India (III)

Es principios de Septiembre, llevo en India nueve meses, y este país me ha saturado.

Sigo enamorado de India, sus paisajes, curiosidades, comida etc. El problema reside en el desgaste que produce en el foráneo,  la constante lucha que se tiene con los  habitantes de este país.

Jamás un foráneo representará para el indio, algo más que un interés económico cuando son hombres, e interés económico y sexual, cuando la visitante es fémina. Careciendo de importancia, la edad o hermosura.

Este hecho, junto con la saturación de sentimientos contrarios en poco espacio de tiempo, ha hecho que fuera incapaz de transmitir a palabras lo que la razón y el sentimiento guardan.

Atrás en estos cinco meses, queda la despedida de Salvataja. El regreso a Hampi y la celebración del Holi. La visita a Ellora y Ajanta en el estado de Maharastra. El camino en moto hacia el Rajasthan, sorprendiéndonos en Mahda Pradesh con gentes de las que no abundan en India, amigables y desinteresadas. La visita fugaz a Manali, cerca del Himalaya o Rishikesh, ciudad de los Asram y refugio de panolis e iluminatis. Para recabar en Pushkar, para desde allí, recorrer el estado de Rajasthan de diferentes maneras.

Al tener que comprimir tanto tiempo, en una sola crónica, seré avaro en palabras y derrochador en imágenes.

LA FIESTA HOLI

Después de despedir a Salvataja, marchamos dirección noreste, para pasar la celebración del Holi con Devi y su familia.

La celebración del Holi, es una fiesta hinduista y se hace normalmente en el mes de marzo. Depende del estado y de la localidad, se celebra un día u otro. La duración de la festividad, también depende de si es un lugar pequeño o más concurrido.

Normalmente consiste en tirarse polvos de colores (antes con ingredientes medicinales) unos a otros, al ritmo de música y recorriendo las calles, para dar la bienvenida a la primavera.

Los colores que se utilizan son muy llamativos y la mezcla de estos resulta insospechada.

Los colores permanecen en el cuerpo de forma visible tres días, en la ropa, para siempre, por lo que se aconseja no tenerle demasiado aprecio a lo que se viste.

Pasamos la festividad, con Devi, su familia y buenos amigos.

 

 

Después de Hampi, aconsejados, ponemos rumbo a Ajanta y Ellora, en el estado de Maharastra.

EN LOS TEMPLOS DE MARATHÍ

Los templos cueva de Ajanta, son especialmente hermosos, por sus frescos.

El célebre complejo monumental, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983, se trata de un típico vihara en el cual se destacan los frescos y otras pinturas parietales rupestres; tales obras de arte fueron descubiertas para “Occidente” en 1819 y adornan a monasterios y santuarios excavados en las rocas entre el siglo II a. C. y el siglo VIII d.C.

Entre estas se destacan las que representan las reencarnaciones del Buda llamadas jataka y episodios de su vida; las más célebres corresponden a las del llamado Ciclo de Ajanta realizadas durante el periodo de apogeo del arte Gupta y la época postgupta.

 

Ellora, se encuentra a unos 100 kilómetros de Ajanta, lo que hace que se pueda disfrutar de buenas imágenes en el camino.

 

Ellora es célebre por su arquitectura rupestre, con monasterios y templos budistas (grupo A,  grutas 1 a 12 que datan del aproximadamente el año 500 a aproximadamente el 650), hinduistas (grupo B,  grutas 13 a 31 establecidas entre los siglos VII y VIII) y jainas (grupo C,  construidos entre los siglos VIII y XIII).

Estas estructuras han sido excavadas en un precipicio de los montes Charanandri, siendo su número total 34, de las cuales 12 son budistas, 17 hinduistas y 5 jainistas. La coexistencia de estas edificaciones demuestra cierto grado de tolerancia interreligiosa en la India hasta la llegada del Islam.

Las grutas budistas son las estructuras más antiguas y consisten principalmente en viharas y monasterios, algunos de estos son verdaderos santuarios exornados por una imagen del Buda. En este conjunto la joya del lugar es el templo de Kailasanatha (725-755), se trata de un edificio en forma de templo, completamente excavado en la roca.

 

Al habernos alojado en Ajanta, Lonar, queda a solo 80 km, y decidimos hacer un desvío para visitarlo.

Lonar es la población donde cayó el mayor meteorito en piedra de toda la historia.

Lo único que hay es el cráter gigantesco.

 

 

TEMERARIA CONDUCCIÓN Y SIN MP3

Marchamos al norte hacia Rajasthan y cruzamos el estado de Mahda Pradesh.

