Filipinas (I)

NOTA DEL ADMINISTRADOR: Debido a un fallo en el antiguo servidor de imágenes habrá paginas en las que no se vean estas en su párrafo correspondiente, y ya que volverlas a poner todas en su sitio llevaría muchísimo tiempo se ha insertado al final de cada crónica un vídeo para poder verlas.

Después de tres meses en Filipinas, sin haber publicado ninguna crónica, el lector de El Taravitazo, ya habrá supuesto varias cosas,  que me he cansado de escribir, que estoy perdido en algún lugar remoto sin posibilidad de publicar por la falta de internet, o que la crónica de Filipinas, es muy posible que sea diferente a las demás.

7107 PARADISIACAS RAZONES

 

Los que hayan supuesto esto último, son los que están mas acertados, pero solo a medias, ya que en un primer momento, pensé continuar relatando nuestras vivencias en este país como lo he venido haciendo hasta ahora. Pero después de varios días, dando tumbos por parte de las 7107 islas que conforman este país, y de ser invadido por una vagancia extrema que solo se tiene cuando uno está en lugares que van mas allá de lo paradisiaco, se llega a la conclusión que lo mas acertado, es hacerlo en dos capítulos.

El primero que comprenda la parte central del País, y el segundo la parte norte y oeste, dejando el sur a un lado.

La visita a la gran isla de Mindanao, y a sus islas cercanas se hace peligrosa debido a que hay grupos islámicos separatistas que secuestran a turistas, para presionar al gobierno de Filipinas. Con los rescates obtenidos por los secuestros a los diferentes gobiernos,  continúan su lucha.

Siempre he tenido por ley de oro al viajar, que no iré a lugares donde no sea bien recibido, y a esto hay que sumarle, que tal y como están las cosas en España, lo mas probable es que el gobierno español conteste a los secuestradores, que se nos queden alguna temporada, ya que seremos dos bocas menos a las que alimentar.

 

EL PEOR RECIBIMIENTO

A las cuatro y media de la mañana, llegamos a Cebú, la segunda ciudad mayor de Filipinas. En el recorrido que hacemos en el taxi desde el aeropuerto hasta el hotel, queda gravada en mi retina la imagen de una persona tendida un cruce de carretera, desmembrada, por un accidente de tráfico, sola y ante la impasibilidad de los demás conductores que continúan su camino.

Esto me da ya una idea de lo que otros viajeros me han comentado de Filipinas “Huye de las ciudades, no tienen nada que ver, y sus gentes no son demasiado recomendables”.

Por la mañana después de comer, paseamos por la ciudad, que es como todas las ciudades del sudeste asiático, reina un caos, solo entendido por las gentes que las habitan.

Visitamos el monumento de la llegada de Magallanes a Filipinas, y al líder filipino que en teoría le dio muerte directamente, hiriéndolo de muerte.

Pero en realidad la historia de Filipinas, se remonta a mucho antes, pues que se cree que los primeros humanos llegaron por lo menos hace 30.000 años mediante un puente de tierra natural que unía las islas con el continente asiático, ya que el archipiélago filipino estuvo habitado por grupos paleolíticos durante varias decenas de miles de años. Pueblos probablemente autóctonos, como el aeta o el igorot, subsistieron sin asimilarse con las etnias que inmigraron después a las islas.

Entre los siglos II y XV, sucesivas migraciones provenientes de Indonesia y Malasia poblaron las islas y se agruparon en clanes. Contrariamente al resto del mundo malayo, fueron poco influidos por la cultura clásica india. Desde los siglos XI y XII abordaron sus costas barcos mercantes musulmanes, japoneses y chinos, que poblaron las islas de comerciantes y artesanos. En el siglo XV las islas del sur fueron islamizadas tras la llegada de numerosos musulmanes de origen malayo, quienes establecieron sultanatos.

 

EL SINO DE MAGALLANES

El archipiélago fue descubierto por Fernando de Magallanes en 1521, quien murió en un enfrentamiento con el líder Filipino Lapu-Lapu.

Lapu-Lapu (Caliph Pulaka) es considerado el primer héroe de las Filipinas. Como jefe de la Isla Mactán, rechazó los intentos de colonizarla por parte de Fernando de Magallanes. Mientras Magallanes sometía exitosamente a los habitantes de otras islas Filipinas, encontró una fuerte oposición por parte de Lapu-Lapu, quien se negó a pagar tributo al Rey de España y convertirse al cristianismo.

En la mañana del 27 de abril de 1521, Magallanes, junto con otros 48 soldados cristianos, fueron a la Isla Mactán con el fin de ayudar al Raja de Cebu, que era enemigo declarado de Lapu-Lapu. Magallanes acabó muerto y su tropa derrotada por 1.500 guerreros en lo que se conoce como la Batalla de Mactán. En relatos populares y películas se quiere hacer creer que fue el mismo Lapu-Lapu quien mató a Magallanes, sin embargo, todos los historiadores concuerdan en que se trató de una multitud de guerreros que se abalanzaron sobre él.
En su honor, el pueblo de Opon en la isla de Mactán, en la provincia de Cebú fue renombrado como Ciudad de Lapu-Lapu.

 

LA ERA ESPAÑOLA

Los igorots de la región norteña de Cordillera y la población islámica de la isla de Mindanao, entre otros pueblos, nunca fueron totalmente colonizados; la mayoría de la población rural nunca pagó tributos a los europeos. Diversos levantamientos de estas comunidades, incluyendo la china, fueron duramente reprimidos por los españoles.

Los primeros asentamientos permanentes en la isla de Cebú aparecieron con la expedición de Miguel López de Legazpi en 1565, quien con tan sólo cinco barcos y cuatrocientos hombres acompañados de cinco monjes agustinos, y reforzado en 1567 por otros doscientos soldados, pudo repeler a los portugueses y comenzar la era de la colonización española que duraría más de tres siglos. Su nieto, Juan de Salcedo, con cuarenta y cinco hombres conquistó el norte de Luzón (las provincias de Zambales, Pangasinan, La Unión, Ilocos y la costa de Cagayán), y aseguró la sumisión de sus pueblos al dominio español.

López de Villalobos nombró las islas como Filipinas en honor del Infante de España, el futuro Felipe II, poco después de su descubrimiento. Durante el dominio español, se unificó políticamente el archipiélago que anteriormente estaba compuesto por islas y comunidades independientes. Se introdujeron bases de la civilización occidental como el  derecho, la imprenta y el calendario.

La llegada de los españoles al archipiélago filipino supuso el freno a la paulatina expansión islámica hacia el norte. Al llegar la expedición de Magallanes, en el año 1521, el Islam estaba establecido en algunos lugares de Mindanao, Joló, en comarcas tagalas de Luzón, en Palawan y en las islas Calamianes, aunque de una forma muy laxa, sobre todo en los tres últimos lugares. Con el envío de frailes agustinos a la ciudad de Cagayán de Oro, al norte de la isla de Mindanao, se detuvo la implantación del Islam en la comarca. Incluso la Santa Sede intentó facilitar la conversión al Cristianismo concediéndoles a los habitantes de la isla privilegios tales como quedar exentos de la jurisdicción del Tribunal de la Santa Inquisición, no estar sujetos a muchos impedimentos matrimoniales legislados, y no tener que pagar diezmos ni primicias.

El conflicto con los musulmanes entró en vías de solución en 1645, cuando el sultán Kudarat y los demás jefes de Mindanao cedieron parte de su territorio a los españoles y permitieron la labor de los misioneros en su territorio, mientras que los españoles reconocieron la soberanía de los líderes musulmanes. Además se delimitaron los territorios ocupados por los musulmanes y los cedidos a los españoles y se permitió predicar a los misioneros cristianos en los territorios de los musulmanes.

