Laos (I)

NOTA DEL ADMINISTRADOR: Debido a un fallo en el antiguo servidor de imágenes habrá paginas en las que no se vean estas en su párrafo correspondiente, y ya que volverlas a poner todas en su sitio llevaría muchísimo tiempo se ha insertado al final de cada crónica un vídeo para poder verlas.

 

AÑO NUEVO, AGUA DE COLORES

En el penúltimo día de la celebración del año nuevo, nos damos cuenta, que es la tercera vez en cuatro meses que celebramos un año nuevo, en esta ocasión entramos en el año 2554, del año budista. Decidimos hacer un recorrido en moto por la capital de Laos.

Comprobamos desde el primer momento, la festividad de este día en sus gentes, ya que al pasar al lado de los numerosos grupos de personas de todas las edades, que se disponen en diferentes lugares de la ciudad, arrojan agua, y agua con diferentes tintes, a todos los vehículos, y peatones, que pasan a su lado.

Esta tradición, significa, que el que arroja agua, desea suerte para el año venidero, y el que acaba chorreando, debe de dar las gracias, ya que de lo contrario tendrá mala suerte en el año que comienza.

Media hora después, estamos los dos empapados por completo, algo que en absoluto nos importa, sino todo lo contrario, agradecemos debido al calor intenso que hace.IMPOSIBLE SECARPonemos rumbo a la rivera del Mekong, pero la que está más alejada del barrio turístico, donde hay dispuestos a todo lo largo de la rivera, puestos de diversas carnes a la parrilla, y diferentes alimentos.

Escogemos pollo, y un par de bebidas, y comprobamos lo de siempre, que en cuanto el viajero se aleja de los lugares frecuentados por extranjeros, los precios se reducen considerablemente, ya que nos cuesta la comida un total de 1,5 euros por persona.Posteriormente regresamos a nuestro hotel, para cambiarnos de ropa, pero al llegar a su puerta, vemos como los trabajadores han dispuesto diversos cubos de agua, y con otros más pequeños, van arrojándole a los viandantes, además de agua tintada de diversos colores, por lo que no tardamos en unirnos a ellos, hasta el anochecer.En el día siguiente, los festejos continúan, las gentes llevan a los templos ofrendas, y todos echan agua sobre las representaciones en piedra que hay de los budas en los altares, luego conversan con los monjes y solicitan los favores y gracias para el año venidero.Nosotros, sorteamos a todos los que nos intentan mojar, ya que llevamos nuestras mochilas y no queremos que se nos mojen camino del aeropuerto.

EN BANGKOK

Sobre las 4 de la tarde llegamos a Bangkok, y lo primero de lo que nos damos cuenta nada más pisar el aeropuerto, es la gran diferencia que vamos a ver entre este país, y el que hemos abandonado, ya que el aeropuerto y sus instalaciones, nada tiene que envidiar a las de cualquier aeropuerto de un país avanzado.Lo segundo, es que los festejos del año nuevo continúan en este país, ya que se celebran a la vez en los dos países.Llegamos a nuestro hotel desde el aeropuerto en un autobús (3 euros), situado en el barrio de Silom, famoso por dos cosas, la primera es que por la mañana es uno de los centros financieros de la ciudad, y la segunda, es que por la noche, en sus calles se instala un mercadillo, de ropa, relojes, y prostitución, algo digno de contemplar.

Dejamos nuestras mochilas, y salimos a la calle, a contemplar la celebración del año nuevo, cuando nos introducimos en la avenida donde se encuentra el epicentro de la celebración, nos quedamos atónitos. Ya que en mitad del cruce principal de la calle, se encuentra un camión de bomberos, que con sus mangueras, va regando a todos los que se encuentran en mitad de la calle, y éstos, cada vez que reciben un manguerazo de agua, quedan extasiados, y los viandantes a su vez, unos a otros se manchan la cara con escayola fresca, ya que es tradición, el desearse unos a otros buena suerte para el año venidero de esta forma.

OTRA VEZ EMPAPADOS, ADIÓS TECNOLOGÍA

Todas mis pertenencias, quedan totalmente empapadas, igual que si me hubieran arrojado a una piscina, mi cámara de fotos, sufre las consecuencias al día siguiente, y mi cámara de video inmediatamente, ya que deja de funcionar. Mi hermana, decide que la multitud que se encuentra en el lugar, unas veinte mil personas, y la constante lluvia artificial, nos son para ella, por lo que regresa junto con Maruxiña al hotel. Yo por mi parte me quedo en el lugar, para disfrutarlo, ya que soy de los que piensan  De perdidos al río”, ya que estoy empapado, al igual que mis pertenencias, y disfruto enormemente del ambiente que hay en la calle, y pienso que es sólo una vez al año, aunque en este año lleve ya tres fines de año seguidos.

Cuando mi hermana y Maruxiña marchan, decido intentar montarme en el camión de bomberos, y éstos al verme, me animan a subirme, pero mojándome constantemente, y al final consigo llegar arriba, y me pongo con ellos a mojar a toda la gente que hay en la calle.Una hora después, nos vamos a buscar comida y bebida, decido invitarlos, pero ellos no me dejan, y me hacen una introducción en el barrio, que tenemos pensado al día siguiente explorarlo.

El aire que se respira en las calles aledañas de donde nos encontramos, es de festividad, mezclado con los numerosos locales de prostitución, las Ladyboys, las prostitutas, y los gais que se encuentran a la puerta de los locales, invitando a todos los viandantes a pasar a su interior.

PLAN: CAMBIO DE BARRIO

Finalizado el recorrido por los supermercados abiertos 24 horas  y finalizada la comida comprada en los mismos, decido poner punto final a la velada, y regreso de nuevo al hotel, compruebo entonces que mi hermana y Maruxiña, se encuentran aun despiertas comentando las incidencias del día. Planeamos lo que será la jornada siguiente, donde tenemos en mente,  cambiarnos de barrio, para ir al más antiguo de la ciudad, por lo que tenemos que reservar hotel, y aprovechar el último día en Silom, donde intentaremos ver el mercadillo nocturno, famoso en toda la ciudad.