Uno de las jornada en moto, me olvido cargar mi mp3, y para ir entretenido, cuento en un trayecto de 400 km, las veces que me tengo que echar a la cuneta, para no ser atropellado. Con un total de 64 veces en una jornada de moto de 400 km, hacen que de momento, India sea el país más peligroso para viajar en moto. La vida de un motorista en India, no vale ni una sola rupia para los conductores de camiones, autobuses o cualquier vehículo de más de dos ruedas.

En la población de Dhar, donde decidimos hacer noche, de trámite, al ser una población virgen de turismo, hace que tengamos unas experiencias estupendas con sus gentes. También, conocemos a unas familias chrisnas, tremendamente amables y desinteresadas. Nos abren las puertas de sus casas y su interés por nosotros, no va más allá de que vayamos a rezar con ellos a su templo.

 

Nos quedamos tres días en el lugar, ya que cerca se encuentra los mausoleos y palacios de Mandu. Interesantes y nada turísticos.

 

 

EN LA INDIA PROFUNDA

Cuando entramos en el estado de Rajasthan, todo es diferente. Uno enseguida se percata, que Rajasthan es la India que uno se imagina, cuando nunca se ha estado en India.

Paramos en Udaipur, donde está el palacio del Maharajá o City Palace. El más interesante y mejor conservado de todo el país. Además la entrada es razonable con lo que se visita, 140 Rp. Hay que ser precavido y esconder la cámara de fotos, para no pagar un gran incremento en el precio de la entrada.

 

Los templos y alrededores de la ciudad también merecen la pena, excepto el Mansoon Palace, que se encuentra a las afueras, y no tiene más allá que las vistas a la ciudad.

 

Camino al norte, paramos en Nathdwara, ciudad interesante solo para los peregrinos por su templo, pero que sin embargo es bonita y tiene una interesante casa de vacas y barrio histórico. También los alrededores son de interés.

 

Llegamos a Pushkar, y a pesar de habernos encontrado con buena gente en Dhar, la constante batalla con la mayoría de los indios, empieza a hacer mella.

En esta localidad no mejora, además, es fiel reflejo del carácter de los habitantes de este país. Un foráneo solo significa un cajero andante y hay que averiguar cómo sea cual es el PIN.

Pushkar es un lugar de peregrinación importante en India. Tiene el único templo dedicado a Brahma que existe en el mundo, solo en India hay cientos de miles de templos.

Conclusión, a la que es fácil de llegar, sabiendo el carácter de los indios.

Brahma es el Dios que lo creó todo, y su misión terminó, ya no puede hacer nada más. Por lo tanto tampoco puede conceder ni solucionar nada que se le pida.

Sin embargo, el que más templos tiene en todo el país, es Shiva y Ghanesa. Fácil también de entender, pues Shiva es el Dios que más cosas puede conceder y Ghanesa, es el Dios de los negocios y el dinero.

Pushkar, además tiene otros muchos templos y un lago, donde los creyentes, van a purificarse bañándose en el.

 

También hay varios templos de interés alrededor, como el shiva temple y el shiva temple.

No, no me estoy quedando con el lector, pero es así. Uno se encuentra en el este, y el otro en el suroeste de la localidad.

 

 

LA MECA DE LA ROPA

También Pushkar, es el lugar donde muchos occidentales vienen a hacer negocio con la ropa. Vienen a comprar ropa, que solo en teoría se hace en India y se identifica a la misma con India. Pero que ningún indio lleva, sino que son occidentales los que se ponen esa ropa.

Además, mucha de esa ropa, no se hace en India, sino que se trae de otros países como Tailandia o Bangladesh, para luego coserles las etiquetas de Made in India.

¿Alguien me puede explicar esto?

Debido a cuestiones burocráticas, debemos de ir a la capital a Delhi y hacer un trámite que me llevara 10 días. Decidimos entonces aprovechar e ir al norte a Manali, cerca del Himalaya.

Manali es un lugar ideal para hacer tracking en las montañas. Una cosa curiosa que el visitante podrá ver, es los vastos campos de marihuana que crecen silvestres junto a las montañas.

Lo malo de este lugar es que está repleto de Indios de Pushkar, que han trasladado su ansia de dinero a este lugar turístico. Sin embargo, los paisajes merecen la pena, así como el pueblo de new Manali, donde hay menos turistas.

 

De allí marchamos a Rishikesh, que está a las orillas del Ganges y donde es otro lugar de peregrinación y lleno de Asram.

