Indonesia (I)

NOTA DEL ADMINISTRADOR: Debido a un fallo en el antiguo servidor de imágenes habrá paginas en las que no se vean estas en su párrafo correspondiente, y ya que volverlas a poner todas en su sitio llevaría muchísimo tiempo se ha insertado al final de cada crónica un vídeo para poder verlas.

BALI (1ª parte)

Llego a Bali, uno de los destinos turísticos más famosos del mundo, pero también es la única isla de Indonesia de mayoría Hinduista, y situada al sur del ecuador.

Es la primera vez que lo cruzo, y curiosamente, cuando a mi entender, yo paso también por el ecuador de mi vida.

Lo hago en compañía del que se ha convertido en uno de mis mejores amigos, Gustavo, el brasileño que conocí en Las Camotes de Filipinas.

Aterrizamos en una madrugada de Agosto, en el aeropuerto de Kuta, y de allí un taxi hasta el hotel en el que nos esperan sus amigos Kim, Câue y Víctor.

Nada mas conocerlos, entablamos una muy buena amistad, que durante los próximos días, se hará mas firme.

PRIMERAS OPERACIONES

Lo primero que hago desde la terraza del hotel, es buscar la Cruz del Sur, constelación por la que antiguamente los marineros se guiaban en la noche, ya que la estrella Polar no es visible en el hemisferio sur. Después de varios minutos, desisto, y no la encuentro.

Lo segundo, es comprobar el giro del agua en el lavabo al meterse en el desagüe, ya que lo hace al contrario. En esta ocasión, y embargado por la ilusión, igual que la de un niño de siete años atento lo que un mago puede sacar de su chistera, evidencio que es cierto. Lo hago una y otra vez, hasta que deja de divertirme.

En el primer paseo que doy por Kuta, me percato que no es lugar para mí, ya que está atestado de turistas bebiendo, discotecas y tiendas donde las 24 h. venden setas mágicas (en Indonesia es legal esta droga). El viajero que decida probarlas, debe de tener en cuenta, que estas setas, nacen en los excrementos de las vacas o búfalos. Por lo tanto debe cerciorarse, que en su base estén limpias, o de lo contrario, estará pagando por tomar literalmente mierda.

 

LA ISLA DE LOS CIEN  HOTELES

Por la mañana, marchamos a las islas Gili, cerca de la isla de Lombok. Después de un viaje en minibús de una hora, y un barco de dos horas, llegamos a la tarde a la isla más grande de Gili, Trawangan. 

Poco amistoso puedo decir de esta isla, ya que a pesar de ser la isla más grande de las tres que las comprenden, se le puede dar la vuelta andando en tan solo dos horas. Esto no es malo, lo que sí es, es que tiene más de cien hoteles, y otros tantos pubs, donde los turistas que llegan a representar mas del 85 % de la población, contaminan todo lo que sale a su paso. 

Bien sea porque me encuentro en temporada alta o no, los turistas están haciendo que los lugareños puedan llegar a perder su identidad. Prueba de ello, es que cuando entro a una tienda para pedir un bolígrafo, para anotar una dirección de correo, no me entienden en inglés, lo único que me ofrecen es marihuana o setas.

Sin embargo, lo poco bucólico por así decirlo que tiene a mi entender la isla, es que esta exenta de vehículos a motor, siendo los medios de transporte, el coche de caballos, la bicicleta o los simples pies.

NUEVAS AMISTADES

En la isla conozco a Mia, una danesa de origen coreano, con la que paso dos días estupendos, y que aumenta considerablemente mis conocimientos del inglés. Quedamos para la segunda parte de mi viaje, dentro de un año, en otro país asiático.

Después de cinco días en la isla, regresamos a Kuta, donde vuelvo a tener más de lo mismo, pero en esta ocasión, coincido con Yasmín, y Stephanie. La primera es una guapa profesora de primaria suiza, que estudia en Hong Kong, y que habla español, la segunda, es una divertida colombiana de nacimiento, que estudia en Suiza. Las conocí en Gili, y que a su vez son amigas de los brasileños. Ellas estuvieron viviendo en Bali, por 10 meses, con la segunda mantengo unas largas y apasionadas tertulias. La primera me enseña que a tan sólo 40 minutos en moto de Kuta, hay lugares maravillosos, donde el turismo no se ha masificado, y se puede disfrutar de playas espectaculares. 

En una de estas playas, donde además estamos acompañados de los cuatro brasileños, llegamos a un restaurante en el que hay una tabla encima de un rodillo, y los surfistas practican en ella, para luego mantener el equilibrio sobre las olas.

UN POCO DE HOSPITAL

Al ver niños de tan sólo 6 años haciéndolo con una maestría casi circense, ni corto ni perezoso, y sin pedir ayuda, me encaramo en lo alto. Consigo estar en equilibrio algo más de 5 segundos, antes de aterrizar en el suelo, en lo alto de mi muñeca. Lo único a destacar, es que no tengo que pasar la vergüenza de que los demás me hayan visto, pero lo malo, es que temo haberme roto el brazo.

Cinco minutos después, tengo el antebrazo del tamaño del de Popeye el marino, y nos vemos obligados a recoger todo, y marchar urgentemente a un hospital.

Ya en el interior, me dicen lo que me va a costar los gastos de administración (gastos por hacerte la ficha médica), rayos X, y la ortopedia. Me hago las placas, y después, me dicen que la ortopedia es el diagnóstico del doctor. Los rayos x, y la administración, ascienden a 30 €, pero el diagnostico es de 100 €, que se puede elevar a más de 300 € si me tienen que escayolar y darme medicinas. Le digo a la enfermera, que antes de entrar a ver al doctor, me deje ver las placas. Con el espacio de tiempo que me da al arrancarle de la mano a la chica las radiografías, antes de que puedan llegar la seguridad del hospital, las pongo a contra luz sobre una vitrina de refrescos.

