Indonesia (VI)

NOTA DEL ADMINISTRADOR: Debido a un fallo en el antiguo servidor de imágenes habrá paginas en las que no se vean estas en su párrafo correspondiente, y ya que volverlas a poner todas en su sitio llevaría muchísimo tiempo se ha insertado al final de cada crónica un vídeo para poder verlas.

 

YAKARTA

A media tarde aterrizamos en Yakarta, la capital de Indonesia. Después del trámite de mochilas y preguntas, tomamos el autobús que lleva a la ciudad desde el aeropuerto (2 €), y que nos deja a tan solo 8 minutos andando de nuestro destino final, Jalan Jaksa, la calle de mochileros.

La estación de autobuses esta justo al lado del monumento que se erige en medio de la ciudad de nombre Monas.

Desistimos tomar otro medio de transporte, pues lo cercano de la calle, hace ridícula esta decisión.

UNA CALLE BIEN SURTIDA

Entramos en Jalan Jaksa y una vez más vamos desmontando lo leído en blogs, sobre lo sórdida de esta calle o de su parecido con otra semejante de Bangkok, Kao Sand Road.

Si bien es cierto que hay un puñado de bares, donde merodean señoritas de compañía con miradas lascivas hacia los extranjeros, en absoluto es comparable a los comentarios vistos en Internet. Hay también comentarios sobre los hoteles, muchos son llamados cuchitriles y en algunos hay razón para este calificativo, pero hay ofertas de todo tipo. Solo hay que buscar bien y el visitante hallara buenas opciones, tanto de confort como de precio.

Nosotros, que hemos sido prevenidos, debido a que predijimos nuestra llegada sobre las 9 de la noche, hemos realizado reserva de un solo día en el Hostel Djody. Situado en la misma calle, justo al lado del supermercado Lawson. Habitación doble con baño dentro y buen desayuno por 10,40 €. Sin embargo la habitación no vale el precio que pagamos, por lo que después de una ducha y una cena en un restaurante callejero de los que copan Jaksa, buscamos alternativa para el día siguiente.

Después de preguntar, regatear (sin resultado, no bajan el precio aunque nos quedemos el total de los 18 días que tenemos pensado) e indagar en los 24 hoteles que hay en la zona, decidimos al día siguiente alojarnos en el Hostel Kresna, en Jalan Kebon Sirih Timur I, Nº 175, teléfono 02131925403 situado en la calle que confluye con Jalan Jaksa y donde está el hotel Margoll en la misma esquina.

Por un precio de 7,2 € (90.000 rp), la habitación doble, con baño dentro, limpia, pero sin desayuno y sin wiffi (en los hoteles donde hay es extremadamente malo), el viajero podrá alojarse en lo que es sin duda es la mejor relación calidad precio bajo de la zona. Un consejo, si se hace reserva con antelación, solicitar la habitación número 4, que es la que dispone de ventana al exterior, una calle muy tranquila.

El dueño del hotel es amabilidad personificada, y aunque no regala un solo café, siempre tiene agua caliente para que uno se lo pueda hacer y hay una nevera para guardar alimentos si al viajero a media noche le asalta el hambre.

EN BUSCA DEL VISADO

Después de dejar por la mañana las mochilas, decidimos comenzar la gestión más importante que hemos venido a hacer a la capital. La solicitud de visado en la embajada española, para que la Reina de Java, pueda ir a España a finales de abril.

Un mes antes ya me he informado de los trámites que hay que hacer y de los documentos que se solicitan. Es sin duda alguna el visado que más me va a costar sacar de cuantos he tramitado, le vengo martilleando a mi compañera desde que leí todo lo que pedían.

Billete de ida y salida del país, seguro médico por el período de permanencia en el país (algo realmente formidable a mi entender), carta de invitación por parte de una persona española que se comprometa a alojar y a que el visitante salga del país, pasaporte, copia de los diversos documentos de identidad (DNI, pasaporte y libro de familia) y contrato de trabajo en el país donde reside el solicitante.

