Vietnam (XV)

NOTA DEL ADMINISTRADOR: Debido a un fallo en el antiguo servidor de imágenes habrá paginas en las que no se vean estas en su párrafo correspondiente, y ya que volverlas a poner todas en su sitio llevaría muchísimo tiempo se ha insertado al final de cada crónica un vídeo para poder verlas.

 

Por la mañana salgo de Saigón, con mi nueva acompañante Vy, con destino definido, My Tho, población, en medio del delta del Mekong, pero con incertidumbre de si mi acompañante se adaptará a mi manera de viajar, y conociéndola más bien poco.

GPS HUMANO

Agradezco enormemente el que se halla unido a mi camino, ya que en la primera traba, que es el salir de Saigón, lo tengo más que solucionada, ya que mi acompañante, me guía en las diferentes intersecciones que me encuentro, y tardamos solo 20 minutos en salir de la gran ciudad.

My Tho, se encuentra cerca, a tan solo 2 horas de camino, pero he preferido hacer primera etapa corta, ya que el lugar a donde me dirijo, vale la pena, por su ubicación.

Llegamos a la ciudad, y encontramos un hotel, justo en la ribera del río, 6,50 €, la habitación doble, con aire acondicionado, pero sin ventilador, por lo que toca pasar calor, ya que me niego a ponerlo, no quiero continuar con el rosario de resfriados ahora que estoy totalmente recuperado.

SINTONÍA

Después de asearnos, salimos a comer, y primera gran alegría, ya que mi acompañante es de la misma manera de pensar que yo: comida vietnamita, y no pagar por algo que no lo merece. Comemos Com Tam, arroz con filetes de cerdo adobados y a la brasa.

Vy, empieza en lo que será la tónica del viaje, a darme de comer, como si fuera un crío, sirviéndome constantemente comida, y rellenándome mi vaso de bebida, por mucho que le insisto, en que soy mayorcito para hacerlo, es imposible, se deshace en atenciones continuas.

Posteriormente, volvemos al hotel, y mientras ella duerme la siesta vietnamita (3 horas), yo contesto emails, y hago mis cosas.

INGLÉS DE LIBRO

Después de esperarla pacientemente en el Hall del hotel, a que despierte, y salga, marchamos a cenar, y posteriormente a tomar café, luego damos una vuelta por la ciudad, y en un puesto de la calle, compra Hat Sen , son unas extrañas hortalizas, de las cuales se comen unos frutos que hay en su interior, y de sabor muy parecido a las habas frescas.

Mientras comemos esto, en un banco en la ribera del Mekong, conversamos, sobre todo de ella, me sorprende sobremanera, cuando le pregunto donde aprendió inglés, y me dice que sola, que ella tuvo que dejar de estudiar a los 16 años, y ponerse a trabajar en la peluquería de su hermana, que le hubiera gustado acabar la escuela superior, e ir a la universidad, para estudiar turismo, y que lo aprendió en tres meses, leyendo un libro, y con un diccionario. Quedo sorprendido, ya que su inglés, es mejor que el mío, lo que tampoco es difícil.

RAZONES DE UNA DECISIÓN

Cuando le pregunto, el porqué ha decidido unirse a mi viaje, me contesta, que por que su jefe le ha dado vacaciones, y jamás las ha tenido, y ve una buena oportunidad, para conocer el sur de su país. En la isla de Phu Quoc, ya estuvo una vez con su ex novio.

Le contesto, que yo podía haber sido de otra manera, e incluso la podría haber dejado tirada a medio camino, o algo peor, y ella me empieza a contar,

El día que me llamaste, para  hacerte de guía por Saigón, sinceramente, no tenía pensado el coger el teléfono, lo hice, porque estaba medio dormida, y no sabía quién era, luego me sorprendió, y me sabia mal, el dejarte tirado, así que tuve que hacerlo, pero no con demasiado humor. En la mañana, que estuve contigo, comprobé que no eras una persona con malas intenciones, ni tampoco de malos sentimientos, ya que te puse a prueba en un par de ocasiones, y cuando me ofreciste el acompañarte en tu viaje, para que te hiciera de traductora, en un principio no tenía la mas mínima intención de hacerlo, ya que si no trabajo, no cobro, y sinceramente no quiero gastarme el poco dinero que tengo ahorrado, en un par de semanas, con una persona, a la que no conozco de nada, y podría tener un disgusto.

Al siguiente día, tuve el teléfono cerrado, porque solo quería pensármelo, pero por la noche, te llamé, sin la esperanza de que estuvieras aún en Saigón, y cuando me lo cogiste, por una corazonada, me decidí a hacerlo, ya que creo que es una buena oportunidad, pero eso sí, no te vayas a pensar, que voy buscando algo tuyo, ni que te voy acompañar a lo largo de todo tu viaje por mi país, ya que yo tengo mi vida en Saigón, y esto son sólo dos semanas de vacaciones.

