EL TARAVITAZO (II PARTE)
NOTA DEL ADMINISTRADOR: Debido a un fallo en el antiguo servidor de imágenes habrá paginas en las que no se vean estas en su párrafo correspondiente, y ya que volverlas a poner todas en su sitio llevaría muchísimo tiempo se ha insertado al final de cada crónica un vídeo para poder verlas.
Agradecimientos
En primer lugar quiero agradecer a Vargas, el nuevo administrador del blog, su participación totalmente desinteresada en la realización del mismo.
Los lectores del Taravitazo, ya lo conocen, pues es el culpable de haberle dado a este blog, un aspecto más fresco y divertido, que después de tres años ya necesitaba.
También quiero agradecer a Eladio, que continúe aquí al pie del cañón y hacer que todo lo que le llegue al lector tenga sentido.
Quiero darle también la bienvenida al Taravitazo a Pepa y agradecerle el trípode que me ha regalado, haciendo ya tradición, que los más allegados a este vuestro servidor, me obsequien con algo útil antes de marchar.
A modo personal, le agradezco a mis padres, hermanos, sobrinos, tíos, primos, amigos, postizos y familia en general, el trato recibido durante estos seis meses de descanso en España, que han hecho que sea, hasta el momento, el lugar sin duda del que más me ha costado marchar.
Durante mi estancia en España, he recibido numerosas muestras de cariño por parte de lectores del blog, vecinos de mi pueblo, La Victoria y amigos, de las que sinceramente vosotros me creéis más merecedor que yo.
Un millón de gracias a todos, por todo.
PERSIA (Irán)
De nuevo, a mediados de Septiembre, como si de un escolar que acaba las vacaciones de verano y debe de volver a sumergirse en el día a día se tratara, me encuentro metido en un avión rumbo al destino que he elegido en mi vida, viajar.
En esta ocasión hay varias diferencias en el viaje respecto al que comencé hace tres años.
Ya he estado en Irán, concretamente hace, cinco años, acompañado de mi hermana María, su pareja Majid de origen Iraní y mi ex pareja Ester.
Sin duda fue el viaje que me cambió, ya que comencé a ver el mundo por mis propios ojos y a no creer lo que me contaban en los medios de comunicación (la diferencia es abismal os lo aseguro).
También fue donde conocí a José el africano, viajero empedernido y con el que entablé amistad y sembró en mí la semilla de que una vida diferente y viajando, es posible.
Otra diferencia, es que en esta ocasión en un principio voy acompañado. Nada menos que de cinco personas más. Mi hermana María, su pareja Majid, y tres asturianos con quienes me crucé en unas escaleras en la subida a un templo de Vietnam y que después de una relación por internet y personal en mi estancia en España, deciden viajar a este país.
¿Por qué Irán, que además es un país que ya he visitado?
PORQUE SE TRATA DE UN MARAVILLOSO PAÍS
Podría escribir un libro sobre las razones por las cuales el viajero jamás debería de perderse este país, pero sin lugar a dudas, la que me empuja a volver, es poder escribir sobre este maravilloso país, Las demás razones, seguro que el lector las irá apreciando conforme se vaya adentrando de la mano de El Taravitazo, en la Persia actual.
Debo señalar también, que en esta ocasión mi mochila es diferente a la que en un primer momento me llevé. Al ser un viaje donde predominará el continente y no las islas, he dejado atrás las bermudas, la ropa ligera, etc. Y los he cambiado por ropa térmica y un calzado más adecuado, aunque me he resistido a dejar en España las gafas para bucear.
MI BAGAJE DE 20 KG.
También llevo más espacio ocupado por tecnología pensada para apaliar los momentos de soledad. Un disco duro con todas las fotos del viaje, para ordenar, eliminar o salvar, encaminado a poner orden en el caos que es actualmente mis archivos de fotos. Un libro electrónico, que me permitirá por fin devorar literatura a cada momento libre sin tener que cargar con más peso del debido. Nuevo Mp3 con música más actual, ya que después de tres años escuchando casi la misma, resultaba repetitiva.
Además de mi ordenador, cámara de fotos, altavoces, trípode, bolsa estanca, gafas y tubo de snorkel, saco de dormir, saco de sabana, botiquín, chanclas, sandalias, navajas, dos impermeables, una mosquitera (gracias Alfonso), botas, tres pantalones, dos de ellos convertibles en bermudas, tres camisas, un forro polar, una chaqueta de abrigo, cinco camisetas, cinco mudas, cinco pares de calcetines, ropa interior térmica, una máquina corta pelo y toda la ilusión del mundo, increíblemente mi mochila pesa algo menos de 20 kg, a mi entender sigue siendo una auténtica barbaridad, por lo que no descarto ir dejando cosas atrás.
