Indonesia (III)

NOTA DEL ADMINISTRADOR: Debido a un fallo en el antiguo servidor de imágenes habrá paginas en las que no se vean estas en su párrafo correspondiente, y ya que volverlas a poner todas en su sitio llevaría muchísimo tiempo se ha insertado al final de cada crónica un vídeo para poder verlas.

BALI  2ª Parte

El día 5, tal y como había quedado con Angust, me acerco a su casa, para después marchar a Bangli. Él me recibe en esta ocasión con la duda de que no es seguro que me haya podido buscar alojamiento allí. Me comenta que marche primero, y me aloje en el anterior Home Stay, y que por la tarde lo llame para ver si ha solucionado el problema.

Con la tranquilidad que me ha dado la experiencia de viajar, siempre hay que tener un plan b, c e incluso un d, marcho a Bangli.

Cuando llego a Dólar Home Stay, la familia me recibe con una sonrisa, y no hace falta tan siquiera que le pregunte si tienen habitación, me dan inmediatamente en la que estuve anteriormente.

PARALIZANTE HUMEDAD

Me percato que de nuevo están haciendo adornos con hojas de palmera, para colocarlos en la puerta de su casa, por lo que significa que estamos en las puertas de alguna celebración.

Me doy cuenta también, que hace mayor temperatura que en la pasada vez que estuve en el lugar, y que la humedad casi se puede cortar.

Por la tarde, mis temores se confirman, y Angust me comunica que no ha podido encontrarme alojamiento. Decido echar mano del plan B, alojarme en Dólar por un mes, pero después de unas horas, veo que mi ordenador y toda mi ropa están húmedos, por lo que corren serio peligro de fallar. Tampoco en esta ocasión puedo quedarme en la localidad. Bien, pienso  que habrá que cambiar de emplazamiento. 

Contacto con Rasta y le comunico que al día siguiente llego a Lovina, y que lo veré. Este muy animado, me dice que me esperará en la esquina de mi antiguo hotel.

Por la mañana marcho temprano de Bangli, y me despido de la familia, indicándoles que es posible que vuelva en este mes de nuevo a visitarlos y a estar un par de días en el lugar, para hacer alguna foto más de la provincia.

ALOJAMIENTO CON LOCALES

Llego a Lovina y tal y como Rasta me prometió se encuentra en el lugar indicado. Mantenemos una pequeña conversación para ponernos al día, e inmediatamente después de comentarle que estoy buscando un lugar para quedarme un mes, me lleva al lugar que le propuse. Es donde vive su amiga, una especie de Home Stay, cerca de Lovina, en una aldea que se llama Anturan. En este hay un grupo de habitaciones donde solo viven locales con empleo temporal.

Nada más llegar, los que van a ser mis nuevos vecinos, me saludan amigablemente y preguntan a mi acompañante si estoy seguro que quiero alojarme allí, ya que nada tiene que ver con los hoteles para turistas que hay cercanos. Este les contesta que si que yo no tengo ningún problema en quedarme allí.

Regateo el precio con la dueña, que finalmente baja de 80 a 50 € al mes. Es una habitación con un colchón en el suelo y sin ningún tipo de mueble. Posteriormente descubro que el colchón poco a poco va creciendo, ya que cuando me doy la vuelta en el compruebo que ha crecido a lo largo y a lo ancho, pero menguado en grosor. Pienso si venderlo a la fábrica de compresas Ausonia para que lo utilice en las compresas que no se notan. El baño es comunitario y se encuentra en el patio, mi primer pensamiento cuando lo vi, es que fue exactamente el lugar donde Mister Proper, hoy llamado Don Limpio, desarrolló su alopecia debido al estrés que le produjo.

TOMANDO  TUA

Después de aceptar el quedarme en el lugar, la dueña también me indica que el lunes debo ir al ayuntamiento de la localidad a registrarme.

Después de una ducha, Rasta me propone ir a beber Tua, y acepto, por la amabilidad que ha tenido conmigo.

De nuevo me encuentro en un lugar parecido donde en la última ocasión estuve con él, un solar en el que hay un par de sekepat (tarimas elevadas con tejado, donde pasan el tiempo los indonesios bebiendo comiendo o durmiendo, hay por todo el país y en todas las casas), y donde los que se encuentran sólo son hombres que beben el líquido blancuzco. Me doy cuenta que es un típico bar Balinés, ya que es visitado asiduamente por locales.

SE OTEA LA MATANZA

Después de la segunda jarra de Tua, dejo de beber, ya que me empiezo a temer que acabaré pagando la cuenta yo, y como siempre digo, no soy mecenas ni de borrachos, ni de puteros o drogadictos.

En la tarde noche, recibo un mensaje de Rasta, que me indica que en su casa están haciendo los preparativos para la matanza de dos cerdos, si quiero ir. Acepto de inmediato y le ofrezco mi ayuda, ya que no es la primera en la que estoy, pues en mi casa los últimos años en los que he estado, por navidad hemos matado cuatro cerdos.

Llego a casa de la que es su suegro, y me presenta a su mujer, sus hijos y toda la familia política.

Rasta debido a los efectos del Tua, echa la siesta en el sekepat, decido dejarlo dormir y marchar a hacer unas gestiones al pueblo.

Sobre las 7 de la tarde, me llama por teléfono y me dice que están haciendo los preparativos previos a la matanza, que si quiero ir a acompañarlo. Diez minutos después, ya me encuentro en la casa del suegro de nuevo. En un sekepat se encuentran los hombres quienes están constantemente picando vegetales y especias, para luego mezclarlos con la carne de los cerdos que van a sacrificar, mientras no cesan de beber Arak. Siendo el que tiene más cara de borracho el encargado de rellenar una y otra vez el mismo vaso para todos.

Me ofrecen una y otra vez arak y café, además de invitarme a cenar con ellos.

MATANZA DE MADRUGADA

Finalizamos sobre las 10 de la noche, y Rasta me indica que a las tres de la mañana comienza la matanza, por lo que me vuelvo a mi hotel, para después regresar.

Imposible levantarme a las tres, el despertador suena, pero no lo escucho. Finalmente me despierto sobre las tres y media, miro el reloj e inmediatamente me lavo la cara, cojo mi moto y me dirijo al lugar indicado. Con el sueño y el frío aun como compañeros, después de que el aire me haya dado en mi cara húmeda, llego a la casa del suegro con los ojos más abiertos que las piernas de una meretriz en carnaval.

Ya han matado a uno de los cerdos, y están raspando la piel, para luego abrirlo y sacarle las tripas.

En vez de hacerlo en canal, le hacen una incisión en el vientre y a través de ésta van sacando todos los órganos e intestinos del animal. Luego se rellena con hierbas y especies, se empala literalmente al cerdo, para ponerlo a dorar en las brasas de un fuego, mientras otros se dedican a limpiar las tripas.

LABOR DE HOMBRES

También me percato que los hombres son los que hacen la mayor parte del trabajo, ya que las mujeres están reunidas aparte haciendo los preparativos de una ceremonia.

En el lugar conozco a un sobrino de Rasta que se llama Nyoman, trabaja en un crucero que hace su ruta por América y habla un poco de español. Le pregunto sobre la ceremonia que se está preparando y me contesta que se llama Ngarasakin o también Mango. Se hace una vez cada 6 años, y es parecida al día de los Santos en España, o sea para conmemorar a los muertos. Trata de equilibrar el mundo de los hombres con el de los dioses. Se recuerda a todos aquellos que han muerto y se hacen ofrendas tanto en los templos como en los pequeños altares que hay en el patio de cada casa con las cenizas de los difuntos. También se hacen unos especies de pasos que se llevan en procesión por las calles donde se representa la imagen de los dioses y otros donde se representa los monumentos que se hacen donde se depositan las cenizas.

El culto (o puja) hindú a los dioses se puede dar en templos, en un pequeño altar o en casa. En los altares de los templos se coloca una imagen de un dios o diosa hindú. La puja implica hacer ofrendas de comida, dinero o incienso al dios así como cantar himnos y rezar oraciones. Un miembro de la casta de sacerdotes normalmente conduce la ceremonia de culto en un templo hindú. Su trabajo es actuar como un enlace entre los otros fieles y el dios.