 

LA DERROTA ESPAÑOLA

El territorio de las Filipinas fue gobernado por el Virreinato de Nueva España desde 1565 hasta la independencia de México en 1821. Hasta entonces las islas eran administradas desde la Ciudad de México y controladas a través del puerto de Acapulco sobre la costa Novohispana del Pacífico. No fue hasta la independencia de México cuando pasaron a ser administradas directamente por Madrid. Durante el periodo español se fundaron numerosas ciudades y núcleos urbanos, se creó infraestructura, introduciéndose varios cultivos y ganados. El comerció floreció. Los misioneros españoles cristianizaron a la mayoría de la población y fundaron escuelas, universidades y hospitales por todas las islas.

Al final del siglo XIX se desarrolla un movimiento independentista. Uno de los personajes clave de este movimiento fue José Rizal, cirujano oftalmólogo y novelista. Su ejecución por las autoridades españolas en 1896 hizo de él un mártir nacional y reforzó la resistencia al régimen colonial.

Tras la intervención de Estados Unidos durante la Guerra Hispano-Americana, que en un principio manifestó que solo quería ayudar a los rebeldes a alcanzar la independencia, se produjo la derrota española con la proclamación de independencia y el establecimiento de la Primera República Filipina.

El Real Gobernador General de las Filipinas dirigió esta colonia española hasta su traspaso a los Estados Unidos de América. El gobernador también poseía el título de capitán general, un rango militar conferido por las Cortes españolas. Estos gobernantes controlaron desde la estratégica posición de Manila a las islas Filipinas y al resto de las Indias Orientales españolas desde 1565 a 1821, fecha en que dejan de formar parte del Virreinato de Nueva España y pasan a constituir una capitanía general aislada hasta 1898, subsistiendo hasta 1899 con los archipiélagos de las Carolinas, Marianas y Palaos.

 

Durante la Guerra Hispano-Estadounidense, los Estados Unidos fomentan el movimiento independentista en Filipinas y luego aplastan la presencia militar española. El 10 de diciembre de 1898, el Tratado de París que pone fin a la guerra hispano-norteamericana, establece que España ceda sus últimas colonias, incluso las Filipinas, por 20 millones de dólares.

 

ESTADOS UNIDOS Y SU VIRAJE

Durante los tres siglos que los españoles estuvieron a cargo de las Filipinas, murieron a manos de los españoles mas de 6 millones de filipinos, con el consenso de la iglesia católica, que irónicamente promulgaba la palabra de un Dios misericordioso.

El 23 de enero de 1899 se promulgó la Constitución de la República Filipina, y Aguinaldo fue nombrado presidente de la República.

El gobierno estadounidense había asegurado a los rebeldes filipinos que su único interés residía en derrotar a España, y de paso, ayudar a los filipinos a conseguir la independencia. El presidente estadounidense McKinley había declarado públicamente que la anexión de las Filipinas, «habría sido, de acuerdo a nuestro código moral, una agresión criminal». Pero tras la derrota de España los Estados Unidos se volvieron contra los filipinos, quienes les habían proporcionado importante ayuda militar e información logística, y se apoderaron de las Filipinas convirtiéndola en una colonia estadounidense. McKinley explicaría que «los filipinos eran incapaces de auto gobernarse», y que Dios le había indicado que no podían hacer otra cosa más que «educarlos y cristianizarlos», a pesar de que las Filipinas ya habían sido cristianizadas por los españoles a lo largo de varios siglos.

Cuando el recién proclamado Gobierno de Filipinas comprobó que había sido engañado, y que en realidad las tropas estadounidenses se habían desplazado a Filipinas para invadir el país, proclamó una declaración de guerra contra los Estados Unidos el 2 de junio de 1899.

Aguinaldo dirigió las tropas filipinas contra las fuerzas superiores de los ocupantes. El 23 de marzo de 1901 fue capturado por las fuerzas estadounidenses en Palanan, provincia de Isabela, gracias a una estratagema ideada por el general Frederick Funston, en la que los soldados estadounidenses simularon rendirse.

Puesto ante la alternativa de ser sumariamente ejecutado o renunciar a la acción militar y aceptar la soberanía estadounidense, Aguinaldo cedió y firmó la rendición el 1 de abril de 1901. Pese a la perseverancia de focos aislados de resistencia que siguieron combatiendo por la independencia hasta 1913, con la rendición de Aguinaldo se oficializó la ocupación estadounidense de las Filipinas.

La Guerra Filipino-Americana tuvo como resultado, perdidas masivas en la población filipina, dejando un número total de bajas en la parte filipina en más de un millón de muertos, muchos de ellos civiles. Algunos episodios de este enfrentamiento fueron especialmente crueles, como las órdenes del entonces comandante americano, Jacob Smith, diciendo a sus tropas que «cuanto más asesinéis, mayor placer me daréis». Smith además ordenó a sus soldados matar a todos los hombres, mujeres y niños mayores de 10 años, en respuesta a la masacre de Balangiga, una acción militar de la guerrilla filipina, que lanzó un ataque sorpresa contra la infantería estadounidense. La venganza, descargada sobre la población civil inocente de Samar provocó más de 50 mil muertos.

 

Durante la Segunda Guerra Mundial el archipiélago fue ocupado por Japón, pero los norteamericanos retornaron al fin de la guerra. La independencia que concedieron en 1946 fue poco más que formal: el archipiélago continuaba bajo su dominación económica.

La independencia no introdujo cambios sociales y el país siguió viviendo bajo el régimen de la hacienda, la gran propiedad explotada en forma de medianería. Más de la mitad de la población era campesina, pero el 20% era propietaria del 60% de la tierra. El medianero, quien disponía de un promedio de 2 hectáreas, recibía, en principio, la mitad de su cosecha, pero de  hecho, una gran parte de sus ingresos eran para pagar las deudas usurarias contraídas con el cacique, el gran terrateniente.

 

LA EPOCA MARCOS

El Partido Nacionalista (conservador, vinculado a los terratenientes) se mantuvo en el poder hasta 1972, cuando Ferdinand Marcos, presidente desde 1965, declaró la ley marcial. En 1986 el conjunto de las fuerzas opositoras se rebelaron contra los continuos abusos de Marcos, y abrieron el camino a la democratización. El período de Marcos se asocia con un crecimiento progresivo de la represión, tanto contra movimientos armados (independentistas musulmanes de Mindanao, Nuevo Ejército del Pueblo, conducido por el Partido Comunista de inspiración maoísta), como contra la oposición política y sindical. Frecuentemente, la represión contó con el apoyo militar estadounidense.

La profunda inserción social de la Iglesia Católica, reflejada, por ejemplo, en el hecho de que aún hoy el 75% de los filipinos de más de diez años aprenden a leer en instituciones que dependen de ella, jugó un papel preponderante en la denuncia del fraude, cuando el referéndum de 1976 homologó la ley marcial. Cinco años más tarde se unieron 45 organizaciones políticas y sindicales en el boicot a los comicios fraudulentos e inconstitucionales, mediante los cuales Marcos pretendía perpetuarse en el poder. En setiembre de 1981 millares de personas se manifestaron en Manila exigiendo el fin de la dictadura y la retirada de las bases militares norteamericanas.

El 21 de agosto de 1983 el líder de oposición Benigno Aquino (Partido por el Poder Popular, socialdemócrata) fue asesinado al descender del avión en que regresaba a Manila, tras un prolongado exilio en Estados Unidos; se responsabilizó del crimen a Marcos. En el entierro participaron unas 500 mil personas. El movimiento popular adquirió una efervescencia que no habría de cesar hasta el derrocamiento del dictador.

En un clima de violencia y represión, gran parte del pueblo presionó a Marcos exigiéndole elecciones anticipadas en 1986 y respaldando la candidatura de Corazón Aquino, viuda del dirigente asesinado.

En febrero de 1986 se realizaron las elecciones. Una vez evidenciado el fraude que impedía el triunfo de Corazón Aquino, ésta convocó a la desobediencia civil. Juan Ponce Enrile, ministro de Defensa, intentó un golpe de Estado contra Marcos pero fracasó. Un millón de civiles rodeó a los sublevados en el campo donde estaban refugiados. Marcos optó por el exilio y Aquino asumió la presidencia con Enrile como ministro de Defensa.