Con la experiencia adquirida en las múltiples fracturas tenidas en mi vida, no veo nada roto, y decido pagar mi factura, y marcharme a que algún médico, pueda recetarme antinflamatorios, y vendar mi brazo. Cuando estoy pagando la factura del hospital, la enfermera me dice si estoy seguro que no tengo nada roto. Le contesto que al 100 %, no, pero de lo que si estoy totalmente seguro, es que no voy a pagarle al medico 100 €, porque me diga si está roto.

En el camino encuentro una clínica abierta en la que llego a un acuerdo con el médico que la regenta, le pago 40 €, por las medicinas, y por vendarme el brazo. Cuando finaliza, y con una media sonrisa en su boca al saber mi experiencia en el hospital, confirma que no tengo nada roto.

DE NUEVO EN MOTO

En los siguientes días, mis amigos brasileños marchan, y quedo en compañía de Yasmín, que continúa transmitiéndome su experiencia en la isla, y me hace prometerle antes de marchar que debo visitarla en Hong Kong.

Alquilo una moto, y por fin salgo del hastío que supone para mi Kuta, poniendo dirección al norte.

Aconsejado por Angus, un hombre balinés, amigo de Yasmín, me dirijo a Bangli, pequeña población en el noreste  interior de Bali.

Después de dos horas, llego a la población, donde solo hay dos hoteles, de presupuesto descompensado con el mío, el más barato 20 €. Decido poner rumbo a lugares más ajustados a mi bolsillo, llegando de esta manera al este, donde se encuentra la población de Candi Dasa.

Me hospedo en un hotel junto a la carretera y al mar, donde el cartel que lo anuncia dice que tiene habitaciones baratas y limpias 12 €, su nombre es Ari Home Stay.

Regentado por un amigable australiano, y su esposa balinesa, después de unas horas de conversación, al día siguiente decido hacer mi primera paella en Bali para todo el hotel.

CLASES DE ESPAÑOL

En el hotel se hospeda Liedeke, antropóloga holandesa, que habla un poco de español, y que después de terminar sus estudios y no encontrar trabajo. Ha estado un año trabajando en un Mc Donald, ahorrando para poder viajar unos meses, antes de marchar a Australia, y proseguir su camino.

Enseguida hacemos amistad, me pide que le enseñe algo más de español. Esa misma mañana, le doy mi primera lección, le hago repetir una y otra vez cosas básicas. Me gusta, no me gusta, quiero, yo, tú, él etc.

Con el acento donoso que tiene al repetir lo que le enseño, se me ocurre, hacerle repetir “me llamo Chocho Loco”. Cuando ella me pregunta que es, le digo que es su nombre en español, que no se preocupe, que en España hay muchos chochos locos.

 Posteriormente a la clase de español, la convenzo para que al día siguiente vayamos a Bangli, para visitarlo, y ver su mercado exento de turistas, algo que también la atrae enormemente.

Cuando llegamos, damos una vuelta por el mercado, donde puedo pasarme horas absorto con las imágenes que deja marcadas en mi retina, y en mi cámara. Comemos allí mismo, y me percato que, en absoluto es escrupulosa, y que se adapta con humor a todo.

Posteriormente marchamos unos kilómetros al norte, para explorar la zona, y paramos en un templo con la intención de visitarlo.

Por inexperiencia, intentamos entrar, pero nos sale al paso un chico, que nos dice que no podemos entrar si no llevamos puesto un Sharon (prenda con la que cubrirse las piernas típica de Indonesia, y parecida al Longi de Myanmar).

Sin embargo, empezamos a hablar con el balinés de nombre Ketut, quien nos invita a una ceremonia especial que habrá dentro de 5 días, en la última luna llena de agosto, donde los hombres y las mujeres harán una danza típica balinesa. Nos previene también, que mi compañera debe de ir con el Sharon, pero que yo además debo de llevar puesto un Udang (prenda de cabeza, parecida al cachirulo aragonés).

UN HOTEL BARATO

Así que, acordamos buscar hotel en las inmediaciones, y trasladarnos allí unos días antes, para visitar mejor la provincia.

Preguntamos a una lugareña que regenta un restaurante en la carretera, y conocí en mi primera visita a Bangli, por un hotel que sea barato. Ella nos dice que si no nos importa que sea un Home Stay donde solo se alojan locales, hay uno cerca, que preguntemos allí.

Nos dirigimos al lugar, de nombre Goa Liang, que no sale ni si quiera en los mapas, y después de muchas idas y venidas, llegamos a Dólar Home Stay. La familia que lo regenta, esta haciendo los adornos propios con los que se llenan las calles en estas fechas de celebración. 

Se sorprende cuando les solicitamos habitación, y hacen venir a un familiar que habla inglés. Cuando éste llega, nos dice que el lugar no es en absoluto para turistas, que es muy diferente de lo que podemos estar acostumbrados, ya que puede haber cortes de luz y agua. Le solicitamos  que nos enseñe las habitaciones, y cuando las vemos, nos miramos sonriendo y contestamos al unísono ¡perfect! 

Habitación muy sencilla, sin manta o toalla, baño sin puerta y de agujero en el suelo, y como ducha un cubo con agua, por 5 €. Lo mejor la familia que lo regenta, de amabilidad infinita, y situado todo en un entorno de naturaleza espectacular, donde sólo hay balineses, que trabajan el campo.

El día siguiente que pasamos en Candi Dasa, decidimos visitar la parte más oriental de la isla, donde una pequeña carretera serpentea entre campos, que flanquean el mar. 

Sin embargo, está salpicada de hoteles, en los que ofrecen meditación, habitaciones con antena parabólica, internet y excursiones para hacer buceo o Snorkell. También hay que decir que en absoluto tiene que ver con Candi Dasa ya que no hay tanto turismo.

En el último día que paso en el hotel, decido quitarme la venda elástica que cubre mi brazo, antes de tiempo, ya que debido a los viajes en moto, y a la crema antiinflamatoria, se encuentra más acartonada que las páginas centrales de la Playboy de un quinceañero.