Por la mañana, somos testigos de la resaca que vive la ciudad del día anterior, en el metro, solo hay turistas, los ciudadanos de Bangkok, se encuentran de resaca, y esto hace que veamos una ciudad muy tranquila y relajada, y podamos recorrerla sin estrés. Averiguamos donde está la embajada de España, algo realmente difícil, su dirección, a quien pueda interesar 193/98-99 Lake Rajada office Complex, 23 rd. Floor, Ratchadapisek Road, Klongtoey, Bangkok. Cambiamos dinero, y reservamos habitación en el barrio antiguo, cerca de Kaosam Road, zona plagada de hoteles, y Guest House, para mochileros, por lo que encontramos un alojamiento más barato que en el que estábamos de la zona de Silom.

También podemos comprobar, que internet en todos los hoteles, se paga aparte, que las llamadas telefónicas, son más caras que en los otros dos países donde hemos estado, y que a cada 50 metros hay un 7 Eleven, donde constantemente nos aprovisionamos de bebida, para no caer deshidratados, ya que el calor es sofocante.

EL MERCADO NOCTURNO

Reservado el hotel, volvemos a nuestro barrio, nos aseamos de nuevo, ya que en cinco minutos en la calle, uno acaba totalmente empapado de sudor, y descansamos para por la noche salir a cenar, y explorar el mercado.Por la noche recorremos el mercado nocturno de la zona, donde prostíbulos, Ladyboys, y chaperos, se mezclan con relojes y prendas de vestir falsificadas en plena calle. Después de deambular buen rato por todas las calles, marchamos a cenar, y posteriormente, nos vamos al hotel, ya que al día siguiente, cambiamos de hotel, y tenemos que realojarnos de nuevo.Aquí, termina lo que sería esta crónica sobre Bangkok, ya que en el mes que me quedo en la ciudad, se dedica a realizar compras para Maruxiña, que marcha a España, y en las tres semanas posteriores, las dedico a realizar gestiones en la embajada, y visita al dentista.Algo que creo que poco o nada tiene interés para el lector, pero de lo que si saco experiencia sobre esta ciudad, de la que he decidido dejar constancia en el Taravitazo.

Zonas de la ciudadLas zonas por las que interesa moverse al visitante, son Silom, Kaosam Road, Lumpini, y Sukumbit, Silom es la zona de negocios, junto con Sukumbit, convirtiéndose por la noche en lo que es toda la ciudad: un hervidero de putas y chaperos, a excepción de Kaosam Road, que es la zona antigua y de mochileros en la ciudad, donde la prostitución también está presente, pero en menor grado. Lumpini, está situado justo al lado de Silom, y es una zona donde me he hospedado la mayor parte del mes.

Es la zona donde suelen hospedarse los extranjeros que deciden pasar largas temporadas en la ciudad, se puede encontrar un buen hotel, en régimen de alquiler de habitación por meses a 150 euros. El único atractivo que tiene la zona, es su parque con sus gigantescos lagartos en libertad, y uno de los dos ring de boxeo tailandés de la ciudad.

Lugares donde realizar las compras.- Sin duda depende de lo que el viajero quiera llevarse de este país, depende de a donde debe de dirigirse. Para las prendas de ropa de marcas (todas falsas pero de buena calidad), se debe de ir al centro comercial MBK, para las prendas más alternativas, y de buena calidad, que no son imitación, Pratunam Market, y Chatuchac (este solo abre sábados y domingos), Chatuchac, es muy aconsejable el visitarlo a primera hora de la mañana, ya que es un mercado al aire libre, y se sufre las inclemencias del calor y lluvia.Para comprar electrónica Ya de antemano os digo que en absoluto vale la pena, por lo que no se debe de desesperar el visitante, cuando encuentre teléfonos, ordenadores etc. más caros que en España.

Solo lon que es copia, un servidor encontro el Iphone 5, que en teoria saldra a la venta en Septiembre, por tan solo 50 euros, pero ya sabeis de sobra que lo barato, al final sale caro. Para comprar piedras preciosasHay varios lugares donde los tuc tuc te llevan gratis, ya que ellos se llevan comisión por llevar a los turistas, y en estos lugares, varía según la temporada el precio de las piedras, pero sin duda alguna el que es más competitivo es Gem Production Co.,Ltd. 99 Soi Kasaemsun 3 Phathumwan Wangmai. Transportes.- El taxi es lo más cómodo para moverse por la ciudad, pero para esto el visitante debe de tener paciencia, lo que sale más a cuenta es el taxímetro, algo que debe de insistir para que se lo pongan antes de montarse, ya que siempre quieren estafar al viajero.

Los tuc tuc Los recomiendo para hacer un tour por los templos y el palacio, no se debe de pagar más de 1 euro, en total para que te lleven a estos lugares, eso sí, sin olvidar de pagar al final, ya que de lo contrario no esperarán a que salgas del primer lugar, sino que se habrán marchado.También se puede ir en el Skai tren, en metro o en barco, éste último muy recomendable, y a un precio de 33 céntimos el trayecto.Para trayectos largos por el país, recomiendo el tren, muy cómodo, sobre todo si se viaja de noche, y muy barato. En la estación de tren en Bangkok, el personal que trabaja es de una amabilidad exquisita, muy recomendable.Comida.

La comida en Tailandia es muy buena, pero que quede claro, aquí todo lleva picante, si además se le dice que uno la quiere con picante, corre el riesgo de no poderla comer. La pastelería es bastante variada, y tiene muchas pastas de hoja de barquillo y merengue, todo un paladar. Recomiendo a los más osados que prueben los insectos que se venden en los puestos callejeros, algo que este servidor hizo, y de lo que tengo una grata experiencia. Tienen sabor a gambas, ya que te los sirven fritos, solo hay que tener dos precauciones, la primera cuando comes escarabajos con alas (de lo más sabroso), quitarles las alas, ya que el sabor de estas es malo e incomodo de poder masticar y tragar, al igual que con las patas de los saltamontes y escorpiones, solo se debe de comer la parte que pega al cuerpo, ya que el final de estas, se mete entre los dientes, y luego cuesta de sacar. Ocio.