Me quedo atónito, ante la respuesta, y sinceridad de ella, y tras un minuto de pausa, le digo, con una gran sonrisa en mi cara,

Sabes, eres mi acompañante perfecta gracias por venir

Ella me sonríe dulcemente, y me contesta

Ya veremos si estamos de acuerdo, dentro de 10 días.

EMBARCADOS TRAS LA VALLA

Por la mañana, buscamos una embarcación, para que nos lleve a las islas cercanas del delta del río. Desisto de hacerlo en los lugares oficiales, ya que estos son caros, 35 €, por persona, y al final encuentro uno, que nos lo hace por 10 € los dos, y la misma ruta, además con el desayuno incluido.

Saltamos una valla, que da acceso al embarcadero, tal como si fuéramos delincuentes, y el chico que nos lleva en su barca, se pone en marcha. La primera isla que visitamos, es la isla del Unicornio, y al bajar, nos lleva a las tiendas , donde degustamos, pero no compramos, la miel, las pastas, y el vino de plátano, el cual tiene 30º Posteriormente, nos lleva a desayunar, frutas de papaya, pomelo, sandía, piña, y trai nhan, las cuales son como uvas, de color marrón, que se pelan, y tienen una tremenda semilla de color negro en su interior . Luego vamos a ver una fábrica de caramelos de coco, que también degustamos . Posteriormente atravesamos la isla, hasta otro embarcadero, esta vez de un canal de la isla, y una barquera, a la que nuestro guía ha pagado antes 1$, nos conduce por el canal , hasta la salida al rio, donde volvemos a montar en la barca de éste.

A continuación nos dirigimos a la isla de Fénix, donde antiguamente, había un monje budista, y su congregación, y hoy en día está convertido en tiendas con productos derivados del coco , restaurantes, bares, algo parecido a un zoológico, donde hay un mono, una serpiente, diversos cocodrilos , y algún gallo y gallina. Está atravesada toda por canales, los cuales pueden ser cruzados por medio de puentes de bambú .

MÁS ISLAS Y GRANDES PLATOS COMPARTIDOS

Continuamos visitando Isla Tortuga, donde también hay una fábrica artesanal de caramelos de coco, y diferentes frutas que caramelizan, y de allí a un restaurante, a través de canales, donde se puede comer, desde serpiente hasta ardilla . Nosotros elegimos pescado , que es más barato; luego entendemos el por qué de los caros precios, los platos son de 1 Kg. más el acompañamiento, total para cuatro personas. Además contamos con ayuda de unos anfibios que merodean cerca de la mesa, los cuales esperan a que les echemos las sobras, son extraños, como peces pero con patas, de nombre Thoi Loi . Aunque como ya sabéis, yo no necesito ayuda con semejantes cantidades, pero si con mi acompañante, que no cesa de echarme comida en mi plato, para que coma, y empiezo a preguntarme si por las fechas en las que estamos, no pretenderá, el engordarme, para el posterior sacrificio.

Como Vy, ha comprobado mi malestar por los precios, a la hora de pagar, cuando me levanto para hacerlo, ella sonriendo, me dice que tranquilo, que ya está que ha pagado ella antes, que yo voy pagando la gasolina, y qué menos, que de vez en cuando me invite a comer, pero que no me acostumbre, que ya sé que tiene poco dinero.

EN EL DRAGÓN DE 7 CABEZAS

De vuelta a My Tho , es imposible quitarse la morriña de la sobremesa, y Vy, queda plácidamente dormida sobre mi hombro, mientras las aguas del Mekong, salpican de vez en cuando mis pies, y miro plácidamente, las dos puñaladas en un tomate que parecen sus ojos, así como la ausencia de tabique nasal de ésta, parece como si le hubieran dado con una pala en la cara. El primer día que la conocí, ya le dije, que un recortador de siluetas, con ella acababa con dos tijeretazos y punto, se lo tomó con gran humor.

Llegamos al hotel, y ella como no, su siesta de tres horas, para posteriormente, ir a cenar, y de vuelta al hotel.

Por la mañana después del desayuno, marchamos a Vinh Long, pero nos equivocamos de camino, y recorremos gran parte del delta del Mekong, pasando por aldeas pequeñas, carreteras intransitables, e incluso, cogemos algún ferry que otro , para cruzar los distintos brazos del delta, al cual los Vietnamitas, llaman dragón de nueve cabezas, ya que este en el delta, se abre en nueve brazos, cada uno de ellos, el doble de ancho y caudaloso, que el río Ebro, y a su vez en diversos canales, con anchura y caudal como el Guadalquivir a su paso por Córdoba, en sí la zona del delta del Mekong, puede llegar a tener, casi la extensión de Andalucía.

OCULTO Y CARO HOTEL

Cuando llegamos a Vinh Long, damos marcha atrás, para ver una casa que se encuentra junto a un canal, la cual es hotel, con expectativas de quedarnos en él. Después de una hora buscándola, porque no está indicada en absoluto, en ninguna parte, encontramos un chico, que nos hace de guía, a través de angostos caminos, que cuando encontramos una moto en sentido contrario, tenemos que parar, para poder cruzarnos.