Hasta aquí todo bastante normal, mi mejor amigo me ha ayudado con la carta de invitación y con mucho esfuerzo por mi parte los demás. Pero llego al punto donde para mí y para cualquier ciudadano español es bastante difícil e imposible para un ciudadano hasta medio alto de Indonesia. Si la visita es por 15 días presentar una cuenta corriente con un mínimo de 500 €, si la visita es superior (este es mi caso, pues espero que mi compañera permanezca en España por el máximo de tiempo permitido para un visado de turismo, 90 días), disponer de 60 € diarios; Dios Santo, exclamo, eso supone un total de 5.000 €, mirando a mi compañera, no pudiendo impedir que la derrota asome por mis ojos.

Aun así, no me resigno y albergo en mi interior un sentimiento de esperanza, cuando cruzo la puerta de la embajada de España en Yakarta, situada a tan solo 2 minutos andando de Jalan Jaksa.

En la ventana de recepción, me atiende un funcionario de unos 60 años, de mirada cansada y camisa impoluta.

Cuando le cuento que tengo todos los trámites preparados, esperando tan solo la carta de invitación que llegará la semana siguiente. El funcionario, me mira y probablemente por la experiencia en el puesto que desempeña, me hace la pregunta que tanto temo;

–      ¿En qué trabaja tu compañera y que medios de subsistencia tiene?

No dejo que en ningún momento se refleje en mí algún atisbo de preocupación cuando le contesto inocentemente;

–      No tiene trabajo, anteriormente, compaginaba el trabajo de matrona y agente inmobiliario cuando la conocí, pero debido a que me acompaña de viaje, actualmente no cuenta ni con ingresos ni con trabajo.

El funcionario hace una mueca de desaprobación y me responde tajante;

–  Mal lo veo.

Debe de haber alguna forma de que pueda viajar a España, solo va por unos meses, le respondo en tono de súplica. Ella está de viaje conmigo y luego marcharemos. Yo me responsabilizo de que salga del país en la fecha que sea necesaria, le he sacado un seguro médico, comprado el billete de avión. ¿Qué voy a hacer, después de todo el dinero que llevo gastado al final no aceptan tramitar el visado?

–      La cosa pinta feo si no tiene nada aquí que le haga regresar, un puesto de trabajo por ejemplo.

Empiezo a comprender el motivo de temor de los funcionarios de la embajada, para tramitar un visado a España. Piensan que puede ir a España, para luego buscar allí trabajo y quedarse permanentemente sea de forma legal o ilegal.

Yo pienso para mí, que el emigrante que actualmente ronde por su cabeza la idea de ir a España para buscar trabajo, le falta información sobre el estado actual de la economía española o le sobra desesperación.

Me viene a la memoria entonces la situación de tantas familias y personas que he visto en este país, viviendo en la miseria más absoluta, donde sus hijos como único calzado con suerte son unas simples chanclas.

La casa de Manuel, que vivía junto a la frontera de Timor Leste, o cuando Rasta me contó que su hermana había tenido un accidente de moto y sus padres habían tardado tres días en recaudar el dinero, pidiendo a vecinos amigos y familiares, para hacer una simple radiografía, mientras su hermana se retorcía de dolor en la cama de su casa.

Entonces comprendo que el temor de los funcionarios de la embajada es más que fundado.

Cualquier cosa por muy mala que sea es mejor que vivir sin esperanza a poder sobrevivir.

–      Comprendo perfectamente el temor que pueden tener por tramitar un visado a una persona de este país. Anteriormente era Guardia Civil y le aseguro que tengo conciencia del daño que puede hacer en nuestro país la inmigración ilegal. Dígame que puedo hacer, lo que sea excepto casarme, para que le den el visado a mi pareja. Comprendo a las historias que se deben de enfrentar cada día, pero le repito que este visado no es para meter a una persona en España, con la intención de que se quede por más tiempo del estipulado.

Me responde que envíe una carta a través de email al jefe de la sección de visados de la embajada, que explique en ella mi situación, que él suele responder a todos los email y que tal vez, solo tal vez, si él quiere me puedan tramitar el visado.