En Bangkok se tiene una diversidad de ocio que va desde los bares con música en directo y putas, a bares con música en directo y putas, pasando a bares con tan solo putas. A este servidor, fiel defensor siempre del oficio más antiguo del mundo, y que fui a ver por fin en compañía de un catalán, mi hermana y Maruxiña los bares Q, ya contado en la crónica de Saigón. En un principio le suscitaba curiosidad, el ver en las calles de Sukumbit y de Silom la marabunta de todo tipo de comercio carnal que abundaba, incluso en Nana plaza, algo parecido a un centro comercial de prostitución, y prostíbulos de 10 pisos de alto.

Lo que ocurre, es que cuando te encuentras en la ciudad por más de tres días, tienes que convivir con todo tipo de depravados, y ves en la misma calle escenas que harían vomitar a cualquier persona que tenga un mínimo de conciencia. Ves como la necesidad de las personas las obliga a realizar cosas de las que otros se aprovechan, y que detrás de cada persona que se prostituye hay una historia de dolor y desesperación.

Por lo que al poco tiempo de estar en esta ciudad, decidí no salir por las noches, para evitar el terminar en alguna disputa con algún putero sin conciencia. Deportes.- El deporte nacional es sin duda el Taiboxing, y en la ciudad abundan gimnasios donde se practica este deporte, e incluso hay muchos extranjeros que lo dejan todo, para venir a este país a practicar este deporte por un año.Yo tuve la suerte de conocer a un chileno, que me explicó todo sobre este deporte, y me invitó a su gimnasio para hacer fotos, toda una buena experiencia.

Asistir a los combates, es algo más peliagudo, ya que lo primero es que combaten también niños, por lo que no es muy agradable de ver, y lo segundo que las buenas entradas cuestan  50 euros, por lo que aconsejo que si se va a viajar al norte, a Changmai, se vean allí, que cuesta una cuarta parte.Sanidad.- Tailandia cuenta con una extraordinaria sanidad privada, barata, y excelentes profesionales, hay clínicas de lujo, a donde vienen personas de todos los lugares del mundo a operarse de cirugía estética, y dentista.

Como prueba un servidor, los implantes que me he hecho en la boca, en España me salían tres veces más caros, por lo que depende de lo que te vayas a hacer te compensa el viajar a este país.Visitas obligadas en Bangkok.- Lo que más vale la pena de visitar en Bangkok, son dos templos que se encuentran en la ribera del río, y el palacio real. Como experiencia diré al que pretenda visitar el palacio (9 euros), que no se deje engañar por los numerosos guías falsos que hay en las diversas puertas de este. Id a la puerta principal, donde para entrar, si vas en bermudas y tirantes, dejas una fianza, para que te den ropa adecuada para su visita, y a la vuelta te devuelven el dinero al entregar la ropa.

Sinceramente para mí, es lo que más vale la pena de Bangkok, junto con la espectacular vista que tiene el templo de Wat Alum. Tailandeses.- Los tailandeses, son gentes muy amables, menos la mayoría de los taxistas, que siempre quieren engañarte. Sus mujeres son muy exóticas lo que no quiere decir guapas, sino diferentes. El problema de los tailandeses, y a esta conclusión he llegado junto con Ayen, un canario que vive en Bangkok desde hace casi un año y que ha sido mi cicerone por la ciudad,  y es que no les interesa aprender, y son bastantes cortos, es muy difícil que se interesen por mejorar sus vidas, simplemente creen fielmente que la ignorancia da la felicidad, algo que a veces yo también pienso.

La mayoría de construcciones, empresas inversiones, y servicios están en manos de corporaciones extranjeras.La mayoría es de religión budista, y esto se nota en cada momento que uno pasa con un tailandés, ya que siempre está haciendo reverencias a un altar ubicado en la calle, o comprando algún objeto religioso que le proteja y ayude en su día a día. Y hasta aquí llegan mis conocimientos sobre la cultura Tailandesa, algo que espero que se acrecente en mi próxima visita a este país que será a finales o una vez pasado el verano, y donde espero disfrutar mucho más que en esta ocasión, ya que el mes pasado en Bangkok, ha sido hasta el momento la peor experiencia vivida en mi viaje.

 

 

III, 2ª parte DE NUEVO EN LAOS

Entramos de nuevo en Laos desde Tailandia, en la mañana del 19 de Mayo, por la frontera de Chiang Khong, situada al noroeste del país, y donde hace de frontera natural el río Mekong.Nos acompañan Marcela y Martina, dos argentinas que hemos conocido en el autobús que nos llevaba a la frontera, se encuentran por dos meses, visitando el sudeste asiático. Cuando llegamos a Houei Xai, localidad, pequeña que da la bienvenida a Laos a la mayoría de los viajeros que visitan Laos desde Tailandia, vemos que este pequeño pueblo, vive precisamente de eso, de los viajeros que pasan de un lado a otro. Cogemos un barco que ya teníamos contratado desde Tailandia, que nos deja en Luang Prabang, y vamos navegando Mekong abajo, con primera etapa en Pak Beng.

El paisaje es sublime, a excepción de algún claro de selva que ha dejado la mano del hombre, para el cultivo de aldeanos, el resto es selva y pequeñas aldeas que salpican el recorrido del Mekong, a lo largo de Laos. Después de seis horas de camino, donde Maruxiña y yo continuamos cambiando impresiones del viaje de ella a España y donde ha quedado sorprendida de que Roberto, amigo de la infancia, se haya convertido en un taravitazoadicto, y al que emplazo como siempre a que deje comentarios en el blog.