A la que se va a convertir en mi compañera temporal en los días venideros, le explico el significado literal del apodo que le he puesto “Chocho Loco”. Le comento que de tener algún inconveniente por esto, dejare de llamarla así. Ella por su parte se ríe, y me concede todo su permiso.

En la primera noche que pasamos en Dólar, la familia, compuesta de una madre hiperactiva que no cesa de trabajar e ir de un lado a otro, y su hijo más tranquilo que un caracol, nos obsequia con una cena de frutas, y productos balineses, mientras llaman a un familiar que hable inglés, para que nos dé conversación. 

Cuando llega Wayan, que así se llama el primo de nuestro anfitrión, nos ilustra sobre los diferentes templos que hay en la zona y en honor a los diferentes dioses a los que están construidos.

ALGO DE RELIGIÓN

También nos instruye sobre la cultura hinduista, hay muchas clases de hinduistas, ellos no comen vacas ya que las consideran sagradas, pero pueden beber su leche, a diferencia de otros hinduistas. Como dato curioso, al preguntarle sobre los dos perros que hay en la casa, nos cuenta el porqué. Los hinduistas a los que pertenecen, tienen perro, y de color negro. Cuando las personas mueren, si no han tenido perro, no van directamente al cielo, y los que si, según se han comportado con ellos, tienen un lugar diferente allí. También nos cuenta que los perros al igual que las personas, al morir, se les incinera, y sus cenizas al igual que las personas de su creencia se reparten entre el templo, el mar y su casa.

Le pregunto por la educación, ya que en Bali también hay musulmanes, y como se llevan unos y otros. Me contesta lo que yo siempre repito, que ninguna religión es mala, y que ninguna enseña nada malo. Que los niños van juntos a la escuela, y que los musulmanes van un día a la semana a la mezquita, y que los hinduistas, también van un día a la semana a los diferentes templos.

Cuando decido preguntarle sobre algo que puede ser peliagudo, los atentados perpetrados en Bali en 2002 por radicales islámicos, y qué piensa de ellos, su rostro se torna algo triste, y desvía el tema. No le insisto, y proseguimos la velada, hasta que nos dice que por la mañana tiene que levantarse temprano, y antes debe de ir a rezar al templo. Nos despedimos con un fuerte apretón de manos, y les damos las gracias por la hospitalidad.

BAÑOS PÚBLICOS

Los dos días siguientes, los pasamos explorando la zona, visitando el norte de Bangli, donde se encuentra Penelokan, tres volcanes y un lago. Se pueden ver desde un mirador, y no es necesario pagar entrada por ello, si se accede al lugar de norte a sur. También hay en el lugar unos baños termales, y unas fuentes, que se pueden visitar previo pago, que un servidor declina de ir. 

Sin embargo, visitamos un lugar cerca de nuestro hotel, a tan sólo 20 minutos andando, donde los lugareños, van a bañarse. Es un río, embutido entre montañas, cuya humedad, además de sentirse, se puede ver. Rodeado de una espesa vegetación, llegamos a un lugar paradisíaco, cerca de templos, y cuya  tranquilidad es rota por el ruido del agua y pájaros. 

Posteriormente, me percato, que los lugareños, van a bañarse todos los días a este lugar, donde hay una parte para mujeres y otra para hombres. Cuando pasamos por la de las mujeres, una anciana esta bañándose con el torso desnudo, y sin ningún tipo de pudor. Los hombres hacen lo propio en su lado, y me doy cuenta que tampoco tienen ningún pudor en desnudarse delante de otras personas, independientemente de su sexo.

CREMONIA TRADICIONA BALINESA

Al día siguiente, por la noche, vestidos a la forma tradicional balinesa, tomamos el camino al templo, con un frío parecido al otoño asturiano.

Cuando llegamos, lo primero que hacemos es tomar una sopa caliente en los puestos cercanos al templo, levantados expreso por el aglutinamiento de gente que va a la ceremonia.

Llamamos a Ketut, que se alegra enormemente de que hayamos llegado, y nos hace entrar. Nos lleva al lugar donde los hombres y las mujeres, se preparan para la ceremonia.

Enseguida nos hacen sentarnos junto a ellos, ante la curiosidad de todo el mundo, que comienza a rodearnos, y a decirnos las palabras que saben en ingles, vengan a cuento o no.

Nos invitan a café, pastas y arak, bebida típica balinesa, con la que el viajero ha de tener cuidado, ya que la mezclan con metanol, y te puede dejar ciego.

No cesan de reiterar sus ofrecimientos de comida y bebida, aunque aún estemos masticando, o nuestro vaso lleno.

Los hombres que tienen una tarea en la ceremonia, se maquillan y se acicalan, mientras son vestidos como mujeres. Las mujeres se visten de manera tradicional balinesa, para realizar una danza.

Finalizados los preparativos, nos llevan al lugar en el que la ceremonia comienza.

En primer lugar salen las mujeres, que durante una hora, realizan una danza tradicional, en la que sus manos y piernas se mueven de una manera perfectamente estudiada, y es acompañada por sus rostros inanimados, en los que solo tiene lugar la expresión de la mirada. 

Posteriormente, salen los hombres, que realizan un teatro, basado en una leyenda antigua. Los papeles de mujer y hombre se reparten únicamente en el sexo masculino. La mujer balinesa, solo realiza la danza, ya que la interpretación teatral religiosa está reservada a los hombres.

A pesar de la dificultad de la diferencia lingüística, es posible entender la obra que representan. Trata de cómo a una familia, una diosa malvada le secuestran a su hijo pequeño, y de cómo rezan a un dios y éste les ayuda a recuperarlo. 

La ceremonia empieza a las 8 de la tarde, y se prolonga hasta las cuatro de la mañana. Nosotros sobre la 1, debido al intenso frío para el que no vamos preparados, decidimos despedirnos de nuestros anfitriones, que no cesan en darnos las gracias por haber asistido, y marchar al hotel.