Llegamos al hotel que se llama Nha Co Tran Tuan Kiet, y es una preciosidad, es una casa antigua, con un fabuloso jardín; no tiene habitaciones, sino salones, donde duermen todos en hamacas, o camas tipo phuton , está totalmente vacío de huéspedes, aún siendo famoso, ya que ha sido declarado patrimonio de la humanidad, y cuando preguntamos el precio, nos dicen que 50 $, pensión completa. Esta es la razón de que este vacío: ¿quien en su sano juicio, pagaría este precio, por dormir junto a ronquidos de los demás huéspedes, y sin privacidad alguna? Sólo alguna persona con pocas luces, por decir que durmió en una típica casa de madera, a orillas del delta del Mekong.

Marchamos de allí, ante la imposibilidad de regateo, con dirección Can Tho, otra población, del delta del río, parando, para hacer alguna foto del atardecer sobre éste .

DURA LECCION DE EDUCACIÓN VIAL

En un cruce de un pueblo, un descerebrado de poca educación vial, atraviesa la nacional, y me lo llevo por delante, desequilibrando este mi moto, y cayendo al duro asfalto. Es la caída más importante que hasta el momento he sufrido en Vietnam, me levanto sin apreciar los daños en mi brazo derecho, yéndome directamente a por él desaprensivo, sin darme cuenta que mi compañera, ha quedado atrapada en la moto, a medio camino, recapacito, miro atrás y veo a Vy, en el suelo, sin poder salir de la moto, la saco de la trampa, y le pregunto si está bien, ella me dice que le duele mucho la rodilla, por lo que la cojo en brazos, y la llevo a un bar que hay al lado, y la siento en una silla, poniéndole su pie en lo alto, y le pregunto, si puede mover la pierna, esta me dice que sí, le pregunto, si siente humedad en la pierna, y me dice que no, por lo que presupongo, que ni tiene nada roto, ni tampoco herida abierta, le digo que se ponga en pié, y que entre al baño, y se examine.

A los dos minutos, estamos rodeados por vietnamitas que intentan sin suerte llevarme a un hospital, yo aun en caliente, no me he percatado, que el codo de mi brazo derecho, sangra abundantemente, me dirijo hacia el culpable, esta vez no para comérmelo, sino para preguntarle si está bien, pero se ha dado a la fuga, lejos de cagarme en sus muertos, pienso, que por lo menos, la próxima vez mirará antes de cruzar.

Empiezo a notar humedad en mi brazo, y miro las numerosas quemaduras que ha producido el asfalto en mi brazo, pero ninguna sangra, miro entonces mi codo, y veo una brecha de unos 4 cm. algo profunda, cojo mi mochila, abro el botiquín, y después de comprar una botella de agua, y habérmela limpiado bien, empiezo a curármelo, con gasas, y con betadine, ante el asombro de los testigos, que no cesan de preguntar a mi compañera que ha regresado del baño, que de dónde soy, y ella a todos les responde de España, ante un oooh, de sorpresa de estos.

MILAGROSO BETADINE

Cuando dejo el bote de Betadine en el suelo, para con las gasas, intentar cortar la hemorragia, los testigos van cogiendo el bote, y tal como si agua milagrosa de Lourdes se tratara, se van echando en callos, heridas antiguas, y rozaduras,  ante el riesgo de quedarme sin él, tengo que a la fuerza arrancárselo de las manos, a un anciano, que se lo estaba echando en los juanetes de sus pies.

La herida sigue sangrando, por lo que considero que tengo que darme al menos un par de puntos, recuerdo que en España, en muchas ocasiones, los puntos no son de hilo de seda, sino de tiras adhesivas de plástico, por lo que decido no emular a Rambo, en “Acorralado”, y con las tijeras de mi navaja multiusos, cojo una tirita, la parto a lo largo en trozos, y me doy yo mismo los puntos, me vendo el codo.

Recojo mi moto, la cual solo ha sufrido poco daño, y puede proseguir camino, a mi compañera, la cual ya puede andar, cojeando, y seguimos camino, despidiéndonos de todos los curiosos, y por supuesto, no olvidando el bote de Betadine, y pensando siempre en una de las frases que es un pilar en mi vida, “No importa las veces que te caigas, sino las que te levantas”.

CELEBRACIÓN CON CARNE DE COCODRILO

Cuando llegamos a Can Tho, no me paro ni a regatear hotel, en el primero me alojo, envío a mi compañera, a la farmacia, a por antibiótico, para evitar una posible infección de la herida, y crema cicatrizante, para que cure lo antes posible.

Me doy una ducha, acordándome del presunto culpable del accidente cada vez que me tengo que limpiar una quemadura, y cuando salgo del baño, compruebo que mi compañera, ha llegado con todo, y dispuesta a hacer las veces de enfermera, ya que no me deja que me haga yo las curas, por mucho que insista.