Llegamos a Pak Beng, el amarradero, está repleto de trabajadores de los diversos Guest House, que hay en el pueblo, que ofertan sus estancias y comidas a todo el que pone pie en tierra firme.Después de escoger entre unas y otras ofertas, las argentinas y nosotros, decidimos ir a uno que se encuentra muy cerca del embarcadero, por 4 euros habitación doble, limpia con baño en el interior, Pak Beng Guest House, con un encargado muy amable, y solícito.

CURIOSA FORMA DE VIDA

Después de una buena ducha, desde el balcón del segundo piso, echando de menos un pitillo, llevo ya tres semanas sin fumar, observo como poco a poco el Monzón ya es una compañía diaria que acojo con agrado, pues es un descanso del intenso calor que reina a lo largo del día.Cuando Maruxiña termina de arreglarse, salimos a dar una vuelta al pueblo, y comprobamos que éste tiene unos 200 habitantes, posteriormente por información del encargado del hotel, los habitantes del pueblo en su mayoría, viven de los viajeros que hacen noche en los hoteles y comen en sus restaurantes, el resto vive de la tala de los bosques, la pesca en el río, y de los pocos frutos que recolectan del campo.Pak Beng, se encuentra casi en medio de la nada, y si no fuera porque desde hace poco tiempo, es el pueblo donde hay que hacer parada obligatoria, para ir desde la frontera con Tailandia hasta Luang Prabang, o viceversa, sería sólo una aldea como otras tantas que se encuentran en el precioso recorrido del río.

El paisaje que hay en el pueblo, es de los más hermosos que hasta el momento he disfrutado en Laos, ya que el Mekong serpentea, por su costado, mientras este asciende por las montanas y se introduce en la selva, haciendo que los cafés que se encuentran en el costado del rio, tengan unas vistas tales que el viajero quede tentado de quedarse un día más, solo para deleitarlas como se merecen con tranquilidad y sin prisas.

En la mañana siguiente, Maruxiña se encuentra con una indisposición estomacal, por lo que decidimos quedarnos un día más en lo que para mí es algo cercano al paraíso, y lo que para ella es más cercano al purgatorio, ya que el hotel carece de aire acondicionado, y el pueblo sufre cortes de electricidad de 8 horas.

SIN ELECTRICIDAD

Nos despedimos de Marcela y Martina, y quedamos en vernos en Luang Prabang, y me quedo en el restaurante del hotel, deleitando un magnifico desayuno, con la banda sonora de la tranquilidad de una aldea, la cual después de haberse sacudido a todos los viajeros que ya han partido, tal como si de un perro se sacude las pulgas, comienza a coger su ritmo cotidiano. El ir y venir de los trabajadores del río, el de los hoteles y restaurantes, reponiendo sus productos, para  que cuando lleguen en la tarde los barcos con turistas, esté todo en su sitio. El trasiego constante de los niños que van o vienen del colegio con sus uniformes, entrando en sus casas, y 1 minuto después salir sin ellos como si estos les dieran urticaria, para jugar con los amigos. Maruxiña por su parte, baja hasta el restaurante, para intentar ser acariciada por alguna brisa que corra por la calle, ya que el ventilador no funciona por falta de electricidad, la intento vanamente reconfortar, pero está claro que a excepción del aire acondicionado, o que se encontrara mejor, solo cabe esperar.

A la mañana siguiente, Maruxiña ya comienza a bromear conmigo, señal de que lo peor ha pasado, por lo que cogemos un barco de los que van a Luang Prabang, y comprobamos con alegría que el billete que llevábamos del día anterior, nos sirve, ya que en el barco tienen un descontrol bastante grande de los viajeros, y a los Laosianos todos los extranjeros les parecen iguales, por lo que todas las caras les suenan.

Llegamos a Luang Prabang sobre las cinco de la tarde, después de orientarnos, cogemos un Tuc Tuc, que nos deja en la puerta del hotel. Hemos elegido una guest house, en la que anteriormente estuvo mi hermana María. Su nombre es Rattana Guest House, se encuentra en una de las calles céntricas de la población, que va desde la calle principal al río, en Koksack St., N` 4/2, Ban What That, Luang Prabang, habitación doble, limpia, baño interior, aire acondicionado, wifi gratis, y una amabilidad exquisita la de la familia que lo regenta, todo por tan solo 8,92 euros la noche.

DE NUEVO EN EL MERCADO NOCTURNO

Después de asearnos, salimos a dar una vuelta, y comprobamos, que el mercado nocturno, es todas las noches, pero primero decidimos cenar.Estando en estas, escuchamos algo sobre españoles, y al levantar la cabeza, nos encontramos con nuestras amigas Marcela y Martina, las argentinas, que en esta ocasión vienen acompañadas de un chico chileno.Nos alegramos ambas partes del reencuentro, y decidimos cenar juntos, en una de las calles adyacentes al mercado, en la que sólo hay puestos de comida.

Después de la cena, salimos a ver el mercado, algo que como ya dije en la crónica anterior, vale mucho la pena, quizás es uno de los mercados artesanos más buenos que he visto en mi vida, y del que el visitante no debe de perderse su visita, si quiere llevarse un buen recuerdo de esta ciudad.

Posteriormente, marchamos a tomar una cerveza a uno de los pubs de esta localidad, de nombre ”Utopía”, y que vale la pena, ya que se encuentra justo en lo alto de una colina, rozando la ribera del río, y en el interior de un jardín. El entorno, y la compañía hace que estemos en el local hasta la hora de cierre, que no es muy tardía, en esta ciudad, la mayoría de locales cierra a las 23’30 h.

Quedamos todos a la mañana siguiente, a las cinco y media de la mañana, para despedirnos, y para ver la ceremonia diaria de los monjes, que en fila india, deambulan por las calles de la ciudad, para recibir comida por parte de sus gentes.A las cinco de la mañana, me levanto, y salgo de la habitación, donde Maruxiña se queda con la pena en el alma de que su Depor el año que viene, se las tendrá que jugar con mi querido Córdoba en segunda división.

