto, que está a tan solo 5 kilómetros.
En el puerto, me piden el pasaporte, por lo que debo de volver al día siguiente, pues se me quedó en el hotel.
Ando solo 8 Kilómetros de regreso, hasta que me para un vehículo que me deja en la misma puerta de mi hotel.
INESPERADA INVITACIÓN
Por la mañana Salgo a las 6 de la mañana del hotel, para evitar las horas de calor, pero ya hace una temperatura de 32 º.
Después de dos horas andando, un taxi al que no le hago la señal de autostop, para.
Cuando abro la puerta, me saluda un ¡Hello!, miro y en el asiento del acompañante se encuentra Siyamak.
Siyamak, es iraní, ingeniero de diseño de coches y trabaja para Mercedes y próximamente se marcha a Shanghái.
Está de vacaciones en su país y antes de regresar a su ciudad natal Shiraz, ha decidido recorrer Qeshm en un solo día. Se dirige por suerte para mí hasta el embarcadero, para visitar la isla de Hengam.
Yo en un principio que había venido, para ver el único pueblo habitado que hay en la isla, me encuentro con que Siyamak ya ha comprado los tickets para los tres, Siyamak, el conductor del taxi, Alí y un servidor, para hacer el tour.
Montamos en un bote a motor y recorremos la parte noroeste de la isla, en la que se pueden ver las magníficas aves que habitan el lugar, las gacelas y las formaciones rocosas, que desgastadas por el mar, dejan destellos de plata en las playas debido a la mezcla del mineral con la arena.
Luego desembarcamos en un pequeño mercadillo donde en teoría los turistas locales que hacen el tour pueden comprar diferentes suvenires.
A la vuelta, aprovechando que Siyamak es persa y me puedo entender, le pregunto, si es posible quedarse en alguna casa en la isla y los precios.
El indaga y el barquero en un principio comenta que por 200.000 Rials (5 €) se puede pasar la noche. Decido volver al día siguiente y pasar una semana en el lugar.
En el puerto Siyamak, me ofrece el continuar acompañándolo y yo acepto encantado.
En el camino no deja de decirme que le parece magnífica la idea de quedarme en la isla una semana, la experiencia por mi parte, hace que me acuerde del maestro Confucio y suelto en mi cabeza “ya veremos”.
Llegamos al puerto de Tabi, cercano al manglar, Siyamak, compra el tour para los tres e insiste fuertemente en que no pague.
Es un recorrido en barca, que no dura más de diez minutos y donde se pueden ver a las aves que habitan el lugar.
http://www.flickr.com/photos/35613348@N07/11465100966/
A mi parecer si se ha visto un manglar con anterioridad, por lo poco que dura el recorrido, no vale la pena el hacerlo exceptuando si se disfruta viendo aves.
Posteriormente, continuamos hacia el oeste y visitamos el Geo Park de Chaagkoc aconsejados por Alí el taxista.
UN OASIS ROCOSO
Sin duda alguna estaré en deuda eterna con Siyamak, por haber hecho parar el taxi ya que de no ser así no habría visto este interesantísimo lugar.
Chaagkoc es un cañón hecho en la montaña a base de miles de años de erosión del agua en la piedra. Es un lugar precioso en medio del desierto que da sombra y agua.
En invierno, hay fuertes tormentas que dejan mucha agua en poco tiempo. Esto ha hecho que la montaña se haya agrietado dejando maravillosos pasillos tallados y efímeros.
El agua se filtra y hay varios pozos que proporcionan agua totalmente potable a personas y animales.
http://www.flickr.com/photos/35613348@N07/11465098026/
Este lugar sirvió de refugio para los habitantes de la isla en las invasiones y guerras sufridas a lo largo de la historia.
Sin duda alguna, el que venga a Qeshm, debe de visitar Chaagkoc, lo agradecerá.
Regresamos a la ciudad de Qeshm, parando en la playa, cerca de dos islotes en donde en uno de ellos hay casas que antes eran habitadas por pescadores y a las que se puede acceder en coche cuando baja la marea.
Insisto hasta que por fin Siyamak accede a que lo invite a comer en un restaurante antes de marchar de Qeshm.
Estoy en gran deuda con él y pienso que si lo vuelvo a encontrar en Shanghái, le haré una comida española y de esta manera cerrar el circuito.
Por la mañana, llamo a Alí, para que me lleve al puerto de nuevo, por un precio pactado en el día anterior de 250.000 Rials (6,25€).