CORRECTAMENTE VESTIDO Y PERTRECHADO
El billete a Irán, lo saque con tres meses de antelación, vuelo desde Barcelona a Teherán, vía Estambul con la nueva compañía de bajo coste Pegasus. Al sacar con tres meses de antelación el billete de avión y Ave, hace que por tan sólo 154 €, viaje desde Córdoba a Teherán.
Llego a las cuatro de la mañana al aeropuerto de Teherán, nada más salir del avión, la primera persona iraní que encuentra el viajero es un miembro de los Basilli, la policía que se encarga de que todas las personas vistan correctamente y respeten las leyes de la Sharya. Irán es una república islámica, y se rige por las leyes del islán, es un país donde la política, va de la mano de la religión.
La vestimenta que deben de llevar tanto hombres como mujeres debe de respetar la ley de Alá. Esto se traduce a que los hombres no pueden llevar ni camisetas de tirantes ni bermudas. Para la mujer es más dura, ya que debe de taparse el pelo y cuello con la hiyad (el pañuelo que hace estas veces), además, las prendas superiores, la manga no debe de ser más corta que la altura del codo y además en los bajos debe de ser larga, lo suficiente como para que tape el culo y disimule las formas femeninas.
También, hay que tener en cuenta, que el trasporte en autobuses urbanos y en algún otro lugar, hay separación de sexos, las mujeres viajan delante de los hombres haciendo de frontera una valla.
El viajero debe de abstenerse de llevar cualquier tipo de bebida alcohólica, ya que en Irán está prohibida y si se la encuentra la policía de aduana, además de ser confiscada, puede recibir una sanción.
SIN CAJEROS AUTOMÁTICOS
El primer revés que me encuentro, es que en Irán, los cajeros automáticos no funcionan con tarjetas extranjeras, por lo que el viajero debe de ser precavido y viajar con el suficiente dinero efectivo para toda la estancia en el país.
En este caso juego con ventaja, ya que Majid me lo había advertido con anterioridad y ya me había dado el suficiente dinero en moneda local, para trasladarme desde el aeropuerto hasta la ciudad, el trayecto cuesta 500.000 Rials (14,65 €).
Para cambiar dinero, es mucho más interesante el hacerlo en la calle, pero si no se va acompañado por una persona que tenga experiencia en esto, el viajero puede ser engañado con billetes falsos que abundan en el país. Por lo que si no se tiene algún conocido, aconsejo que se haga en un banco.
Otro aspecto que el viajero debe de tener en cuenta es que en Irán, la moneda oficial es el Rial, pero los locales hablan en Tuman (10 rials). Esta sufre cambios diarios respecto a las monedas extranjeras de hasta un 15 %, por lo que se debe de revisar diariamente durante los días previos al viaje, para saber si el cambio es alto o bajo. Si se encuentra buen cambio, hacerlo todo de una vez.
UN PAIS EN CAMBIO
En el camino me percato cómo ha cambiado el país en tan solo cinco años. El parque automovilístico de Irán ya no se limita a unos cuantos coches modernos y el resto reliquias del pasado. Ahora los Iranís, ya cuentan con vehículos modernos, aunque debido al embargo que sufre desde hace décadas por parte de EE.UU., los vehículos modernos ven incrementado el precio de los mismos en un 100 %.
También me encuentro la cantidad de construcciones que hay por doquier, las grúas copan el cielo de Teherán, sin duda alguna Irán está cambiando a pasos agigantados.
CONTUNDENTE DESAYUNO DE BIENVENIDA
Una calurosa bienvenida por parte de la familia de Majid me recibe, rodeada del desayuno típico en Teherán, sopa de cabeza de cordero y la carne de la misma (uno de los manjares que más aprecio de la gastronomía local y que hace que uno quede servido casi por todo el día).
La bebida por excelencia en Irán es el té, que los iranís toman a todas horas y lo hacen metiéndose un terrón de azúcar, en la boca, sujetándolo con los dientes y filtrando el té que se toma a través de este.
Luego, marchamos a hacer las gestiones que tengo pendientes para poder viajar con tranquilidad.
Lo primero ir a inmigración, para saber lo necesario encaminado a la renovación de mi visado, ya que el que tengo es de sólo un mes y me he empeñado en permanecer en el país tres meses.
La atención recibida en esta oficina es de un trato exquisito y el precio de la renovación es de algo más de 5 €. Sin embargo, sólo hacen la renovación en la última semana antes de que el visado caduque, lo que me obliga a volver a Teherán hasta en dos ocasiones más, por lo que me debo de tomar la visita a esta gran ciudad de una forma más relajada.