Salgo a hurtadillas del hotel, intentando no despertar a sus empleados que aún duermen.

POESÍA PURA

En la calle, me encuentro la hora del día que más me gusta, esa en la que las farolas de la calle aun se disputan en duelo la hegemonía de la luz, contra los primeros rayos del sol, donde las gentes que andan por las calles, aún están pensando si están despiertos, o continúan deambulando por el mundo de Morfeo, donde las calles del mercado, poco a poco se van llenando de puestos, y productos, que en el día anterior fueron arrancados a la naturaleza, o no pudieron ser vendidos a última hora, donde el saborear un café a esas horas, puede llegar a confundir el sentimiento de placer con necesidad, donde todo está en silencio, y de vez en cuando, un sonido, una voz, un vehículo que pasa, anuncia que paulatinamente la ciudad va despertando.

LAS OFRENDAS A LOS MONJES

Me encuentro a varias personas, que tienen dispuestos ya en las aceras de las calles sus lugares, para que cuando los monjes pasen, puedan darles sus ofrendas, incluso me invitan a sentarme con ellos, y acompañarlos en su espera.Yo por mi parte deambulo por las calles de lo que es el mercado diurno, y contemplo como mero espectador, el trasiego que ya hay en estas calles, el montar puestos, y llenarlos de productos, y el ir y venir de los clientes más madrugadores.

Mientras, de las argentinas y el chileno, ni rastro, pienso para mí, que la tentación de una cama, se ha impuesto, al tener que abandonar el sueño placentero en el que se está justo antes de tener que despertar.

Cuando doblo una esquina, me encuentro con los monjes, que en silencio, van recorriendo las calles de la ciudad, y parándose en los lugares donde la gente los espera, les hace una reverencia, y les entregan desde arroz, a plátanos, caramelos, y todo aquello que se pueda comer, ya que es la única ayuda que reciben estos monjes, para poder continuar con su vida espiritual.

Posteriormente, recorro parte de la peregrinación con ellos, y compruebo que hay varios turistas, que se encuentran levantados, para inmortalizar esta ceremonia diaria, la cual se está convirtiendo en una atracción para turistas, e incluso me encuentro con alguno, ataviado con la ropa tradicional, y que también realiza esta ofrenda a los monjes.

Momento perfecto, para visitar los templos de la ciudad, que están vacíos de turistas y de la mayoría de los monjes, ya que todos se encuentran en la calle. Regreso al hotel un poco contrariado por lo vivido, y habiéndome despedido mentalmente de nuestros amigos, a los que les deseo buena suerte, y a los que ya les prometí que les haría una visita cuando me encontrara en Argentina.

EN LAS CASCADAS

Poco después Maruxiña y yo, salimos de nuevo del hotel, y decidimos, ver lo más interesante de los alrededores de la ciudad, sus cascadas. En el cruce de calles donde se encuentra la oficina postal, y la oficina de turismo, es donde se encuentran la parada de Tuc Tuc, para que a uno no le engañen, no debe tener jamás prisa por ir a este lugar, ya que la oferta de los conductores de estos vehículos, es amplia, pero no honesta.

Mi recomendación es hacer lo que hicimos nosotros, esperar sosegadamente en la parada a que se acercaran más turistas, y cuando ya teníamos el número completo para llenar un tuc tuc (8 ó 9 personas), entonces regatear el precio, el resultado es pasar de 90000 kips que nos pedían por persona a 25000 kips (2,15 euros al cambio actual).Las cascadas se encuentran a 30 kilómetros de la ciudad, se tarda aproximadamente 40 minutos en llegar, una vez en el parquin de éstas, el conductor espera a las personas de dos a tres horas, tiempo más que suficiente, para visitarlas, junto a una reserva de osos, y otra de tigres, ésta ultima tiene una entrada aparte de la de las cascadas. Pagamos los 1,80 euros de la entrada, y en primer lugar visitamos la reserva de osos negros de Laos, que son recogidos y rescatados del comercio ilegal, y es una especie en vías de extinción.

En este lugar se les cuida y se les intenta reinsertar de nuevo en su hábitat.Posteriormente, accedemos a un conjunto de 8 cascadas en total, en cuyos pies se conforman lagos de aguas cristalinas, y donde el visitante se puede relajar y refrescar tomando un baño. Permanecemos en el lugar hasta poco antes de irnos, ya que es un entorno idílico en mitad de la selva, y estos momentos hay que degustarlos con toda la tranquilidad que se merece.

Finalizada la visita y casi el día, volvemos en el tuc tuc a la ciudad, acompañados de dos coreanos, que entre el traqueteo del vehículo, y los constantes vaivenes que tiene que realizar el conductor para sortear los numerosos baches, son capaces de dormir haciendo equilibrios, algo que a Maruxiña y a mí nos entretiene en todo el trayecto de regreso.

Una vez en la ciudad, y después de una ducha, salimos a comprar los billetes para ir a Phonsavan, nos sorprendemos cuando a la hora de reservar, comprobamos que una furgoneta van (10euros), sale más económico que el autobús (10,5 euros), por lo que nos decantamos por el primer transporte.Luego recorremos por última vez las calles de esta localidad, su mercado nocturno, el trasiego de sus vendedores, y de los puestos de comida y batidos, mañana salimos temprano, y poco tiempo tenemos de hacer nada más, solo despedirnos de esta preciosa y tranquila ciudad, patrimonio de la Unesco.

EN PHOSAVANH

Por la mañana, después de un desayuno, salimos hacia la estación de autobuses, donde cogemos un mini van, que nos lleva hacia Phonsavanh, la distancia es de 250 km. y tardamos unas 7 horas. El transporte va al completo, con 11 personas incluyendo el conductor, lo que hace que vayamos un poco apretados, pero es mucho más rápido que el viajar en autobús.Una vez que llegamos a la ciudad, escogemos el hotel que ya habíamos tenido con anterioridad, en mi opinión el más rentable de toda la ciudad, se llama White Orchid Guest House.