RITUAL EN SERIE

Una vez que está hecho el cerdo, se prepara al siguiente, que se lleva al sekepat y se degolla.

La sangre que se saca de éste se pone en un recipiente para posteriormente mezclarla con coco rallado y especies, todo un manjar que se llama Lawar.

La manera que tienen de quitarle los pelos al cerdo, es con unas hojas de palma incandescentes, se van quemando los pelos y luego con un cuchillo se va afeitando toda la piel.

En el lugar llega a haber unas treinta personas, todos son familiares y vecinos que ayudan.

Una parte de la carne, que se ha apartado previamente, se pica y se mezcla con las especies, luego se envuelve en una hoja de plátano, y sobre una chapa se pone en las ascuas. Este plato se llama Pesan y es toda una delicia para aquel que no tenga problemas con el picante, ya que toda la comida Indonesia lleva picante.

Los intestinos se rellenan de carne e hierbas, y luego se ponen a la brasa, otro rico manjar que se llama Urutan.

Cuando ya están los cerdos dorados y la comida preparada, la anciana de la familia hace las ofrendas en el altar de la casa a los difuntos antes de que los demás empiecen a comer.

Luego comemos todos juntos la carne, con los diferentes platos que se han elaborado, y que como ingrediente principal no puede ser otro que el nasi (arroz), y como bebida arak.

BAÑO PURIFICADOR

Posteriormente a la comida, Nyoman me invita junto con su primo a visitar el arroyo cercano y tomar un baño, algo que con el calor que ya hace a las 10 de la mañana no dudo en aceptar.

Cuando volvemos a la casa, provistos de dos botellas de arak que he comprado para agradecer la amabilidad de la familia todos están esperando al sacerdote, con las ofrendas preparadas.

Este llega poco después mientras los hombres hacen caso omiso y solo continúan bebiendo. El sacerdote Hindú sentado en el suelo junto con los alimentos y rodeado por las mujeres, empieza la ceremonia acompañado por la matriarca de la familia quien canta continuamente textos sagrados.

Finalizada la ceremonia las mujeres se levantan y comienzan a recorrer el patio de la casa riendo y saltando con cestos en la cabeza, como si el patio de un colegio y ellas fueran estudiantes se tratara. Los hombres continúan a lo suyo bebiendo arak.

Posteriormente volvemos a comer y empezamos el siguiente cerdo, la tarde ya va por la mitad y las botellas de arak por su final.

 

Hacia las cinco de la tarde, decido retirarme a mi hotel ya que el cansancio hace mella en mí, en los dos días no he dormido más de 4 horas y eso junto con la comilona hace que el sueño poco a poco vaya llamando a mi puerta.

Me despido de las mujeres que continúan a lo suyo de charla en el sekepat, mientras los hombres ya están acusando los efectos de tanto arak, que han tenido que mezclar con coca cola para rebajar los efectos y extender las provisiones de éste.

De regreso al hotel aprovecho para hacer alguna foto a las figuras que hay en la puerta de un templo cercano que ya han sido sacadas en procesión.

Cuando llego a mi habitación agotado, antes de dormir anoto alguna de las cosas que he aprendido en estos dos días, para luego poderlas escribir y ofrecerlas a todo aquel que las quiera leer.

LEGALIZADO POR 16 EUROS

Al día siguiente por la mañana, Rasta ya me espera en la puerta de mi habitación, me percato que él está amancebado en una de las habitaciones del home stay con una lugareña y por período indefinido. Mientras me lleva al ayuntamiento a registrarme, le pregunto por lo que en teoría es su concubina. Él me responde que no tiene ningún problema en dormir fuera de casa, que ya ha estado casado en otras tres ocasiones, pero que solo tiene hijos con esta última. Le pregunto si su mujer le pone alguna objeción,  y me contesta que no sabe nada. Mientras entramos en el ayuntamiento pienso que su mujer no es tonta, sólo aguanta una situación que de tener otra cultura u otro tipo de vida, lo mandaría a paseo.

Pago los 16 € por el permiso de residencia en el pueblo, y me dedico el resto del día a escribir lo acontecido en los últimos días.

LECCIONES NOCTURNAS

Por las noches, cuando salgo a la puerta de mi habitación a fumar un cigarrillo indonesio, mi vecino de nombre Lassan, siempre se acerca a hablar conmigo. Trabaja en el mismo oficio que Rasta, en la puerta de los hoteles buscando turistas que llevar de un lado a otro y ofrecerse de guía. Sin embargo nada tiene que ver el carácter de uno con el otro, ya que Lassan que vive en la habitación contigua a la mía junto a su mujer y dos hijos, es un hombre tremendamente familiar. Tiene 27 años, es al igual que la mayoría de los balineses de carácter tranquilo, afable y de amabilidad infinita. Antes de responder a una pregunta siempre queda callado como si tuviera una eternidad para responder y cuando comienza a hablar suelta todo con las prisas que hacen pensar que paga por el tiempo que está hablando. Alberga en su mirada un brillo de interés por lo que desconoce y tiene espíritu educador cuando le pregunto por los temas que me interesan. Sabe más de las tradiciones cultura y religión que Rasta y no es de una manera tan interesada. Constantemente me hace ofrecimientos de café, comida o alguna otra cosa que pueda necesitar. Es por lo que mantengo largas tertulias nocturnas donde poco a poco me voy enterando más sobre la cultura balinesa.

HACIA EL MERCADO

Al día siguiente decido marchar al mercado de Singaraya para hacer alguna foto e intentar encontrar unas sandalias de mi número, ya que las que porto están casi desechas.

Misión imposible, la maldición de mi herencia genética de tener los pies del tamaño de un chaleco salvavidas vuelve a hacerme que vaya con los zapatos de un indigente.

Como en un puesto de comida situado en una explanada donde solo hay gente local.

Esa misma noche, en mi tertulia nocturna con Lassan, también me visita el sobrino de Rasta, Nyoman, que está de vacaciones y decide al día siguiente llevarme a visitar un lugar que me promete me gustara y donde él no ha ido en un par de años.

Al día siguiente cuando me encuentro tomando mi desayuno diario, medio litro de leche, recibo un mensaje de Nyoman que ya me espera en su casa.

Cuando llego al lugar aunque le digo que ya he desayunado, me hace entrar en su casa y me obsequia con pesan. Debido a que le he comentado que en la matanza del cerdo fue el plato que más me gustó, ha hecho que su madre nos prepare para el desayuno tres trozos de pesan. En esta ocasión cuando abro las hojas de plátano, me sorprende no encontrar carne en su interior ante la sonrisa de Nyoman. Inmediatamente me dice que este es diferente, que lleva los mismos condimentos pero se hace con un pescado parecido al boquerón que previamente ha sido secado y luego cocinado en las hojas de plátano. Sólo puedo articular una palabra mientras como el pesan, delicioso. Aun habiendo desayunado, se me quedan cortos los tres trozos del manjar.

Después del desayuno, cogemos mi moto y atravesamos Singaraya en dirección este. A unos siete kilómetros de la ciudad, cogemos un desvío a la derecha y comenzamos a subir por una carretera que atraviesa aldeas y se va acercando cada vez más a las montañas.

Cuando llegamos a una aldea, dejamos la carretera y nos metemos por un camino que hace que la Burrica deba demostrar su espíritu más afanoso, ya que las pendientes son bastante más pronunciadas.

IMPRESIONANTE CASCADA

Llegamos a una casa donde un letrero en un cartón indica que es lugar donde aparcar.

Dejamos a la Burrica que descanse y tomamos un camino adoquinado que me indica en un principio que es un lugar turístico, pero en el que luego solo encontramos un puñado de almas extranjeras.

Después de llegar a la cima de una colina donde solo hemos encontrado un puesto con diferentes cafés y tés para vender al foráneo, comenzamos a bajar por una empinada escalera.

A unos 100 escalones de comenzar la bajada encontramos un sekepat donde hay una pareja de extranjeros junto con un guía tomando fotos. Me asomo al mirador y me quedo una vez más con la boca abierta.