Los Asram, son lugares, donde las personas se hospedan y trabajan a la vez que meditan y rezan.

EL NEGOCIO ESPIRITUAL

Los foráneos, que nos son personas aquí como ya he dicho, trabajan, rezan, pagan, vuelven a trabajar, vuelven a pagar y a veces consiguen hacerles creer que son felices.

Además, en esta localidad hay cientos de escuelas para practicar yoga. El viajero debe de tener precaución, pues muchos profesores, ni tienen titulación, ni tienen la preparación para enseñar.

Rishikesh, es sin duda la localidad que he visitado, donde mas extranjeros he visto engañados. Llevados ellos por su ilusión de encontrar su yo interior o la armonía con el todo en las cortas vacaciones que tienen. Y a los indios engañar, llevados por el dios más importante para todas las personas, el dinero.

Eso sí, podrán disfrutar de las ceremonias que se hacen a la orilla del río al atardecer y casi podrán sentir (depende de lo «colgao» que se esté), el misticismo y la elevación del alma.

 

Rishikesh, es como la mayoría de India, puro y duro negocio, y el que no quiera verlo, que cierre los ojos y se baje los pantalones.

Después de Rishikesh, volvemos a Delhi y de allí a Pushkar.

Como la marcha del Ordenanza está cerca, decidimos buscar comprador para la Nenuco.

EQUÍVOCA PERMUTA DE MOTO POR CAMELLO

Encontramos a través de una española, a un camellero que está buscando una moto.

Decidimos hacer un trato, la moto, por un tour en camello de 11 días y 500 km, para una persona. Mi viaje lo pago yo, pero el precio ya me parece bien, 125 €.

En el viaje, nada confortable, sufrimos el engaño del camellero, pues se convierte en tan solo 9 días de camino. Atrancamos con el varias veces, incluso, nos deja sin agua potable.

Saco la experiencia de no volver a pagar jamás por adelantado. Dejo aquí la foto de este individuo, para que otras personas, no cometan el mismo error que nosotros. El nombre no hace falta, porque a sabiendas que los turistas luego hacen comentarios de sus malas experiencias, se lo suelen cambiar.

 

Sin embargo, disfruto de esos días, debido a las gentes que encontramos, que, al no estar acostumbradas al turismo, en un primer momento son curiosas y desinteresadas. Las experiencias son de lo mejor del viaje de India, quedando éstas en mi corazón y las imágenes en la memoria de mi cámara.

Llegamos a Jaisalmer también llamada la ciudad dorada. Localidad del Rajasthan, rodeada por el desierto y cercana a Pakistan.

Jaisalmer, por su belleza, es de obligatoria visita, si se está en el estado de Rajasthan.

La ciudad está situada en la cresta de una roca arenosa de color amarillento y está coronada por un fuerte que con 99 bastiones corona la colina de Trikuta (Tres Picos) de 80 metros de altitud. En el interior de dicho fuerte se encuentra el palacio Maharaja Mahal, siete templos jainas y dos hinduistas. Muchos de los templos y edificios están esculpidos con gran riqueza.

Dejo aquí la el nombre de una tienda muy interesante para la compra de suvenir, telas, sabanas, colchas y demás, donde los precios son de lo más competitivo.

 

Regresamos a Pushkar, con el tiempo que da, para que el ordenanza, recoja sus pertenencias y prometa no volver más a este lugar que no le ha proporcionado un buen recuerdo.

Yo a buen seguro volveré, pues dejo a Andara y la mayoría de mi equipaje, en el hotel que regenta una española, Ana, llamado Uturn, con las mejores vistas al lago de toda la localidad. De lo mejor que hemos encontrado en Pushkar.

LA LUCHA POR EL VISADO

Llegamos a Bangkok, desde donde marchara el Ordenanza, y a donde me he dirigido, para intentar por última vez, conseguir un visado para 6 meses en India.

Imposible, la ley ha cambiado, y ya no es posible conseguir un visado de turista para 6 meses consecutivos. Solo algunas personas, que han conseguido mentir mas que los indios, han conseguido visado de estudios por un año.

Me despido del ordenanza en sueños (perdóname), y me resigno a estar en Bangkok por una semana más.

Una buena cualidad que descubro de India, es la capacidad que tiene de hacer bueno al siguiente país que se visita.

Bangkok, en esta ocasión y debido a que el país está sumido en un golpe de estado, con la debida bajada de turistas y al haber salido del asedio de los indios, hace que disfrute de estos días en mi ciudad odiada.