La nueva Constitución, respaldada por una amplia mayoría en el plebiscito de febrero de 1987, otorgó autonomía a las regiones de Mindanao y Cordillera, lo que posibilitó una tregua con los movimientos autonomistas armados. Pero el Nuevo Ejército del Pueblo abandonó las negociaciones de paz a comienzos de 1990, tras una serie de provocaciones contra movimientos populares y atentados a dirigentes civiles. La reforma agraria, que debía ser el pilar de la acción de transformación social del gobierno, se diluyó en un plan de alcance limitado, después de ser sometida a discusión en el cuerpo legislativo, donde los terratenientes contaban con fuerte representación.

En el curso de 1991, la presión de los diferentes grupos regionales y étnicos, sumada a la necesidad acuciante de un mayor reparto de tierras y riquezas y, quizá, la proximidad de las elecciones presidenciales de mayo de 1992, determinaron que Corazón Aquino creara la Oficina de Comunidades del Norte, que se ocupa de las tribus y etnias de la Montaña en Luzón, y la Oficina de Comunidades Culturales del Sur, que excluía a musulmanes. El personal de dichas oficinas provenía de las mismas comunidades.

LA RETIRADA AMERICANA

En junio de 1991, la erupción del volcán del Monte Pinatubo mató a más de 700 filipinos, causó el éxodo de más de 300 mil personas y sepultó completamente bajo las cenizas la base Clark de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.

Con una base aérea inservible y en medio de negociaciones que se tornaban más dificultosas a medida que se acercaba el fin del contrato, Estados Unidos optó por abandonar la isla voluntariamente. El 26 de noviembre de 1991 tuvo lugar la retirada formal definitiva de la base de Clark, que ocupaba a más de 40 mil filipinos.

En mayo de 1992, 25 de los 32 millones de filipinos habilitados para votar participaron de las elecciones, consideradas las más tranquilas y limpias en la historia del país. El triunfador fue Fidel Ramos, ex ministro de Defensa de Aquino.

Desde entonces la historia de Filipinas, ha sido mucho mas tranquila, alternándose en el poder diversos partidos políticos, y al igual que en todo país democrático, acusándose unos a otros de corrupción, sin hacer demasiado por el pueblo, una vez llegado al poder.

 

CRUDA REALIDAD

Posteriormente, visitamos la catedral del Santo niño, al que los filipinos le tienen una gran devoción. Incluso en la puerta hay señoras, a las que se le paga, porque recen por uno. En este país, no hay un solo hogar o negocio que no tenga un altar con una imagen de este niño, quien no es otra cosa que un niño Jesús crecidito.

Antes de caer la noche regresamos al hotel, viendo como la vida nocturna se va apoderando de las calles, legiones de niños buscan entre las basuras, chicas maquilladas en exceso que no superan la mayoría de edad buscan compañía, ante la atenta mirada de esporádicas patrullas de policía, y guardas de seguridad fuertemente armados, que se encuentran en la puerta de todos los negocios que tengan aprecio por lo suyo.

Nuestro segundo día en Cebú, lo utilizamos para extender el visado en Filipinas, y planear el siguiente paso. Algo no demasiado fácil, ya que hemos decidido no volver a coger ninguna guía turística, y dejarnos aconsejar por viajeros y gente local.

 

EN BUSCA DE LOS TIBURONES BALLENA

Precisamente en la oficina de inmigración conocemos a dos venezolanos y un ruso que vivió un año en Villanueva de Córdoba, quienes nos aconsejan Tan-awan en la comarca de Oslob de la misma isla de Cebú, como el lugar ideal para ver los  tiburones ballena.

Por la mañana nos encontramos viajando en autobús hacia Tan-awan desde Cebú, una distancia de 130 kilómetros a un precio de 3 € el billete.

Cuando llegamos al lugar nos encontramos que el alojamiento escasea, ya que solo hay dos hoteles, uno lleno, y el otro aun en construcción. Llevados por gente local, pedimos habitación en una casa particular, que amablemente por el precio módico de 9 € la noche nos deja una habitación. También nos ofrecen el comer en su casa por tan solo 2,80 € los dos por cada comida.

Pasamos la tarde de tertulia con la dueña Jobe y su hermano Miguel, quien nos aconseja, que para ver los tiburones ballena, la mejor opción es por la mañana temprano, a las 6, debemos de acercarnos a la playa, para sacar el permiso 5,5 € por persona, incluida la barca. También nos recomienda, que después de que la barca nos deje de nuevo en tierra, volvamos nadando hasta donde se encuentran los tiburones ballena, ya que estos están a tan solo 100 metros de la costa, sin necesidad de tener que volver a coger una barca de nuevo.

A las 6 de la mañana en punto soy el primero de la lista para sacar el permiso, en un lugar cuando menos descontrolado, en compañía de otros foráneos  deseosos del encuentro con el pez más grande del mundo.

Después del desayuno, nos acercamos al embarcadero, alquilamos el chaleco salvavidas (obligatoria su compra si uno va en barca, pero no su uso), y unas gafas de buceo. Tal y como nos comento Jobe, a unos 100 metros de la costa, estamos ya en compañía de otras pequeñas embarcaciones. Es entonces cuando una barca se acerca al círculo que hemos formado, y siguiendo a esta hay una gran aleta que sobresale del agua.

Sin pensarlo dos veces Maruxiña y yo nos tiramos inmediatamente al agua, y nos encontramos de lleno con un magnifico ejemplar de tiburón ballena. Mide no menos de 6 metros, y va siguiendo a una embarcación desde la que le van echando comida.

Vivimos entonces lo que para mí es la mejor experiencia vivida hasta el momento con un animal salvaje. Nadando a su lado, viendo lo dóciles que son estos gigantescos animales, y hasta en ocasiones poder acariciarlos. La media hora que tenemos con barca se hace corta, pero lo peor es que carecemos de cámara acuática, por lo que nada mas salir del agua, Maruxiña y yo pensamos lo mismo. Volveremos al lugar pero con una cámara adecuada para poder captar estos momentos tan especiales.

 

EL REINO DE LA LASITUD

Pasamos cuatro días más en el pueblo, disfrutando de la compañía y de la comida que nos ofrece la casa, viendo como en Filipinas, al animal que más aprecio se le tiene es a los gallos de pelea, que constantemente se le mima, hasta que llega la hora del combate.

 También comprobamos como es la primera vez que sufrimos un sentimiento extraño, pero que en los días posteriores se repetirá, hasta dejarnos prácticamente sin voluntad, y haciendo que nos dejemos llevar por la más extrema de las vagancias. Ya que Filipinas es un país, en donde la mayoría de los lugares apartados de las ciudades, reina la tranquilidad, la gentileza de sus gentes, en un incomparable y bello entorno de naturaleza.

Sin duda alguna, de lo viajado hasta el momento, se podría decir que Filipinas con permiso de Laos, dispone de la mayor cantidad de paraísos por kilómetro cuadrado. Todos ellos rodeados por aguas cristalinas donde se encuentra la mayor biodiversidad marina del mundo.

Salimos de Tan-awan, no sin antes prometerle a Jobe y Miguel que volveremos, y nos dirigimos a la isla de Negros, y a su segunda mayor ciudad Dumaguete. Donde tenemos pensado en un primer momento darle la vuelta a al isla, y hacer varias inmersiones en lo que para muchos es el mejor buceo de Filipinas, en la pequeña isla de Apo.

Cuando en el primer día alquilamos la moto, sin conocimiento de las dimensiones de la isla, el chico que nos la alquila, queda enormemente extrañado cuando le decimos que primero le daremos la vuelta a la isla, y luego si nos convence, es posible que alquilemos el vehículo por más días. Tres horas después nos damos cuenta que para dar la vuelta a la isla es necesario invertir al menos cuatro días, por lo que la primera determinación que tomamos es comprar un mapa de Filipinas. Cuando lo hacemos tomamos dos decisiones, la primera, es que es imposible ver todas las islas de Filipinas, y recorrer todas aquellas que visitamos en su totalidad. La segunda, decisión que tomamos, es de no comprar moto, y solo alquilarla en pequeñas islas donde se le pueda dar la vuelta en un solo día, por un motivo, el económico. Ya que en Filipinas, el precio de la gasolina es de 1,1€ el litro, y el alquiler, mas llenar el deposito, sale mas caro que el viajar en transporte público. Además, con la cantidad de islas que tiene el país, seria enormemente costoso, y complicado, el trasportarla de un lugar a otro.