Descubro que más abajo hay una impresionante cascada. Saco un par de fotografías y comienzo a bajar los escalones de dos en dos, con las prisas y la ilusión de un colegial recogiendo sus libros para irse de vacaciones. Nyoman se me queda muy atrasado. Llego hasta el curso del río y espero a mi compañero que lleva como calzado unas simples chanclas que a punto esta de perder cuando cruza el río.

Nos adentramos por un sendero río arriba hasta llegar a una de las cascadas más impresionantes que he visto en mi vida. Aun a riesgo de ser más pesado que el cuñado de Rocky, le diré al lector que de todas las cascadas que he visitado, si me tuviera que quedar con dos elegiría la que disfrute en Laos en el interior de la selva y no pude bajar por riesgo de tormenta y esta que se llama Sekumpul. Aunque no es tan alta como la de Laos, ya que cuenta con unos 45 metros de altura. En el entorno en el que está, hay varias en 500 metros alrededor, con una vegetación solo propia de la selva y donde lo más increíble es que casi ningún turista baja hasta ella y los que se atreven (son 345 escalones muy empinados, ni uno más ni uno menos), no se bañan. Me encuentro en un lugar extraordinario, donde la única compañía es mi amigo, los árboles, las rocas, los animales y un ambiente de lo más relajado. Nyoman al verme correteando por las rocas y con un semblante donde la felicidad es imborrable comenta que jamás vio a nadie disfrutar de este lugar como yo lo hago.

No tardo ni un segundo en comenzar a fotografiar aun con el riesgo de que el agua que salpica a varios metros alrededor moje mi cámara y pierda el bien más preciado que llevo conmigo.

DURO PEAJE

Después de las fotos lo mejor, un baño, me zambullo una y otra vez en esas cristalinas aguas donde me encuentro asediado por los numerosos chorros que caen a mi alrededor. A Nyoman que por su parte pasa el tiempo tomándome alguna foto, le cuesta sacarme del lugar de donde no me quiero ir.

Pagamos gustosamente el peaje del lugar, con cansancio, subiendo de nuevo las empinadas escaleras que con tanta ansia bajaba hacía unas horas.

Una vez arriba mi compañero me indica que debe descansar de la subida y se sienta en un sekepat que hay junto al único puesto que vende café y té. Yo por mi parte que la adrenalina no ha dejado que mi energía haya disminuido, me dedico a jugar al futbol con los hijos de la vendedora.

Al recoger la moto pagamos al hijo pequeño de la dueña de la casa el aparcamiento y a la salida del conjunto de casas que circundan la cascada 0,4 € por haber disfrutado un rato en el jardín del edén.

OPIPARA COMIDA

De vuelta paramos a comer e invito a mi compañero. Comemos en un lugar donde el dueño me saluda afablemente ante la sorpresa de Nyoman. Cuando este me pregunta si me conoce, asiento y le digo que todos los días he comido aquí. Que me gusta, ya que es una explanada donde se aglutinan un puñado de tenderetes donde sirven distintos platos y está exento de turistas. Que el primer día que llegué, pedí en este mismo sitio una sopa de estomago y ternilla de chivo, un plato de arroz y diez pinchos a la brasa de pierna de chivo, de nombre Cambing.

Cuando fui a pagar al no entender al propietario que solo hablaba indonesio le di dinero de más, este me devolvió parte acreditando así su honradez y yo pagándole por ella el volver todos los días. La comida sale en total cada comensal por 1,75 €, con el agua incluida.

En el almuerzo Nyoman me comenta que es verdad lo que siempre le digo, que no soy como el resto de turistas. Que no tengo prisas por verlo todo y ansiedad por buscar una cerveza en un pub donde se escuche música inglesa. Que me puedo pasar horas sentado en cualquier lugar, dándole conversación y teniendo como compañía a toda persona que quiera sentarse a mi lado y contarme lo que solo quiera hablarme.

TERTULIA CON ARAK DULCE

La sobremesa la pasamos en casa de mi amigo en compañía de su familia y hacen que me traiga para probar un postre típico balines que se llama Kadalumán. Es gelatina de vegetales en zumo de coco muy dulce. 

Paso el resto de la tarde jugando con los niños de la familia y debiendo explicar a sus familiares constantemente cuando me preguntan porque no tengo hijos; que los niños me gustan, pero que no quiero llegar a tener esa tremenda responsabilidad sobre mí.

Por la noche cuando salgo a fumar mi cigarrillo indonesio, echo en falta a Lassan quien no aparece.

No tarda en acercarse otro vecino a hablar conmigo e inmediatamente a invitarme a su casa a tomar Arak. Declino la invitación comentándole que es muy fuerte para mí. El por su parte que se ha presentado y se llama Romeo, insiste y me dice que el que tiene el es diferente. Accedo convencido más por la insistencia y amabilidad de él, que por las ganas de llevarme un trago de ese fuerte licor a mi estomago.

Cuando llego a su casa, en la puerta encuentro a Lassan que me dice enseguida que si lo estaba echando ya en falta. Me río y me siento e inmediatamente me ofrecen el ultimo vaso que queda en la botella. Lo pruebo y compruebo que Romeo en absoluto me ha mentido. El arak está mezclado con jugo de limón y miel, lo que hace que mi primer comentario sea; esta buenísimo, peligrosamente buenísimo. Empiezan a reírse, y les pregunto cuánto cuesta la botella de medio litro que han vaciado. Ellos me contestan que vale  1,75 €, y que es la cuarta que toman ya. Deciden ir a por otra más, ya que tienen a un invitado. Sólo aceptan que pague la mitad cuando saco dinero de mi cartera.

En una dulce velada que paso con esta gente jugando al domino, me comentan que el lunes siguiente hay una ceremonia por la luna nueva en el pueblo de Lassan, que es el mismo que el de Romeo. Me preguntan si me apetece ir, no tardando un segundo en responderles afirmativamente, y ellos en prevenirme que es posible que tenga que dormir en el suelo pelado de su casa con el resto de familiares a mi lado. Mi contestación es simple; por mí como si tengo que dormir en el lecho de un río, seguro que la experiencia me merece la pena.

Cuando me pregunta que he hecho ese día, le comento lo acaecido en mi visita a las cascadas de Sekumpul. Lassan se maldice y me contesta que él quería haberme llevado a ese lugar, que estaba esperando la ocasión y que allí precisamente es donde está su pueblo.

Cuando la luna está en su último menguante, miro al cielo y pienso para mí, que ya estoy contando los días para que llegue pronto la celebración de la luna nueva en la tierra de mi amigo Lassan.

OTRA PROPUESTA TERMAL

Al día siguiente, después de la invitación a desayunar de mi vecino, vuelvo a sentarme en la mesa de mi antiguo hotel de Lovina, donde ya tengo la clave wiffi, para de nuevo trasladar mis vivencias a letras.

En la mañana siguiente Nyoman me llama y me comenta si quiero ir con él a visitar a unos familiares y luego ir a unas piscinas termales que están cerca.

Visitamos la casa de Popo que así se llama su tío. Mantenemos una animada conversación con toda la familia teniendo que hacer mi amigo de traductor.

En toda casa balinesa, al visitante lo primero que le ofrecen es un café balinés, para posteriormente seguir ofreciendo productos locales. A mí en esta ocasión me ofrecen unos dulces que hacen con arroz negro y azúcar moreno de nombre Dodol. Riquísimos, ya que envueltos en hojas de maíz, tienen primero una textura dura, para luego el interior de este deshacerse en la boca.

Marchamos a las termas de nombre Air Panas, situadas a unos 8 kilómetros al oeste de Lovina. La entrada cuesta algo menos de 0,5 € y como no podía ser de otra manera tiene turistas. Sin embargo el permanecer bajo los chorros de agua caliente da un agradecido masaje natural que hace que la visita valga la pena.

MÚSICA Y JUEGOS

En el día señalado viajo con la Burrica, guiado por Lassan que viaja en su moto junto a su mujer y dos hijas. Llegamos a la pequeña localidad de Bebetin, situada a tan sólo 3 kilómetros de la cascada visitada anteriormente con Nyoman.

Al llegar a la localidad compruebo el ambiente festivo que se vive en el pueblo, ya que la mayoría de gente está visitando el templo y va vestida a la manera tradicional balinesa. Tomamos una pequeña carretera que nos conduce hasta la casa de mi anfitrión.