Regreso a India y en el aeropuerto, espero a Yoko.

YOKO: DESVELO EL MISTERIO

A Yoko, la conocí en un tren en Sri Lanka y estuve con ella tan solo cuatro horas. Desde el momento que empecé a hablar con ella, descubrí que teníamos muchas cosas en común, y cuando me despedí de ella, supe que volveríamos a vernos y que nuestra vida iba a estar ligada. Solo necesitaba saberlo ella, y yo estaba decidido a que lo supiera.

Tres meses más tarde, después de muchos correos y conversaciones, Yoko, decidió gastar sus vacaciones en visitarme.

Yokito San, que así es como la he apodado, después de desechar el apodo de Yokito la Moto. Desde que puso un pie en India, se adaptó con una rapidez, que me dejo desconcertado. Descubrí también, que tiene una cualidad innata para el regateo superior a la mía. Ser mujer y extranjera en India es un extra para viajar. Una mujer, debido a la mentalidad machista de los indios, además de tener el interés económico, tiene el sexual. Algo que los indios ya saben que no es posible conseguir por la fuerza y sí por galantería. Eso desestima el uso del engaño o inflamación de precios si se quiere conseguir el objetivo.

Después de dos días visitando Delhi, el Congreso, el Fuerte Rojo, la puerta de India y poco más, llegamos a Pushkar.

 

He sido sincero con mi nueva compañera, y desde un primer momento, le he advertido que en su mes de viaje, es posible que visite muy poco, pero que seguro que disfrutara de relax.

Una vez más me sorprende, con la impasibilidad por quedarse todo el mes en Pushkar.

Visito con ella los lugares típicos turísticos, donde saco algún as de la manga, para enseñarle lugares, situaciones y cosas que pasan desapercibidos para los visitantes. Cómo no, también visitamos otros no tan secretos.

 

Aguardo unos días, para mostrarle las ventajas de ir a mi ritmo. Ver lo que los demás turistas, no tienen tiempo de ver y vivir.

Hacemos un pequeño viaje de ida y vuelta, por aldeas donde no ven a turistas y las primeras palabras no son “hello ten rupis”.

CON ELLA, UN VIAJE DIFERENTE

Con su sonrisa plena, me da la razón a un viaje diferente.

 

Como mi vida, no es estar en un solo lugar, he decidido, no dejar a Yokito San, todo el mes en un solo lugar, y mostrarle también lo que es el día a día.

Levantarse temprano, coger la moto y tener un destino, al que no se sabe si se llegará y a buen seguro, se desconoce el lugar donde se dormirá esa misma noche.

Hacemos una ruta por el Rajasthan de diez días, donde visitamos varios lugares turísticos y no turísticos.

En primer lugar damos una vuelta por Jaipur, la capital del estado. Allí se encuentra el City Palace o  del maharajá, el palacio de las mil ventanas o de los vientos. Recomiendo en este último, no comprar la entrada, pues no tiene nada interesante en su interior.

Este palacio, se construyó con tantas ventanas, para que las mujeres pudieran observar desde ellas la vida cotidiana de las gentes de la ciudad (lo que en mi tierra se llama cotillear). Merece mucho más la pena desde fuera que desde dentro.

Lo mismo pasa con las fortalezas en India. Su visita, pagando el consecuente peaje de un precio inflado para turistas. Solo dejará decepción en el visitante y el bolsillo más aligerado. Una prueba de ello es la fortaleza de Jaipur, impresionante por fuera, decepcionante por dentro.

 

Sin embargo, es de interés, además de gratis, la visita al Hanuman temple, situado en el este de la ciudad en una montaña, de donde se podrá disfrutar de unas buenas vistas de la ciudad. Si uno tiene paciencia, también disfrutará jugando con los niños del guarda del templo.

El pasear por el barrio antiguo de Jaipur, es un placer si se tiene la capacidad de desoír el claxon de vehículos. Allí los edificios son de color rosado, debido a que se utiliza la misma  piedra de color rojizo en la construcción de estos. Es por lo que la ciudad, es también conocida, como la ciudad rosa.

 

También aprovechamos, para ver el estreno de la película en la que trabaje de extra en Mumbai, Humshakal. En uno de los cines mas míticos de todo India, el Raj Mandir,

 

DURMIENDO EN PALACIO POR LA RUTA DE LAS ESPECIES

Como no tenemos un destino decidido, hacemos caso a un local, y después de Jaipur, nos dirigimos al norte a 190 km, para pernoctar en Mandawa.

