Malasia (II)

NOTA DEL ADMINISTRADOR: Debido a un fallo en el antiguo servidor de imágenes habrá paginas en las que no se vean estas en su párrafo correspondiente, y ya que volverlas a poner todas en su sitio llevaría muchísimo tiempo se ha insertado al final de cada crónica un vídeo para poder verlas.

Cuando ya pensaba en marcharme de Malaca, conozco a Erina, justo en la noche en la que estoy mandando mis crónicas.

Ella que trabaja como guía turística, ha venido a Malaca, para hacer un curso sobre la historia de la ciudad, para posteriormente utilizar lo que aprende en su trabajo.

Entabla conversación conmigo, y me emplaza para al día siguiente antes de marchar ir a desayunar juntos.

Por la mañana, me lleva a un lugar donde sólo van a desayunar malayos de etnia china.

 

DESAYUNO CON REVERENCIA

Desayunamos arroz, verdura, y huevo duro muy salado y con picante.

Posteriormente, me lleva a uno de los templos Taoista de la ciudad, y me comenta algún detalle de estos que desconocía. Como el por qué la puerta de entrada se encuentra a una determinada altura, por la que hace que se tenga que levantar demasiado la pierna para atravesarla. De este modo, todo el mundo, al dejar caer el pie al otro lado, debe de mirar al suelo instintivamente, para ver donde pone el pie, al hacerlo inclina su cabeza a modo de reverencia, que es el sentido que tiene todo esto.

Pues me hace un recorrido muy instructivo, y al final cuando me dice si tengo que marchar, le digo que estoy libre, que puedo quedarme un día más.

Me comenta que ha quedado con dos amigas, otra compañera de trabajo, para planificar el recorrido, y una periodista interesada en la historia de las casas antiguas de la ciudad, ofreciéndome el acompañarlas. Muy encantado con la propuesta, decido quedarme otro día en esta maravillosa ciudad.

Recorremos toda la ciudad, donde me cuentan los significados que tienen los símbolos de cada casa, la historia de la ciudad y sus calles.

En el almuerzo, comemos comida típica de la zona, brotes de soja hechos tortillas, y nudels curry.

 

CHAMBAO CON MONZÓN

Por la tarde, nos acercamos a ver varias casas, donde contemplo la gran diferencia, entre las casas señoriales, y las de los trabajadores.

Cuando la jornada llega a su fin, nos reunimos todos en el hotel, y Erina, me hace un croquis de los lugares más interesantes que debo de visitar de su país. Posteriormente nos despedimos todos, intercambiamos emails, y le prometo a la periodista, que si regreso a Malaca, me pondré en contacto con ella. A Erina, que cuando llegue a Kuala Lumpur, comeremos un día juntos.

Marcho a cenar, y como despedida de mi último día en la ciudad, decido comer ranas, muy deliciosas, y del tamaño de mis manos juntas.

A la mañana siguiente, despierto a la hora en que las farolas, finalizan su jornada laboral. Cargo mi mochila en la moto, conecto mi mp3, y Chambao me pide que me deje llevar por mis sensaciones. Recorro las calles impertérritas al tiempo del barrio antiguo de la ciudad, que están mojadas, por la visita nocturna del monzón. Los comercios están cerrados, las calles ausentes de vida, y el silencio que se hace en todas los rincones, es solo roto por el sonido de mi moto al pasar. La oscuridad, se ha despedido ya, cuando paso por el barrio de pescadores de Jalan Portugis. Miro de refilón, a los bares, y veo que los pescadores ya se encuentran desayunando whisky. Abandono la ciudad, y comienzo a adentrarme en campos de cultivo, donde en esta ocasión, las plantaciones de palmeras, riñen con las de piña, muy famosa en la zona por la que paso.

 

EN EL GIGANTESCO COMPLEJO

Así, llego después de una jornada de 220 km. donde sólo paro a echar gasolina, a Johor Bahru, que con cerca de un millón de habitantes, es la segunda ciudad más grande del país.

Johor Bahru fue fundada en 1855, cuando el gobernante soberano de Johor, Temenggong Daing Ibrahim, estableció su sede administrativa allí. Entonces era conocido como Puteri Tanjung, y era un pequeño pueblo de pescadores malayos.