EL SINO DEL EXTRANJERO
En el puerto, las noticias no son buenas, todos los habitantes de la isla tienen el precio pactado y no hay una sola casa que se mueva de 350.000 Rials (8,75 €) sin comida un 75% más de lo que en el día anterior me informaron.
Aun así accedo a ir, debiendo acortar mi estancia en la isla y verme obligado a comer en las tiendas que haya, ya que me no pienso pasar por la piedra de pagar en la casa lo que no pago en un restaurante.
Tengo a buen seguro que lo hacen por el hecho de que soy extranjero, ya que pasa lo mismo en los hoteles.
En el viaje, lo que más detesto es que por ser extranjero quieran cobrarte de más o engañarte. Cuando ha sucedido esto he intentado no dar más de lo imprescindible o no ir a los lugares. Si no he tenido más remedio que ir por interés personal o necesario he tenido que ahorrar el dinero privándome de otras cosas.
Además, me he propuesto no pasar de un gasto de 12,5 € y un máximo de 15 € diarios en mi estancia en Irán incluyendo alojamiento comida y transporte.
Desembarco en la isla y la casa en la que me alojare es impoluta, con aire acondicionado, pero con el baño fuera.
Le pago tres días, lo que hace que por la mañana deba de recorrer la isla que tiene un contorno aproximado a los 27 kilómetros.
Voy a registrarme a la policía, algo que es obligatorio y veo cómo a la luz del día, los habitantes de la isla excepto los que van a vender suvenires al mercadillo, no salen de sus casa a no ser que sea necesario, apenas me cruzo con un alma.
En la playa del pueblo, cuando voy a ver el precioso atardecer, observo los restos de tres barcos portugueses hundidos.
IMPOSIBLE HACER POSADOS Y ROBADOS
Por la noche, las mujeres no salen con antifaces, pero si llevan los atuendos típicos de la zona. Imposible fotografiarlas, se ofenden hasta con preguntar, sin embargo cuando llevan los antifaces no es que les guste, solo que hay menos disgusto.
Desisto de hacer fotos, ya que respeto su decisión e intimidad y de esta manera, hacerles ver que no quiero ofenderlas.
Por la mañana salgo a las ocho de la mañana con mis gafas de buceo, la cámara, el bañador, Sharon y dos litros de agua.
Decido hacer el camino contrario a las agujas del reloj, saliendo desde el pueblo.
A los cinco kilómetros, me encuentro una aldea deshabitada, y me doy cuenta que si hubiera traído una tienda de campaña, (Irán es el país perfecto para ello, y los locales lo hacen mucho) éste sería un lugar idóneo. Pero los inconvenientes de peso, espacio, dónde dejar los enseres cuando se visitan los lugares etc., hacen de momento muy difícil el viajar de esta forma.
Después de unos cuatro kilómetros más, hago mi primer baño. Permanezco el tiempo indispensable para refrescarme, pues la visibilidad en el lado oeste de la isla no es buena.
Continuo camino, donde hay preciosas playas, pero llenas de botellas de plástico que trae la marea (ya he hablado de lo poco ecológicos que son algunos iranís). También hay otras preciosas a las que solo se puede acceder en barco, ya que están flanqueadas por acantilados. Pero sin duda alguna la estampa es bella.
Llego a una aldea algo mayor que esta justamente en el lado opuesto de la isla, pero en la que sólo hay tres casas habitadas y ningún signo más de vida aparte de un rebaño de cabras.
GACELAS Y BUNKERS
Comienzo a recorrer el sur de la isla donde puedo encontrarme con numerosas gacelas del desierto, que al verme salen brincando y se vuelven desde lejos, para curiosearme y posteriormente continuar camino.
En todo el contorno de la isla hay un pasillo de trincheras, donde hay dispuestos cada 50 metros cavidades hormigonadas a modo de pequeños bunkers por si un día hubiera que repeler algún ataque.
Comienzo a dar la vuelta y por el lado este de la isla la claridad es mucho mayor, por lo que elijo un lugar y me sumerjo en las aguas.
La ausencia de coral en las cercanías, no quiere decir que no lo haya más en el interior, pero se suple con la buena fauna marina, que el visitante puede encontrar en el lugar, donde se afianza aun más la idea de que cuando vaya a India he de regalarme para navidad una cámara acuática.
Después de un baño, regreso a la aldea. Le he dado la vuelta a la isla, habiéndome dado un par de baños en tan solo 6 horas y media.
RENEGOCIACIÓN POSITIVA Y RELAJACIÓN
La tarde y noche la paso haciendo fotos del lugar, de algunos hombres y niños que si se dejan.