MISIÓN IMPOSIBLE

Salimos de la embajada, llevando bajo el brazo una esperanza mayor de con la que entré. Por lo menos aquí me han escuchado, y no me han pedido un soborno como en los estamentos de los países visitados, pienso mientras cruzo las calles atestadas de tráfico que inunda Yakarta.

Por la noche, en una terraza con Internet y en un ambiente relajado, después de haber ordenado mis ideas, sobre lo que puedo escribir y hacer entender al jefe de visados mis intenciones, comienzo a escribir.

Acabo un par de horas después, una carta de cinco páginas, que no voy a publicar aquí, por motivos personales, y en donde cuento un poco de mi vida, mi periplo y mis intenciones.

Después, hago la solicitud de cita, para la semana siguiente y entregar definitivamente toda la documentación en la embajada.

Cuando acabo, pienso que todas las ilusiones tanto las de La Reina de Java como las mías, están pendientes de que la carta que acabo de terminar tenga el efecto pretendido.

El resto de la semana, lo pasamos visitando la ciudad. No me sorprende en absoluto, pues es exactamente lo que me esperaba.

YAKARTA, CIUDAD DIFÍCIL DE RECORRER

Yakarta es una ciudad ruidosa, con aceras peligrosas para el paseo, pues la mayoría de ellas tienen grandes agujeros donde el peatón si no tiene cuidado, puede acabar en el fondo del alcantarillado. Además de los agujeros, los paseos se dificultan debido a que muchos comercios o restaurantes callejeros invaden los acerados con sus negocios.

Otras opciones que el viajero puede manejar para moverse en la ciudad de Yakarta son los transportes sobre ruedas o raíles. El taxi es económico, se recomienda si se monta en el obligar al conductor a poner el taxímetro y desistir del regateo, pues el visitante siempre saldrá perdiendo.

Yakarta cuenta con sky tren, el problema es que hay muy pocas líneas, por lo que no es un transporte demasiado recomendado para moverse por la ciudad. El precio del sky tren varía de 2.000 rp. el más económico sin aire acondicionado a 8.000 rp. clase ejecutiva, es decir con aire acondicionado. Vale la pena tener la experiencia de subir en el más económico, pues éste circula por los puentes de la ciudad con las puertas abiertas, mientras los pasajeros asoman medio cuerpo por ellas.

 

El Bajai (una especie de motocarro), inunda la ciudad y sus precios son aun más económicos que el taxi. Para tomar este transporte, hay que conocer las distancias, pues de lo contrario, los conductores acabarán engañando a los pasajeros y siempre les cobrarán más. Como referencia, se puede tomar, que las distancias más grandes (40 minutos caminando), el precio es de 15.000 rupias, pero en primer momento el conductor del Bajai pedirá 40.000 o 50.000 rupias.

El autobús, es sin duda el medio más económico, 2.000 rp. Para ver los lugares que reseñaré a continuación, solo hay que tomar el número 15. Este autobús, se toma en el cruce del principio de la calle Jalan Jaksa. Tienen una espera media de 15 a 20 minutos. Aunque el visitante puede hacer el mismo recorrido a pie y no le llevará más de un día el ver lo más interesante de la ciudad.

Como sitios de interés para el viajero, además de los museos poco encantadores que alberga esta ciudad, se pueden visitar algún que otro lugar donde entretenerse si se dispone de tiempo muerto como es nuestro caso.

Como ya he reseñado antes, cerca de Jalan Jaksa, se encuentra el monumento a la independencia de Indonesia y símbolo nacional Monas.

 

PANORAMICA HACIA 22 MILLONES DE HABITANTES

En un inmenso parque que rodea el monumento, se erige una torre de 132 metros de alto, coronado por una llama dorada. Se accede a ella a través de una sola entrada, el precio para ver el monumento es un total de 20.000 rupias (1,75 €), 10.000 rp. para ver el museo de historia que se encuentra en la base de la torre y 10.000 rp, para subir a lo alto de la torre en ascensor.

El museo no es más que unos escaparates donde se representan con figuras distintos momentos importantes en la historia del país. El problema es que para acceder a la cima del monumento hay que pagar primero la entrada al museo.