Esta situado en frente de la estación de mini van, en la ciudad, hay tres estaciones, dos de bus y una de mini van, dejo el teléfono al carecer de dirección (85661)312403, si llamas te recogen del aeropuerto o desde las estaciones de bus, el precio va desde 7,5 euros la habitación económica (la que nosotros escogimos), a 12,5 la suite, y lo más importante el desayuno está incluido, por lo que el ahorro es importante.

Descansamos ese día en la ciudad, y preparamos lo que será el día siguiente, visita a los lugares más interesantes.Al haber estado ya en la ciudad con anterioridad, hace que seamos perros viejos en esto, por lo que realizamos la visita a los lugares de la forma más rentable, y cómoda, esto es, dejando a un  lado las numerosas ofertas de los guías que se ofrecen por las agencias y por las calles. Siendo la opción más barata de estas, la de 15 euros por persona la visita guiada al yacimiento numero 1 de las jarras (el que más jarras tiene y el más cercano a la ciudad), y posterior copa de whisky de Laos.

CUIDADO CON LAS BOMBAS

Nosotros decidimos lo que a posteriori resulta lo mejor, alquilar una moto por 6,3 euros, ir primero a sacar el billete de autobús a la estación, para ese mismo día por la noche marchar a Vientiane (11,8 euros), ya que Phonsavanh se puede visitar en un solo día, y esto hace que nos ahorremos cada uno 4,5 euros por billete, continuar y ver el yacimiento de las jarras número 1, y luego explorar los alrededores de la ciudad, y alguna aldea adyacente.

 

Cuando llegamos al yacimiento, nos recibe a la entrada un cartel informativo, el cual nos alerta que no nos salgamos del camino marcado, ya que corremos peligro de encontrarnos con alguna bomba que no estalló. No en vano Laos es el país más bombardeado de toda la historia, y esto se hace patente al ver en la ciudad una oficina que se dedica a desactivar los artefactos encontrados, y de los numerosos todo terreno que llevan el slogan en sus puertas que se dedican a esto.

Pero aun hoy en día el 40 % de las víctimas son niños que jugando encuentra estos artefactos, e intentan jugar con ellos.Cuando accedemos a la llanura, vemos como en pequeños grupos de 20 a 30, se encuentran las jarras. Estas como bien dije en la primera crónica de Laos, se calculan que tienen unos 2.000 años, y actualmente hay varias teorías, ninguna demostrada de la función de las mismas, sarcófagos, silos de alimentos, o como vasijas para fermentar vino de arroz, sea como fuere, es muy curiosa cuando menos la visita a estas llanuras.

Finalizada la visita, nos dirigimos a visitar las aldeas cercanas, y comprobamos una vez más lo pobre que es este país, y las condiciones de vida de sus habitantes, el 80 % de sus habitantes, viven en pueblos y aldeas, pero lo que sí me sorprende  sobremanera, es que a pesar de sus casas de tablones de madera y techos de lata, lo que no falta en ninguna casa es una gran antena parabólica, que les tenga conectados al mundo. En el camino, también comprobamos en primera persona, dos hechos, el primero el transporte de grandes árboles talados, con destino a los países cercanos, y el segundo, la desactivación de un artefacto explosivo, de la que huimos por si las moscas.

BOMBAS POR CUCHARAS

Continuamos en dirección a Muang Khoun, pequeña población que se encuentra a 30 kilómetros de Phonsavanh, y antigua capital de Xieng Khuang, intensamente bombardeada en la segunda guerra de Indochina, de la que no queda nada antiguo en pie, ya que el palacio está en ruinas, y a la que hemos decidido ir a comer, y para alejarnos un poco de la zona turística, para saborear la vida cotidiana de los laosianos.

Llegamos a la población, en la que sus habitantes ya nos reciben con curiosidad, sobre todo lo que hacemos o decimos, es obvio que a esta pequeña población no llegan demasiados turistas.Comemos en uno de los restaurantes, un estofado típico de laos con cerdo y vegetales, y el arroz que más me gusta, es el típico de este país, semi cocido al vapor en cestos de bambú, y algo más duro que el resto de arroces. La manera en que los laosianos lo comen es con las manos haciendo bolas, y mojándolo en las distintas salsas y acompañamientos.

Finalizada la comida, y ante la proximidad de la visita diaria del monzón, pero de una manera más recia que de costumbre, regresamos a Phonsavanh, para tomar café.Lo hacemos justo a tiempo, y como habíamos predicho, el cielo se abre y deja caer toda el agua que hay en sus cúmulos. Paramos en un local que curiosamente se llama cráter, se encuentra justo en frente de la oficina de información al visitante sobre los artefactos que aun se encuentran sin explotar en el lugar.

Además, en la terraza del local se encuentran varios artefactos de gran tamaño desactivados, de los pocos que se han salvado de su reciclaje en cucharas que es a los que se destinan todos los que pueden ser desactivados.

Además de este atractivo, el local cuenta con una buena carta de comida, y con wifi gratis, como reseña de su ubicación, decir que está en la calle principal de la población, cerca de la oficina de correos.

MUSICA ALTA Y MUCHO FRÍO

Pasada la tarde, nos dirigimos a la estación de autobuses, con la suficiente antelación como para ver el trasiego de viajeros, mercancías y vehículos del lugar. Contemplamos, como bajan una moto del portaequipajes de un autobús, el quehacer diario de las gentes que tiene sus negocios al lado de  la estación, y que en el autobús que viajamos sólo hay una pareja más de extranjeros, por lo que deducimos, que viajaremos de manera diferente.