El día siguiente, recibo la visita de Yosef, que así se llama el hijo del dueño, a través de Jahanshir que hace de traductor me ofrece quedarme más días rebajándome el precio.
Después de 40 minutos de un duro regateo e idas y venidas a la casa contigua donde viven los padres, cerramos el trato quedándome tres días más a razón de 200.000 Rials. De esta manera el cómputo total de los 6 días saldrá a razón de 275.000 Rials por día.
Aun así, seguiré comiendo de lo que compre en las 4 tiendas que hay en el pueblo.
En los días siguientes, me dedico a la relajación más absoluta. Me doy baños y por fin descubro un lugar donde a tan solo 200 metros de la playa disfruto del coral del fondo marino. También tomo fotos de las aves y del tiempo de ocio de los habitantes.
Por las noches todos me saludan por mi nombre. Ya me conocen los 124 habitantes de la isla que poco a poco se van abriendo.
En uno de mis paseos, conozco a un matrimonio. Mahatma y Zumaya, me invitan a su casa para hablar. Aunque el inglés de estos es limitado, me sirve para entender la historia de los antifaces.
ULTIMO BAÑO: NOCTURNO Y FLUORESCENTE
Antiguamente no los utilizaban, pero a partir de la llegada de los portugueses a las islas, para velar el rostro de las mujeres a los foráneos, decidieron ellas por su cuenta utilizarlo. Hoy en día lo usan, como prevención de fotos que puedan salir en internet, nada más.
No están obligadas a ello, sino que lo hacen porque forma parte de su cultura y tradición. Además están muy orgullosas de llevarlos.
La última noche en la isla, la electricidad no llega desde Qeshm. No puedo leer ni hacer nada, por lo que salgo a pasear y veo como todas las familias sacan las mantas a las puertas de sus casas y cenan allí.
Caigo en la cuenta que cuando estuve en Filipinas, aconsejado por un amigo polaco, hice un snorkel nocturno y disfruté ya que había plancton. Decido coger mis gafas y darme el último baño.
Es una maravilla el bañarse de noche y con ausencia de luz, en un lugar donde hay plancton, pues a cada movimiento de mi cuerpo sumergido, salen miles de destellos fluorescentes que hacen que permanezca dentro del agua hasta cerca de la una de la madrugada.
Finalizo mi estancia en la pequeña y virgen isla de Hengam, sintiendo mi marcha, pues aunque no hay ningún tipo de ocio, a mí se me ha hecho muy corta.
Llego a Qeshm e inmediatamente tomo el barco que sale a Bandar Abas. El precio es de tan solo 70.000 Rials (1,75 €) y tarda unos 40 minutos.
INESPERADO Y GENEROSO CAMBIO
En Bandar Abas, los hoteles económicos están llenos, por lo que al final decido tomar una habitación en Apadana Hotel, cerca del puerto y del centro comercial City Center. 700.000 Rials (17,5 €), con wiffi, y desayuno que no incluye el café o té.
Aprovecho para enviar las últimas crónicas y fotografías y dormir en un colchón.
Al día siguiente salgo a dar una vuelta y veo que no hay absolutamente nada de interés en la ciudad para el visitante.
Decido ir a Shiraz en el autobús nocturno y de esta manera ahorrarme hotel.
Cuando llego a la estación sobre las 8 de la tarde, me dicen que no hay billetes hasta las 8 de la mañana.
Viendo que me toca pasar la noche en la estación, para después hacer un viaje de unas 9 horas, no me queda más remedio que resignarme.
Pues bien, una prueba más de la amabilidad de los iranís, es que se me acerca un chico que ha escuchado mi conversación para comprar el billete y me ofrece cambiar el suyo que es para las 10 de la noche por el mío.
No sé qué decir; le pregunto que por qué lo hace y me responde que él tiene casa en la ciudad para pasar la noche, pero que no permitirá que yo pase la noche en la estación esperando el autobús de la mañana.
Le doy las gracias aún atónito por la gentileza y subo al autobús.
En el trayecto, en un control de policía, debido a que unas personas viajan con grandes cantidades de ropa de Bandar Abas que está exenta de impuestos, detienen a estos e inmovilizan al autobús, pues el conductor estaba compinchado.
Debemos de cambiar dos veces más de vehículo todos los pasajeros, para llegar a Shiraz sobre las 8 y media de la mañana.