Poco a poco, fue emergiendo, y debido a su situación, justo en la frontera con Singapur, experimentó un crecimiento económico, ya que la mayoría de empresas de electrónica del mundo, tienen representación en esta ciudad. En diciembre de 2008, finalizo la construcción del sultán Iskandar Aduanas, el edificio de inmigración y cuarentena. Un gigantesco complejo, que hace las veces de aduana, y que a través de una carretera, sobre el mar, y un pasadizo para los viandantes de unos 600 metros, conecta la ciudad, con Singapur.

Me dirijo instintivamente al barrio más antiguo de la ciudad, que se encuentra justo al lado de edificio Sultán Iskandar, que además es el centro financiero de la ciudad.

No tardo en comprobar que los hoteles, son caros en relación con el resto del país, a excepción de Kuala Lumpur, por lo que con mi moto, recorro la ciudad, hasta llegar a un hotel, que se encuentra justo en frente de un centro comercial. No es muy barato, pero sin duda es muy limpio, en comparación con los demás que he visto. Además, no tengo pensado quedarme en la ciudad más de un día, por lo que a mí me vale.

Paso la tarde en un ciber, poniendo al día mi crónica, y contestando emails, sin demasiadas ganas de salir, ya que porto conmigo el regalo de cumpleaños que me ha dado el monzón, un hermoso resfriado.

 

IMPRESIONANTE PUENTE Y CIUDAD

Por la mañana, salgo del hotel con la intención de hacer en toda la mañana, las fotografías y la visita, a los lugares más interesantes de la ciudad, para luego marchar.

Empiezo primero, por lo que me llama la atención, la frontera con Singapur, y el enorme puente que enlaza un país con otro.

 Posteriormente con la visita a otras partes de la ciudad, comienzo a ver entonces una ciudad interesante, con lugares como la mezquita Sultán Abu Bakar. Situada en lo alto de una colina y con vistas al estrecho de Johor, esta mezquita,  tardó ocho años en ser construida (1.892-1.900). Cuenta con cuatro minaretes que se asemejan a las torres de un reloj británico. Fue inaugurada por el entonces sultán Ibrahim. Está hecha de mármol blanco y es una combinación de arquitectura morisca y victoriana, puede alojar a 2.000 fieles. Está prohibida la entrada a los no musulmanes, algo absurdo pero respetable a mi entender.

Museo del Palacio Real Sultán Abu Bakar, que se encuentra actualmente cerrado por reformas hasta febrero de 2012.

El complejo del palacio se completó por primera vez en 1866, pero ha sido ampliado y renovado varias veces desde entonces. Fue construido en estilo neoclásico por los artesanos locales bajo la supervisión de un arquitecto europeo.

Los muebles originales del palacio se hicieron en Inglaterra, ordenado por el Sultán Abu Bakar, en 1866.  El museo está ubicado en dos de los tres edificios blancos, todos con techos de teja azul.

El edificio Sultán Ibrahim, construido en 1940, este edificio de ladrillo gris se encuentra en la cima de Bukit Timbalan. Alberga la Secretaría de Estado, la oficina del Besar Menteri (el primer ministro).

 

CENTRO COMERCIAL CON ADUANA

Dataran Bandaraya Johor Bahru es la plaza de la ciudad (que no debe confundirse con el centro comercial Plaza de la Ciudad en el corazón del centro de la ciudad). Se construyó cuando Johor Bahru obtuvo el estatus de ciudad en enero de 1994. Un edificio de color amarillo con una gigantesca torre, reloj amarillo construido está en el borde norte de la plaza. Está rodeado por dos campos deportivos en el lado sur y tres canchas deportivas en el lado oeste. Muchos eventos al aire libre se celebran aquí.

Paseando por la ciudad, llego a un centro comercial, realmente curioso, se llama Zon. En un primer momento, al viajero no le suscita especial interés, ya que no se diferencia demasiado de los demás centros comerciales, excepto por un detalle, tiene su propia aduana.

Converso con un policía que se encuentra en la misma, y me explica, que este centro comercial, es zona libre de impuestos, para el tabaco, chocolate, y alcohol, y que la mayoría de personas que compran allí, no compran los productos, para consumirlos en Malasia, sino que en el centro comercial, es también de donde salen los ferris para Indonesia.