Al iniciar el trayecto, ya comprobamos que el autobús (VIP), es de primera, porque te dan una botella pequeña de agua, el aire acondicionado, hace pensar que estamos en lo más crudo del invierno castellano, y el volumen de la música en una discoteca de Ibiza.El autobús cada hora y media para en mitad de la carretera, para que sus pasajeros vayan al servicio, o lo que es lo mismo la cuneta de la carretera, que es poblada a cada parada por una marabunta de mujeres y hombres que evacuan líquidos unos al lado de los otros, sin pudor alguno.

Once horas después llegamos a Vientiane, algo cansados, ya que ha sido casi imposible el dormir en el transporte, debido a que ni el aire acondicionado ni la música ha disminuido su potencia, ni aunque en reiteradas ocasiones se le haya insinuado al encargado de estos dos extras. Pero lo que es muy contradictorio, es la cara de felicidad, que el resto de viajeros Laosianos tienen por ir con el frío y la música alta como compañeros de viaje.

ADIÓS CASCOS

Llegamos por fin a nuestro hotel en Vientiane, para recoger nuestra moto, con nuestros cascos, donde nos encontramos con una pequeña sorpresa, uno de los empleados se ha marchado con el dinero de la recaudación de una semana. El dueño del hotel, un poco avergonzado, se disculpa, y se ofrece a compensarnos por la pérdida de los cascos.

Nos ofrece 20 euros por cada uno, por lo que se merece que su hotel sea reseñado en esta crónica, Hotel Mixok, telf. 021251606, habitaciones dobles por 8 euros con ventilador y 11 con aire acondicionado. Pero no sería  objetivo, si no os dijera, que justo en la esquina de enfrente, se encuentra el hotel Paradiso, con el mismo precio de habitaciones, y con el desayuno incluido.

Los 20 euros que nos ha dado por casco robado se traducen a dos cascos bastante peores de los que adquirimos, ya que en Laos las cosas son más caras que en Vietnam. Pero nos conformamos, ya que en absoluto son responsables de lo que ha sucedido. Esto nos da también la oportunidad de conocer el mercado de día de la ciudad, algo que el visitante no debe de dejar de visitar. El mercado está dividido en dos, uno más moderno, donde se encuentra los artículos textiles, telefonía móvil y una casa de cambio, pero lo verdaderamente interesante es la parte antigua, ya que el viajero puede encontrar antigüedades y otros artículos que se venden por nuevos, y en nuestro país, serian obsoletos, como transformadores de electricidad de 125w a 220w, radios no digitales, e incluso radiocasetes de cintas, toda una experiencia y un salto atrás en el tiempo.

Al día siguiente continuamos camino hacia el sur, por lo que esta jornada, la última en la capital, ha sido de descanso y avituallamiento.Creo que Vientiane es la única capital de un país, que echaré de menos, ya que es como un pueblo pequeño, con tranquilas y limpias avenidas, con un arco del triunfo, construido con el cemento dejado por japoneses durante la invasión en la segunda guerra mundial, y que en un principio estaba destinado a construir una pista de aterrizaje en el aeropuerto, fiel reflejo esto del carácter de los laosianos.

Vientiane es una pequeña ciudad donde se puede encontrar de todo, con magníficos templos, y una gran curiosidad, que siempre me ha llamado la atención, creo que es la única o de las pocas capitales del mundo que hace frontera con otro país.

Sea como fuere, siempre echaré de menos a esta tranquila y apacible ciudad, donde la primera vez que llegué, me dejó boquiabierto, la segunda, disfruté de un magnifico atardecer en compañía de un buen amigo, y mi compañera de viaje, la tercera vez disfrute de uno de los mejore finales de año que he tenido en mi vida, y esta última, siendo siempre fiel a mis despedidas de manera efímera y exenta de sentimentalismos.

Hasta siempre Vientiane.

Por la mañana, proseguimos camino, Van Morrison suena en mi mp3 con sus mejores versos, y hace que olvide toda nostalgia que pueda albergar en la despedida de Vientiane.  Viajo de nuevo en mi moto, haciendo que disfrute cada kilómetro de la carretera semi desierta, que nos lleva a nuestro próximo destino que se encuentra a 150 km. y de nombre Paksan.Como ya es habitual, las carreteras principales de Laos, están muy bien asfaltadas, y con poco tráfico, lo que hace que se disfrute enormemente el viaje.

Llegamos a Paksan en tres horas, habiendo parado a tomar un refrigerio, y a repostar combustible. Esta ciudad, en sí no tiene nada, ya que es sólo una ciudad de paso, es el tramo más cercano entre Vietnam y Tailandia, lo que la hace ser punto estratégico de comercio, pero no de turismo. Nosotros pensamos lo de siempre, que ya somos expertos, en arrancarle a esos lugares que no tiene a primera vista nada que ofrecer al visitante ese secreto que todos los lugares guardan, y que todos tienen, peros sólo perceptibles a aquellos que se empecinan en buscarlo.

BUENA GENTE

Nos alojamos casualmente en un hotel, que ha sido construido con fondos vietnamitas, de nombre Monnyshokxay (8,9 euros habitación doble con baño interior, AA., wifi, y aparcamiento),  se encuentra casi a la salida del pueblo, y a primera vista nos trae recuerdos de Vietnam, ya que ofrece Pho, y Com (sopa y arroz vietnamita), pero que luego comprobamos que es un puticlub, donde viven putas y chaperos vietnamitas, algo que en absoluto nos incomoda a ninguno de los dos.Por la tarde salimos a explorar el pueblo, y es lo que hasta ahora hemos constatado siempre, y es que los lugares exentos de turistas, puede ser que no ofrezcan unos maravillosos paisajes, o monumentos, pero sin embargo, tienen un magnifico tesoro que ofrecer, sus gentes.

Paramos en una terraza, junto al Mekong, donde la dueña nos recibe con alegría, y nos ofrece una mesa con vistas a Tailandia. Un poco más atrás confluye el río Nam San con el Mekong, y en la confluencia hay varios restaurantes, de buena comida, y que harán las delicias del viajero.