En el camino de regreso, entre curva y curva, no ceso de mirar a la última luna de agosto, que se encuentra en todo su esplendor, y pensar lo diferente que ha sido para mí la primera y ultima luna, la luna azul. 

SOBRE LOS ATENTADOS

Por la mañana mi compañera, acusa el frío pasado por la noche, y se encuentra acatarrada. Decidimos quedarnos un día más en esta casa hospitalaria, para que ella se recupere, y yo poder escribir todo lo acontecido.

En una pausa de mis quehaceres, decido salir al camino a estirar las piernas, y me encuentro con Wayan, que viene de trabajar, y va a su casa a comer.

Lo saludo, y hablo con él por un rato. Me decido a preguntarle, el por qué de la otra noche desvió el tema de los atentados en Bali. Él me contesta que allí perdió a su hermana, y que ese no era el momento de hablar de ello, que estábamos pasando una buena velada. Le doy mi pésame por ello, y le digo que esta exculpado de hablar de ello si no quiere, que entiendo que se pueda sentir dolido.

De una manera relajada y con voz suave comienza entonces a contarme su experiencia en los atentados terroristas de Bali de octubre del 2002.

 

ME LLAMO WAYAN, SOY VICTIMA DEL TERRORISMO, Y ESTA ES MI HISTORIA.

En el día anterior a los atentados, mi hermana fue a Kuta a visitar a unos familiares, y hacer unas compras, debiendo volver dos días después.

 A la una de la mañana, un vecino golpeó mi puerta con fuerza. Me dijo que encendiera la televisión, que en Kuta habían puesto dos bombas. Lo primero que hice fue llamar a mi tío, para preguntar por mi hermana. Este me dijo que había salido con una amiga, a dar una vuelta, y que aún no había regresado. Estuve toda la noche viendo la televisión, hasta que por la mañana temprano decidí coger mi moto e ir a Kuta. Del camino solo recuerdo el tráfico, los numerosos controles de policía, y el constante ruido de sirenas.

Cuando por fin llegué a casa de mis tíos, me recibieron llorando y me comunicaron que mi hermana no había vuelto. Preguntamos en hospitales, y a la policía, sin poder llegar a saber nada. Por la noche, ya tenia claro que mi hermana estaba entre las victimas de las bombas.

Diez días después, cuando los cuerpos estaban totalmente identificados, a excepción de dos, preparamos el funeral.

El funeral de los hinduistas, es diferente al de las demás religiones, ya que en la cremación, se hace una fiesta, donde se invita a los amigos y familiares, y todos comen y beben, celebrando que esa persona ha acabado una etapa de su camino, para ir al cielo y luego continuar otra vida en la reencarnación.

Las personas que más regalos trajeron, fueron mis amigos y vecinos musulmanes, que no dejaban de llorar y pedir perdón por la matanza, intentando explicarse que nada tenía que ver su religión, con las bombas.

Eso ya lo sabía yo, y en ningún momento tuve odio hacia las personas musulmanas, lo que no podía dejar de pensar, es qué hacía mi hermana allí, ya que era una zona para turistas.

“Los tres principales autores fueron detenidos y condenados a muerte siendo ejecutados en 2008. En 2005, otras 24 personas sospechosas fueron detenidas y mandadas a prisión. El año pasado fue detenido en Pakistán, al que se considera fabricó las bombas, ha sido condenado a  20 años de prisión, pidió perdón solo a las victimas indonesias en el juicio.

Murieron un total de 202 personas, 38 indonesios y 164 extranjeros, la mayoría de los extranjeros eran australianos”.

Le pregunto, sobre los autores, si esta de acuerdo en que los condenaran a muerte. Él me responde con un no rotundo, y continua hablando, sin darme tiempo a mi siguiente pregunta, algo que ya había oído.

Prosigue hablando, y me cuenta que hace unos años, recibió un aviso del gobierno, para aquellas victimas de los atentados que quisieran, podían ir a Yakarta, a la prisión a entrevistarse con los autores. Estos habían solicitado por su parte el hacerlo con las victimas.

Yo soy el mayor de mis hermanos, y decidí ir a ver a uno, para buscar alguna explicación de por qué lo hizo.

Llegué la noche anterior a Yakarta, y por la mañana temprano, me trasladaron a la prisión, y me hicieron pasar a una sala. Cuando se abrió la puerta de la sala en la que estaba sentado, vi a un hombre de unos 30 años, que con rostro serio, y junto a un guardia, se sentó frente a mí.

No pudo empezar a hablar, solo lloraba con la cabeza bajada y pedía perdón continuamente hasta que me levanté y toqué su hombro.

Levantó su cabeza, y comenzó a decirme de nuevo que lo sentía mucho, que estaba equivocado en el momento de las bombas, y que no sabía el daño que podía hacer.

Que con el paso del tiempo ha comprendido el error tan grande que cometió, y que sentía que no lo pudiera reparar.

Entonces comencé a llorar yo, y a decirle que lo perdonaba, que mi hermana no iba a volver, pero que está en otra parte haciendo feliz a otros, y que su muerte ha servido para que otras personas corrijan sus errores.

Estuvimos conversando de todo por más de tres horas, hasta que los dos quedamos tranquilos y aliviados.

Ahora continuo con mi vida de siempre, trabajando en el campo, tengo dos hijos, y una mujer, y pocas veces hablamos de lo que pasó.

Le comento que en España también había una banda terrorista, que llego a matar a casi mil personas durante cincuenta años.

Que ahora han dejado las armas, y están intentando reconciliarse unos con otros, pero que resulta muy difícil.

El sonríe como si le estuviera engañando y no entiende por qué, me contesta que si después de casi mil personas que se han ido no pueden perdonarse, tenemos que cambiar la actitud. Que su religión dice que el que no perdona es como el que hace el daño; le contesto que en la católica también. Me vuelve a contestar que entonces no somos muy creyentes, que tenemos que estudiar más, e ir más a menudo a los templos.