Cuando le pregunto, porque no compran allí los malayos, me dice con una gran sonrisa de oreja a oreja, porque estamos nosotros aquí, y nos encargamos que hasta una pequeña botella de cerveza, pague las tasas debidas.

 

EN EXCLUSIVO AUDI

Marcho de allí, y en el camino de regreso al hotel, me acuerdo que en Malaca, conocí a un malayo de etnia china, y a su mujer, que me indicaron que cuando estuviera en Johor, me pusiera en contacto con ellos. Me dio una tarjeta suya, de su empresa, que me suscitó curiosidad, ya que llevaba impresa su fotografía. Solo he visto este detalle con anterioridad, cuando el dueño del puticlub “Americano”, ubicado en León, que me presentó mi amigo Viril, me dio también su tarjeta, en la que llevaba impresa su fotografía.

Me debato entre llamarlo, y tener que pasar otro día más en la ciudad, o pasar de todo, y continuar camino. Miro de nuevo su foto, sonrío acordándome del detalle anteriormente mencionado, y opto por la primera opción, lo llamo por teléfono.

Quedamos a las siete y media de la tarde en mi hotel.

Cuando me recoge, me percato que no es una persona de clase humilde, ya que viene en su flamante Audi A4, de alta gama (en este país, el precio de los vehículos europeos, se incrementa al doble, por los impuestos del gobierno). Viene acompañado de su hijo, y su mujer, que automáticamente, pasa a los asientos traseros. Alvin Awn, que así se llama mi anfitrión, es dueño de una cadena de tiendas de aire acondicionado para coches. Me hace un recorrido por todas las tiendas que posee, y me explica muy orgulloso su trabajo, y me lleva a su oficina para que la vea. Mientras, al preguntarle por su coche, me comenta, que es el primer Audi, que se ha vendido en su país, y que se lo trajeron expresamente a él, importado de Alemania.

 

CONCERTANDO UN REENCUENTRO

Posteriormente, me indica que a dónde me gustaría ir a comer, y le contesto que a dónde él prefiera, que a mí, la comida malaya me encanta. Sonríe complacido, y comenzamos una conversación los tres, sobre las diferencias de su país y el mío, mientras el vehículo, va recorriendo toda el área metropolitana de Johor, y sale al extrarradio.

Paramos en un lugar, donde los restaurantes al aire libre, ya anuncian pescado y marisco.

Nos sentamos en una estupenda terraza nada ostentosa, con vistas a Singapur.

Comemos un magnífico pescado a la barbacoa, con salsa, y plato de arroz al coco con pollo.

No me deja que pague, por lo que lo emplazo a que debo de saldar mi deuda con él, delante de unas cervezas.

En un intento infructuoso de zafarse de su mujer y su hijo, a regañadientes, al final llegamos a una terraza, donde nos tomamos unas cervezas. Ambos me emplazan para que cuando vuelva a Johor Bahru, para ir a Singapur, los llame, y ellos me llevaran hasta este país, para que no tenga que hacer gasto, y podamos disfrutar de nuevo de una estupenda cena.

Me despido de Alvin con un abrazo, y le prometo, que a mi regreso junto con Maruxiña, me pondré en contacto con él.

 

CARAS CATARATAS-AQUAPARK

Por la mañana, salgo de Johor Bahru, con destino Kota Tinggi, situada a 40 kilómetros al noroeste, y por el único motivo que me lo recomendó Erina.

Llego a la localidad, y después de buscar hotel, y ducharme, salgo a buscar lo único interesante del lugar, aparte de las luciérnagas que hay en la noche, unas cascadas.

Se encuentran 14 kilómetros al norte de la ciudad, y cuando llego al recinto, ya de entrada, me extraña que el acceso ya valga 2,5 euros, para mi parecer caro.

Cuando entro, me doy cuenta que las cascadas las han convertido en algo parecido a un aquapark, donde las familias disfrutan de su tiempo libre. Es una imagen cuando menos curiosa, el ver a los malayos, chinos, con sus delgada piernas, musulmanes, con las mujeres totalmente vestidas, e hindúes en calzoncillos, metidos todos juntos en el agua.

Cuando salgo de allí, y me dirijo al pueblo, en el camino veo anunciado un resort, de nombre Rainforest. Me meto por el camino que va a dar a éste, y llego a un estupendo hotel de madera junto a un pequeño lago, y entre la selva. Me bajo de la moto, y decido preguntar el precio, más por curiosidad que por la intención de quedarme allí, ya que me supongo que el precio, es mayor de los 10 euros que pago en mi hotel.