Nada más llegar la mujer de Lassan nos prepara el almuerzo, mientras mi amigo saca un instrumento tradicional balinés de nombre gerantang, parecido a un xilófono de bambú. Comienza a tocar con la sonrisa permanente en su cara, e intenta enseñarme hasta que comprueba lo que siempre le he repetido; yo no he nacido para el arte de la música danza, y respeto demasiado a los que me rodean como para intentarlo.

En la sobremesa me dedico a hacerles fotos a los niños de la familia que al oír que un extranjero se encuentra en el lugar se ha acercado a curiosearme. Al final terminamos todos jugando en el patio, mientras Lassan duerme la siesta en el sekepat.

EN EL TEMPLO VESTIDO DE GALA

Sobre las tres de la tarde mi anfitrión me indica que es hora de irnos al templo. Después de una ducha, me pongo el Sharon que él me ha dejado con una camisa blanca también de él, ya que me dice que el color oscuro de las camisetas y la única camisa que tengo se utiliza para las cremaciones. Finalizada la vestimenta con el gorro y el segundo Sharon que compre para la ceremonia de la luna llena en Bangli, marchamos junto con la familia al templo.

Al llegar, vemos como del templo salen todas las personas que comienzan una procesión alrededor del mismo, donde la música acompaña a todos que llevan las ofrendas y algunos por promesas realizadas van vestidos lujosamente de la manera tradicional. Las ofrendas como los animales vivos, se hacen por promesas de gente que ha estado enferma y cuando ha curado ofrece al templo el animal para que posteriormente se venda y que el dinero quede para  su mantenimiento.

Las grandes ofrendas de comida como cerdos asados, se hacen porque la familia ha hecho la promesa que para ese día hacer una gran comida para todos los familiares. Todos los alimentos se llevan primero al templo, dispone en los diferentes altares, se reza en él y se bendicen por los Brahmas, para posteriormente devolverlos a los que lo depositaron.

EN LA TROLOGÍA DEL RITUAL

Pregunto a Lassan sorprendido porque algunos hombres lleven un atuendo parecido al vestido de las mujeres y además estén maquillados. Él me responde que no van disfrazados de mujer, sino que es una vestimenta tradicional propia de hombres en Bali, así como el maquillaje.

Entramos en el templo y me percato que en el primer patio se encuentran los músicos, unos tocando y otros descansado y esperando relevarse.

En el segundo patio, se encuentran los altares ricamente adornados por diferentes esculturas hinduistas.

Ya se encuentran todos los fieles sentados en el suelo y los sacerdotes (hombres Santos como les dicen los fieles), están cantando. Los hindúes creen que el sonido sagrado om o aum existía al principio de los tiempos y que las vibraciones de su resonancia provocaron la creación del mundo. Por ende, esta sílaba se pronuncia en los rituales y meditación. Las tres letras representan las tres partes del Trimurti.

Bajo el nombre de Trimurti se designa las tres deidades más importantes del panteón hindú. La función de la Creación (Brahma), de la Conservación (Vishnu) y de la Destrucción (Shiva). Recuerdo que la religión católica tiene también el misterio de la Santa Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

En muchas ocasiones se invoca a la trinidad hindú en conjunto, bajo el sonido sagrado om o aum, pero cada uno de ellos conserva su culto independiente en la India.

Brahma, a pesar de ser el origen, es quizás el menos favorecido por los seguidores, tal vez porque su labor creadora. Ya que es un episodio concluido, pues las nuevas formas que pudieran aparecer en el mundo son debidas a la labor fecundadora de Shiva.

Vishnu es mucho más popular, su culto está muy divulgado en la India y su éxito tan sólo se ve eclipsado por las personalidades de los dos héroes míticos, Râma y Krishna, que no son sino el mismo Vishnu reencarnado sobre la tierra para defenderla del Mal.

El culto a Shiva también está muy extendido en la India, pero muchas veces se adora su atributo, el lingam, el símbolo fálico, exponente de su labor fecundadora, invocado por cuantas mujeres desean ser madres.

Una leyenda de la tradición, habla de una disputa entre los dioses deliberando cual de los tres sería el mejor o el más digno de adoración. Pero como no llegaron a un acuerdo, comisionaron a un sabio llamado Bhrigu para que fuera a averiguarlo.

En primer lugar, Bhrigu se dirigió al monte Meru, residencia de Brahma, al que no saludó como era debido, el dios le reprendió pero no llegó a enfadarse y aceptó las excusas del sabio perdonándole después.

Luego se encaminó a la morada de Vishnu, pero como la de Shiva le quedaba de paso entró a verle comportándose de la misma forma que con Brahma. Shiva, indignado, estuvo a punto de reducirle a cenizas, pero el sabio estuvo rápido a excusarse pronto con buenas maneras y súplicas.

Por fin fue a ver a Vishnu que estaba durmiendo, y como no le sirvió la estrategia empleada con los otros, le despertó dándole una fuerte patada en el estómago. El dios, lejos de enfadarse, se incorporó y le preguntó si se había hecho daño en el pie.

Así conoció Bhrigu al más poderoso de los dioses, cuyas armas son la bondad y la generosidad.

EN EL LUGAR DE HONOR

Lassan junto con su familia se sienta y comienza a rezar; yo por mi parte me dedico a recorrer el templo haciendo fotos, siendo interrumpido una y otra vez por los fieles que no cesan de invitarme a sentarme a su lado.

Incluso los hombres santos al verme me invitan a sentarme a su lado, abrumado por la amabilidad en esta ocasión accedo.

Cuando mi anfitrión pasa a mi lado, desconcertado me pregunta que hago sentado en el sitio de honor junto con los sacerdotes; no lo sé, pasaba por aquí y me han invitado ellos. Se ríe y vuelve junto a su familia que no cesa de escrutarme con la mirada y responderme con su eterna sonrisa. (142 a 145)

Finalizado el rezo, los sacerdotes se levantan y comienzan a bendecir con agua bendita y a poner arroz en las frentes de todos los fieles.

Los músicos por su parte continúan tocando sin cesar, amenizando la salida del templo.

Volvemos ya en el atardecer a la casa de Lassan, mientras me pregunta si estoy feliz, le respondo con una sonrisa de oreja a oreja.

DE NUEVO, DE BODA

Al llegar cenamos y la gran familia de mi amigo se acerca a beber arak y jugar al domino.

Pasamos la velada entre cartas de domino y el sonido de la guitarra de Lassan que se disculpa porque sólo tiene cinco cuerdas.

Mi amigo me comenta que su primo al día siguiente se casa, si quiero asistir, que será una ceremonia pequeña, ya que ha tenido un hijo previamente con la novia, y que posteriormente se casará con la chica a la que quiere. Sorprendido le pregunto, que cuántas veces puede casarse un hombre, me responde que depende del dinero, pero que un máximo de cuatro. Contrariado y curioso de ver cómo se lo puede tomar la novia de su primo le contesto que sí, que por la mañana asistiré.

Bajo el manto negro de la noche sin luna, salpicada por gotas de luz que conforman las estrellas, junto con mi anfitrión y sus primos en el porche de la casa dormimos sobre una estera de bambú. Tengo como banda sonora a los grillos que compiten con el canto de las ranas y de vez en cuando se une la música lejana del templo. No quiero dormir, pues el cerrar los ojos es despertar del sueño en el que me levanto cada día por la mañana.

Allí, durmiendo sobre el suelo, comienzo a tener más claro el pensamiento que me ronda en la cabeza desde que llegue a Bali; jamás se esta tan cerca de tocar el cielo como cuando se está rodeado de los que solo pueden dormir en el suelo.

Por la mañana a las siete cuando me levanto, lo primero que veo es la sonrisa de la mujer de Lassan que me ha traído un vaso de café balinés.

 Media hora después ya me encuentro en la casa del primo de mi amigo que junto con la futura esposa hace carantoñas a su hija de un mes.

En la puerta de entrada al patio, hay dispuesta una mesa llena de ofrendas, cestas de bambú y flores.

LA BODA

Más tarde, llega el sacerdote y comienza la ceremonia donde él, sentado en el centro de la mesa, una y otra vez emite sonidos con una campana, mientras los novios están sentados a su derecha en el suelo.