También compro un mapa del país, para programar la ruta que debo de hacer, pues he venido sin preparar absolutamente nada del viaje.
Otra dificultad para el visitante, es que la gran mayoría de textos, menús de restaurantes, precios etc., están en Farsi, el idioma del país, de escritura diferente. Sin duda es un gran inconveniente para el visitante, ya que se hace muy complicado el realizar la gestión más mínima como el comer en un restaurante.
PRIMERAS DIFICULTADES
Aconsejo al viajero, que lo primero que debe de aprender a entender son los números, algo de vital importancia si no se quiere pagar de más en todas las compras o transacciones.
Después compro una tarjeta de teléfono, para poder estar localizado por los míos y con los iranís de una forma más económica.
Otro revés que sufro en el país, es que internet no funciona en varias páginas necesarias para mí, como el acceso a mis cuentas bancarias, redes sociales etc.
En esta ocasión, el viajero debe de acercarse a algún establecimiento de informática y hacer que le instalen en su ordenador, un “programa”, para poder acceder a estas páginas. Esto es algo ilegal, por lo que habrá lugares que no se fíen y se nieguen a hacerlo. Sin embargo, en la mayoría de los cibercafé, disponen de este filtro y el viajero no tendrá problemas en conectarse.
Cuando Majid me pregunta que es lo que me apetecería tomar, sin dudarlo y con contundencia respondo,
– Faludé.
Faludé es el helado típico de Irán, que se hace con unos fideos de harina y en lo alto un helado de azafrán y pistacho que va derritiendo sobre los fideos. Cuando ya no queda helado, a los fideos se le añade zumo de limón. No perderse esta delicia que cuesta tan solo 1 €.
Al día siguiente, llegan los Asturianos, Ana Olga y José Antonio que son matrimonio y Ana, a quien ya desde hace un año la apodé Doña Callada (el motivo de este apodo quedara entre los cuatro).
TOMANDO EL TÉ EN LA MONTAÑA
Después de dejar las pertenencias en el hotel donde se alojan, decidimos ir al norte de Teherán, en la montaña donde hay unas buenas vistas de la ciudad y se encuentran un conjunto de teterías, restaurantes, tiendas de diversos productos y puestos donde los pájaros cogen un sobre de la buenaventura que te espera. Escalonadas todas en las laderas de la montaña, para llevar las mercancías a éstas, utilizan burros, debido a que las calles son estrechas y empinadas. Allí los locales pasan los atardeceres y las noches tomando té, comiendo y fumando en cachimba. Hoy hay una preciosa luna creciente, que no puedo dejar pasar.
Posterior a la visita, nos emplazamos para al día siguiente visitar el gran bazar de Teherán.
EN EL GRAN BAZAR DE 7 KM
Para visitar el gran bazar, una muy buena opción es trasladarse en metro. Teherán, cuenta con una magnifica red de metro, que además de barato (0,14 € el trayecto), es limpio y tiene aire acondicionado.
Hay que decir que en Teherán, la gente joven entiende inglés y es posible el comunicarse con ellos. Esto junto a la amabilidad que caracteriza a este pueblo, hacen que sea muy fácil el desplazarse por la ciudad a los lugares de interés. Que no le sorprenda al visitante, que un Iraní, se moleste en acompañar a este hasta si fuera preciso al infierno, sin esperar nada a cambio, ya que en la cultura y religión chií, el visitante tiene un lugar de gran relevancia y se sienten en el deber de ayudar y atenderlos en todo lo que fuera necesario.
Un laberinto de calles rebosantes de un ir y venir de personas y carros cargados de productos que alertan al viandante a su paso para no atropellarlos, inundan los 7 kilómetros que conforman el gran bazar de Teherán. Esto hace que sea el mayor del mundo, teniendo en ocasiones hasta tres alturas. La mayoría de las calles están techadas, lo que hace que el viajero pueda perderse en esa madeja de arterias que convergen en pequeñas plazas, para bifurcarse de nuevo en multitud de opciones de por donde continuar. Como en la mayoría de bazares, están divididos en secciones donde se agrupan los diferentes comerciantes y artesanos de un mismo producto.
Hay que significar, que el viajero no debe de perderse la antigua mezquita que se encuentra escondida y que tiene una antigüedad de 700 años, no se debe de equivocar con otra que hay con una gran plaza y una fuente, que no tiene demasiado interés.
También es muy interesante de visitar, los patios donde venden y reparan las alfombras en los piso superiores, ya que este oficio, se sigue realizando como hace 800 años.