Después de todo el periplo, salimos del hotel, para celebrar la supervivencia del accidente, y mi compañera, no sabe por qué estoy tan contento, y decido ir a cenar, y celebrarlo, y le respondo, que hemos salido ilesos, de algo que podía haber sido peor, y que mañana, me va a doler todo el cuerpo, y que si no aprovecho ahora, para hacerlo, posteriormente me arrepentiré. Sonríe, marchamos a la rivera del Mekong, donde cenamos cocodrilo, funde Vietnamita, y todo ello regado con una botella de vino, precio 8 € .

A todos aquellos que sientan curiosidad por la carne de cocodrilo, les diré que fresca, tiene el mismo aspecto que el bacalao, pero que una vez hecha a la brasa, que es como la comimos nosotros, tiene el del pollo, pero la textura, es más jugosa que la pechuga de este, y con un sabor entre pollo y pescado.

COMPAÑERA IDEAL

Por la mañana, siguiendo mi premonición, tengo el brazo muy hinchado, y las rozaduras me duelen hasta cuando el viento me acaricia. Aún así, me muerdo la lengua, cuando mi compañera me hace la cura, y me pone la pomada cicatrizante, la cual es china, muy buena, pero solo apta para autónomos, ya que ellos se tienen que recuperar cuanto antes, y ponerse a trabajar, por las pocas compensaciones que tienen por la seguridad social, así que los funcionarios deben de abstenerse de utilizarla .

Luego marchamos a ver el mercado flotante de Cai Rang , pero al ver que solo se puede acceder por barca, únicamente le hago fotos desde la orilla, ya que me niego, a que las aguas del Mekong, toque mis heridas, y me produzcan una gran infección.

Posteriormente, marchamos al hotel, ya que estoy un tanto dolorido, mientras duermo, mi compañera, sin yo saberlo, ha hecho toda la colada, y cosido mi pantalón del agujero producido por el accidente, pienso entonces que esta chica vale mucho.

HOMENAJE A “EL SITI”

Después de mi siesta, marchamos a la ribera del río, y me percato de que hay una gran barca, que cruza este, una y otra vez, y que en la misma no hay ningún turista, le pregunto a mi compañera, que hay al otro lado, y ella me dice, que por lo que puede apreciar, un barrio muy pobre. Así que dos minutos después estamos, por tan solo 4 cent., en el interior de la barcaza, cruzando al otro lado.

Nos encontramos, en un barrio tal y como me dijo mi acompañante, muy pobre , muchas casas, están construidas, en lo alto de canales, por los que lo único que corren son aguas pestilentes . Paseamos por los callejones del mismo , ante la incredulidad de sus gentes, y el saludo posterior de ellos, pasamos por un colegio, en el que los niños están en el patio, y todos a coro nos saludan, y puedo ver como vendedoras de chucherías hacen las veces, de “El Siti”, persona entrañable, que vendía chuches , en el recreo de mi colegio, cuando yo era estudiante.

Continuamos camino, y exploramos todo el barrio, con curiosas imágenes de la vida cotidiana de esta gente . Paramos en un bar a tomar un refresco, y no tardamos en estar rodeados, por gente, que interroga a mi acompañante sobre mí, a la que ella les contesta complicadamente.

Cuando marchamos de él, a los 10 metros me percato que me he dejado mi cámara fotográfica, en el interior del bar, al darme la vuelta, tengo al dueño de este a mis espaldas, devolviéndomela, como diría el dicho “Son pobres pero honrados”, y eso que probablemente, valga el sueldo de un año de estas gentes, que viven rodeados de podredumbre, pero no exentos de una felicidad insólita, para la manera de ver de los occidentales.

NOS QUEDAMOS SIN RATA

Regresamos, a la ciudad, en la misma barcaza, que nos transportó, acompañados de las motos y lugareños, que trabajan por la noche al otro lado del río, tan distinto a esta ribera.

Intentamos cenar en el restaurante del día anterior rata, pero se ha acabado, por lo que mi acompañante, pide una sopa negra, con un pequeño pollo , aludiendo que es bueno para mis heridas. No puedo evitar el acordarme del licor de mi amigo Nguyen de Ha Giang, aquella vez que me lo dio con el pájaro dentro de la botella, lo echo en falta, porque no sé si me curaría, pero lo que sí es seguro, es que después de cuatro vasos, lo que menos me importaría sería el dolor de mi brazo.

Por la mañana, nos dirigimos a Rach Gia, es solo un mero trámite, ya que al día siguiente, tomaremos el ferry, para Phu Quoc, la isla más al sur de Vietnam, donde pasaré la navidad.

CARIDAD BUDISTA

En mitad del camino, mi mochila, se descuelga, y tengo que parar, para volverla a poner en la parrilla trasera, cuando lo estoy haciendo, me fijo, que a pocos metros de mi, en mitad de la cuneta, hay un monje budista en peregrinación, el cual se encuentra meditando justo en el arcén de la carretera, con el peligro que conlleva. Al acercarme, para hacerle una foto , me fijo, y tiene un cesto a sus pies, donde la gente le echa la voluntad, para que pueda proseguir el camino. Le dejo 16 cent. y él ni tan siquiera abre sus ojos, sigue tan inmutable como cuando llegué, así que prosigo a lo mío.