Sólo una cosilla os pido…¡ Que me perdonéis el administrador, tú y Don Eladio por los faltones de ortografía que he cometido !. Me he dado cuenta al mirar si me había publicado mi comentario y revisarlo. El levantarme a esas horas y escribir tan tempranito, me nubla la vista y la mente un poco, bueno bastante. Por último me despido para no ser pesada, y animo a los que le gustan tus crónicas en el Facebook (que son muchos) que te pongan comentarios al menos de un renglón.
Hola Antonio, como puedes comprobar, las mañanitas de los fines de semana son cuando mejor te puedo leer. Seré nuevamente repetitiva, me gustan como siempre tus crónicas y me gustan las fotos tan espectaculares que haces, aunque insisto y llevo la contraria a tu prima, te veo demasiado formalete en esta zona del mundo, contando tus experiencias. Puede ser, que el estar en zonas desérticas haya influido en tu estado de ánimo, a la hora de escribir. Respecto a tu crónica algunas cosillas que comentarte:
La isla de Qeshm, cuentas que la eliges pues es la menos explotada, dices además que el viajero Ptolomeo la nombra como Alejandría, y sitúa allí el Edén… ¡Cuánto ha cambiado desde entonces!… El edén tal y como lo describe la biblia nada tiene que ver como está hoy en día… claro que los que cuidaban del terreno fueron expulsados por pecadores por Dios… ¡ es broma lo dicho, vaya que se enfade conmigo Manolita!
Le diré diré a mi madre que has visitado el Edén… y conozco su respuesta…¡dile que cuando venga el Antonio me traiga una botellita con agua y un saquito de arena!.
Chaagkoc es impresionante, es una verdadera obra de arte fuera de los museos, aunque el resto de paisajes que has fotografiado son preciosos, captando algo especial través de la lente de tu cámara. Lo dicho eres un artista. Te vas perfeccionando en tus fotos, ya logras captar con objetivos normalitos el movimiento del animal en su hábitat. Me gusta.
¡Ah!…No sé cómo no te has llevado un sombrero cordobés para protegerte del sol, quizás te hubiesen cogido antes haciendo auto stop. Bromás a parte, no seas tan “gurrumino” y de vez en cuando paga para desplazarte que te vas a derretir por esos mundos de Dios.
Hecho en falta las fotos con las tortugas. Por último agradezco tu respeto a la cultura de ese país y a no fotografiar a las mujeres, aunque seguro que te ha costado trabajo no hacerlo, ya que alguna instantánea se te ha escapado.
Besos y saludos de toda la familia García Maestre. Y de la Sole de Meregildo, que dentro de pocas horas le contaré lo leído, cuando venga a recogerme para sacar a mi Charly de paseo.
Querido Lolailo,que alegría leer otra crónica «tan pronto».Tu trabajo considero que es como siempre,impecable y transmitiendo tu ilusión y vivencias de esa forma tan amena,pero a mí esta parte de Irán me ha gustado menos pq no me gustan los paisajes áridos y desérticos.lo mio es lo verde,lo sabes.Si me ha encantado el cañón de Chaagkoc,preciosas fotos.Me encanta lo respetuoso que eres con la gente a la hora de hacer fotos.bueno creo que la próxima ya será de la India,qué ganas tengo.Hasta pronto y un fuerte abrazo.
de todas es la mas virgen… me temí lo peor cuando inicié la lectura. Menos mal que es una isla. Me han gustado mucho las fotos y la crónica. Se te ve muy feliz en ese vergel, que lastima que no se visualicen mas culebras. Esa moda femenina debería ser la tendencia en Spain también.
Una maravilla de relato y una maravilla los sitios que nos muestras. Me gusta especialmente la luz potente de esa zona del país. Tengo que decirte que las fotos son una maravilla. Impresionante esa garganta con las rocas erosionadas y sobre todo las islas, tan llenas de vida a pesar de ser verdaderos desiertos. Hecho en falta más fotos de la gente, sobre todo de las mujeres, pero comprendo que cuando no se puede..pues no se puede; además estoy de acuerdo contigo en que hay que respetar ante todo el deseo de las personas. Recuerdo los momentos compartidos en los que coincidimos en Iran y me hubiera gustado visitar esa parte del país. Que sigas teniendo un buen viaje y que nos lo cuentes. Un abrazo. José Antonio.
Enhorabuena Antonio, ya sabes que te seguimos y leemos tus crónicas, así que fuerza y tira hacia adelante que ya estoy esperando la siguiente.
Un abrazo
Pues aquí otra nueva crónica de Irán, estar atentos que próximamente será desde otro lugar.
Quiero aclarar que en esta crónica las fotos tienen un tamaño mas pequeño para probar si así me deja de dar error el servidor donde están alojadas las fotos.