Además, el visitante se puede internarse en los hornos de pan y observar como hacen hasta treinta variedades distintas de panes, desde el más común hasta otros inusuales, como los que se hacen sobre pequeñas piedras en un horno de barro. Al probar estos, el visitante debe de revisarlos antes, pues puede quedar alguna piedra adherida al pan y le puede ocasionar un disgusto además de la visita obligada al dentista.
Y sin duda la mejor experiencia que puede tener el viajero es perderse sin ningún miedo por esta tela de araña, parando de vez en cuando en algún rincón, para dejarse impregnar y saborear detenidamente ese ambiente que se asemeja a un caos a quien es forastero y perfecto orden para el local.
RECUPERACION A BASE DE KEBAB Y TÉ
Después de tres horas, nuestro grupo esta segregado, quedando yo en compañía de Doña Callada. Decidimos ir a comer en uno de los numerosos pequeños restaurantes que hay dentro del bazar.
Tomamos lo más típico de Irán, Kebab Kubide y como bebida Du. El kebab en Irán, son unas tiras de carne picada de cordero o ternera, que dependiendo de la mezcla, especies o tamaños de la picada de la carne, se le da un nombre u otro. El Doohg, es la bebida más típica del país, aparte del té. Está hecha con yogurt, agua, menta y sal, que los iranís toman en todas las comidas y que además es un remedio muy eficaz contra la sed. Hay una variedad que a mi especialmente me agrada, que se hace con agua carbonatada, lo que le da un sabor aun más intenso.
Después de la comida, deshacemos nuestros pasos en una sobremesa impregnada por el trajín de las gentes que recorren el bazar y una tertulia muy placentera.
Finalizada la visita, decidimos volver al hotel de Doña Callada situado en la avenida de Teleghani.
YANKIS, GO HOME
Si el viajero para en la parada de metro del mismo nombre que la calle, podrá visitar lo que hoy en día se ha convertido en un lugar de visita obligada para el visitante, debido a la historia actual de Irán, la embajada de EE.UU.
Actualmente dedicada a oficinas gubernamentales, y en donde en su fachada se puede ver por las pintadas, el aprecio que hoy en día le tiene Irán a EE.UU.
Hace treinta años aproximadamente, este lugar se convirtió en el centro de atención del mundo, debido al asalto sufrido por parte de los iranís, que se encontraban en plena revolución islámica, teniendo retenidos a sus funcionarios por casi un año.
El motivo que empujó al pueblo, la mayoría universitarios, al asalto de la embajada, fue el que EE.UU. dio cobijo al Sha de Irán, después de tener que huir del país. Los iranís pretendían presionar de esta manera al gobierno americano, para que entregase al Chad y que este fuera juzgado por las autoridades del país.
Después de la visita a la embajada, llegamos al hotel, donde los otros asturianos ya han llegado y salen precisamente a cenar. Declino la invitación que me hacen para acompañarlos, pues debo de sacar mi billete de autobús para al día siguiente.
Regreso a la casa de Majid en autobús y andando, cuando el sol cae en las intransitables calles de Teherán.
Por la mañana debo de poner rumbo a Tabriz, en el noroeste del país, cerca de Turquía y donde comenzaré la vuelta a Irán.
¡QUÉ PRECIOS DE TRANSPORTE!
Todo el grupo viaja en avión, el precio de la gasolina en Irán ronda los 0,22 € el litro no subvencionado y 0,12 € el que sí lo está. El gobierno reparte cada año a todos los iranís unas tarjetas con las que pueden comprar el combustible subvencionado. Esto hace que los desplazamientos sean baratos. El billete de avión de Teherán a Tabriz cuesta 35 €. Yo por mi parte prefiero el autobús, mucho más económico (7 € en asiento individual y con la comida incluida), aunque evidentemente tarda más, unas 8 horas.
Para sacar el billete de autobús, es necesario ir a la estación oeste de autobuses de Teherán, situada junto al monumento Azadí, símbolo del país.
Los autobuses interurbanos, además de confortables son rápidos, ya que la mayoría de conexiones en el país desde Teherán a las ciudades más importantes son a través de autopistas. Además, no hay separación de sexos, lo que hace más llevadero el viaje si se hace en pareja.
Después de sacar el billete, tomamos té en unas terrazas en compañía de Moradi, el cuñado de Majid, y amabilidad personificada.
En todas las paradas que hace el autobús camino a Tabriz, se puede observar de que además de los lugares típicos para comer o refrescarse, siempre hay algún puesto que vende libros. Los iranís, son un pueblo tremendamente culto y que devora con avidez todo aquello que cae en sus manos y puede leerse.