Desisto en comentarle entonces, las desavenencias que están trayendo la Ley de la memoria histórica. Ya que es imposible que la manera más pura que he visto de entender el perdón, llegue a comprenderlo.

Nos despedimos de nuevo con un buen apretón de manos, mientras Wayan se disculpa, por marcharse, pero debe de comer, para luego ir a su templo a rezar.

UN MODELO A SEGUIR

Cuando le cuento a mi compañera lo sucedido, se queda con la boca abierta, y posteriormente, una sonrisa de ternura se dibuja en su serio rostro holandés.

Esa noche, me costó dormir, asombrado aún por la historia de esta persona, sus pensamientos y modo de entender la vida.

Wayan al igual que la victima de Son My, que conocí en Vietnam, están muy por encima del resto de las demás, llego a esta conclusión, que a pesar de vivir en una parte del mundo que creemos muy civilizado. Una pequeña mujer violada con ocho años, a la que le mataron a toda su familia, y un agricultor de un pequeño pueblo del tercer mundo, nos dan lecciones, que se encuentran a muchos años por delante de lo que seguimos pensando es progreso.

Por la mañana, cuando nos despedimos de la familia propietaria del sencillo Homestay, la dueña, nos devuelve parte del dinero, y se niega a cogerlo ante nuestra insistencia, además de darnos mas comida. Con su mirada y sus ojos en los que asoman el brillo de las lágrimas, nos da las gracias por haber estado hospedados en su casa.

Yo por mi parte, le doy las gracias a estas gentes de la provincia de Bangli, situada en una zona donde los turistas sólo pasan de largo.

 Por haberme hecho reencontrar de nuevo el sentido de mi viaje.

SEPARACION TEMPORAL

Dejo a mi compañera en la estación de buses, ya que mi moto de alquiler no esta adaptada para dos personas y su equipaje. Continuamos camino, esta vez a Lovina, situada en el norte de Bali, y que al estar cerca de la playa inevitablemente tiene turismo.

Cuando llego a la localidad de Lovina, guiado por una persona a la que le pregunto, voy a dar con Puri Mandhara Hotel, situado a dos kilómetros de la localidad, donde el mar se puede escuchar, y el turismo es menor.

Cogemos una habitación que nos cuesta 8 €, con un renovado baño, desayuno e internet incluido.

Al día siguiente, recorremos el norte de Bali, vamos desde Lovina hasta Gilamanuk, pasando por Teluk Terima, donde los buceadores parten a la isla de Pulau Menjangan. 

Después del almuerzo, bajamos hacia el noroeste, para llegar a Antosari, pasando en el camino por lugares en los que los pocos surfistas que hay, disfrutan de las grandes olas que ofrece esta parte de la isla. 

Luego volvemos hacia el norte, a Pupuan disfrutando del bello paisaje que ofrece el camino, para proseguir finalizando el recorrido de nuevo en Lovina.

220 Km. que mi compañera aguanta sin abrir la boca, hasta que finalizamos y se queja del dolor que tiene en su trasero.

DECEPCION CON LOS DELFINES

Al día siguiente, decidimos hacer snorkel con los delfines, el motivo por el cual vienen la mayoría de los turistas a Lovina. Regateamos el precio hasta 8 €, y saliendo a las 6 de la mañana.

Es una de las mayores decepciones que puede tener el viajero, ya que en el lugar donde se encuentran estos mamíferos, además de ser un lugar con el agua sucia, llegamos a contar más de 30 embarcaciones, y 120 personas. Aglomeradas todas ellas, y en continua persecución a la única familia de delfines que hay en el lugar.

Desistimos de tirarnos al agua, y formar parte del espectáculo bochornoso, que es alimentado solo por los turistas.

Luego hacemos un snorkel en otro lugar, donde el coral y peces que lo habitan, hacen que valga la pena el pagar la mitad del precio abonado.

TRATOS DE MOTO

Al día siguiente, decidimos recorrer la parte norte derecha de donde nos encontramos. Nada que reseñar sobre esto, ya que a parte de un par de lugares en los que habitan pescadores, sus playas llenas de piedras, salvan el lugar de hoteles y turistas.

A la mañana siguiente, me levanto temprano, ya que he quedado con un lugareño, para ver una moto que tengo en mente comprar. El balinés, no aparece, pero me encuentro con uno de los muchos merodeadores que hay en la puerta del hotel, buscando clientes para alquilar motos, o para hacer las veces de taximoto.

Su nombre es Rasta, que me pregunta qué hago levantado temprano, a lo que le respondo el motivo. Inmediatamente me dice que tiene una moto de un amigo para vender. Un tanto escéptico y desconfiado, cinco minutos después me encuentro en acompañándolo en su moto, mientras a todo ser de sexo femenino, le dice continuamente a la cara “I’m love you”. Solo una excepción, a una chica que pasa montada en su flamante coche, remata la frase diciéndole “I`m love you car”. Media hora después me encuentro en el interior de una casa, a dos kilómetros en el interior lejos de la playa.

La familia que acaba de despertar, ve como un extranjero ya está acomodado en su humilde salón, y de charla con Rasta.

Lo primero que hacen antes de hablar es ofrecerme café y fruta, y posteriormente decirme el precio de la moto.

Lo primero que les contesto es que hay que ver la moto, para hablar del precio.

Me llevan al patio de la casa, y me muestran una Honda Astrea, a la que le falta un espejo y no arranca eléctricamente.

Es de una cilindrada pequeña, 100 CC. hecha en el siglo pasado y con más kilómetros que la maleta de un fugitivo. Pero es algo que no me importa, ya que es el mismo motor que la que he alquilado, y ha aguantado sin ningún problema el camino.

Además pienso que mi compañera actual, es más liviana que la anterior, y que pronto marchará, por lo que el primer dilema queda resuelto.

Después de dos horas tomando café y fruta que no me gusta, pero acepto para hacer más distendido el regateo, salgo de la casa con la moto y habiendo pagado 260 € por ella.