En la cima del monumento se tiene una vista de 360º de la ciudad y el visitante puede hacerse una idea de su tamaño y su área metropolitana. En Yakarta y sus alrededores,  viven 22 millones de personas, haciendo que sea la cuarta área metropolitana del mundo con más habitantes.

 

Se recomienda visitar el monumento los días de entre semana, ya que si se hace en sábado o domingo, el visitante deberá de hacer una espera para acceder a la parte superior del monumento de al menos hora y media.

Sin duda alguna a mi entender lo que más vale la pena de la visita al monumento es el gran parque que la rodea. Los fines de semana se llenan de indonesios que practican diversas actividades y se pueden alquilar bicicletas para recorrer el lugar. En las horas de menos calor dan un descanso al visitante del calor diurno y dejan estampas bonitas de la forma en la que los indonesios disfrutan de sus horas de asueto.

Desde Monas se puede ir andando hasta la Gran Mezquita de Yakarta, situada justo al lado del parque.

La mezquita fue ordenada construir por el dictador Sukarno y fue abierta al público en el año 1978. Es considerada la mezquita más grande del sudeste asiático, ya que puede albergar a 120.000 personas rezando y un total de 200.000 visitantes. La mezquita tiene una gran sala de oración rectangular con una cúpula de 45 metros de diámetro con el apoyo de 12 columnas redondas, y tiene 4 niveles de balcones. Su interior es en su mayoría simple.

 

La entrada es gratuita, pero la visita se debe de hacer guiada por un miembro siempre amable en la recepción, que adentrará al viajero en los diferentes símbolos que contiene esta construcción. Se recomienda un donativo de no menos de 10.000 rp.

Cruzando la calle y como símbolo de la diversidad y coexistencia de las diferentes religiones que hay en el país, se encuentra la catedral de Yakarta.

La catedral de Nuestra Señora de La Asunción, de estilo neogótico, y que data del año 1901, tiene como peculiaridad, que su techo y suelo es de madera de caoba. En la planta superior se puede ver el museo de la misma. La entrada es gratuita.

COMPRAS ASIÁTICAS

Para realizar compras, el visitante tiene muchas opciones en la ciudad, pero sin duda alguna las dos más interesantes son Passer Baroe y Pasar Senen.

La primera es la más antigua, data del año 1820, es una calle cerca de la ribera de uno de los ríos que circunda la ciudad y justo enfrente de la central de correos.

No es muy diferente de los mercados que he visto en Hong Kong, Bangkok o Kuala Lumpur. A un lado y otro de la calle hay numerosos comercios que ofertan sus productos.

Passer Senen, es sin duda la mejor opción para que el visitante realice sus compras. Aunque no tiene ninguna elegancia o encanto en comparación con el de Baroe, los precios son mucho más baratos.

Es un complejo gigantesco, situado en la estación de autobuses metropolitanos, donde el visitante se puede perder horas enteras buscando aquello que desea. Consta de varios edificios e incluso en alguno de ellos hay aire acondicionado.

Como he dicho antes, el viajero puede visitar Yakarta en tan solo un día o si acaba de llegar y aun no está adaptado al país, con dos días le sobrará tiempo.

Nosotros, por cuestiones burocráticas, tenemos que permanecer en la ciudad por 18 días, algo que a veces hace que nos desesperemos, por el aburrimiento y aborrecimiento que le tenemos a las ciudades.

LA HORA DE LA VERDAD

Después de la primera semana, cuando llega el día indicado de entregar toda la documentación necesaria, nos acercamos a la embajada, intentando disimular la tensión que llevamos con nosotros.

Nos recibe el mismo funcionario, al que le comento que envié el email y que no me han respondido. Se extraña de ello y cuando le entrego la documentación, empieza de nuevo a poner peros a lo entregado.

En el tercer pero, hay una diferencia de dos días entre el día de llegada y el día que aparece en la carta de invitación. Cuando le estoy contestando que ya me había dado cuenta y que lo reseñé en el email que envié a la embajada, llaman al funcionario desde dentro de las dependencias, este se disculpa y sale de la sala de recepción.