 

PASEO CON SANGUIJUELAS

Me dice el recepcionista que 52, 5 euros, y añade por supuesto el desayuno incluido. Le doy las gracias por la información, y cuando voy a subir de nuevo a mi moto, me encuentro a uno de los trabajadores, mirando escéptico la matrícula.

-¿De Penang es esta moto?,

Asiento, y comienza a ametrallarme con preguntas, sobre mi viaje, y a reírse una y otra vez con las vicisitudes de todo mi periplo no solo en Malasia, sino desde que salí de España.

Se llama Rahmat, es de origen aborigen, y musulmán, trabaja como guía en la jungla para el hotel, llevando a hacer tracking a los huéspedes.

Marcho del hotel, habiendo sido invitado por Rahmat para a la mañana siguiente salir con él de caminata, y totalmente gratis.

Por la mañana, a las nueve y media, estoy de nuevo en el hotel, y Rahmat y su compañero, me saludan me entregan una botella de agua, y me indican que le siga muy cerca, ya que se distanciará del grupo, para darme primero a mí las explicaciones en inglés, y luego a ellos en malayo.

Cuando miro al grupo, veo que está compuesto como por jugadores del Monopoli, es decir de 6 a 80 años, por lo que me pienso que la caminata no será muy dura.

Rahmat, que ya me había contado sus experiencias como guía, los numerosos cursos que tenía, e incluso me enseñó la cicatriz de su pierna hecha por cortesía de un cocodrilo, va explicando a lo largo del camino, qué es cada planta, y para qué sirve.

Cuando llegamos a la mitad, me indica que paremos y que esperemos al resto del grupo, que nos vamos a reír.

Cuando llegan todos, hace que todos se miren a sus pies, y los examinen, de pronto empiezan a dar botes viendo que en sus piernas hay sanguijuelas, yo me temo lo peor, ya que solo he venido provisto de sandalias, pero cuando miro, veo que no soy del agrado de estos animalitos, ya que no tengo ninguna.

 

DE NUEVO EN EL MAR DE CHINA

Con repelente de insectos nuestro guía sonriendo va sacando uno a uno a estos bichillos, que cuando caen al suelo, se quedan mirando al cielo, esperando a que pase una nueva víctima la que chupar su sangre.

Continuamos camino, hasta llegar por fin de Nuevo al hotel, todos sudados, después de más de tres horas de caminata por la jungla. Los niños han llegado bien, pero los que son mayores, llegan reventados, y se tiran al suelo, diciendo que no salen de la piscina en todo el día.

Yo por mi parte, me despido de mi amigo Rahmat, y marcho a recoger mis cosas del hotel, ya que la hora de salida es a las dos, para aprovechar el día, y continuar camino en moto.

Llego a Kg. Sg. Rengit, sobre las tres de la tarde, veo de nuevo el Mar de China. Después de una procesión de resorts por todo el camino de la costa, donde lo más barato, y el lugar más malo  en todos los sentidos, vale 20 euros una habitación. Me hospedo en un hotel, regentado por personas de etnia china, muy limpio, y en el centro del pueblo, por 10 euros, habitación limpia y espaciosa.

Después de la pertinente ducha, salgo a dar una vuelta por los alrededores, y en primer lugar me dirijo a Kg. Pengorang, pensando que es un pueblo cercano. Nada de eso, es donde se cogen los únicos ferris, que van a la capital de Singapur, por 2,5 euros, si van más de 10 pasajeros.

Ante lo insulso del lugar, regreso por la costa, viendo los enormes petroleros que circulan en masa por la cercanía del cabo, y driblan las numerosas plataformas petrolíferas que hay en la zona.

 

Y DE NUEVO CON EL LUJO

Cojo una carretera, que en teoría va a dar a una pequeña aldea, donde solo hay paz y silencio, en medio de unas plantaciones de palmeras, continuo por el camino, hasta que me quedo anonadado, cuando me topo con un resort de lujo. Está vacío, y todo está lleno de residencias lujosas, que dan a un puerto deportivo, donde hay catamaranes, y otros barcos, además como no podía ser de otro modo, tiene campo de golf.