Al final, llego sobre las 8 de la tarde, pues solo salir de Teherán y del caos circulatorio de esta ciudad ha llevado casi dos horas.
Mi hermana, Majid y Doña Callada ya han cogido hotel y me están esperando en el mismo. Después de una peregrinación por los establecimientos de la ciudad, han decidido quedarse en la Guest House Darya, situado en Ahmad – Pishva St (Amin) Mohaggi. La habitación doble con baño en el interior y después del regateo sale por 14 €.
José Antonio y Ana Olga, de presupuesto más holgado, se quedan en otro de mejor calidad.
Salimos a dar una vuelta por las cercanías del bazar, encontrando un precioso restaurante en un antiguo salón de té, ahora reformado, de nombre Shahriar, en Tarbiyat St, Eman Av. Aquí sin duda el visitante podrá disfrutar de una buena comida a un buen precio a la vez que disfruta de la tranquilidad y de la magia del lugar, con un muy buen servicio.
DE MUSEO Y BAZARES
Por la mañana, visitamos después de un desayuno con requesón, miel, mantequilla de búfalo y te, la casa Mshrote. Este es un museo, dedicado a los héroes y feroz resistencia que hubo en Tabriz a principios del siglo XX en la invasión rusa que sufrió la ciudad.
A decir verdad, al viajero le agradara mucho mas, el pasear por el bazar y sus calles adyacentes, que además de ser patrimonio de la humanidad, al embutirse por sus pasadizos llenos de pequeños comercios, uno es premiado con la mejor experiencia que tiene a mi modo de ver el viajar, relacionarse con la población local.
Además la mezquita que hay en su interior, se convierte en un oasis de serenidad, donde el viajero puede darse un descanso, escuchar las plegarias de los fieles que siempre acogen al visitante de muy buen grado.
Un servidor, aprovecha la visita, para sumirse en esa fragancia que envuelve todos los templos sea de la religión que sea y devorar parte del libro que me encuentro leyendo, teniendo como banda sonora las suras del Corán, hasta que la excesiva calma, hace que me permita echar una siesta.
REMEMORANDO LOS CARAVASARES
Sobre el mediodía, soy despertado por Majid, que ha venido a buscarme, para enseñarme los caravasares del bazar. Son plazas donde antiguamente llegaban las caravanas de camellos, llenas de productos. Alrededor del patio, se disponen los locales, donde los situados en la planta más baja eran dedicados a almacenes y residencia de los criados, y la planta superior a la venta de los productos y el lugar donde habitaban los propietarios de estos.
Posteriormente visitamos una puerta antigua que es lo que queda de la antigua muralla que rodeaba la ciudad.
En la noche, Doña Callada y yo, salimos a dar una vuelta y nos encontramos con el antiguo ayuntamiento. Al realizar las fotos, un padre junto a sus dos hijas que pasaba por el lugar, se detiene y espera a que termine. Cuando lo hago, se acerca y nos cuenta la historia del edificio, diseñado por un arquitecto alemán y convertido hoy en día en museo.
Entablamos una conversación, sobre las diferencias culturales de los dos países con ojos de anhelo por parte de la hija mayor que cuenta con 17 años, cuando llegamos a las diferencias que atañen a su sexo.
Nos despedimos y paseamos por las calles en busca de un restaurante que ofrezca uno de los platos típicos de la ciudad, intestino de cordero con cebolla y pimiento. Previamente lo he probado por la mañana en el bazar y le he hablado se sus excelencias a Doña Callada, que ha accedido a en un primer momento solo acompañarme.
Llegamos al local, donde al final son dos los platos que caen, ya que mi acompañante queda satisfecha con el sabor del manjar.
Por la mañana salimos temprano de Tabriz en dirección Candovan, población situada al noroeste de la ciudad y a tan solo 40 km.
UN PUEBLO DENTRO DE LA MONTAÑA
Hemos alquilado una van para los 6 que nos llevara por los lugares que le hemos indicado hasta nuestro destino final Khoy. Conductor con gasolina incluida sale por 75 €, conductor y gasolina incluidos. Aunque a mi parecer es caro, accedo ir, para de esta manera pasar el ultimo día juntos, pues los asturianos, al tener otros planes, a partir de Khoy, viajarán solos.
Al llegar a Candovan, veo que ha merecido la pena el haber venido con los demás y no haberme ido por mi cuenta en el autobús hasta Khoy.
El pueblo está hecho literalmente dentro de la montaña, ya que han aprovechado los huecos dejados por la erosión, y el esfuerzo y trabajo de sus habitantes, hicieron que estos nichos naturales fueran habitables.