Vuelve 15 minutos más tarde y en su mano lleva lo que puedo ver de refilón la copia del email que envié. No vuelve a poner ningún pero, me solicita el resto de la documentación y empieza a sellar todo.

Pago el visado (62 €) y me indica que a la semana siguiente nos personemos en la embajada a recoger el visado. Me solicita el pasaporte de mi compañera y caigo en la cuenta que recopilando todo el mundo de papeles que solicitan para la obtención del visado no he traído el más importante, el pasaporte de la Reina de Java.

Salgo pitando de la embajada y en tan solo 5 minutos regreso a ella con el pasaporte y una copia del mío que el funcionario también ha solicitado. Lo entregamos todo y por fin salimos al exterior.

Una vez en la calle, la Reina de Java que no ha entendido nada de lo que ha pasado, me pregunta si creo que le darán el visado. La miro sonriendo y aún atónito, le respondo; creo al 90 % que sí, he visto salir de las dependencias al funcionario con la copia del email que envié y me parece que éste ha surtido el efecto esperado.

A mi compañera se le ilumina la cara y comienza a corretear a mi alrededor dando saltos de alegría y diciendo constantemente; Me voy a España Antonio, me voy a España, no nos vamos a separar, estaremos juntos por mucho tiempo.

El estrés que le he percibido durante esta semana, ha desaparecido totalmente y su semblante irradia felicidad. Nada importa ya, ni tan siquiera la tormenta que nos deja empapados mientras regresamos al hotel.

Durante la semana que sigue a la espera de la recogida del pasaporte, paseamos al atardecer por el Monas, de vez en cuando almorzamos en Passer Senen, pues hemos descubierto en un puesto un Somay exquisito, e incluso un par de días vamos a una piscina, para que la Reina de Java continúe practicando lo aprendido en la playa más bonita del mundo.

MISIÓN IMPOSIBLE 2

El día indicado, volvemos a la embajada a recoger el pasaporte con el visado.

Cuando el funcionario nos ve, nos recuerda y entra a por el documento. Cuando sale con él, nos habla con tono correcto, lo que me hace presagiar algo malo.

Así es, nos dice que el visado ha sido denegado y nos entrega un impreso, para que mi compañera lo firme. En este impreso, está marcada con una X, la casilla donde dice que ha sido denegado, por creer que mi compañera no saldrá del país en la fecha en la que el visado caduca.

A mi compañera no le salen las palabras, yo solo acierto a decir; casi mil euros (lo gastado en todos los tramites), tirados a la basura, además de la pena por el impedimento de que mi compañera pueda seguir a mi lado.

Salimos de la embajada aun desconcertados, y en el regreso al hotel, la Reina de Java, se tapa la cara con la carpeta que lleva en la mano. Un reguero de plata, es el rastro de la desilusión que va dejando desde la embajada hasta el hotel.

Cuando llega a la habitación, su garganta hasta entonces callada, deja salir toda la tristeza.

Por mucho que intento consolarla, es imposible, no hay nada en el mundo capaz de contener las lágrimas y el dolor que en ese momento llena por completo a una de las personas más dulces que he conocido en mi vida.

En un intento de disminuir el dolor, por la tarde la llevo a la piscina y luego a su restaurante favorito. Nada hace efecto, es un alma en pena que va arrastrando su cuerpo por las calles de Yakarta.

Por la noche, en una situación más calmada, le digo que en la vida hay contrariedades, que esta es una más y solo eso. Ella una vez más rompe a llorar y entre lágrimas, me dice que llora más porque no me va a ver más que por el hecho de no poder ir a España.

Compruebo que los dos somos conscientes de que es muy difícil de que nos volvamos a ver, a pesar de las intenciones o ilusiones por ambas partes.

Yo siempre he tenido claro, que el camino debe de continuar y que aún no es el momento de parar.

Pasamos los últimos días juntos, sin promesas serias por ninguna parte sobre un futuro en común.

ADIÓS, REINA DE JAVA

Llega de manera súbita el 16 de marzo, día en que mi avión vuela a España.