Más tarde, paramos en un bar a tomar café, y como curiosidad, este está exento de sillas, solo tiene hamacas colgantes, y la verdad, es un placer, el tomar un café en él , justo al lado del Mekong, mientras los barcos lo van navegando.

De repente me empiezo a dar cuenta de que no ha sido una buena idea lo de la hamaca, no por la primera caída que tengo de ella, y no por el ridículo, algo a lo que ya estoy acostumbrado, y siempre me lo he tomado con humor, sino por mi brazo, que me duele a más no poder, por lo que tengo que pedir una silla normal, ante la ausencia de estas, me ofrecen una mesa, la cual acojo con mucho gusto.

DE COPILOTO

Proseguimos camino hasta la ciudad, y cuando llegamos a ella, mi compañera harta de que a cada cruce le pregunte por donde debo ir, muy diligente, me hace pasar al asiento trasero de la moto, y la lleva ella. Una vez más me deja sorprendido, por la enorme paciencia que tiene conmigo, y por las aptitudes de esta, ya que maneja pasajero, carga y moto con la misma soltura que un servidor.

Por fin llegamos al hotel, y tras una ducha, siesta vietnamita, a la cual cada vez estoy más acostumbrado, aunque no del todo, ya que solo duermo un par de horas.

Cuando despierto, compro los billetes del barco, para la isla, 10 €, por persona, y 3.80 €, por la moto, por un viaje de 2h40 minutos., la verdad, es que no está nada mal. Peor son los precios en la isla, ya que me han dicho, que son algo más caros que en el continente, pero, para qué engañarnos, poco me importa, sólo quiero llegar, y descansar por al menos cuatro días, y no tener cada dos o tres días que estar haciendo el equipaje, que es lo único que hasta el momento me cansa.

FERRY SIN BAR

Paseando por el muelle de esta ciudad, veo por primera vez una puesta de sol en el mar, aunque sé que me hartaré de verlas, y no puedo evitar recordar, el mensaje de mi prima Pepi, y hacer unas fotos de la misma . Posteriormente cena y al hotel, donde ante mi asombro, mi compañera, me pide, que le traduzca mis crónicas al vietnamita, y se las deje leer, yo quedo dormido, entre carcajadas de esta cuando lee alguna anécdota mía en su país.

Por la mañana, salimos del hotel a las 7 de la mañana, porque a las 8 nos sale el barco, y tengo que embarcar también mi moto. Nos dirigimos al muelle, dejo la moto en manos de un operario del barco, y desayuno, viendo el trasiego del puerto.

En hora puntual, zarpamos, rumbo a la isla, a gran velocidad. Navegamos por el golfo de Thailandia, pasando por pequeños islotes, y cerca de barcos que faenan . El agua está calmada, y en el cielo hay un sol espléndido. El barco lejos de ser algo obsoleto  y antiguo, no tiene nada que envidiar, al ferry, que cruza constantemente el estrecho de Gibraltar, con televisión, pero, eso sí, exento de bar, algo que me sorprende, y la tripulación, nos reparte agua y toallas húmedas.

Llegamos a la hora programada a puerto, desembarcamos, y nos dirigimos a Duong Dong, para buscar hotel. La isla para mi decepción, como no, ya habitual, porque está llena de resorts, y hoteles para turistas, que los copan en estas fechas.

PAIS POCO NADADOR

Tras un peregrinaje de una hora, encontramos un hotel de bungalós, cerca de la playa, lo más económico que encontramos, 12,5€. No hay más remedio, que quedarse en él, y tenemos suerte, ya que como he dicho, muchos de los hoteles, están llenos, y se han encargado de hinchar los precios para estas fechas.

Después de cambiarnos, nos acercamos a la playa, la cual a mi compañera no le gusta, no porque no sea una maravilla, que lo es, sino porque no sabe nadar, al igual que el 80%, de la población vietnamita, e incluso, me he encontrado algún pescador, que tampoco sabe, quedándome sorprendido por ello, ya que a eso yo le llamo tener coraje  en el trabajo.

Posteriormente, comida en el hotel, el cual tiene precios asequibles, pero los platos son un tanto pequeños. Luego la ya habitual siesta, a la cual no me puedo sumar, ya que no soy partidario de la misma, pero mi compañera, lejos de dormir las 12 horas diarias que dormía Moon, duerme una media de 15 horas, ante mi asombro, e incluso cuando hemos viajado en moto, he sentido algún que otro cabezazo, en la parte posterior de mi casco, y cuando le he preguntado por estos, me ha respondido, que se había quedado dormida.

PESCADO Y CARACOLES COMO PUÑOS

En la tarde, nos acercamos al puerto, y la playa que hay al lado de este, que carece de turistas, solo hay isleños, y niños, que juegan al atardecer en el agua, mientras sus padres desde hamacas los contemplan. Todo muy relajante, pienso para mí que después de todo, esta isla va a tener cosas sin quemar, y por descubrir.