Le digo a Rasta que tengo que ponerle una parrilla trasera para poder transportar las dos mochilas, sin que sean un problema para mi acompañante.

Muy diligente Rasta, me lleva a un herrero, quien no entiende lo que quiero.

Diseño yo mismo la parrilla, haciendo un dibujo en el suelo polvoriento de la herrería, y con los debidos puntos de sujeción que aseguren lo que trasporta.

En un principio, me pide 26 €, y le digo que le doy 13, acepta enseguida, por lo que me percato, que podía haber llegado a 8.

Y CON DISEÑO INCLUIDO

Acompañado de esa camarilla de personas, que parecen habitar permanentemente en todos los talleres, carpinterías u obras públicas del mundo. Que con el permiso que nadie le ha otorgado, se permiten la licencia de hacer juicios y vaticinar el resultado sobre el trabajo del obrero. Que con mayor o menor suerte intenta trabajar y desoír los consejos de los que no han dado un palo al agua en toda su vida. Por fin finaliza el trabajo en algo menos de dos horas.

Compruebo el resultado, haciendo que el herrero se monte y de botes sobre la parrilla ante las carcajadas de los presentes, y la mirada pensativa del artesano.

Marcho luego a un mecánico, que me cambia el aceite, pone un claxon nuevo (algo de esencial importancia si se conduce por Asia), rueda delantera nueva, espejo retrovisor y tensa la cadena. Finalmente la compra de la moto, y los accesorios, incluido un casco nuevo sale por poco más de 320 €. 

Al regresar al hotel, paso por la puerta de la herrería, y veo como el artesano ha construido dos parrillas más iguales a la mía, desecho la idea de pedirle dinero por usar mi patente.

BEBIDA Y CENA EN COMÚN

Todo un día lleno de experiencias balinesas, que no acaban aquí, ya que decido invitar en el atardecer a Rasta a tomar un trago. A las cinco de la tarde se encuentra en la puerta de nuestro hotel, y nos lleva a un lugar cercano al hotel que de no ser una persona local es imposible de encontrar.

Es un solar, que tiene una barra bajo un toldo improvisado, donde se encuentra un tremendo garrafón de líquido blancuzco. Adornado por vallas publicitarias de compañías telefónicas, y como únicos asientos una manta azul en el suelo, y bajo el toldo.

Rasta, que se ha procurado la compañía de dos señoritas, hace que éstas nos sirvan en el mismo vaso para todos el brebaje en cuestión. Es vino de coco, de sabor un poco agrio y parecido a la sidra sin gas.

Después de media hora, me dice si quiero cenar, a lo que asentimos los dos. Nos levantamos, y esperando una puya por ir a cenar a un restaurante, nos sorprende, saliendo a la carretera, y comprando mas de tres kilos de pescado fresco a vendedoras ambulantes, por 10 €. Volvemos de nuevo al solar-pub, en el que ya suena música balinesa a todo volumen. 

Por tan solo 1,5 €, en el mismo local nos lo preparan, y alargamos la velada hasta el lugar donde duerme una de sus acompañantes.

Llevado en volandas quizás por el vino de coco, empiezo a madurar la idea de quedarme un tiempo en Bali. Decido preguntarle, cuanto me saldría alquilar una habitación de baño común, en ese lugar sólo habitado por balineses de trabajo esporádico.

Me contesta que el primer precio seria 80 € mensuales, pero que luego se puede rebajar.

Me doy cuenta que Rasta, a pesar de darme una imagen de vividor y timador al principio, no me ha pretendido engañar en ningún momento. Que no ha intentado aprovecharse de mí en las situaciones vividas a lo largo del día y que me aconseja lo más conveniente para mi bolsillo.

Por la mañana, tengo un gran susto, cuando voy al servicio, empiezo a orinar sangre. Hace unas semanas he tenido una infección de orina, que me curé yo mismo, de vez en cuando orino algo de sangre, pero muy poco. He pensado que ya se irá por si sola, pero en esa mañana solo es sangre. Miro en internet, y los diagnósticos son muy variados, desde una prostatitis mal curada, al cáncer de testículos. Asustado y temiendo por la salud de mis joyas de la corona, envío un email a mi cuñado (que como ya deje dicho en otra crónica es veterinario y confío en el más que en ningún medico). 

Dejo mi moto en el hotel prometiendo recogerla en cuatro días, ya que debo de devolver la alquilada en Kuta, y marcho en moto, mientras mi compañera lo hace en bus.

Nuestro próximo destino Bedugul, localidad que se encuentra a 2.000 m. de altura, y donde me veo venir el frío.

En tan solo 22 Km. paso de 0 a 2000 metros, por una carretera de magnifico asfalto, y que hace que disfrute de nuevo de sus curvas.

En el camino me asaltan todo tipo de dudas sobre lo ocurrido por la mañana, y es la única ocasión, en la que me pienso seriamente el tener que regresar a España.

Llego a Bedugul, y espero a mi compañera  que no contesta mis llamadas. Decido entonces buscar hotel, y encuentro uno que se llama Lila Graha, cerca de la carretera, y con unas vistas al lago del pueblo impresionantes. Pero lo esencial en esta ciudad al buscar hotel, es que disponga de agua caliente, ya que en la noche, se puede llegar a los 6º de temperatura.

Nada más instalarme, abro mi correo, y mi cuñado ya ha respondido. Me tranquiliza primero, y me prescribe un tratamiento para descartar posibles afecciones. Me advierte sin embargo, que de continuar con sangre cinco días después coja el primer avión y me vuelva a España.

Después de dos horas esperando, por fin mi compañera, da señales de vida. Se ha quedado dormida en el autobús, y se ha pasado el pueblo de largo, por lo que debe de coger otro autobús para regresar.

Por la tarde decidimos explorar los alrededores del lago, y nos metemos por caminos de tierra, llegando a bellos lugares, salpicados por casitas de agricultores. 

En la mañana siguiente, decidimos recorrer la comarca, de nuevo nos metemos por carreteras de difícil transito.