La madre del novio es la que hace de asistente al sacerdote, echando una y otra vez agua bendita sobre los productos que hay en la mesa.

Una vez finalizados los cantos, los novios se levantan y van a la puerta de la calle donde se realiza un ritual en el que  son bendecidos con agua bendita, arroz e intercambian símbolos entre uno y otro. Luego a los pies de estos se ponen otros cestos de ofrendas y un balde de cerámica. Pasan por encima de este una vez, y a la segunda lo pisan y lo rompen.

Posteriormente marchan a lavarse, para volver con el atuendo típico balinés a realizar la segunda parte de la ceremonia, en la que vuelven a intercambiarse símbolos como dinero y arroz. Luego son atados por los dedos de la mano con un hilo de algodón con el significado de fidelidad, me supongo que será sólo con las cuatro mujeres.

Finalizada la ceremonia en la que sólo han estado presentes unas cinco personas y un servidor, le hago entrega a la chica de dinero convenientemente pactado con anterioridad con Lassan.

Sin embargo no he visto ni el más mínimo atisbo de seriedad o tristeza en la cara de la novia que siempre ha sonreído.

Vuelvo a la casa de mi amigo donde comemos y hablamos sobre la ceremonia acaecida. Me comenta que la novia es de Java, que su familia no ha venido porque el viaje es caro, pero que igualmente no le hacen demasiado caso, ya que ha tenido un hijo antes de casarse.

CONFIANZAS QUE MATAN

Entre bocado y bocado, me percato que la confianza que ya tiene Lassan conmigo es total y excesiva, ya que no deja de tirarse ventosidades y eructar sin pudor alguno. El viajero debe de tener en cuenta esto, ya que los balineses en absoluto tienen decoro sobre este aspecto. A mí particularmente a media noche no me despertaron los ronquidos de Lassan o sus primos, sino los sonidos de las ventosidades que al unísono parecía una sinfonía compuesta para instrumentos de viento. Además añadido a esto, me tocó justamente a mi lado un primo que hablaba y gesticulaba en sueños, y esa noche estaba de pelea con algún imaginario adversario. Y allí me encontraba yo, embutido en medio de peleas imaginarias y como banda sonora a la experiencia los estruendos de las ventosidades. Sin poder escapar del lugar y haciendo acopio de todo el poder que tenía para concentrarme y poder dormir. Tal y como los hinduistas creen en el Karma, llegué a pensar que él mismo me devolvía la noche que deje sin dormir y desahucié de su propia casa a la familia vietnamita que no pudo pegar ojo por mis ronquidos.

En la sobre mesa jugamos al domino, acompañado ya por toda la familia, primos, tíos, abuelos, tíos abuelos y todo aquel que tiene algún tipo de parentesco por lejano que sea en el árbol genealógico familiar, aquí se considera familia.

Además se han provisto de una garrafa de cinco litros de Tua que llegan a rellenar una y otra vez.

Luego vamos a la piscina del pueblo, donde los hombres continúan bebiendo en un sekepat mientras los niños y las mujeres disfrutan de la fría agua.

Posteriormente, me despido de Lassan y declino la oferta de quedarme otra noche más; temo ser agredido por su primo mientras sueña y quedarme sordo por el concierto nocturno, le comento mientras arranco mi moto y mi amigo se desternilla de risa.

Llego a mi humilde habitación, y después de una ducha caigo rendido en mi colchón que por suerte ha dejado de crecer.

FUTBOL TAMBIÉN AQUÍ

Los siguientes días los paso escribiendo por la mañana y de asueto por la tarde junto a mi amigo Nyoman. Conozco a sus vecinos que no cesan en invitarme a sus casas a tomar café, y a no parar de torturar a mi acompañante con las mismas preguntas de siempre. También paso los atardeceres jugando al futbol con ellos, en el campo cercano a sus casas. La primera vez que me invitan, declino la misma por carecer de calzado ante la risa de ellos que me contestan, que casi nadie tiene botas o zapatillas de deporte, que juegan descalzos.

En el primer partido, al ser la primera vez que lo hago sin calzado, acabo con mis pies desollados y heridos debido a las piedras que hay en el terreno de juego. En los siguientes disfruto tanto como mis compañeros de equipo que no dejan de animarme una y otra vez a que vuelva al día siguiente.

En una mañana de domingo, mientras ojeo el correo, recibo un mensaje de Made, el chico que nos invitó a comer a su casa y que conocí junto con mi compañera Chocho Loco en la primera visita a Bali. En él, me pregunta como estoy y me informa que al día siguiente su hermana se casa. Echándole un poco de cara, le pregunto si puedo asistir al evento, ya que la anterior boda a la que fui invitado, poco tenía que ver con lo común.

DE NUEVO BODA

No tarda ni medio minuto en contestarme; por supuesto que sí, y que mañana te recojo en Anturan a las 9 de la mañana. Le contesto que no es necesario, pues tengo transporte propio, y le pregunto si debo ir vestido de manera tradicional o con ropa normal. Made me contesta que si no tengo, que él me deja una. Por la amabilidad que ha tenido conmigo, le indico que no hace falta, que lo tengo todo excepto la camisa blanca que compraré ese mismo día.

Me dirijo al mercado de Anturan y en una pequeña tienda regateo el precio de una camisa blanca de manga corta sin cuello, que consigo que me la dejen por 3€. El único problema es que solo cuentan con dos tallas, un que es demasiado pequeña, y la otra debido a que he adelgazado me va grande. Decido quedarme con la grande ante la posibilidad de que por los continuos festines a los que soy invitado vuelva a hacerle uso.

Cuando me miro al espejo de la tienda, me percato que después de varias semanas sin hacerlo, ya que ni el baño ni yo contamos con uno. Mi aspecto es algo zarrapastroso, corriendo el riesgo de que cuando me encuentre en un cruce de calles y extienda mi palma al cielo para comprobar si está lloviendo, algún alma caritativa deje caer en ella alguna rupia.

Marcho a la peluquería local, y por 1,75 €, me afeitan y cortan el pelo. Cuando por la tarde mi amigo Nyoman me ve, no deja de decirme entre risas que he rejuvenecido 10 años.

En la mañana del lunes, pongo rumbo a Plaga junto con la Burrica, ascendiendo de nuevo hasta Bedugul. De allí a Plaga es sólo una hora, cruzando campos de cultivo por pequeñas carreteras.

RITUAL DE BODA

Cuando llego a la casa de Made, este sale enseguida a recibirme, me presenta a su hermano mayor, que me hace entrar en una habitación para cambiarme. Éste que es de complexión más fuerte que la mía, me pregunta por mi camisa, que en donde la he comprado, ya que el no encuentra de su talla. Le cuento el proceso tenido el día anterior en la compra, mientras me hace los pliegues del Sharon.

Salimos al patio, y la madre de Made me da la bienvenida con un café y unas pastas mientras le recuerdo que tengo que volver a que me enseñe a cocinar el exquisito cerdo que probé en la última ocasión.

La casa está llena de invitados que agolpan sentados en el exterior, bebiendo café y comiendo pastas servidas por las mujeres de la familia.

Cuando llegan los novios, la madre de Made, los recibe a la entrada haciendo un rito de bienvenida, donde los bendice con hojas de palmera incandescentes, pasando el humo por su contorno.

Luego pone a sus pies flores y un coco seco partido por la mitad que anteriormente estaba quemándose y apagado con agua, para que los novios pasen por encima y entren a la casa.

Luego en un altar situado en el porche de la casa, los novios se arrodillan, mientras son rodeados por los hombres de mayor edad de la familia de la novia. En esta parte del ritual, lo único que hacen es conversar entre ellos, dándole consejos los más ancianos sobre la vida marital.

Más tarde otro hombre trae las actas y libros de inscripción del registro civil, para que las rellenen y den legalidad a su nueva situación.

Posteriormente, llega el sacerdote, que hace la misma ceremonia que vi en la boda de Bebetin.

Me percato sin embargo que los invitados están totalmente a lo suyo, pues se han dirigido a la mesa donde se encuentra la comida y se están sirviendo y unos y otros están comiendo.

Yo por mi parte no ceso en hacer fotografías de todo, ante la desesperación de la madre de Made que una y otra vez me apremia a que vaya a comer, pues teme que me dejen sin comida.