Cuando la noche ha caído, marchamos a comer a uno de los numerosos restaurantes que hay en una calle. No hace falta decir que el menú que elijo, es pescado, uno que pesa al menos 1,5 kg, hecho al papillote, y a la brasa, untado con un adobo, el cual no quita que esté un tanto soso, y unos caracoles de mar, también a la brasa, del tamaño del puño de mi mano izquierda, el cual aún sigue un poco hinchada por la caída de moto, con bebida. La cuenta asciende a 8 €.

TAMBIÉN CICERONE

En la mañana que precede al día de noche buena, decido explorar la isla, por lo que dejo a My que conduzca, y me lleve a través de la misma. Primero decide que visitemos el museo de la misma, donde hay una variedad, de vasijas, que no son de épocas ancestrales, y diversos objetos, que no dicen demasiado de la historia de la isla, y todo ello lleva al final a una tienda donde venden perlas de la isla, las cuales son famosas.

Finalizado el recorrido por el museo (30 Cent. entrada), mi compañera, sabiendo qué es lo que en realidad me interesa de mi viaje, después de haber leído mis crónicas, pone rumbo primero al mercado de la ciudad, donde sólo hay algún turista despistado que intenta salir del mismo, y posteriormente, al barrio de pescadores, donde observo el mismo, y sus casas.

Salimos del barrio, y cogemos por caminos casi intransitables, que acaban en senderos, donde la dificultad de circular con moto se hace creciente. Paramos en una tienda, en medio de la nada, a refrescarnos del insoportable calor, y no tardamos en ser observados además de por la dueña de la tienda, por la única vecina, que se sienta al lado nuestra junto con su hijo, y comienza la ya habitual entrevista .

EN LA PLAYA PERDIDA

Seguimos camino, hasta llegar a una de las playas más bonitas que he visto en mi vida, arena blanca, aguas cristalinas, palmeras con cocoteros, y soledad, nadie  a la vista. No puedo dejar de pasar la ocasión de pegarme un baño, en este paraje paradisíaco, alejado de todo resort que se precie, y el saborearlo con toda la tranquilidad, que goza el lugar. Decido llamar a la playa, a la cual por supuesto tengo intención de volver, a pesar que mi acompañante, en absoluto es amiga de ellas, “Playa perdida”, por dos razones, porque solo se encuentra si consigues perderte en la isla, y porque por su hermosura, esta perdidamente condenada, a acabar en manos de constructores .

Marchamos de allí, antes de lo que yo hubiera deseado, y nos dirigimos del paraíso, al infierno, ya que visitamos la antigua prisión japonesa de la isla, donde en un museo, recuerdan los horrores sufridos por sus habitantes a manos de los japoneses, cuando estos la invadieron en la segunda guerra mundial .

CENA DE PARADISÍACOS CANGREGOS

Con el mal sabor de boca de la visita, posteriormente, nos dirigimos a otra playa, la cual sale en folletos, para turistas, como una playa natural, y preciosa, y a la que en teoría sólo se puede acceder en moto, no vale la pena, ni tan siquiera hacerle una sola foto: muy transitada por jóvenes turistas, en busca de aventura, eso sí segura, y con un par de restaurantes, para repostar los estómagos de ellos.

Finalizado el recorrido por la isla, regresamos al pueblo, donde cómo no vamos directamente al mismo lugar del día anterior, pero en el otro extremo de la playa , para contemplar la puesta de sol, comiendo unos bocatas de huevos de codorniz, con dos clases de salchichas, y albóndigas de carne y pescado, todo un manjar, que se acrecienta con la magnífica puesta de sol que contemplamos .

Pero nada que ver con la cena que nos espera después de esta, ya que cuando nos íbamos, vimos como una barca, regresa de su faena diaria, y en sus redes traen unos enormes cangrejos rojos, que nos vuelven a abrir el apetito, decidimos negociar el precio de los mismos, y nos cobran 3,50 €, por 1,5 kg. y la dueña de las hamacas donde estamos sentados, se nos ofrece a cocinarlos, por 80 Cent. Los deleitamos , cuando la sombra y la luna copan el cielo, y solo se vislumbra en el horizonte, una pincelada de la luz que tuvo el día .

LA REFLEXIÓN DE LOS 100 DÍAS

Regresamos al hotel, y comienzo a escribir mis crónicas del día, y cerrando la semana, en la playa, junto a unos farolillos chinos, y sentado en unas hamacas, contemplando la faena nocturna de los barcos, que pescan cerca de la costa, y pensando que hoy precisamente hace cien días que me encuentro en Vietnam, y que aún soy un aprendiz en el arte de viaje, y cuando pienso en alguna ocasión que me sé devolver con soltura, el destino llega, y me pone los pies en la tierra, haciéndome saber que en esto de viajar, jamás se puede uno llegar a creer un maestro.