Llegamos a pequeñas aldeas, donde los lugareños quedan sorprendidos de nuestra presencia, y somos rodeados inmediatamente por niños, que nos curiosean constantemente. 

PRENDIDO DEL CERDO ASADO

En una de estas aldeas que visitamos, se nos acerca un chico que se llama Made. Habla ingles, ya que trabaja en un hotel de Dempasar, y nos ofrece visitar el único atractivo del que dispone el pueblo. Un puente que une dos colinas, y cruza sobre un pequeño río de bello paisaje. 

Posteriormente, Made nos invita a visitar su casa, y nos presenta a su familia. La madre enseguida sale trayendo dos cafés balineses, muy parecido al café turco. Luego nos invitan a comer, y nos lleva a la cocina, donde nos obsequia con arroz y un cerdo que acabo prometiéndome a mi mismo, que aprenderé a cocinar. 

Salimos de la cocina, y nos muestra las casas de su familia, ya que viven todos juntos, en el mismo emplazamiento.

Cuando le digo que tengo pensado quedarme en Bali al menos un mes mas, el sonríe y me contesta que la gente de Kuta, y de los lugares turísticos, es muy diferente del autentico Bali.

Luego nos lleva a su casa que esta construyendo, y me invita a echar una siesta, oferta que no declino. He sido despertado a las 5 de la mañana, por los llamamientos a rezar del muecín, de la mezquita cercana a nuestro hotel.

Por la tarde, marchamos del lugar, y cuando me despido de Made, le hago la promesa de que volveré a su pueblo, para que su madre me enseñe a cocinar el magnifico cerdo que he degustado en el almuerzo.

A la mañana siguiente, mi compañera coge de nuevo el autobús, y yo monto en mi moto, volvemos a mi odiada Kuta.

Nada más llegar, visito a Angus, quien me recibe con su eterna sonrisa, y le doy en abrazo en agradecimiento por haberme aconsejado ir a Bangli.

Devuelvo la moto alquilada, y después de una ducha, regresamos mi compañera y yo de nuevo a ver a Angus.

Tomamos unas cervezas, en un lugar escogido por él y donde el precio es considerablemente más bajo que en los demás lugares.

Mi compañera advierte también que Angus es muy buena persona y honrado. Se ofrece a realizarme las gestiones de mi visado, y a buscarme una casa en Bangli, cuando regrese de Lombok, mi próxima isla a visitar.

HAY MEJORÍA

Al día siguiente, evidencio, que la sangre en mi orina ha disminuido considerablemente. Me siento mucho más aliviado, le doy mil gracias y me pregunto, por qué la mayoría de médicos carecen de la capacidad que tiene mi cuñado Andrés.

Después de cuatro autobuses, y cuatro horas de viaje, regreso a Lovina a recoger mi moto.

Rasta queda decepcionado, cuando le cuento que no tengo tiempo ni para hablar, que vengo sólo a recoger mi moto. Pero se alegra cuando le hago la promesa que después de Lombok regreso a Bali, y lo visitaré en Lovina.

Vuelvo a recorrer de nuevo la carretera que lleva a Bedugul, exprimiendo al máximo mi moto, y respondiendo ésta de maravilla. En tan sólo dos horas y media hago el viaje desde el norte al sur de la isla. Decido ponerle mote a la moto después de su excelente comportamiento, docilidad, aguante a pesar de lo pequeña que es, y que la primera o segunda marcha al entrar le imprime una fuerza que asusta, similar a la coz de una mula. La apodo “La Burrica”, que es como llaman en mi pueblo a los burros.

Al día siguiente, me despido de Angus, quien siempre me recibe con esa cara de dulzura, llena de tranquilidad, acentuada aun más por la calma con la que habla, propia de la que solo disfrutan de un estado de paz envidiable. Tomamos camino al puerto de donde salen los ferrys con destino Lombok, la isla situada al este de Bali.

8 comentarios en «Indonesia (I)»

  1. Hola, Antonio por fin me voy a poner al día, en primer lugar preguntar cómo estás, seguramente que ya estás bien, pues me quedan que leer dos crónicas más, y eso es buena señal, ya que las has escrito. Me da tranquilidad que hayas confiado, en un veterinario español y no en un médico. Aquí la sanidad anda en estos momentos regular con los recortes.Respecto al vendaje del brazo, aquí te hubiese salido más caro, pues la caída ha sido por tu culpa, y seguramente aunque lo desconozco en este momento te cobrarían más y con recargo.La sanidad pública española, ya no es gratuita.

    Las crónicas como siempre muy interesantes y muy bien escritas. Pero hay que poner «peros», o al menos comentar algunas cosillas, para que compruebes que me las he leído hasta el final.

    Respecto a las setas alucinógenas de las que hablas, te digo que da igual que las limpien o no, la gente que las prueben toman mierda de todas maneras…lo correcto era poner toman mierda con abono o sin abono. Siendo las primeras probablemante más nutritivas, es lo que les tienes que decir a los lugareños y turistas. ¡lo que es la cultura de cada pueblo!, los alucinógenos son drogas que causan estragos en la población y todos tan «campantes».

    Hay antoñuelo…que ocurrencias poner “chocholoco” a esa chica…como se entere la que tiene la patente en el pueblo …no se si te tirará de las orejas o te cobrará por los derechos de autor…Aquí el que tiene la patente de una cosa, se forrá de por vida y asegura a la de sus descencientes infinitamente.