Posteriormente a la ceremonia del porche, los novios se dirigen al pequeño templo que hay en la casa donde reposan las cenizas de los familiares fallecidos, para mostrar su respeto.

YA CON EL MENÚ

Cuando termina los distintos rituales, marcho a comer junto con los novios, para alivio de su madre, que me sirve un plato de comida que solo hubieran podido acabar tres hambrientos juntos.

En el menú, hay diferentes platos tradicionales balineses, donde el rey como siempre es el arroz. Los acompañantes son albóndigas de pescado, pechuga de pollo desmenuzado en salsa picante, pescado con cacahuetes, fideos rizados, sopa, vegetales fritos y diversas salsas. El cerdo que tanto me gustó en la última ocasión, también está, y la madre de Made ha procurado servirme un gran plato, que por vergüenza me obligo a acabar. Tengo que decir que todo ha sido cocinado por esta mujer ayudada por las demás de su familia y que si algún día deciden abrir un restaurante les auguro un agradable porvenir.

Después de la comida, que como única bebida solo tiene café o agua, el alcohol está totalmente ausente en la ceremonia, se dirigen los familiares más allegados en compañía de los novios y junto con tres sacerdotes, a los dos templos del pueblo, para hacer ofrendas a los dioses.

Finalizado este rito, los novios junto con los más de 70 invitados, marchan a realizar el mismo rito a Sanur, el pueblo y futura residencia de ellos. Antes de hacerlo, les doy el regalo de boda, que preguntado con discreción anteriormente a Made, me ha indicado que lo normal son 4 €, que los invitados solo regalan cuando los novios después tienen un hijo. Por vergüenza, les doy el doble, además de la promesa que les daré también las fotos del evento.

Yo me quedo en Plaga con los dos hermanos, que me vuelven a llenar un plato de comida, mientras me comentan que las bodas en Bali, no son de esencial importancia, que lo son más los funerales o el nacimiento de un hijo.

Que cuando nace un hijo, a las tres semanas se hace una celebración, ya que es cuando su cordón umbilical ha caído.

Mientras me vuelvo a cambiar de ropa, observo los ojos del hermano de Made no los aparta de mi camisa y decido regalársela. Inmediatamente se la pone y me está dando continuamente las gracias hasta que marcho de su casa. Yo por mi parte les agradezco una vez más que me hayan invitado a la boda, pues he tenido la ocasión de apreciar como una ceremonia de este tipo se realiza de manera diferente a como se hace en otros lugares del mundo.

 Quedo con Made y el primo de este para vernos al día siguiente en Kuta, a donde me dirijo para recoger mi pasaporte y hacer alguna gestión más en la ciudad.

DE COMPRAS Y GESTIONES

En los tres días que permanezco en Kuta, me dedico a visitar a Angust que se encuentra enfermo de gripe, recoger mi pasaporte y copiarle las fotos de la boda a Made. También aprovecho para poder al fin comprarme unas sandalias nuevas, que llevan en su suela impresa la talla XXXL, desconocida por mí hasta ahora. Pienso para mi, mientras reniego por lo bajo y ante la risa de los empleados de la tienda, que no abandonará nunca la talla que lleva impresa una X.

Vuelvo de nuevo a Anturan, donde paso los días organizando la fiesta de mi 40 cumpleaños. He decidido, después de participar en la celebración del Mango y probar los distintos platos que hacen con el cerdo, comprar uno y hacer una matanza para invitar a los amigos.

Después de conocer a la mayoría de cerdos y a sus criadores, decido hacerlo en Bebetin, ya que el precio se reduce bastante, y tengo la ayuda de la familia de Lassan a quien tenía ya pensado invitar.

En una noche de dominó, Lassan me dice si tengo pensado hacer algo al día siguiente, y ante mi respuesta negativa, me dice que debo de ir con ellos a Bebetin que estarán haciendo los preparativos de la ceremonia de la luna llena.

MUSICA CELESTIAL

Llegamos a Bebetin por la noche, y como no podía ser de otra manera, lo primero que hace la familia de Lassan es ofrecerme un café.

Mientras tomo el café, escucho los sonidos de un gerantang, ante la perfección del ritmo, le pregunto a mi amigo si es la radio, me responde que no. Un minuto después, estamos sentados en la casa que hay en frente a la suya, escuchando como su abuelo toca el instrumento con una maestría asombrosa. Encima de un sekepak y bajo la luz tenue de una pequeña bombilla, un viejo cansado de 77 años de edad, que aun trabaja en el campo, después de una larga jornada laboral, se relaja con el magnífico sonido de un instrumento que toca con la maestría del que lo ha estado haciendo desde pequeño.

Pasamos la velada escuchando los sonidos del gerantang, que más tarde son acompañados por la guitarra de Lassan, que continúa teniendo cinco cuerdas.

BENDICIÓN DE UN TEMPLO

Por la mañana, asisto a la inauguración de un templo dentro de una casa, ya que el anterior estaba deteriorado.

Es una ceremonia pequeña y familiar donde las ofrendas de comida no faltan junto con las bendiciones del hombre santo.

Después toda la familia, tal y como si se hubiera estado planeado durante días y cada uno tuviera ya definido su papel, se pone manos a la obra y comienzan a hacer o ayudar en la disposición de todo tipo de diferentes manjares. Preparan la festividad de los días venideros, donde sólo se reza y come. Yo por mi parte me limito a aprender cómo se hacen y por supuesto a catar cada plato y especie que se cocina, haciendo que la felicidad llegue a las caras de los cocineros cuando sonrío de placidez gastronómica a cada bocado de cielo que llevo a mi paladar.

Marcho después de comer, a Anturan, ya que al día siguiente he quedado con la madre de Made, para que me enseñe a cocinar el cerdo que tuve ocasión de deleitar la primera vez que la visité.

Por la mañana temprano de nuevo pongo rumbo a Plaga, cuando llego Made junto a su madre me esperan para en primer lugar ofrecerme un café, luego comer y después enseñarme a cocinar el cerdo.

LA RECETA DEL CERDO

En primer lugar, hay que hacer los condimentos con los que posteriormente se sazonara la carne. Son chile, raíz de jengibre, raíz de cúrcuma, ajos, cebollas pequeñas y sal. Picados estos condimentos finamente, excepto los ajos, las cebollas y la raíz de jengibre, que solo se cortan en trozos muy grandes y luego se aplastan, se sofríen en un wok con aceite de palma. Posteriormente se añade la carne, se sofríe un par de minutos, para luego añadirle salsa de soja dulce y concentrado de caldo con salsa de soja. Un minuto después, se añade agua y se deja a fuego lento al menos una hora, nada más. Es realmente sencillo de cocinar y veo que la madre de Made es del mismo pensamiento que un servidor; las mejores comidas son las más sencillas y tradicionales.

La madre de Made, me llena una bolsa para que me la lleve y cene, mientras me pregunta que cuando regresaré otra vez. Le contesto que ya no regreso, que marcho a Anturan, para después, a principios de Noviembre continuar camino por Indonesia. Dos lágrimas asoman en sus preciosos ojos rasgados, mientras me doy cuenta que debo de empezar a despedirme de la gente con la que he compartido unos gratos momentos en el tiempo que he permanecido en Bali.

Me despido de la acogedora familia de Made, quien me ha abierto siempre las puertas de su casa e invitado en todo momento a participar de todo lo concerniente a su cultura.

Me dirijo de nuevo a Bebetin, bajo una fina capa de lluvia que se convierte en tormenta y hace que pare y no le de indulto temporal a la comida que me han dado. Llego por la noche, Lassan ya me espera, para jugar al dominó, bajo la luna que anuncia el esplendor que tendrá en el día posterior.

Al día siguiente, decidimos ir desde por la mañana a la piscina de la aldea, ya que hasta la tarde no tenemos que ir al templo.

MOMENTO DE ORACION

Cuando la noche traicionera acecha la caída del sol, para ocupar la hegemonía de éste, nos dirigimos a un templo que dista un par de kilómetros al sur de la villa.

Tomamos un desvío que hay a la izquierda, para subir una empinada cuesta, que lleva a la cima de una colina, donde la multitud de personas y vehículos se amontonan en el final del camino.