También pienso, en que mañana mi familia celebra la cena de noche buena, todos reunidos, y es inevitable el acordarme de ellos y el emocionarme, aunque no sea la primera navidad que paso sólo, ya que llevo alguna que otra a mis espaldas, por eso, hoy más que nunca, es necesario hacer examen de conciencia, y pensar en ese barrio humilde visitado en Can Tho, donde a pesar de las penurias de la gente que vivía en él, no encontré ni una sola lágrima, sino sonrisas y honradez, y es inevitable el pensar, lo diferentes que somos en otros lugares, en los cuales somos capaces no solo de empeñarnos hasta los ojos, sino de mentir robar y otras cosas peores, por tener todo aquello que pensamos que nos hará felices: una gran casa que nos amarra a una deuda perpetua, una televisión que sea el último modelo, aunque la antigua funcione, y cuando el vecino, o el amigo tiene una mejor, decidimos que es hora de volverla a cambiar, un gran todo terreno, eso sí, para llevar a los hijos a la escuela, y poco más, y pensamos para convencernos a nosotros mismo, que son más seguros, y los protegerán mejor, cuando indudablemente, les estamos dejando un mundo más contaminado, cuando olvidamos nuestros orígenes, y que nosotros viajábamos en utilitarios, pagados por nuestros padres con mucho esfuerzo, y no nos pasaba nada. Cuando necesariamente, tenemos que celebrar esa cena tan estupenda de navidad, rodeados de marisco, y estamos celebrando el nacimiento de una persona que vino a este mundo de la manera más pobre en la que se puede venir, en un pesebre, y como testigos dos nobles animales.

Que nos dejamos llevar por el excesivo consumismo, y nos embarcamos en compras, las cuales conllevan inevitablemente, a que la cuesta de enero, tenga más pendiente que nunca, olvidando, que lo verdaderamente importante de estas fechas, es estar rodeado de la gente que en verdad nos importa, y nos quiere, y aguantar al cuñado pesado, o al primo excéntrico, o al abuelo/a, que siempre está quejándose, que irremediablemente es tu familia, pero que cuando falta un año, no dejas de pensar en él, y decirte por qué no pasaste más tiempo con él.

Todo ello es una lección, hay que aprovechar los momentos, y vivirlos con la máxima intensidad, no dejarse llevar por los lugares, con grandes cojines, y budas gigantescos, que hay de moda, donde un señor, con el pelo cuidadosamente despeinado, gafas de pasta, toalla al cuello, camiseta de diseño, y pantalones de pitillo, conjuntados con enormes zapatillas o zapatos, que de toda la vida se le ha llamado el hortera, hoy se erige como juez, y con sentencias de “tú eres chic, o tu estas out”, y emiten sus veredictos hacia los demás, pero eso sí, no olvidan cobrarnos la cerveza un mínimo de tres euros con suerte, por hacernos creer, que estamos en un lugar privilegiado, donde hay muebles, hechos con el bambú de la deforestación de países tercermundistas, y cortinas y tapices, realizados con el sudor  de niños y gente, que gana una miseria, vive en casas de hojalata, sobre ríos de mierda, pero que si te olvidas tu cámara te la devuelven, y siempre sonríen.

Solo espero como dice la canción “que mis palabras desordenen tu conciencia”, y que tomes nota, de lo que realmente importa en la vida, y de lo que significan estas fechas, ya que las cosas no son para siempre, disfruta de ellas.

De corazón, desde una isla del sur de Vietnam te deseo una FELIZ NAVIDAD.

 

8 comentarios en «Vietnam (XV)»

  1. Que tal Antonio? Por lo que he leído todo bien excepto algún percance “sin importancia” llevo un gran retraso en esto de leer tus crónicas y me llevara bastante tiempo ponerme al día, tanto tiempo parado y ahora me faltan horas jejeje, solo quería desearte un feliz año nuevo, darte fuerzas en esta gran aventura en la que te has adentrado y darte apoyo en estos días que seguro añoras a los tuyos, espero y desearía poder ir con Marc hacerte una visitilla este año. Muchos recuerdos y cuidadin con esa motillo. Un fuerte abrazo,
    Iván

  2. Hola Antonio, como estoy seguro que lo leeras pronto te lo escribo para desearte una feliz año nuevo, porque tu ya hace dos ahoras que lo estas viviendo ya que son cerca de las 2 de la mañana.

    Yo apunto de marcharme de cena y luego a comer las tipicas uvas con mis tipicos calzoncillos rojos y bien vestido para vivir otro año más bajo una mentira ya que me gustaria ir sin peinar y sin ropa fuera de lo normal que me pongo para ir mas que nada mas comodo pero bueno ya sabemos que lo normal es esto, pero bueno es lo que hay.

    Nada más queria decirte que feliz año y que pensaba que te gustaria leer un mensaje de este calibre!

    Un abrazo enorme!

  3. Hola guapo !
    Lo 1º, muchas gracias por la llamada, me hizo mucha ilusión que te acordaras de nosotros.
    Jolin, que faena lo de la caida de la moto, pero bueno, ya veo que tienes recursos para todo y eres fuerte, además como se suele decir, de lo malo, malo, fue menos de lo que podia haber sido. Espero que te recuperes pronto.
    Oye, vaya fotos más chulassssssss. Me han encantado. Te he robado un monton de ellas, bueno, una de ellas la tengo puesta como salvapantallas. Que bonitas!!!
    Que bien que tengas compañia y encima que te cuide y se preocupe de ti e incluso sea tan apañada, como tú. Me alegro. Tienes toda la razón en tus últimos parafos del relato, pero… se nos olvida muchas veces y esta bien que haya gente como tú que nos lo recuerde de vez en cuando.
    Cuidate mucho. Un besote.