    Ma gustaría, que los galgueros del pueblo leyesen tus crónicas, pero creo que para ellos tienen muchas letras. Me gustaría que creyesen al pie de la letra en la leyenda que pones, y permíteme que la ponga » Cuando las personas mueren, si no han tenido perro, no van directamente al cielo, y los que si, según se han comportado con ellos, tienen un lugar diferente allí. También nos cuenta que los perros al igual que las personas, al morir, se les incinera, y sus cenizas al igual que las personas de su creencia se reparten entre el templo, el mar y su casa»…

    Antonio, va a ser muy difícil que crean en esto o lo lean, entra en la página de galgos 112 de Sevilla, y mira sus historias, y entre ellas la de Bruno. Este galgo lo han recogido nuestras «Chicas defensoras de los animales», que seguramente conoces y gracias a ellas, hoy está vivo, y que se sepa Bruno. Pero hay que ver la historia que nos cuentas y sacarle el lado positivo…el día que mueran los que hacen esto con los perros…les espera más que a Cain, algo es algo, aunque sea en laotra vida.

    Por último, comentarte que tu amigo Wayan es sabio, por la manera de entender las cosas, no sabe como no se puede perdonar…y que no somos muy creyentes…pero aquí hay divergencias de opiniones…y me encuentro con un dilema…»la victima debe perdonar por lo que le han hecho, y quizás no perdona, porqué quizás le arrebatan todo y le hacen sufrir de por vida»…y el asesino «se arrepiente y pide perdón,..va a misa y el cura le manda que rece una oración…ya está perdonado…y sigue felizmente!…es cierto que hay que cambiar de actitud Antonio, lo que ocurre es que el cambio de actitud para las victimas es más difícil, para el verdugo es más fácil, o bien va a Misa y pide perdón, o al verse en la Cárcel de por vida (cosa que no le gusta), se arrepiente de lo hecho. ¿pensaría de la misma manera si estuvise fuera, felizmente con su familia, haciendo las cosas que le gustan…?…Tambien esto me recuerda como a tí la memoria histórica…
    Bueno Antonio que me ha gustado tu crónica, que tengo que ponerme con la siguiente crónica. Besos y saludos de la familia. Siento extenderme tanto, pero es que das mucho juego.

  2. Fantástico este primer relato de Bali..además de divertido, emocionante y lleno de anédotas de todo tipo..y adornado con las estupendas fotos que lo ilustran.
    Sin duda esto vuelve a ser (aunque nunca dejó de serlo) el más auténtico Taravitazo. Cuando empezabas a contar el relato de Wayan (sobre los atentados islamistas) me acordé inmediatamente del relato de la mujer de Vietnam ( como tú recuerdas también en esta crónica); estas historias que sólo se pueden descubrir cuando se viaja de la forma en la que tu lo haces…la historia emociona y nos hace «pequeños» frente a esas personas…muy bien contado por tí.
    Me gustó mucho también la descripción y las fotos de la fiesta tradicional balinesaa…las aventuras de la compra de la moto, la comida de cerdo en una de las casas..etc.. enfin todo salpicado de buen humor y mucha chispa.
    Me alegro de que la alarma médica se quedara en eso y que tu cuñado veterinario acertara con el tratamiento…aunque me reí bastante segun lo contabas…desde luego tu cuñado se merece un monumento..
    Ya veo que también impartes clases de español a diestro y siniestro..sobre todo si son chicas guapas.
    Leeré en cuanto pueda el siguiente relato y te comentaré: en este nos dejas alegria, ternura y mucho humor…
    Hasta pronto y sigue disfrutando. Abrazos.

  3. Se nota que con la practica vas mejorando en el arte de transmitir tus vivencias. Me gustó mucho ésta y antes de pasar a la siguiente: me alegro que el ‘susto’ quedara en nada, me reí mucho también con lo del español que tratas de enseñar y el inglés que no acabas de aprender (yo pensé que yá no tenías any problem….), la emotiva historia de Wayan y ¿qué es eso de la sidra sin gas? ¡¡¡no te estaras refiriendo a la sidrina asturiana de toda la vida, verdad?.
    Sigue así, que además te veo muy mejorao… jejeje (y más delgado).Besos guapo!

  4. Antonio he leido tu crónica. Me he reido un montón con lo de Chocholoco. Lo de tu faceta de traumatólogo la desconococía.Se lo conté a mi madre y a mi hermana e igual que yo, no paraban de reir. En fin, más que una crónica escrita parece un vídeo. Todo lo que describes me lo imagino como si lo estuviera viendo in situ

  5. Hola guapo,
    Como siempre… en «tu linea» genial. Yo tambien alucino como dice Juan M. con la hospitalidad de la gente. Que bien que siguas trasmitiendonos tus impresiones y nosotros seguimos contigo en nuestro «viaje virtual». Cuidate mucho. Ahh, vete pensando que ya no eres un chiquillo para que hagas cosas que parecen faciles, que luego pasa lo que pasa….(ji,ji,ji) aunque me alegro muicho que no haya sido nada o por lo menos, lo menos que te podia pasar…
    Besotes.

  6. Que bueno Antonio, leyendo parece que estaba alli, muy bien relatado, tanto que transmites las emociones en primera persona, y gracias a dios que no ha sido nada lo de la mano, ya tienes camino recorrido y mucha experiencia, como te he dicho me da envidia pero de la sana y me alegro por ti.

  7. <p>Querido Lolailo, me alegro de que sólo haya sido un susto lo de la orina, es que ya estás muy mayor so mongolo, ja ja. Bueno decirte que me ha encantado esta crónica, desde luego que vuelves a tu esencia, a ver los sitios auténticos y a conocer sus costumbres sin turisteo. La historia que te cuentan de los atentados terroristas es para pensar y mucho, qué diferente a lo que ocurre aquí, que no se arrepiente ni Dios y nadie perdona a nadie.
    La ceremonia balinesa muy colorida y curiosa y lo mejor que no se veia ni un turista.
    Cuídate mucho y consérvate tan guapo. Un beso</p>

  8. Soy el primero en comentar!!!!

    Como siempre, muy entretenida la crónica!! Me sigue asombrando la hospitalidad de esas gentes, bien por la inseguridad que hay aqui en España o por nuestra forma de ser, pero somos totalmente distintos a ellos!!!

    Por cierto, como estas de la sangre!?? Espero que totalmente recuperado, ya me contaras por facebook! Un abrazo muy grande!!

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