 

A BUCEAR

Pasamos los siguientes días, envueltos de nuevo por ese extraño sentimiento antes descrito de pereza, que nos hace tener una vida de lo más placentera, ya que nos remitimos sólo a ir a la playa, comer, para después darnos un masaje, dormir la siesta, pasear, cenar y volver a dormir. Decidimos entonces que ha llegado la hora de hacer el buceo, y sacudirnos la pereza de encima.

Buscamos el centro apropiado de buceo, para lo que nos interesa, y después de un vía crucis de centros de buceo, encontramos el adecuado. 3 Inmersiones por 52 €, con la comida el equipo y los traslados incluidos a la isla de Apo.

La comida decepciona, ya que consta de un solo sándwich y una botella de agua, pero no el buceo, ya que es el mejor que he realizado hasta el momento, llegando hasta profundidades de 35 metros. Magníficos corales, tortugas de más de metro y medio, y hasta volcanes subacuaticos, todo un mundo mágico escondido bajo el agua.

Cuando regresamos a Dumaguete, lo primero que hacemos es acercarnos a un centro comercial, y después de mucho buscar, encontramos una cámara subacuatica que además tiene video. El único problema es que tiene una capacidad de profundidad de 5 metros, por lo que solo nos vale para hacer snorkel.

Salimos de Negros, para regresar a la Isla de Cebú, pasar una noche en su capital, y al día siguiente tomar un autobús hacia el norte, para llegar a Maya, y desde allí un barco a la isla de Malapascua.

Cuando llegamos a la pequeña isla de Malapascua, encontramos un resort a 300 metros de la playa, regentado por un matrimonio mayor, que nos hace un magnifico precio, 9 €, por un bungalow, y nos deja su cocina.

Decidimos quedarnos 10 días, en esta isla de arenas blancas, y donde hay hoteles en el sur, estando el norte habitado sólo por pescadores.

En el primer día, encontramos a Yogi, un chico filipino que nos hace las veces de cicerone, y que por la noche nos lleva a la fiesta que cada sábado hay en la isla, donde en el polideportivo una discoteca portátil, pone música, y bailan locales y foráneos alentados por Tanduay, el ron filipino de 1.25 € la botella.

En los siguientes días, tomamos aun mas contacto con Jonee el dueño del resort y Lynda su mujer, que nos cuenta parte de la historia moderna de Filipinas y su experiencia con los distintos gobernantes del país.

También conocemos a Carlos y Silvia, dos viajeros catalanes, que se encuentran en Filipinas, y van camino de Australia. Aprovechamos para hacer un día Marisco en la rudimentaria cocina del hotel, ya que solo va con leña, y otra paella a la que invitamos a los dueños, a todos los inquilinos, y a otros conocidos bajo los efectos del Tandoay, prolongando la velada hasta que el cuerpo ya no puede más.

Los últimos días en la isla los pasamos en largas tertulias con los dueños del hotel, baños en las aguas de la isla, jugando a badminton y cartas, donde compruebo que Maruxiña esta perfectamente cualificada para ganarse la vida como tahúr.

 

PROGRESO Y NEGOCIO

Cuando llega la hora de marchar, nos cuesta enormemente el arrancar, y somos acompañados por Jonee y Linda al embarcadero, quienes nos insisten que cuando volvamos a Cebú nos quedemos en su casa y nos ahorremos el hotel. Posteriormente nos regatean el precio de dejar nuevamente otro paraíso más.

Volvemos de nuevo a Cebú, que hemos establecido como base para hacer el recorrido del centro de Filipinas, para posteriormente al día siguiente viajar de nuevo a Tan-awan.

Cuando llegamos, vemos, como en tan solo 20 días, Jobe que se alegra que hayamos cumplido nuestra promesa de regresar, ha convertido su casa también en restaurante. Nos mantiene el precio, pero observamos como a los demás turistas les ha incrementado ya el precio de la comida y del alojamiento, prefiriendo dormir la dueña en el salón de su casa, mientras los dos dormitorios son ocupados por huéspedes ocasionales.

A la mañana siguiente, vemos como también que la explanada donde se vendían los permisos para ver al tiburón ballena ha aumentado ligeramente, y hay un parking donde se cobra por dejar el vehículo en él. El imparable progreso pensamos los dos, mientras rehusamos la barca que va incluida en el precio del permiso, y nos sumergimos en las aguas con nuestras gafas de buceo y la nueva cámara acuática, para tomar de nuevo contacto con el pez más grande del mundo.

Después de dos días en el lugar, decidimos cambiar de isla, por lo que tomamos un autobús a Argao, el puerto más cercano que tiene barcos a Bohol desde Oslob.

El primer y único barco, sale a la 1 de la tarde, donde sólo hay filipinos, y unos servidores.

Llegamos a una isla pequeña, que es el final de trayecto, y es cuando tomamos conciencia que no nos han llevado a la ciudad de Tagbilaran, capital de la isla, sino a la pequeña isla de Pangagan. De allí tomamos un bote, a la isla de Cambilao, por el que nos cobran el doble, 2 €, junto con una chica local. Esta isla está unida a la mas grande Bohol, por un puente de arena, y desde el embarcadero hasta la parada más cercana de Jeep Ney, hay 7 kilómetros, molestos por la tomadura de pelo anterior, decidimos hacer el recorrido a pie, para evitar el pagar el 1,5 € por persona que regateando pretende cobrar. Ante la incredulidad de los conductores de moto taxi, marchamos con nuestras mochilas y la chica local, por un precioso camino, siendo asaltados una y otra vez a lo largo del recorrido por las moto taxi, pensando que el cansancio hace mella en nuestra decisión.

Una hora después ya estamos cansados, pero en un autobús que por 0,6 €, nos lleva a la capital, ya entre luces y sombras del atardecer.

Cuando llegamos a Tagbilaran, nos encontramos otra contrariedad. Debido a un certamen atlético que hay en la ciudad, todos los hoteles están ocupados a excepción del hotel más caro, y la habitación más cara, 60 €.

Nos encontramos ya de noche, en una ciudad extraña, sin posibilidad de alojamiento, y después de un día muy duro, donde hemos tenido que tomar varios medios de transporte, y realizado una dura caminata con nuestras pertenencias a nuestras espaldas.

 TURISMO,TURISMO

Lejos de desmoralizarnos, nos lo tomamos con humor, y nos reímos, mientras el conductor de un Trycicle (el medio de trasporte más común en filipinas, que consta de una moto con sidecar donde hemos llegado a contar hasta 12 pasajeros apretados), nos conduce a través de senderos en la oscuridad, para llegar a Panglao, el lugar más turístico de la isla, y donde es más probable que encontremos alojamiento.

Después de pagar 3,9 € por el trayecto de 30 km, y darle 1 € de propina, lo que hace que el regateo haya sido tonto, nos instalamos en un Bungalow, donde nada más llegar comprobamos que todo esta lleno de turistas por todas partes.

Por la mañana, con la luz del día, vemos cómo hordas de turistas caminan por la localidad, driblando la gran cantidad de negocios expreso para ellos, y a las constantes ofertas que ofrecen tours en barca.

Llegamos a la playa, y observamos cómo una preciosa playa ha sido atestada de resorts, restaurantes y todo tipo de negocios para el turismo.

Como no podemos volver a Tagbilaran hasta el día siguiente, decidimos tumbarnos en la arena, y disfrutar del poco espacio que las tumbonas de los resorts dejan a quien no está alojado en ellos, para marchar del lugar a primera hora del lunes.

Regresamos en un Jeep Ney local a primera hora del lunes, y cuando llegamos a la ciudad, debido a la experiencia adquirida en el recorrido de hoteles de hace dos días, vamos directos a un hotel que reúne las condiciones de limpieza, calidad y buen precio, además de estar cerca de todo, y disfrutar de una apacible tranquilidad.