  4. Gracias,gracias y mil gracias por las fotos son una preciosidad.Me alegro de que hayas encontrado una compañera de viaje tan excelente y alucino con tus conocimientos sobre la cura de heridas,hijo es que eres una prenda,sabes de todo.Ten aún más cuidado con la moto,ya sabemos como son los vietnamitas conduciendo.Lo que más me ha gustado de esta última crónica es tu reflexión final,me ha hecho pensar mucho porque aunque creo que mi conciencia está bastante desordenada,muchas veces caigo en los tópicos y no valoro lo suficiente lo que es realmente importante y me pierdo disfrutar a tope de lo que tengo pensando y añorando en quien ya no está ni va a volver.Tu forma de pensar y la de mi Mari me están ayudando mucho a darme cuenta de lo equivocada que estoy en muchos aspectos de mi vida y aunque sé que llevais razón me cuesta ponerlo en práctica pero me siento afortunada por tener la familia que tengo(ya sabes que solo una parte) y aunque esto de la navidad es un puro cuento de consumo yo me quedo con lo que importa y para mí las navidades son la excusa perfecta para que se reuna la familia.Bueno me ha liado un poco porque tengo la cabeza embotada de dormir poco estos dias.Muchos besos y sé muy feliz que te lo mereces.

  5. Hola Antonio,
    Te paso los comentarios de mamá:
    «Me han gustado mucho las crónicas de los últimos días y me alegro de las conclusiones a las que has llegado con tus experiencias. Me alegro de que estés mejor de la caída de la moto. Te echamos de menos anoche y supongo que te echaremos de menos mucho más en Noche Vieja que siempre has pasado con nosotros. Cuídate mucho.
    Tu madre»

    Ahora te transmito también muchos besos de tu ahijada Marta que se ve que ha pensado que no ponerse al teléfono ayer estuvo bastante mal.

    Por parte de tu hermana, osea la que escribe, desearte una Feliz Navidad y que disfrutes de tus experiencias, pero por favor ten mucho cuidado que no te pase nada.
    Te echamos mucho de menos y especialmente en estas fiestas, un beso muy grande. Tu hermana Ana.

  6. Hola Antonio,sólo quería desearte una muy Feliz Navidad desde Ibiza y…que sepas que yo también me he «enganchado» a tus crónicas!Es como si todavía estuviera de viaje…Saludos!

  7. Estimado Antonio, te escribo en la nochebuena para saludarte y decirte que me encantan tus cronicas, peripecias y vivencias. Algo me ha contado mi hijo de tu amabilidad y buena disposición ante la idea de incorporarse contigo. Confio en tu experiencia y buen juicio para que el periplo de mi hijo se desarrolle con normalidad. Te agradezco todas las molestias y atenciones que nos estas prodigando. Espero tener la ocasión de poder conocernos personalmente. Un abrazo muy fuerte.

  8. <<<<<<<<<<<<<<<>>>>>>>>>>>>>>>

    Que decirte en estas fechas pués siempre haces que pueda pensar que debo aprender mucho y para eso estas tu para enseñarme, aunque con lo cabezón que soy lo tienes complicado ya sabes, lógicamente del tema que ya sabemos.

    Bueno la crónica pues impresionante aunque me la tendre que volver a leer que he ido muy rapido y alguna cosa se a escapado, de momento yo quiero una vietnamita jaja, no veas como cuidan a los hombres como aqui sabes no? ya me entiendes. Cuidate ese brazo que vaya mapa llevas!!!

    Increible los caracoles que pasada, pero cuando vaya prefiero no saber si como rata te lo agradeceria, me daria igual lo que coma pero no quiero saberlo lo prefiero, o saberlo al día siguiente estária bien, la cárcel me recuerda a esas de la Guerra de Hart o alguna pelicula asi que pasada, estará Bruce Willis dentro?, lo del budista que puntazo no? habría que hacer un día guárdia para ver a que hora se pone ahi y a que hora se marcha, ya lo intentarás averiguar jaja. Por cierto Vy es mona eh! no se porque la llamas cara plato a no eso lo he dicho yo, bueno que aunque tenga la cara un poco plana no pasa nada es mona, no te metas mucho con ella aunque conociendote lo haces para reir sin mala fe, además muy buena mujer con eso de que también paga alguna comida asi se demuestra que es «buena gente» como tu sueles decir.

    Bueno que vaya muy bien, y sigue asi, y a ver si no pierdes la cámara que nos quedamos sin fotos !!, siempre se demuestra que hay gente que puede llegar a demostrar que vale más la moral que 1 dólar, 1 €uro, 1000 dólares o 1000 €uros quizá aqui y alrededores no pondria la mano en el fuego por recuperar algo pérdido y que lo devuelvan…

    saludos!!!

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