Posteriormente continuamos con la inspección a la zona, viendo la vida cotidiana de sus gentes, el juego de los niños en las calles, la llegada de los hombres del trabajo a sus casas, siendo recibidos por sus hijos, un partido de fútbol en un campo con hierba, pero con jugadores sin botas. No tardamos en hacer amistad en el mercado con un chico que se nos acerca a entablar conversación, su nombre es Viengxay. Es estudiante de inglés, y tiene pretensiones de estudiar filología inglesa, el problema, es que para ahorrar 150 euros, que es lo que le vale un año en la universidad, debe de trabajar dos años en el puesto que tiene en el mercado del pueblo.

Quedamos con él a cenar, ya que nos parece un buen chico, y con un inglés lo suficientemente bueno, como para que podamos tener una buena conversación. A las ocho de la tarde, entramos en uno de los restaurantes que se encuentra en la confluencia de los ríos, y Viengxay, pide Sopa de pescado del Mekong, pescado con verduras salteadas, y arroz frito, todo ello delicioso, algo que ya constatamos anteriormente, que la comida de Laos, es mucho más buena que la de los demás países visitados hasta el momento.

Bajo la luz de los farolillos, y como acompañantes el Mekong, Laos y Tailandia, pasamos una velada muy enriquecedora, en la que nuestro invitado, nos cuenta alguna de las costumbres de su país. Nos sorprendemos cuando nos explica que las chicas en Laos, deben de llevar la falda tradicional cuando van a trabajar a una oficina, al templo, o entran en algún edificio gubernamental, ya que lo contrario está muy mal visto.

También nos sorprende cuando nos dice que la capital Vientiane, no le gusta demasiado, porque es muy grande, tiene demasiada gente, y es ruidosa, que él prefiere ir a pescar tranquilamente, y disfrutar de la vida en el campo.

Finalizada la velada, nos despedimos de nuestro amigo, y marchamos al hotel. Al día siguiente continuamos camino, acompañando al Mekong que 500 kilómetros más abajo se introduce en tierras camboyanas, algo que será la tónica que marcara la próxima semana. Tendremos como acompañantes al oeste el Mekong y Tailandia, al este las montañas y junglas más salvajes de Laos, a nuestras espaldas, el norte del país y la pequeña Vientiane, y al sur la dirección a la que nos dirigimos, lugares que aún nos quedan por conocer, pero que sin duda estos dos viajeros intentaran explorar, y llevarlos a casa de todos aquellos que decidan leernos.

 

5 comentarios en «Laos (I)»

  1. Hola:
    Pues si,esta cronica es bastante larga y como la voy leyendo a ratos en el trabajo,tardé un poco mas en leerla.Laos por lo que contais debe ser maravilloso y parece mentira que en una conversacion tan lejos os acordarais de mi,un humilde taravitazoadicto.
    Bueno seguid escribiendo asi que me teneis enganchado,aprendi un monton de Vietnam y ahora me teneis que enseñar Laos.
    Un abrazo para los dos,por cierto Antonio ya le dije a Ana que si vienes por Coruña me gustria conocerte.
    ahhhh y cuando vengas el Depor ya estará otra vez en primera.

  2. Hola Antonio y Maruxiña,
    qué crónica más intensa!! Me ha gustado recordar los sitios visitados leyendo tu crónica y viendo las fotos. Estoy deseando que cuelgues algo del sur de Laos y de Camboya. No te hagas de rogar mucho.
    Besos

  3. Claro que ascenderá el Dépor en el 2012 la duda ofende y en el 2013 hará triplete jajaja. Peeerooo la crisis en España va pa largo así q escapar y comprar una casita a pie de playa en una islita remota de un lugar tropical que así la heredo yo jajaja.

    Soy Antonio, lo que no te ha dicho tu hija es que ascendera en el 2012, del año muslman, y estan ahora por el 1433 jeje.

    En fin gracias de nuevo a todos por los comentarios que dejais, a Pablo que es el primero que hace, y tambien gallego y buena gente de Ferrol, a mi prima, una incondicional, y a los padres de Maruxiña, y haber si los mios toman ejemplo, que mi hermano me sorprende gratamente cada semana aportando su granito de arena.
    La proxima cronica, sera para mediados de la seman que viene, por dlo que espero que os de suficiente tiempo para leer esta ultima, que ha sido la mas larga hasta ahora.
    Un abrazo a todos los taravitazos.

  4. Hola loquillos, acabamos de leer la crónica de Antonio, por cierto bastante extensa, quizás por espaciarla tanto en el tiempo, nos gustó mucho, pero echamos en falta mas fotografías de las «Jarras», estábamos intrigados y nos imaginábamos otra cosa.
    Por lo que relatas de Bangkok, no te ha gustado nada el ambiente, pero en este mundo hay de todo y no siempre bueno.
    Cambiando de tema, ¿Como van esas futuras muelas? ¿Como se te ocurrió hacer el tatuaje sin significado ?.
    Tambien nos podeis resolver algunas dudas sobre lo que sucederá proximamente, ya que vosotros ya estais en el año 2544 y nos llevais mucha ventaja, ¿Ascenderá el Deportivo este año? Por favor, contéstame a esto ya que si no asciende nos damos de baja de socios este año.
    Observando las fotografías me doy cuenta que en esos paises entienden mucho de futbol, ya que son del Barxa, lo digo por las camisetas que llevan puestas.

    Biquiños «MAI PEN RAI «

  5. Hola Lolailo total y absoluto,me alegro volver a tener tus crónicas.Me está gustando mucho Laos,sus paisajes y sus gentes.Ya tienes otra vez tu querida moto que te permite viajar más a tu aire.Sigue enseñándonos todo lo que veas pero no te tomes las crónicas como una obligación,escribe cuando te apetezca y así no perderás tu frescura a la hora de escribir.Recuerda que es el viaje de tu vida y nada te lo puede empañar.Los taravitazoadictos somos comprensivos y no te vamos a exigir nada.Besos y «visca el Barsa».

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