 

CON EL SIMIO MÁS PEQUEÑO DEL MUNDO

Sin perder tiempo, dejamos nuestros bártulos, y marchamos a una de las principales atracciones de la isla, la reserva del simio más pequeño del mundo, el Tasier.

Para ello tomamos un Trycicle, hasta la estación de autobuses 0,3 € el trayecto, ante la indignación del conductor porque un turista pague lo mismo que un local, y de allí un jeep Ney a la zona, 0,4 € persona.

Llegamos al lugar, y pagamos la entrada 0,92 €, y nos envían al centro de recibimiento al visitante, donde, en un primer momento, nos invitan a entrar a una sala en la que un video nos instruye sobre este pequeño animal.

Después, esperamos a un guía, quien nos lleva a una zona del bosque cercada, y podemos ver a estos animalitos en sus árboles, siendo fotografiados una y otra vez por turistas.

Hay que decir que es toda una grata experiencia el ver a este simio, que aunque contrario a mi pensamiento de hacer este tipo de visitas guiadas, comprendo que de no estar de esta manera ya estaría extinguido, de por si, se calcula, que en 25 años la especie habrá desaparecido.

Salimos de allí, y nos vamos al cruce de la carretera, para esperar al próximo Jeep Ney, en dirección a la ciudad.

Pasamos el resto del día paseando por Tagbilaran, dándonos un masaje, y desternillándonos, cuando en un centro comercial, vemos cómo el español, ha sido adaptado a diversos productos, que se contradicen en el nombre con lo que ofertan. Por ejemplo, una cadena de cosméticos y colonia, de nombre aficionado, bollos para el desayuno de nombre mamón, una crema de nombre sebo de macho, o el nombre de unas chucherías para niños que se llaman putos sekos.

Por la mañana, salimos decididos a ir a ver el otro reclamo turístico de la isla, que se encuentra en Carmen, las chocolate Hills.

Se trata de un conjunto de pequeñas colinas, que cuando llega el verano, toman un tono marrón, y desde lo alto de una de ellas, tienen la apariencia de una caja de bombones, de ahí su nombre.

PASANDO DE CHOCOLATE

Realizamos la misma operación que el día anterior, pero en esta ocasión debemos de tomar un autobús, ya que los Jeep Ney no llegan hasta Carmen, población situada en el mismo centro de la isla, el trayecto cuesta algo menos de 1 €, y tarda unas dos horas.

El lugar, no nos llama demasiado, pero por abundancia de ocio, hemos decidido desplazarnos aquí, entre otras cosas, por que el recorrido es magnífico. En él nos hemos divertido mucho con el trajín de los vendedores ambulantes, que suben al bus, y ofertan desde chicharrón (cortezas de cerdo con carne fritas, algo muy aconsejable), hasta dulces de arroz. Y una diversión no esperada, es que el autobús pasa por un parque nacional, donde las pendientes son pronunciadas, y cuando el autobús frena, se enciende un luminoso en el interior que dice en Ingles “reza por nosotros”, lo que hace del viaje toda una aventura.

Llegamos a la base de la colina donde hay que pagar la entrada para subir a ella, y ver las Chocolate Hills. El precio 1 €, Maruxiña y yo nos quedamos mirando por un momento, y decidimos no pagar e irnos a Carmen, ya que pensamos que pasar el día en este pueblo ausente de turistas, es una experiencia mucho más grata que contemplar unas simples colinas, que en esa época del año ni tan siquiera son del color del chocolate.

Llegamos a Carmen, donde comemos, y en la hora de la siesta, paseamos por su mercado. Al pasar por el puesto de policía de la ciudad, me paro y comienzo a conversar con los agentes que se encuentran de servicio, pasando una tarde agradable en su compañía, y tomando helados. Se abstienen de tomar una cerveza a regañadientes, ya que su superior se encuentra junto con ellos.

Regresamos a Tagbilaran, y descansamos tomando un Halo Halo, postre típico filipino, con fruta, frutas escarchadas, helado, leche de coco, hielo picado, y leche condensada, todo un manjar lleno de calorías, pero que hace las delicias de todos los paladares.

A la mañana siguiente, decidimos hacer un recorrido por las iglesias antiguas españolas que quedan en la isla de Bohol. Visitamos Tubigon, Loon, y Loay, en todas las poblaciones, siempre comprobamos dos cosas, la primera, el buen carácter de los filipinos, que siempre sonríen y saludan, y la segunda el fuerte fervor de la población a la religión católica.

 

EN PLENA ZONA VOLCÁNICA

Al día siguiente hemos decidido abandonar la isla de Bohol, para marchar a la isla de Camiguin, por lo que volvemos de nuevo a la estación de autobuses, y marchamos de allí a Jagna, el único lugar de donde parten los ferrys hacia la isla.

Al llegar a Jagna, nos informamos de los horarios, y debemos de quedarnos un día más allí, ya que los próximos ferrys salen el viernes, y ese día es jueves. No importándonos, buscamos alojamiento en un estupendo hotel, justo en el puerto con wifi y aire acondicionado por tan solo 11 €.

A las 3 de la tarde sale nuestro ferry con retraso de dos horas en dirección Camiguin, la isla con más volcanes por kilómetro cuadrado del mundo, 7 en una extensión de 230 kilómetros cuadrados. Además de pertenecer a la parte sur de Filipinas (Mindanao), el único lugar seguro de esta región, los lugares de interés de la isla son: las termas (piscinas con agua caliente unas, y otras con agua con gas), cascadas y White Island (algo a mi entender en absoluto interesante, ya que es un banco de arena en el mar, cerca de la costa, y caro para ir).

Nada mas llegar al puerto cogemos un Jeep Ney en dirección a Mambajao, la capital de la isla, y una vez allí convencemos a su conductor, para que por un total de 1,9 € los dos, nos haga todo el trayecto desde el puerto a nuestro hotel.

Siguiendo el consejo de Silvia y Carlos, los catalanes con los que coincidimos en Malapascua, nos alojamos en Pabua’s Cottages. Después de un largo regateo, y prometiendo que nos quedaríamos 5 noches, sacamos la habitación por 550 Php (10 €), con wifi y aire acondicionado, además de poder utilizar la cocina totalmente gratis.

Por la mañana nos acercamos al embarcadero para ir a la White Island, que se ve desde la costa, cuando nos dicen los precios, aun bajándolo  al poder compartir la barca, nos negamos, ya que en absoluto vale la pena, a no ser que a una persona le guste estar tirado en un banco de arena sin sombra y sin qué hacer.

Filipinas tiene miles de playas más espectaculares y bonitas que este trozo de arena, pensamos mientras nos encaminamos a una playa de arena negra volcánica cercana.

 

JUEGOS DE NIÑOS

En el camino a la playa, encontramos a un chico que nos ofrece alquilar su moto, entablamos una conversación con él y después de un gracioso regateo, quedamos para que al día siguiente, nos alquile su moto durante tres días completos por 600 php (10,9 €).

Cuando llegamos a la playa, un grupo de chicos se nos acerca, jugando con dos ruedas y un palo, y comenzamos a jugar con ellos en el agua. Después de un par de horas, y dos coca colas de litro (en Filipinas la coca cola es más barata que el agua, 1 coca cola de 1 l. vale 0,5 €, una botella de 1l. de agua 0,6 €), los dos pensamos que hemos acertado de pleno al no ir a White Island, y quedarnos en compañía con estos críos, que parecen de goma, cuando juegan conmigo en el agua.

Regresamos al hotel, nos duchamos, y cogemos un trycicle, en la carretera, que nos lleva hasta Mambajao, comprobando la capacidad de estos, ya que vamos completos, eso si el precio es bueno, 9 php por persona, y no engañan.

Pasamos el resto del día en la ciudad, y compramos fruta y verdura, que posteriormente convertimos en cena y postre en el hotel.

Por la mañana, cumplidor de su palabra, el chico con el que habíamos concertado el alquiler de la moto, nos espera en la puerta del hotel.