Las calles, son las pendientes y escaleras que serpentean entre medio de las rocas, comprobando una vez más la capacidad de adaptación del ser humano.
Dicen los que han estado en la Capadocia en Turquía, que es muy parecido a esta región.
Proseguimos camino hacia el lago salado de Kabudan, anteriormente uno de los mayores del mundo y hoy en día, convertido en una zona casi desértica, donde apenas se ve el agua a no ser que sea en forma de espejismo.
Los habitantes de la región nos comentan, que empezarán a desviar agua del río Aras hacia el lago, para que éste vuelva a estar como antaño.
Sin embargo, las vistas fantasmagóricas que ofrece el salar del lago, no deja indiferente al viajero, haciendo que una vez más merezca la visita al lugar.
Después de la comida en Orumiyeh, proseguimos camino hacia Khoy.
EN PLENA ESTERILIDAD
El paisaje que nos rodea es fantástico, tierras yermas, escoltadas por formaciones rocosas arrugadas por la erosión de los elementos que no encuentran obstáculo alguno, ya que todo es tierra estéril solo preñada de vida en las riveras de los arroyos o ríos que serpentean a su alrededor.
Al atardecer llegamos a la ciudad de nuestro destino. Llevamos a los asturianos al mismo hotel en el que hace cinco años me alojé, y nos despedimos deseándoles suerte en el resto de su viaje por Irán.
Cinco minutos después, nos recoge un primo de Majid, su nombre Bagher.
Inmediatamente, nos aloja en su casa, que dispone de tres plantas y nos deja a nosotros la segunda.
En una cena llena de lo que poco hemos podido comer hasta el momento en Irán, verduras, la tertulia junto a su mujer y sus hijos se alarga hasta la madrugada.
Es aquí en la cena donde descubro un poco más sobre las costumbres de las familias más tradicionales del país.
OTRAS COSTUMBRES
Las mujeres saludan a los hombres desde la distancia sin tocarlos, además, siempre hay que sentarse en el lugar más alejado a las féminas y cuando éstas realizan algún trabajo en la cocina, hay que sentarse de espaldas a ellas, para que ellas no se puedan sentir intimidadas por la mirada del hombre.
Por la mañana, desayunamos un buenísimo desayuno compuesto de requesón, mantequilla, leche y nata, todos ellos de búfala dispuesto por la mujer de Baqher.
Luego visitamos una torre que hay en la población, que como curiosidad, además de su antigüedad, es que está inclinada como la de Pisa y la adornan cuernos de cabra montesa.
Después nos dirigimos a Jolfa, localidad situada justo en la frontera con Azerbaiyán. A toda esta franja, se le llama Aras Zona Libre. Esto es así, debido al embargo que sufre Irán, muchos productos no llegan al país de forma legal y deben de hacerlo a través del mercado negro.
El gobierno iraní, ante la imposibilidad de ponerle coto a este mercadeo, ha ideado llevar la frontera fiscal más al interior, por lo que al salir de esta provincia, el viajero se encontrará con numerosos controles fiscales, donde revisarán siempre el maletero.
LA MECA DEL ESTRAPERLO
Jolfa es una pequeña población, llena de bazares y tiendas que viven exclusivamente del estraperlo. Esto la dota de ese ambiente exclusivo que tiene las ciudades fronterizas, que arrastran el lastre de idas y venidas de vendedores y compradores avispados y ese tufillo de mercadeo que inunda toda la población y a mí siempre me ha atraído.
Tras unas compras encaminadas a agasajar a nuestros anfitriones y de esta manera corresponder la excesiva amabilidad con la que continuamente nos tratan, nos dirigimos por la frontera natural que hace el Río Aras con Irán y Azerbaiyán a un lugar donde la población local, pasa las horas ociosas, y donde el paisaje que lo rodea es mucho más espectacular que el lugar en sí.
Se trata de un pequeño desfiladero rodeado de montañas, en el que unas cascadas caen por las laderas haciendo de este paraje un pequeño rincón bucólico y de nombre Asib Kharbe. El lugar pierde encanto, debido a los numerosos visitantes que lo ocupan, aun más en el día de hoy, viernes, día festivo para los musulmanes.
Hay que decir que la población local, aun no tiene conciencia ecológica, unido a que los Iranís, están acostumbrados a que cuando salen en familia, llevan con ellos la tienda de campaña, hornillos, comida y bebida, acampando hasta en los lugares más insospechados para el visitante, como rocas, parques, aceras o incluso casas aun en construcción.