Entro en el lugar, y el conserje hace venir enseguida al gerente, el cual me pregunta que hago allí, y yo sin darle tiempo a reaccionar, le pregunto por el resort, los barcos, y las casas. Este muy amablemente me dice que son de propietarios que viven en Singapur, pero que como allí no tienen demasiado espacio, tienen esta residencia para las vacaciones y fines de semana, también me invita a ver el puerto, y el resto de las instalaciones. Cuando vuelve otra vez a la carga y me pregunta como he podido entrar allí, le digo que voy recorriendo el país, en mi moto, y he acabado allí de casualidad.

No deja de mirar mi indumentaria, y mi moto de refilón, pensando que estoy de broma, ya que me pregunta si la moto la he traído allí en barco o en camión. Me despido de él cortésmente, antes de que intente venderme algún amarre o casa, o me eche de allí el servicio de seguridad.

 

ADIOS BAÑO

Regreso al pueblo, donde paso la tarde conversando con los jugadores de un billar, y haciendo bromas continuamente con ellos.

A la mañana siguiente, me levanto con la intención de pasar el día en la playa,  pero al despertar, compruebo a través de la ventana de mi habitación, que está lloviendo, por lo que en un primer momento mis propósitos se desvanecen.

Marcho a desayunar, y me tomo el día aún con más calma de lo habitual. Tomo un Te Tarik, y me quedo embelesado, viendo trabajar al cocinero del local, preparando los Roti Talor (masa de pan, que se hace a la plancha, y es el desayuno tradicional malayo), de diferentes maneras, con huevo, con queso, cebolla… etc. Luego sumerjo mi roti talor en la salsa de curry, que me ponen junto a éste, y dejo pasar el rato, mientras la lluvia no cesa.

Por fin decido aprovechar el día, y marcho a ver los grandes buques pasar por el cabo, y sortear las plantas petrolíferas, hasta que me canso, y decido regresar al pueblo, para en el ciber café local, pasar un día de cine, viendo películas atrasadas.

 

INTERCAMBIO SOCIO-CULTURAL

Por la noche, cuando salgo del ciber, me encuentro a un grupo de chicos locales, que me dan conversación, y me siento con ellos, curioseando, sobre qué hacen con el tiempo ocioso la juventud de un pequeño pueblo.

Me comentan, que los fines de semana, salen a Johor Bahru, a 100 km. donde se encuentra la oferta de pubs y discotecas más cercanos, y entre la semana, lo pasan en el ciber, o marchan a pescar y a charlar,  mientras lo hacen.

Les pregunto, si hacen botellón, y extrañados, me preguntan qué es eso, cuando le comento la forma que tienen los chicos españoles de pasar los ratos ociosos, se  quedan sorprendidos, y no llegan a comprenderlo, pero aún más extrañados, cuando les cuento que normalmente además fuman porros.

La cara de incredulidad, es patente en sus rostros, y me preguntan que por qué hacen eso, si es muy malo para la salud, a lo que les contesto, que por qué fuman ellos tabaco, si también lo es.

Me comentan que el tabaco mata, de acuerdo, pero que no te deja ni tonto ni loco, contesto, que de que te sirve estar muerto sin ser tonto o loco.

Ríen todos, y me dicen, que en Malasia, el alcohol es caro, como para permitírselo, ya que con lo que vale una lata de cerveza, pueden estar dos horas en internet, y que si la policía te pilla con un porro, la primera vez vas a la cárcel una semana, donde recibes un curso sobre los daños que causan las drogas, y si te pillan una segunda vez, vas a la cárcel por dos años. Cuando le pregunto qué le hacen al que vende, automáticamente me contestan, la muerte.

 

RELACIONES Y TRABAJO

Continuamos en conversaciones, esta vez cambiando el tema, y refiriéndonos a las relaciones entre chicos y chicas. Estas, no tienen demasiado que detallar, ya que no se diferencian mucho a las de nuestro país, a excepción, de que un chico y una chica deben de estar casados antes de los 27 años, ya que su familia presiona duramente para que lo hagan. Hacer cualquier otra cosa a este respecto, sería ilógico, ya que la finalidad de estar juntos es tener niños. Es por eso, que es muy importante, en cuanto se acaban los estudios, en menos de un par de meses, hay que tener trabajo, “sea de lo que sea “, inquieren, ya que hay que casarse, y tener una  casa e hijos cuanto antes.