Después de pagarle por adelantado, decidimos rodear la isla, y explorarla, saliéndonos de la carretera que la circunvala, e internándonos por senderos que nos llevan a toparnos con agricultores que nos saludan al pasar, y pescadores que quedan sorprendidos de nuestra presencia por lugares donde sólo hay locales. Además podemos ver el paisaje de los volcanes de la isla.

 

AL RICO POLLO ASADO

Paramos en Sagay, en un puesto de pollos asados, de la franquicia Sr. Pedro, lo que a partir de entonces se va a convertir en nuestro almuerzo diario. Ya que la comida en Filipinas, a diferencia de el menú diario español que se compone de ensalada de…, sopa de… o patatas con…,  en este país siempre es arroz con…, y el con… es siempre un pequeño plato de cerdo, pollo o pescado. Eso sí, el precio es siempre el mismo, el plato de arroz oscila entre 0,18 €, a los 0,28 €, y el de con… de los 0,37 € a los 0,75 €, por lo que comer sin bebida no suele costar mas de 1 €.

Un pollo entero asado con salsa de soja, vinagre y lima, va desde los 2,10 € hasta los 3, 5 €, la elección es bien fácil.

Posteriormente a la comida en una playa con unas vistas de lujo, proseguimos, y llegamos hasta un lugar muy curioso: un cementerio que antiguamente estaba en tierra, y después de una erupción de un volcán, quedó sepultado bajo las aguas. Hoy en día hay construida una gran cruz sobre este, que sobresale del agua.

Regresamos a Mambajao, para hacer lo del día anterior, compra de la cena, que se compone en lo que se ha convertido en una de las comidas favoritas de Maruxiña, picadillo cordobés, y mango de postre.

A la mañana siguiente, nos decidimos a visitar Katibawasan Falls, una cascada que tiene un salto de algo más de 60 metros. Cuando llegamos, estamos totalmente solos lo que hace del lugar una maravilla, ya que se encuentra en el interior de la selva, y aún no hay construido nada más que unos aseos, y la taquilla de entrada (0,38 €). Permanecemos en el lugar tranquilamente, hasta que se llena de turistas filipinos que vienen a disfrutar del lugar.

Marchamos, y nos dirigimos a Ardent Hibok que son un conjunto de piscinas en medio de la selva, que hay junto con un resort, que aprovechan el agua termal que emana de la tierra, y llegan a tener una temperatura de hasta 38º. Hay que decir que por mucho calor que haga, es algo que el visitante no debe de perderse, sobre todo si tiene la suerte de poder disfrutarlas como lo hicimos nosotros, sin una sola alma en el lugar.

 Además es una muy buena opción, para pasar el resto de la mañana en el lugar por el módico precio de 0,57 € la entrada, y comiendo en los restaurantes locales que hay en la explanada del aparcamiento, por el precio local.

Posteriormente, para relajarnos aun mas del “estrés sufrido”, nos dimos en el resort un magnifico masaje de 1 hora por tan solo 2,95 €, todo un lujo a precio irrisorio.

Permanecemos en el lugar hasta el atardecer, que volvemos a hacer en lo que se ha convertido en nuestra rutina vespertina, cena en el porche de nuestra habitación.

En el penúltimo día que estamos en la isla, decidimos irnos a las piscinas de soda, no sin antes realizar alguna gestión en Mambajao, como la colada (hay que decir que la lavandería en Filipinas, además de muy buena, es muy barata, el precio medio ronda los 0,5 € el kilo de ropa), y el arreglo de mis sandalias por una zapatera local, que me intenta convencer de que las cambie, hasta que comprueba el número de mi pie.

 

BUSCANDO LAS TERMAS DE SODA

Seguimos la carretera que circunvala la isla en sentido contrario a las agujas del reloj, buscando las termas de soda, 7 km. antes de llegar a Catarman, hay un cruce que las señaliza. Cuando llegamos al lugar, vemos que no hay nadie en la taquilla, cuando accedemos al recinto, nos encontramos con que la piscina esta vacía, y solo dos hombres mayores filipinos se encuentran en el lugar. Nos indican que precisamente ese día es el único que cierran, mientras me ofrecen su vaso para que beba con ellos. Extrañado de verlos con una botella de ron filipino, y junto a un caño de agua, tomo un sorbo, e inmediatamente me sale una carcajada. Por supuesto pienso para mi, es el mejor sitio del mundo para beber, ¿en que otro lugar encontrarías una botella de ron por apenas 1,1 €, y la soda gratis?

Declino una segunda invitación, y marchamos en dirección Catarman. 3 km. antes de la población, hay otro cruce que señala hacia las piscinas del Santo niño. Ociosos, nos dirigimos al lugar, y cuando llegamos comprobamos, que no hay mejor publicidad que la de poner el nombre de un santo o una virgen a un lugar, para que se llene y no falte la gente.

El aparcamiento esta lleno, y en el interior del recinto donde se paga 0,9 € la entrada, hay familias que alquilan las mesas y taburetes, para pasar el día en un lugar que poco se diferencia de la agradable piscina municipal de mi pueblo. Solo por el entorno, y lo fría que esta el agua, ya que se llena constantemente con un río que baja de la montaña.

Permanecemos en el recinto, hasta la hora de comer, que marchamos con avidez, buscando de nuevo al Sr. Pedro.

Finalizado nuestro periplo en Camiguin, cambiamos de ruta, pues hemos visto que Silvia y Carlos, han estado posteriormente en la isla de Siquijor, de la que han quedado gratamente satisfechos.

Salimos en dirección de nuevo a Jagna, en Bohol, de allí a Tagbilaran, y enganchamos casi sin tiempo para merendar un ferry a Siquijor, el más caro hasta el momento 14,80 €, eso sí, es el más rápido, y tarda 4 horas, haciendo parada en Dumaguete, en la isla de Negros.

 

BIENVENIDO AL PARAISO

Llegamos al puerto de Siquijor, ya entrada la noche, sobre las 9 y media, de allí en un trycicle regateado por 1,90 € los dos, hasta nuestro hotel.

Llegamos a Lorna,s hotel, cerca de la población de San Juan con la intención de permanecer unos 5 días.

Lorna, la dueña, nos saluda amablemente, y nos presenta a su marido Herb, un norteamericano, y nos dice que tiene dos tipos de habitaciones, en la planta superior con baño interior, agua caliente y mosquitera, por 7,25€, o en la plata baja con baño interior, agua caliente y cocina con frigorífico por 9 €. Después de indicarnos que aunque cojamos la habitación sin cocina, podemos utilizar la del hotel que es también la de su casa, nos decidimos por la más económica. Caemos rendidos después de un día entero de viaje.

Por la mañana, al despertar, los dos nos asomamos a la terraza, y contemplamos la vista, nos miramos sonriendo, y en nuestro pensamiento retumban una idea y cinco palabras.

No es suficiente con estar aquí 5 días, estaremos hasta agotar nuestro visado en filipinas, un total de 20 días, las palabras que una y otra vez nos vienen a nuestra mente.

 BIENVENIDOS DE NUEVO AL PARAISO.

Descendemos por las escaleras, y nuestra satisfacción aumenta, cuando bajo ellas, hay un perro de unos 4 meses, que nos saluda, su nombre Rubí. A este perro le daremos eternos paseos por la playa, e incluso lo llevaremos en barca.

Al haber llegado por la noche, fatigosos después de el día de viaje, y por la falta de luz, en un principio, el lugar lo vemos de lo más normal, pero con la luz del día, el paisaje que es expone ante nuestros ojos es muy hermoso, rozando lo divino. Una playa de arena blanca, salpicada por la sombra de cocoteros, con el agua cristalina, y surcada por barcas de pescadores. Sobra decir que el desayuno lo degustamos lentamente, dejando pasar las horas, mientras jugueteamos con Rubí, quien no se cansa de hacernos carantoñas.

Más tarde, descubro la única mácula para mí, pero no para Maruxiña, una niña de unos 6 años, de nombre Jud Elaine sobrina de la dueña Lorna. Lo más parecido a la niña del exorcista, incansable e infatigable, y que como la mayoría de los niños filipinos es irrompible, y que llega a coger las medusas con las manos. Sólo una cosa positiva saco de mi experiencia: con esta niña, aumentan mis ganas de no tener hijos.