Sin embargo, la sobrepoblación del lugar, hará que el visitante extranjero, sea continuamente parado e invitado a sentarse con las personas donde lo obsequiarán continuamente con alimentos y bebidas aunque la comunicación brille por su ausencia, ya que solo la población más joven habla inglés.
Continuamos camino, hacia San Estefan, guiados por el río Aras, que hace frontera natural con Azerbaiyán. En el camino, Majid, nos cuenta que cuando era joven, venían a bañarse a la ribera de este río, con la única pretensión, de poder ver a las mujeres del país vecino que lo hacían en la orilla opuesta sin la hiyad.
A media tarde, llegamos al monasterio de San Estefan. La entrada para los turistas es de 100.000 rials, al ir con Majid, este hace que pasemos por locales (nos prohíbe hablar mientras hace la transacción), por lo que el precio es considerablemente más bajo, 15.000 rials, 0,42 €.
BUSCANDO LA RELAJACIÓN
San Estefan es uno de esos lugares mágicos, que sorprenden al viajero. Situado entre montañas y rodeado de arboles y manantiales, hacen que el visitante se relaje de sobremanera y disfrute de la arquitectura y paz que rodea el lugar.
Allí solo viven dos monjes que cuidan de que el templo no se venga abajo, pues el paso de los años ha hecho mella en este santuario. Sin embargo el monasterio está sufriendo reformas desde hace 10 años, pero solo encaminadas a que los techos y dependencias habitadas permanezcan enteras. Los preciosos frescos que hay en la capilla, aún deben de esperar a su restauración.
Haciendo las últimas fotos del lugar, me quedo sin batería en la cámara y una vez más el cargador de esta se rompe, por lo que me veo al día siguiente haciendo una peregrinación en Khoy buscando un cargador o en su defecto una persona que lo pueda reparar.
Regresamos a casa de nuestro anfitrión, pasando en el atardecer por el lago artificial que hace la presa construida por los dos países en el río Aras, Daryachehg-ye-sadd-e, y donde en una pequeña aldea situada en uno de sus lados, compramos pescado del río para la cena.
POR LOS HUERTOS Y JARDINES
Después de la cena, Hassan, el primo de Majid, lo llama por teléfono y le echa una reprimenda, porque después de estar un día en la ciudad aun no lo ha visitado.
Me mira de forma pícara y sonriendo, me dice;
– Antonio, al final hoy vas a ser muy feliz, después de la cena, vamos a ir a los huertos y jardines de mi familia.
Sin duda alguna, las tres mejores experiencias que tuve en mi anterior viaje a Persia, fueron mi visita a Chiraz, Isfahan y a los huertos y jardines de Khoy, a esta última, le tengo un especial cariño.
Hassan, que me recuerda de mi visita anterior, me saluda afectuosamente con tres besos.
Allí, en un simple chamizo, bajo le hermosa luz de la luna, escoltada por las estrellas, en un cielo puro de polución, una tierra fértil, donde crecen nogales, manzanos y toda clase de árboles frutales, flanqueados por arroyos que riegan los huertos, aspirando felicidad perecedera, soy la persona más feliz del mundo.
Nos ponemos al día de lo que nos ha acaecido a ambos y de lo que nos ha cambiado la vida en estos últimos cinco años, bebiendo té y comiendo fruta recogida con mis manos y lavada por el agua cristalina que riega esas mismas tierras.
Regresamos a nuestro hogar provisional pasadas las dos de la mañana.
EL FILTRO QUE DESFILTRA, INSTALADO
En el día siguiente nos dedicamos a realizar varias gestiones, por fin me instalan el filtro en mi ordenador, que me permitirá acceder a todas la páginas que en un principio estaban capadas por el gobierno.
Luego, llevo a reparar mi cargador ante la ausencia en la ciudad de uno igual al que tengo. Posteriormente paseamos por la población, que ofrece una torre adornada por cuernos de cabra montesa que por el paso de los años ha ido inclinándose igual que la de Pisa. El bazar de Khoy tiene su encanto, pero sin duda alguna, lo que lo hace especial además de su gente es una de sus puertas, ahora restaurada que data de la época de Mesopotamia.
Posteriormente almorzamos Ab Gosht, una comida que es parecida a un cocido hecho en unas vasijas de barro con cordero y vegetales, en el que se separa el caldo de los alimentos más consistente. En la misma vasija, con un mazo de hierro, se aplasta todo, hasta que queda hecho un puré, para después sobre un pan iraní, enrollarlo y comerlo como si fuera un bocadillo. Es parecido a lo que en España sería la “pringá” del cocido, pero enrollada en el pan.
En la sobremesa, compramos bebidas e hígado de cordero, pues Hassan nos emplazó a pasar la tarde y la noche de nuevo en los jardines.