Allí, dejamos la moto y caminamos hasta una explanada donde lo primero que nos recibe son los puestos de chucherías y juegos que hay en un mirador desde donde se divisa todo el norte de la isla de Bali.

Desde el mirador suben unas escaleras hacia un templo que parece avisar que son las mismas puertas del cielo. A cada descanso del ascenso hay un lugar para dejar las ofrendas que se llevan al templo, o un grupo de músicos que amenizan la ceremonia.

Cuando llegamos a la cima toda la gente se agolpa a la entrada, esperando a que los que hay en su interior, terminen sus oraciones, para después ocupar su lugar.

La familia de Lassan, busca su lugar para la oración, mientras yo por mi parte deambulo por el lugar sacando alguna foto.

Después de finalizar la ceremonia, siendo ya la oscuridad la que envuelve con su negro manto el cielo, reina una luna pletórica por ser el centro de atención y homenaje de todos los templos de Bali.

Salimos del templo y volvemos a bajar las escaleras, pasando de nuevo por los músicos que en esta ocasión se han relevado por uno mixto de hombres y mujeres. También me percato que las ofrendas de comida son diferentes. Y por fin llegamos hasta la explanada donde los puestos adyacentes son el refugio de los más hastiados del rezo, que olvidan a todos los Dioses para concentrarse en solo una, la Diosa Fortuna.

Por la noche, cuando llegamos a casa de mi amigo, ayudado por la experiencia de otros días, decido irme a dormir el primero, para buscar el lugar más cercano a la pared, para tener a esta como compañera lateral. Y para entrar en tierras de Morfeo antes que mis acompañantes, evitando de esta forma ser desterrado por los sonidos fisiológicos de sinfonías desafinadas y batallas imaginarias.

RECUPERACIÓN EN LA PISCINA

A la mañana siguiente, las ojeras son patentes en el resto de los que me han acompañado en la aventura diaria que supone el dormir en hermandad. Aunque me alegro en un primer momento de haber descansado a pierna suelta toda la noche, más tarde recuerdo que probablemente el karma se tomara la revancha en posteriores incursiones en tierras del descanso.

Por la falta de oficio diurna que dan todos los días en que reina alguna fiesta local, decidimos pasarlo en la piscina del pueblo, donde somos los únicos visitantes del lugar a la espera de la segunda ceremonia que se hará en otro templo de la zona.

Llegada la hora indicada, nos cambiamos todos de nuevo y volvemos a visitar otro templo más.

Aprovecho de nuevo para sacar fotografías y ver como las hordas de personas se amontonan a la entrada, esperando que los fieles que están dentro finalicen sus plegarias para de nuevo ocupar su lugar.

Me percato que este ritual, dura desde las tres de la tarde hasta las dos de la mañana, dependiendo de la cantidad de gente que asista al lugar.

Posteriormente a la ceremonia, vuelvo a marchar a Anturan, ya que al día siguiente recibo la visita de John.

JOHN CUMPLE SU PALABRA

John es un canadiense que encontré hace dos años en mi primera visita a Laos. Fue un encuentro efímero en el hall del hotel donde me hospedaba, mientras esperaba la renovación de mi visado en Vietnam. Hay fotografías de ello en el blog, para que los más escépticos puedan corroborarlo. Posteriormente cuando estaba tomando una bia hoi en Hanoi, junto a los vitorianos Laura y Javi, lo volví a ver y charlamos un par de minutos.

Pues bien si hay una prueba de que el mundo es un pañuelo donde los caminos del destino se entrecruzan una y otra vez, esta es la prueba más palpante que he tenido en mi viaje. Desayunando con Chocho Loco, en el hotel de kuta de Lombok, me volví a reencontrar de nuevo con John. Cuando lo saludé no cesaba de sorprenderse de que me acordara de él después de dos años donde no hemos mantenido ningún tipo de contacto. En el último día que estuve en la isla lo invité a mi fiesta de cumpleaños, que aún tenía por determinar el lugar de la celebración. Él me dio su palabra de que asistiría, allá donde fuera, y ha sido fiel cumplidor de la misma, ya que ha venido hasta Anturan.

Lo ayudo a encontrar hotel, y después de llevarlo a mi lugar habitual de almuerzo, decide hacer la siesta. Por la noche he quedado con Nyoman en asistir a su fiesta de despedida, a la que también ha invitado al canadiense, ya que al día siguiente parte de nuevo hacia Hawai, para volver a trabajar de nuevo en el crucero.

Llegamos por la tarde a la casa de Nyoman, y tomamos café. Luego vemos como los hombres están preparando el lawar, en esta ocasión de Pato. Posteriormente comemos, y charlamos durante un rato con mi amigo, para después despedirnos de él y desearle buena suerte.

A MODO DE BALANCE

Al día siguiente a las seis de la mañana ponemos los dos rumbo a Bebetin, en el camino, cuando el viento en mi cara termina de despertarme, me doy cuenta que me estoy dirigiendo a mi fiesta de cumpleaños, 40 años pienso para mí. Entre cruce y cruce, me doy cuenta que he llegado a esta edad transcendental, donde inevitablemente las personas hace baremo de su vida.

Comienzo a pensar en lo que ha sido mi vida y dónde me encuentro ahora. Rápidamente, antes de llegar a mi destino, llego a la conclusión, que solo puedo estar orgulloso de un par de cosas. Que he llegado hasta aquí por mí mismo, sin deberle nada a nadie en mi vida y que a mi edad vivo la vida que quiero vivir y hago lo que siento, dos cosas fundamentales que siempre lo han sido para mí. Desisto de hacer más cábalas, ya que puede que el resultado no me sea tan propicio como en el primer recuento.

MI CERDO Y MI FIESTA

Al llegar a la casa de Lassan, lo primero como siempre un café balinés, para luego acercarnos a por el cerdo.

He elegido uno de aproximadamente 25 kg ya que con este peso me aseguro que será tierno. En pocos minutos somos rodeados ya por toda la familia de Lassan, quienes no dejan que intervengamos para nada en la matanza. Bien porque creen que podemos tener inexperiencia y estorbar más que ayudar, o bien porque como he pagado todo y los he invitado a ellos, se sienten en deuda conmigo.

En poco más de tres horas, ya estamos comiendo el cochino asado, y los platos que se han elaborado con él. Posteriormente compramos 10 litros de tua para la sobremesa, que ameniza Lassan con su guitarra de cinco cuerdas y me sorprende cantándome junto con su familia cumpleaños feliz balinés. Somos un total de unas 20 personas, donde la comida y el tua no cesan de ir y venir, en una mañana muy entrañable. El precio final que he pagado por todo el banquete para todos, incluyendo especies, bebida y arroz ha sido de 84 €, es decir 4 más del presupuesto que tenía en mente. Pienso que sin duda ha merecido la pena.

UN ESPECTÁCULO: CARRERA DE BUEYES

En la sobremesa, sobre las tres de la tarde, un familiar de Lassan nos avisa que en la localidad hay una carrera de bueyes con arado en una plantación de arroz y si queremos asistir a ella. Sobra decir que tanto John como yo, no dudamos en dirigirnos al lugar, mientras pienso para mí que este es el regalo de cumpleaños que Bali me tenía reservado.

Llegamos a una pequeña aldea al lado de Bebetin, donde el ambiente es festivo. Decidimos encaramarnos al tejado de una obra adyacente al campo donde se hace la carrera, para tener un lugar privilegiado desde donde ver el evento.

Somos rodeados por una muchedumbre de niños, a los que les enseño a hacer la ola, y a saludar desde el tejado donde nos encontramos a toda chica guapa que pasa por el camino, de manera excesivamente efusiva, haciendo que éstas se sonrojen y se rían.

Sin embargo, encaramado allí en lo alto, y rodeado de niños, pienso en donde estará ahora y si se encontrará bien, el niño vietnamita al que le regalé una manta y unos bocadillos para mi 38 cumpleaños.

Contemplamos la carrera de los bueyes, que una y otra vez dan vueltas alrededor del campo de arroz encharcado, sin comprender quien es el ganador o perdedor de la misma, pero disfrutando enormemente del ambiente festivo que se vive.