No cesa de jugar una y otra vez con mi compañera, que ya está en el agua, aumentando la confianza de una con la otra, gritando con una voz estridente e incansable, que en alguna ocasión consigue arrancarme alguna sonrisa en mi semblante, y alguna buena foto a mi cámara.

Después del baño matutino, paseamos por la playa hasta llegar a la población más cercana que se encuentra a 1 km, San Juan. En ella hay un mercado, en el que no tardo en hacer amistad con Rose una mujer que tiene un puesto de todo, y que se convertirá en mi proveedora oficial de alimentos, para las próximas comidas que cocinaré en el hotel.

También vemos lo que se convertirá en nuestro lugar de almuerzo habitual, como no podía ser de otra manera se trata de un asador de pollos.

Regresamos al hotel, y pasamos no solo la tarde, sino tres días más antes de alquilar la primera moto, para explorar la isla.

 

OTRO VIAJE EN MOTO

La alquilamos en San Juan, a un Canadiense con una pareja filipina, quien a las 9 de la mañana, ya va vestida, como si estuviera esperando el año nuevo, entaconada, maquillada y con un vestido ajustado que no deja ni el más mínimo resquicio a la imaginación.

Exploramos la isla, por la carretera que la circunvala, descubriendo que la franquicia Señor Pedro, también está presente en la isla. Que tiene unas bellas cascadas, y cuevas, unas turísticas, y otras donde hay que dejarse llevar por guías locales (niños sin qué hacer).

También tiene varios pueblos grandes, con el acceso a internet posible, y donde también se puede llegar desde el hotel, simplemente con parar un trycicle en la carretera por el módico precio de 0,38 €.

Pero el gran descubrimiento que hacemos que hace las delicias de un servidor, es una factoría de leche, en la que se producen batidos de varios sabores, y la leche es totalmente natural, es decir no le extraen la grasa. Esto hace que retorne a mi niñez, cuando iba a los puestos de leche de Angelita Berni, o Dolores Nicot a por la preciada bebida que llegaba enormemente mermada a su destino, después de mis constantes balanceos con la lechera.

Nos proveemos en el lugar de bastantes botes, para que nos duren todos los desayunos posibles que su caducidad permite. Para lo que no estaba preparado, es para que Jud Elaine, en incursiones nocturnas mermara nuestra provisión de batidos.

 

LA GRAN PAELLA

En el primer fin de semana en el hotel, pido permiso a Lorna y a su marido, para hacer mi primera paella, y por supuesto invitar a los ocupantes de las cuatro habitaciones que tiene, y a los dueños.

En la primera paella, nos acompañan dos españoles Carola y Gero, quienes casualmente tienen conocidos en común con nosotros Carlos y Silvia. También un alemán y su pareja filipina, quien es familia de la dueña del hotel, y que se encuentran allí por tiempo indeterminado, y otros amigos de Lorna.

Pasamos una agradable tarde, bañada con Tandoay. Posteriormente se unen otros dos españoles que se encuentran en la isla, y con los que compartimos las sobras de la paella, mientras vemos el magnifico cielo de la noche lleno de estrellas, y que por la ausencia de electricidad ese día en el lugar aumentan su resplandor. Me viene a la mente una frase de mi mejor amigo, Viril, “Para vivir así, mejor no morirse”.

 En los siguientes días, hacemos más de lo mismo, el vago, descubrir más lugares interesantes de la isla, y diariamente somos sorprendidos por el atardecer que cada día nos deleita con una tonalidad distinta en el espectáculo del adiós del sol.

Cuando llega el fin de semana siguiente… otra paella.

En esta ocasión, como comensales, además de los que quedan en el hotel, se unen dos israelíes, y Tom y Rose, una pareja mixta compuesta por un Belga y una filipina.

Esa noche, hay baile en San Juan, y decidimos vernos todos allí, los israelíes, al haber acusado el exceso de Tandoay en la sobremesa, se excusan por su ausencia. Tom, que lleva casi una semana en el hotel, y no lo he visto hacer nada más que dos cosas, ver capítulos de la serie “Lost” y beber una media de 20 cervezas diarias. No falta a la cita.

En el baile, coincidimos además con varios lugareños, quien debido a nuestra larga estancia en el lugar, nos reconocen y saludan amigablemente.

Pienso mientras bailamos disfrutando de música en directo, que en este lugar después de dos semanas, nadie es extraño, sino que es muy fácil entrar en la comunidad de la isla.

Por la mañana, los israelíes han marchado, y en el lugar sólo quedan amigables Tom, y Rose, con quien nos acercamos a una de las cuevas del lugar, acompañados por los guías antes mencionados, y disfrutando de su río subterráneo.

Posteriormente nos bañamos en las cascadas de la isla, almorzamos en Sr. Pedro, y hacemos un recorrido por el interior de la isla, vamos apurando los últimos días en el lugar.

Al haber tomado amistad con Tom y Rose, hace que por las noches, cenemos juntos, en parrillas improvisadas en la playa, lo que los pescadores locales traen por la tarde a los numerosos puestos de pescado que hay a lo largo del kilómetro que separa San Juan del hotel.

También hacemos alguna parrillada de calamares rellenos y pescado con verduras compradas en el mercado de Siquijor, mientras dejamos el fuego en manos de Rose, quien nos deja en ridículo, y se le nota demasiado su experiencia en estos lares.

En el último fin de semana, durante una cena, parillada de carne, un inquilino nuevo de nacionalidad sueca y de nombre Jerome, nos obsequia con una salsa que ha preparado él mismo. Cuando entré en la cocina, y lo observé cortando las verduras, ya me percaté, que no era un mero aficionado a la cocina como un servidor. Pero al degustar la salsa, mis sospechas se confirmaron, – este tío es cocinero profesional. 

Cuando en la sobremesa conversamos, nos contó, que en efecto, que era socio de tres restaurantes, dos en Suiza y uno en Suecia, y que próximamente se iba a España durante medio año, para aprender con el maestro Arzak.

 

LAS PELEAS DE GALLOS

Echándole morro, no perdí la ocasión en decirle que al día siguiente, la última noche que nos quedaba en el lugar, no se iba a escapar de cocinarnos, que yo me encargaba de la compra, y que el del resto. Accedió de muy buen gusto, así como a acompañarnos junto con su amiga filipina y todos nosotros al día siguiente domingo, a profesar la religión que los hombres filipinos tienen más devoción, las peleas de gallos.

He de decir a pesar que mis amigos de la protectora de animales, puedan retirarme su palabra, que el ir en Filipinas a las peleas de gallos, es todo un espectáculo que el visitante no debe de perderse.

El ambiente que rodea a estos lugares, y mucho más cuando son recintos pequeños, es cuando menos festivo.

El picadero, es algo parecido a un circo romano, pero más pequeño, y construido en madera, donde se agolpan a la entrada diferentes puestos de comida y golosinas.

Al acceder a él, el ruido de los que están dentro se hace ensordecedor, animando al gallo elegido, y discutiendo constantemente con los corredores de las apuestas.

Las apuestas es precisamente el motor que mueve este espectáculo, en ellas: los filipinos, pueden llegar a ganar o perder el sueldo de un mes (200 €).

En el centro se encuentra la arena, donde al igual que gladiadores, los gallos se juegan la vida y la fama. Mientras dura la contienda (no más de dos minutos), en la arena la única persona autorizada es el árbitro. Éste con un aspecto más parecido al jefe de unos mercenarios, que de juez, antes de soltar a los contrincantes, una y otra vez se santigua, para no se sabe si para pedir perdón por lo que hace o mas bien para que nadie le achaque su arbitrariedad en la contienda.

A un lado de la arena, y protegido por una mampara para que no les salpique la sangre, se encuentran los que cuentan el dinero de las apuestas, y otorgan el premio al dueño del gallo ganador.

En las tribunas, constantemente pasan vendedores de helados y algún aperitivo, que paran su quehacer, para mirar embobados el juego a muerte que se celebra.