Finalizando estas líneas, escuchando como fondo el Canon de Johann Pachelbel, de nuevo en lo que vuelve a ser para mi uno de esos pequeños paraísos que hay escondidos por el mundo, los jardines y huertos de Khoy. Sin saber a dónde iré mañana, esbozo constantemente una sonrisa que me hace parecer estúpido.
EN EL BUEN CAMINO DE NUEVO
Asimilo que me encuentro de nuevo en el camino, disfrutando de esas pequeñas cosas, que para mí conforman la felicidad y que solo te da una cosa llamada libertad.
Poco me han importado siempre las comodidades, lujos o aquello que para muchos son necesarias para el disfrute.
Miro hacia el este y pienso en los lugares que aún me quedan por recorrer en este país, en las gentes que conoceré y en las diferentes maneras de entender la vida, a las que a buen seguro me deberé de adaptar.
Veo a mi hermana que juega con los perros de Hassan, mientras éste, acompañado de Majid, regresa con una cesta llena de manzanas, berenjenas, calabacines y nueces, para comenzar la preparación de la cena.
Dirijo mi mirada a los ojos de mi hermana, que distante de mis pensamientos continua distraída con su juego. Le hago una pregunta que no sale por mis labios y solo queda en mi cabeza; ¿Se puede ser más feliz que en este instante?, la respuesta viene por sí sola; No lo sé, pero lo intentaré averiguar.
Una suave brisa fría acaricia mi cara advirtiéndome, que el otoño acaba de comenzar.
Preciosas las fotos..cuànta luz recuerda mucho cualquier lugar de Còrdoba. Lo que no me gusta es el trato a la mujer de esos paìses, yo no podrìa vivir en un sitio asì. Un saludo y disfruta de tu viaje,
Hola Antonio, me alegro enormemente de leer tus crónicas, y ver esas fotos tan chulas.
A las mujeres las veo «raras», tienen en lugar de pelo paños en la cabeza… uhmmm
Me acuerdo mucho de ti y mas ahora que yo estoy en Hispanistan. Un abrazo grande
Querido Lolailo,ufff que trabajito leer tu crónica,menos mal que ya se ha solucionado el problema y podemos leerla sin problemas.Te dejé mi comentario en el facebook pero como me has dicho hace un rato que ahí no tienes te lo volveré a repetir.Yo no soy tan crítica como la María josé,o mejor dicho creo que tengo otro criterio.Si todas las crónicas fueran por el estilo y con el mismo tono,malo.Para mí significaria que mi Lolailo se ha estancado,que no está madurando y además cada país produce unas sensaciones distintas que por lógica se tienen que traducir en las crónicas.A mí sí me han gustado y tb su tono,más sereno.todo no es risa,bromas y diversión pura y dura.Sé que te gusta mucho Irán y lo has transmitido,con unas fotos magníficas.Sabes que a mí es un país que no me hace gracia pero has conseguido que me sorprenda y hasta que me den ganas de conocerlo y créeme eso tiene su mérito.me encanta cuando te noto feliz.sigue así y hasta pronto.Besitos y muchas gracias por tus llamadas.
Acabo de leer tu crónica, muy formal y sería. Te falta chispa, claro que estás con la familia de tu hermana, y quizás eso te haya influido un poco. Espero pronto retomes tu camino y la línea que más nos gusta a tus lectores.
Aprender si que he aprendido algo, tus descripciones perfectas de los lugares y de su historia, pero esta vez son algo sosas y perdona si te molesto.
Me encantan las fotos, buenísimas a mi parecer. Candovan, precioso pueblo …para los que no viajamos… las fotografías que haces nos harán recordar el pueblo como si lo hubiésemos visitado. ¿y las fotos en panorámica como las haces? … muy bonitas. Al final veo que has solucionado el problema con tu cámara. Me alegro.
Por último, llevas muchas cosas en la mochila, tendrás que ir aligerando peso. Me paro a pensar, en los sacos de pienso de perro que son 20 kilos, y me veo negra para moverlos, para que sienta pena por ti por la carga que llevas en ella.
Bueno Antonio, saludos de la familia, y felicidades si para el 31 no te pillamos, pero lo intentaremos. Y para los demás que sepan que el 31 es su cumple.
Hola Antonio, ya estabamos deseando leer la primera crónica de Irán, como siempre desearte lo mejor y que te lo pases bien, ya sabes, estamos en contacto.
P.D: Eso de «participación desinteresada» que dices en los agradecimiento no estoy totalmente de acuerdo, tus cervezas te va a costar cuando vengas por España!! Jajajaja!!
Un abrazo