Esta pequeña población, es interesante, por sus casas palaciegas y los frescos que hay en ellas.

Antiguamente esta ciudad, se encontraba en medio de las rutas de las especies. Eso hizo que familias adineradas, construyeran casas palacios y que la población prosperada.

Cuando el declive de las caravanas de camellos y las antiguas rutas llegó, estas familias como la Tata, se trasladaron a la capital del país para continuar sus negocios.

Actualmente, las casas están habitadas por familias de castas más bajas, que viven allí, a cambio de mantener las casas. Están en claro deterioro. Sin embargo, hay otras que son aprovechadas como hoteles y están mucho mejor conservadas. Decidimos quedarnos en uno de estos, para por vez única en este camino, dormir en un palacio.

 

En esta localidad, nos encontramos a un chico de nombre Krishna y que se nos ofrece de guía y contarnos la historia de la ciudad, tan solo por amabilidad. Dejo aquí su foto, para que los futuros visitantes, puedan identificarlo y contactar con él.

 

Salimos de Mandawa y llegamos al atardecer a la población de Nagaur.

Desde que llegamos a esta localidad, vemos que tiene poco que ofrecer al que vaya buscando algo para ver. Pero mucho que dar si se están buscando experiencias con la población aun exenta de maldad, al ver a los turistas.

El hotel en el que nos alojamos entra en la categoría de pulgueros. A mi compañera en absoluto le importa este hecho, ya que a cambio, disfruta de unas personas locales sin interés económico, que nos invitan a sus casas, para hacerse fotos y tomar el té. Al final son dos días los que nos quedamos en esta localidad.

Después, ponemos rumbo a Jodhpur, tercera ciudad en importancia en el Rajasthan.

Jodhpur, tiene como interés principal, la fortaleza, cercana a la ciudad, el palacio de mármol, el palacio del maharajá y su mercado.

 

 

EN CASA DE ANIRUDH

Sin embargo, conocemos allí a un niño, Anirudh, que entabla conversación con nosotros y nos insiste que vayamos a su casa a conocer a su familia.

Conocemos a la familia de este niño, que no tiene más calificativos que el de acogedora, entrañable y buenas personas.

Pasamos una tarde de lo más entretenido visitando lugares de la ciudad con nuestros nuevos amigos.

Finalizado nuestro mini recorrido por el Rajasthan, volvemos a Pushkar, para relajarnos los últimos días de Yokito San en India.

A mediados de Julio, dejo a mi compañera en el aeropuerto, pues sus vacaciones han acabado.

Al marcharse, deja conmigo una promesa y un proyecto en común. Sé perfectamente, que el tiempo, me va a acabar dando la razón, a lo que en el primer día que la conocí, sentí y pensé.

Al estar muy quemado por los indios, que no por India, decido quedarme en Pushkar, junto a Ana, Merche, Gustavo y Nelson, hasta el final de mi visado. Pasando aquí la época del Monzón.

También recibo la grata visita de Yas y Diana, que conocí en Vietnam y atenúan en gran medida mi desazón por la gente de este país y a las que le agradezco de corazón, el haber soportado con paciencia mis constantes críticas a los indios que no ven en los turistas más allá del dinero.

 

Además, encuentro a Mastu, de las pocas personas que he conocido en Pushkar, que no tiene mayor interés en los turistas que la amistad. A él le debo que mis últimos días en esta ciudad, sean realmente buenos.

Si alguien ve a este chico por Pushkar, por favor, denle un gran abrazo de mi parte y déjense aconsejar por él. A buen seguro, verán de otra manera a las personas de india.

LA PRÓXIMA, DESDE  SRI LANKA

Me encuentro tan desencantado con los habitantes de este país, que necesito salir de India, por un tiempo lo suficientemente largo, como para que pueda volver y disfrutar de lo que vuelva a ver. Ahora sería en vano todo lo que vea de más en este país. Pues no lo vería ni disfrutaría con agrado.

Sin embargo la experiencia, me ha enseñado, que las segundas oportunidades, cuando dan sorpresas, siempre son gratas. Por esto y porque he conocido personas buenas en India, pocas, pero de mucha calidad, tanto como para dale a este país la segunda oportunidad.

Antes, marcharé a Sri Lanka, tres meses, donde ya tengo el proyecto, de comprar o alquilar un Tuc-Tuc (Motocarro), para recorrer el país en él y en compañía de Yokito San, Doña Callada y tal vez Yani.

Sin duda alguna, diagnostico a ambas, que padecen un fuerte taravitazo.