En la parte trasera del edificio, se encuentra el lugar donde los dueños de los gallos preparan a estos, con el mimo de un padre a un hijo, besándolos una y otra vez, dejando el futuro de sus ahorros en la capacidad belicosa de los animales, mientras les ligan cuchillas en sus espolones, para asegurar que la pelea sea corta y muchas veces mortal.

Cuando la contienda termina, en la arena, ganador y perdedor, vuelven a la trastienda del picadero, para que sus dueños se pongan de acuerdo. Si la pelea a dado un resultado mortal, el dueño del gallo perdedor está obligado a desplumar su animal, y obsequiar al ganador con éste.

Si no ha sido así,  cosen las heridas de ambos, y los devuelven a su vida natural, donde los mimaran más que a su propia familia, hasta estar de nuevo recuperados y capacitados para una contienda posterior.

Cuando se hacen las apuestas, el que siempre gana es el mismo, el corredor, ya que si se apuestan 100 php, y se gana, sólo se tiene una ganancia de 80 php, ya que los otros 20, se los queda el corredor, por el trabajo realizado.

Jerome pierde un total de 700 php (12.6 €), Tom gana 300, un servidor gana ya que no apuesto.

En la última noche en Siquijor, los seis amigos, nos deleitamos con un magnífico pescado preparado por Jerome, junto con una botella de Tandoay.

Tom, Rose y nosotros dos quedamos para volvernos a ver en Ángeles, una ciudad de Luzon, que se encuentra al lado de San Fernando, donde en Semana Santa se hacen las crucifixiones.

Nos despedimos todos, intercambiando correos, y nos emplazamos, para volvernos a ver en cualquier otro rincón paradisíaco de los que apenas queda un puñado en el mundo.

Por la mañana temprano, nos despedimos de Lorna y su marido, con un fuerte abrazo, y nos dicen que van a echar de menos mis paellas, pero que nuestra compañía quien la echará más de menos es Rubí.

En el mismo día, después de un trycicle, dos barcos y dos autobuses llegamos a Cebú, de donde a la mañana siguiente partimos rumbo a Hong Kong y Macao, para después de una semana, volver de nuevo a Filipinas.

 

Siento no hacer reflexión en esta última crónica, pero debido al resumen intenso de dos meses, en una sola, he decidido hacerla en la segunda y última de este país

9 comentarios en «Filipinas (I)»

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  2. Estupendo post! Tiene que ser toda una experiencia! Yo estoy pensando seriamente visitar Filipinas, ya estoy mirando ofertas y todo, ejeje. La verdad es que si buscas no sale excesivamente caro.

  3. Hola Antonio: Por fín hoy pude leer esta primera parte de vuestros días en Filipinas. Ya me estoy enamorando de ese país por lo que cuentas. Y anoto bien el nombre de Siquijor que es un verdadero paraiso por lo que dices y por lo que enseñas (en las fotos).
    No sé si serán imaginaciones mías pero me parece que en Filipinas llevais un tren de vida más alto que en otros paises, bien porque los precios son muy buenos o bien porque el cuerpo lo pide.
    Ademas no os privais de nada; picadillo cordobés, paellas, parrilladas, masajes..etc…
    Me alegro mucho que lo paseis tan bien y que lo cuentes con tanto gusto. Leeré la segunda parte y te comentaré de nuevo.
    Un abrazo.

  4. Por fín, me reservé un tiempo tranquilo para «devorar» tus últimas crónicas.
    Por si nó te lo había dicho antes, está muy bien el resumen-documentación que pones de los distintos sitios. Y, desde luego, por lo que cuentas y las fotos Filipinas es una maravilla! Menos mal que dices con permiso de Laos, porque según vas contando lo que ves, me van entrando ganas de cambiar el próximo destino.
    ¿te estás volviendo mayor? ¿o cómodo? (mucho resort, eh?, aunque por 9€ desde luego se puede permitir).
    Yo pensaba que el color canela de los asiaticos era heredado, en los genes, vamos; pero veo que vosotros yá lo teneis….
    Yo también tengo un amigo que dice que ‘pa vivir así, valía más no morirse nunca’ que, por supuesto, aplicamos en momentos de plenitud…
    Y, del picadillo cordobés ¿cómo no enamorarse? (todos los días picadillo, pero en Cádiz no nos lo pusieron tan bueno)
    Ya te ampliaré fotos de tu tierra por facebook y te contaré mas cosas. Seguir así, que lo estais haciendo fenomenal!
    un abrazo.

  5. Hola Lolailo,
    He leido tus cronicas y me han encantado sobretodo las fotos, son espectaculares. Sigue disfrutando y deleitandonos con tus cronicas como siempre. Estoy aprendiendo a conocer otras culturas y curiosidades. Besos y seguir asi!

  6. Hola Antonio, de nuevo me han gustado tus crónicas, tus fotos…y tu excelente sentido del humor y el modo en que nos cuentas todo…¡Filipinas es para verla según cuentas!…todo perfecto, pero hay un «pero»…
    Pero he de tirarte de las orejas ¡peleas de gallos y tu viéndolas y hablando de ellas tan fervorosamente…!, me has dejado helada…y eso que estamos a casi 40 grados ya en Córdoba…si pudiese te daba un fuerte tirón de orejas…Me quedo mejor cuando hablas del pez gigante, del simio más pequeño del mundo, el Tasier, el tiburón ballena, del perrito que es doble de troy …
    Por otro lado, la foto en que aparece Maruxiña con un niño Jesús crecidito, no es otro que el niño Jesus de Praga, que sepas que Rosalía y Manolita te van a regañar por no conocer al santo.
    Ahhh, se te ha olvidado un pequeño detalle, que quizás interese a tus lectores…al hablar de tu visita a la gran isla de Mindanao…se te ha olvidado comentar de lo que une la isla a Marlon Brando y a la gran película de Apocalypse Now …lo dejo para que las mentes curiosas investiguen al respecto…
    Bueno, bueno la foto del crucificado es estupenda se la mandaré a Francisco Romero en cuanto tenga ocasión…para que le sirva de modelo si quiere..
    Ya si que me voy, a contar tus crónicas a la familia…de parte de todos…un beso para tí y otro para Maruxiña……
    por mí seguiría comentado más cosillas, …pero mi mamá me llama para pintar y quitar gotas del salón… Besos.

  7. Hola guapo,
    Cuando tiempo…. cada semana miraba para ver si publicabas, te ha costado pero a sido estupenda!! Que fotos Dios mio!! Que paraiso !! y veo que estais disfrutando de lo lindo. Seguir así y como bien dice quien tu y yo sabemos…. para vivir así, mejor no morirse, jijiji.
    Pasarlo muy bien, besazo para los dos.

  8. Bueno Antonio, ya me he leído esta entrada, ha sido de los más entretenida y más acompañada de esas fotos, así que espero leer pronto la segunda parte!!

    Pues nada, como siempre, que os lo paséis muy bien y disfrutéis de aquellas tierras, y si es posible déjate de tanto masaje y actualiza más a menudo! Jajajajaja!!

    Por cierto, me ha dado mucho que pensar la foto que tienes en la supuesta comisaria, mi ingles no es muy bueno pero en el cartel de POLICE, pone hotline, a eso se le puede dar muchos significados, estas seguro que era una comisaria de verdad???

    Un abrazo

  9. Hola Lolailo ,por lo visto voy a tener que animarte a que tardes mucho en escribir tus crónicas pq de esa forma son insuperables,largas ,interesantes,divertidas,instructivas y con unas fotos para alucinar.Desde luego estais en el paraiso,que maravilla de playas ,cascadas,termas.desde luego tu lado tacaño no lo pierdes,.mira que preferir andar 7 Km con todo vuestro equipaje antes que pagar esa miseria de 1.50 euros,eres lolailo cabezón.Como me dijiste el perro se parece mucho a mi Troy,lo bueno abunda.Ah se me olvidaba,las fotos con los niños son espectaculares y las de Maruxiña con la niña esa que te gustaba tanto.Gracias por mostrarnos los paraisos perdidos que todavia existen.Seguid disfrutándolos.Besos

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