Le prohíbo a mi compañera que me acompañe tan siquiera a la estación de autobuses, las despedidas largas en absoluto me gustan y el tren hacia su casa sale en tan solo unas horas.

En el hotel, la despido besándola en la cabeza y con un simple “Jamás te voy a olvidar”.

Ella llorando se da la vuelta y se mete de nuevo en la habitación, para evitar una despedida más dolorosa.

Hasta siempre Reina de Java…

Regreso a España, donde permaneceré hasta Septiembre cuando comenzaré la segunda etapa de el taravitazo. Mi idea es viajar desde a Irán a Japón en unos cinco años, aunque la experiencia me dice que puede ser más o menos, ya que el tiempo es imposible calcularlo cuando se viaja de esta forma.

Ahora toca el reencuentro con la familia y amigos, que no saben que mi regreso esta adelantado para una vez más intentar sorprenderlos.

Quiero agradecer el apoyo de ellos, que siempre me han tendido una mano cuando lo he necesitado y a buen seguro me harán sentir como en casa.

3 comentarios en «Indonesia (VI)»

  1. Acabo de leer esta última crónica de tu periplo asiático y como ya te han comentado no se parece a las anteriores porque lo que nos narras aquí es la historia de una decepción y de unos momentos difíciles para ambos. Supongo que poco más se podría contar. Como tu dices la vida te hace pasar por momentos buenos y malos….
    En fin la vida continuará y tu viaje por el mundo también….y vendrán nuevas crónicas con nuevas vivencias.
    Se agradece mucho el fondo blanco que hace la lectura más fácil y también el tamaño de las fotos que, aunque no se puedan abrir, permite apreciarlas mejor sin perder el tiempo que se perdía antes.
    Un fuerte abrazo y hasta pronto.

  2. Son las 6.32 de la mañana, he terminado de leer tu crónica. Me ha gustado, pero menos que las anteriores. Es una crónica más burocrática, claro que la situación que nos pintas no es para echar leña en el fuego, falta la espontaneidad y sentido del humor a los que nos tiene acostumbrados.
    Creo que se te ha escapado una de las mejores en un país donde todo funciona con sobornos, sobornar a alguien para que firmase un contrato a la Reina de Java. ¡En fin las cosas pasan porque tienen que pasar!
    No me gusta para nada Yakarta, creo que no la visitaré nunca. Las fotos son buenas pero sin el encanto de otras veces. Hay muchos Yakartas en el mundo y están más cerquita.
    Me gusta la foto del señor o señora durmiendo y las uñas de metro. Me pregunto ¿qué tarea más difícil tiene cuando se tenga que limpiar el pompis, sin tenerlo ulcerado por los continuos arañazos?.
    La foto de vosotros vestidos con los trajes típicos de samuráis me gusta, me recuerdas a Tom Cruise en la película EL ÚLTIMO SAMURAI.
    Bueno Antonio, ya sabes contaré tus crónicas a todos. Esperaré con ilusión e impaciencia tus nuevas crónicas. Ahora, te tendremos en el pueblo y te podremos saludar de vez en cuando, ya que siempre estás por algún lado. ¿podrías hacer una pequeña crónica de tu visita a España, ya que no paras en ningún sitio? .
    Y siento de veras que tu compañera, no te haya podido acompañar. La foto de ella detrás de una alambrada de espinos muy significativa, pero la realidad es la que hay y se ha escapado el detalle del trabajo. Creo además que las despedida, le tendrías que haber dado más chispa, has sido muy «bruto», y como nos tienes acostumbrados a otras cosas, me has sorprendido un poco.
    Ah…¡ El formato mucho mejor, letra más grande y amplia. Los que tenemos gafas vemos mejor, y te lo agradecemos!. Inconveniente, las fotos no las podemos abrir, y siempre sale…re direccionar cuando queremos ver una crónica anterior u otra cosa…

  3. Esta vez he sido el primero en escribir un comentario!!

    Nada Antonio, felicitarte por tu ultima crónica y aprovechar que estas en España para vernos!!

    Por cierto, he puesto de fondo de pantalla en el móvil la foto tuya con la bata!!

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