Marcho a dormir, pensando que a más de un padre de nuestro país, le hubiera gustado educar a sus hijos en una cultura como la malaya.

Por la mañana haciendo buen tiempo, decido, explorar la costa, y después del desayuno diario malayo, cojo mi moto, y marcho del pueblo.

Y tal y como si de la misma vida fuera, exploro angostos caminos, que conducen a misteriosos lugares, paso por playas desiertas, indultadas parcialmente por el acoso inmobiliario.

 

BUSCANDO EL BRONCEADO INTEGRAL

Pero lo que más desconcertado me deja, es que caminos con destino a  ninguna parte, se encuentran asfaltados, aunque de continua batalla con la naturaleza que les gana terreno a cada día que pasa. Haciendo de esta guisa, que lo que en un principio he tomado por bueno, acabe en ningún lugar, teniendo que dar media vuelta hasta la casilla de salida.

Así, de esta manera, casi sin quererlo, llego a un emplazamiento que no tiene nada de espectacular, no es ni más bello, ni más desagradable que otros lugares en los que he estado, tan solo es una playa, donde sólo hay un pequeño puesto de refrescos, y decido pasar el día entero allí.

Tumbado en la arena, espero a que el sol, haga dos trabajos en mi cuerpo, secarme el agua salada, más lento de lo que lo hace, y atenuar los dos colores que tiene actualmente mi cuerpo, debido al viaje en moto con camiseta de manga corta que llevo haciendo desde hace casi un mes.

Escucho el sonido de las olas, el viento entre las palmeras, y de vez en cuando, los remos de un pequeño bote, que pasa cerca de la costa, fisgando en las profundidades del Mar de China, para posteriormente, extraer algún fruto de su interior.

Cuando llega la hora pactada conmigo mismo, regreso en moto al pequeño pueblo pesquero, donde navego por los confines de Internet, hasta hallar al otro lado, a mi familia y amigos.

Por la mañana, salgo del pueblo, al que con toda seguridad será difícil que vuelva, y de hacerlo encontrarlo en ese estado tan puro, donde los tres días pasados allí, han sido henchidos de paz y sosiego.

Pongo por primera vez en el viaje un rumbo distinto al que he tenido desde que salí de Penang, ahora ya solo iré dirección norte y oeste, acabo de bordear la península malaya.

6 comentarios en «Malasia (II)»

  1. Hola Antonio!!
    Menos mal que me he puesto al dia,ya me temia que escribieras de nuevo y se me juntaran las cronicas,la verdad es que ese pais me encanta,ademas veo que siempre estas rodeado de buena compañia,eso dice mucho de ti,en fin…que aunque tarde en leerte y escribirte sigo aqui,me gusta dejar tus cronicas para cuando tengo un mal dia,asi me despejo.
    Un besazo..cuidate.

  2. Hola guapo!
    Yo tambien sigo aquí, leyendo cada cronica que envias. Me alegro mucho que sigas tan bien y disfrutanto de cada dia y lugar. Estas dos ultimas cronicas son muy chulas y como te he dicho en otras ocasiones, robandote alguna que otra foto de esas tan bonitas que haces. Sigue así de bien y espero que Maruxiña se ponga pronto bien para que vuelva a acompañarte y no estes solo, aunque solo, solo…. siempre tienes a alguien a quien llamar y con quien charlar.
    Cuidate mucho y pasalo muy bien.
    Besotes.

  3. Qué bién Lolailo,que rapidez con tu segunda crónica de Malasia que me sigue impresionando.No te he escrito antes pq no he tenido tiempo con la operación de mi Troy y con la de mi hermana grande.Todo ha salido bién,ya te contaré la experiencia de ser auxuliar de veterinario,una pasada.Besitos y hasta pronto.

  4. Hemos celebrado el primer cumpleaños de mis nietas el 11.11.11 y como estaba cansada me puse a leer las crónicas. La de Malasia como siempre muy completa y muy buena fotografía, incluyendo las luciÉrnagas. Me alegra q sigas disfrutando de tu sueño. BBS MARISEL Y PEDRO

  5. Antonio seguimos leyendote todas las semanas, embobandonos con tus historias y pensando por unos minutitos que viajamos por el mundo,

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