Finalizada la carrera, volvemos a la casa de Lassan y me despido de su familia, es la última vez también que los veré. Me despido de su abuelo músico, de sus primos trompetistas y pendencieros nocturnos. De su hermano Ari, quien tuvo la suerte de ser tocado por el dedo de Dios dotándolo con la inocencia eterna y por la mano del diablo quien lo condenó al ostracismo perpetuo de la comunidad. De sus hermanos gemelos y toda la chiquillería, que desde el día que llegué, no han cesado en pedirme una y otra vez que juegue con ellos. De todas las mujeres, que pacientemente y sin hablar inglés, me han abierto los secretos de la comida balinesa.

Arranco mi moto junto a John, mientras la familia entera sale a la puerta a despedirnos hasta que nos pierden de vista en el horizonte de las montañas que han secuestrado ya al sol para liberarlo al día siguiente.

BURROCRACIA BALINESA

En los siguientes días me dedico a la extensión de mi visado, consiguiendo con mucho esfuerzo desvelar los secretos de estas gestiones.

La extensión del visado de Indonesia, cuesta solo 21,41 €, con sellos y todo incluido. El que pague más es porque no ha sabido buscarse la vida, igual que me pasó a mí en la primera extensión, que lo dejé en manos de Augus y me cobraron 62.5. Quien quiera saber cómo se hace todas las gestiones, que se ponga en contacto conmigo que complacientemente lo atenderé sin cobrarle nada. También prevengo a los que quieran hacerlo, que lleva una espera entre 7 y 8 días, por lo que tiene que tener la precaución de permanecer en la misma isla durante ese período de tiempo. También puede dejarlo en inmigración y 20 días después recogerlo en la misma oficina.

INESPERADA VISITA Y CAMBIO DE PLANES

Tres días antes de recoger mi visado, cuando tengo planeada la ruta para mediados del siguiente mes llegar a Timor y en navidad a Papúa, todo ello en moto y barco. Recibo mensaje de dos amigas de otro país oriental ya visitado, que llegan a Bali.

Han comprado el billete si avisarme con antelación y suponiendo que yo estaré más tiempo en la isla. El único motivo según me comentan, es que se han enterado por Facebook que me encuentro aquí y aprovechando que tienen 20 días de vacaciones, quieren volver a verme y que les haga de guía por unos días en Bali. Sabiendo el esfuerzo que han tenido que hacer para la compra del billete, pues su salario no es muy alto, y recordando los buenos ratos que pasé antaño en su compañía, no me queda más remedio que tragar saliva, cagarme en la madre que parió a mi cortesía y esperarlas en Kuta a que lleguen. Pienso que cuando ya me había despedido de todos mis nuevos amigos conocidos, experimentado todo lo que anhelaba de esta maravillosa isla y programado mi siguiente inconsciencia, Bali de nuevo me retiene a su lado.

Tal y como si fuera una amante dependiente de un deseo oscuro, no consigo quitarme de encima a este placer ya longevo que viene a ser mi relación con la isla.

Será también la causa más probable, que no haya crónicas hasta pasados unos días, e incluso puede que hasta pasado navidad. Pues me veo en la tesitura de abandonar a dos hermosas amigas de ojos rasgados, sonrisa eterna y actitud complaciente y sumisa de las que las dota ya su cultura en su educación, por proseguir mi camino para llegar a lugares que igualmente llegaré. Tardé sólo 20 segundos en tomar mi decisión, qué le vamos a hacer si soy así de caballero.

10 comentarios en «Indonesia (III)»

  1. HOLA ANTONIO, YA ESTOY OTRA VEZ LEYENDO TU CRONICA. QUE GUAPO ESTAs CON EL TRAJE TIPICO BALINES. QUE, COMO SE TE QUEDARON LOS PIES DESPUES DEL PARTIDO?. ME ALEGRO QUE ESTE FELIZ BESITOS DE MARTA, SOFIA, PABLO Y DE MI PARTE. MUUAAAAK

  2. Lo dicho, he cumplido la promesa y me he leído y comentado todas tus cronicas, escritas cada vez mejor, como ya te vengo diciendo. Ya no me quedaré tan atrasada en su lectura.

    No se si en España asitías a bodas, pero en tus viajes veo que ya has estado en unas pocas. Al fin y al cabo se nota que eres del pueblo, y en concreto te identificas con los que nos gustan ir a la novia a la plaza, vas a estar en todas las fotos de todas las bodas.

    Las fotos son preciosas, me encanta el colorido de las mismas donde se mezcla la pureza de colores en la naturaleza, en las personas y de sus vestimentas. No se podía pedir más de una foto.

    Ahhh, el próximo cumpleaños, te esperamos en el pueblo, y lo celebras como lo ha hecho en tus 40 cumple.

    No dirás que no eres modesto, tu última reflexión me ha dejado con los ojos abiertos “mira nuestro Antoñuelo”, esos suspiros que das me parecen que añoras algo, y la añoranza provoca importantes cambios si así lo quieres. Espero que sea para mejor y que no te malees escribiendo.

    Besos de la familia, felices fiestas y feliz año 2013. Hoy es Nochebuena y mañana Navidad. Nos acordaremos de ti cuando hagamos recuento de los que no están o no han podido venir a vernos en este día.

  3. Hola Antonio.
    Acabo de leer esta crónica y quedo maravillado del estilo que empleas para describir todas esas vivencias tan marvillosas rodeado de gente sencilla pero tremendamente noble.
    Además de crónica de viajes es también un tratado de antropología y un tratado gastronómico. Memorables son los relatos de las bodas, con todos sus rituales, de las fiestas, de los lugares (nada más ver la foto de la cascada me acordé de Tad Katamkok,como tu mismo mencionas) y los detalles de tus conversaciones con Lassen.
    De las fotos sólo puedo decir que acompañan y visualizan perfectamente el relato.
    Una frase tuya me quedó grabada : » jamás se esta tan cerca de tocar el cielo como cuando se está rodeado de los que solo pueden dormir en el suelo». Me parece muy afortunada y llena de sentido,incluso en el sentido literal de la misma, pues entre esta gente y el cielo no existe nada por medio, ningún techo, y lo que es más importante, ningun interés salvo el de ser hospitalario.

    Enhorabuena y hasta la próxima.
    Un fuerte abrazo.

  4. » Muchas Felicidades » por el cumpleaños tan divertido que has celebrado en compañía de la que actualmente es tu nueva familia balinesa. Me gusta tu compañera de viaje, es una chica muy guapa y seguro que buena persona, así que ten mucho cuidado, pues al asistir a tantas bodas, la siguiente podría ser la tuya (Avísanos con tiempo)ve criando los cerdos para la celebración, puesto que cocineras y matarife ya tienes, como apetito no te falta, ya está todo listo.
    Enhorabuena de nuevo y hasta el próximo taravitazo.

    Un abrazo.
    Marisel y Pedro

  5. Mucha matanza, mucha fiesta (a pesar de que no te gusta celebrar el cumpleaños) y mucho ‘orujo’… Creo que te lo estas pasando muy bien en Bali, así que no me extraña que con disculpas o sin ellas sigas ahí… A mí también me gusta cómo ‘desmenuzas’ el día a día, con tantos matices que es fácil trasladarse al lugar…. Muchas gracias por contarnos tus vivencias. Besos.

  6. Pues otra cronica leida!! Como siempre muy entretenida!!

    Ahora dejate de bodas y haz un especial Navidad en tierras extranjeras!!

    Un abrazo Antonio!!

  7. Querido Lolailo,qué decirte de esta crónica pq últimamente me dejas sin palabras,las fotos son bellísimas y me encantan pero yo soy todavia más fans del texto,me encanta como lo explicas todo y desde luego te puedes especializar en relatar bodas y fiestas,es que no paras y se nota que te gustan,por cierto estás muy guapo con el traje tradicional balinés y peladito y afeitado,es verdad que pareces mucho más joven.La celebración de tu 40 cumpleaños desde luego que ha sido muy original,me alegro de verte tan feliz y rodeado de gente con la que has conectado.besitos y hasta la próxima.

  8. Genial….durante una hora que he tenido libre me lo he pasada en grande…..leyendo tu bloc….valiente donde los haya….un besazo des de Andorra….i sort….

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